Un estudio global de cerámicas y adornos aporta luz sobre el proceso de neolitización en el Mediterráneo occidental

La diversidad de cerámicas (A) y adornos (B) expresan dos geografías culturales diferentes/Rigaud et al. 2018.

Un equipo de investigadores del Centro Nacional para la Investigación Científica de Francia (CNRS, por sus siglas en francés), la Universidad de Burdeos, la Universidad de Toulouse Jean Jaurès y la Universidad de Valladolid (UVa) ha realizado un estudio global a partir del análisis estadístico de cerámicas y adornos neolíticos para profundizar en el conocimiento del proceso de neolitización en el Mediterráneo occidental.

 

Ambos objetos de análisis, cerámicas y adornos, expresan diferentes grados de interacción cultural que pueden haber facilitado la rápida y exitosa expansión de las primeras sociedades agrícolas en esta región, un proceso que tuvo lugar en apenas 300-400 años.

 

Como explica a DiCYT el investigador del Departamento de Prehistoria de la UVa Iñigo García-Martínez  de Lagrán (izquierda), "El Neolítico es un proceso de expansión no sólo de elementos materiales sino de nuevas tecnologías, como la agricultura y la ganadería, y aún más, de toda una nueva visión del mundo y de relación con la naturaleza”.

 

Aunque el proceso de neolitización del Mediterráneo occidental está relativamente claro en la actualidad, existen ciertas “lagunas” en los momentos iniciales, hace aproximadamente entre 7.800 y 7.300 años, en que los datos arqueológicos no son muy abundantes.

 

Por ello, el objetivo principal del trabajo, publicado en la revista PLOS One, ha sido profundizar en esa rápida expansión y en las interacciones entre las distintas comunidades, los grupos neolíticos colonos y las comunidades locales mesolíticas. “Se ha buscado, por un lado, definir las características principales de la neolitización a gran escala, en amplios territorios y entre grandes conjuntos arqueológicos y, por otro, caracterizar la microescala de este proceso, detallando las interacciones entre los grupos y su relación evolutiva, a partir del potencial interpretativo que nos ofrecen las cerámicas y los adornos”, precisa el investigador de la UVa.

 

Tanto las cerámicas como los adornos presentan dos grandes ventajas respecto a otros elementos arqueológicos. En primer lugar, son muy abundantes en el registro del Neolítico antiguo y de la Prehistoria reciente en general, especialmente la cerámica. Además, se conservan muy bien y presentan una gran cantidad de variables de estudio, como la tipometría, la tipología o la decoración. De su análisis, se pueden extraer gran cantidad de datos y de interpretaciones. De hecho, estudios previos tanto arqueológicos como etnográficos han demostrado su enorme potencial a la hora de establecer y definir grupos culturales y procesos de relación y evolución entre ellos a lo largo del espacio y del tiempo.

 

“Estos dos elementos nos permiten estudiar dos realidades distintas pero complementarias del proceso de neolitización, por un lado, una tecnología novedosa que llega al territorio desde otras zonas, como la cerámica, y, por otro, los adornos personales, que contaban con una tradición antigua en las comunidades locales de cazadores-recolectores y en las colonas neolíticas”, detalla.

 

El estudio realiza interesantes aportaciones. "En el caso de la cerámica, varió más a lo largo del espacio y del tiempo, lo que indica que la circulación y el préstamo de sus rasgos culturales y simbólicos ocurrieron a nivel local, tal vez, con el objetivo de reforzar la identidad grupal”.

Las características de los adornos personales, en cambio, no circularon ni se intercambiaron tanto. “La tradición ornamental fue mucho más conservadora que la cerámica, muy probablemente debido a que no era una tecnología novedosa para los grupos implicados. Los valores simbólicos e incluso personales de los adornos se mantuvieron, con unos reajustes culturales distintos en ambos elementos”, resume el experto.

 

No obstante, “el estudio conjunto de estas diferencias muestra un proceso mucho más variado y complejo en el que debemos analizar cada elemento arqueológico individualmente pero interpretarlo en un marco global”, agrega.

El estudio, también ha permitido comprobar que las unidades arqueológicas, los grupos o comunidades que los prehistoriadores definen a partir de los restos de las excavaciones para realizar los estudios, tienen validez.

Cerámicas recuperadas de la cueva de Els Trocs, en la alta Ribagorza (Huesca). FOTO: Manuel Rojo Guerra.

Primera aportación de un proyecto amplio

“Los estudios globales no son muy abundantes en la investigación, y es imposible saber cómo llega el Neolítico a la Meseta sin conocer cómo lo hace al valle del Ebro o a la zona mediterránea, y hasta allí desde el sur de Francia o el Norte de África, etc. Tal vez este sea uno de los puntos más destacables de nuestro trabajo”, asegura el investigador de la UVa.

 

Por otro lado, el hecho de que "los estudios desarrollados por diferentes equipos investigadores tengan una metodología similar que permita su comparación y estudio conjunto, tiene un gran valor científico porque no es una situación muy frecuente”.

 

El estudio surge en 2013 en el marco de la estancia posdoctoral de García en el CNRS y la Universidad de Toulouse Jean Jaurès, bajo la supervisión de la doctora Claire Manen. A través de un proyecto para investigar la implantación del Neolíti..., se integró la doctora Solagne Rigaud, especializada en los adornos personales de ese mismo periodo. En ese momento surge la idea de combinar el estudio de las cerámicas del Neolítico antiguo en el sur de Francia, en el alto valle del Ebro y la Meseta norte en España y los adornos personales, ampliando el territorio mediante colaboraciones con investigadores de las universidades de Valencia o País Vasco.

 

De este modo, el trabajo publicado en PLOS One es solo la primera aportación de un proyecto más amplio que pretende integrar el estudio de las colecciones cerámicas y de otros elementos arqueológicos del Mediterráneo occidental. Este será el principal objetivo de investigación de García durante los dos próximos años, en los que estará vinculado a la Universidad de Valladolid con un contrato de investigación Juan de la Cierva, bajo la dirección del catedrático de Prehistoria de la UVa, Manuel A. Rojo Guerra.

Fuente: dicyt.com | 16 de mayo de 2018

 

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