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Un gen implicado en afectar el habla y el lenguaje, FOXP2, se ha venido presentando como un ejemplo de "libro de texto" de selección positiva, como un rasgo específico del ser humano. Pero en un artículo publicado en la revista Cell el pasado 2 de agosto, un equipo de investigadores cuestionan este hallazgo. Su análisis de los datos genéticos, de una muestra diversa de personas modernas y neandertales, no vio evidencia de una reciente selección específica en humanos del gen FOXP2 y cuestiona la historia de cómo los humanos adquirieron el lenguaje.
En un artículo publicado en 2002 se afirmaba que hubo un barrido selectivo relativamente reciente en la historia evolutiva humana que podría explicar en gran parte nuestras habilidades lingüísticas e incluso ayudar a comprender cómo los humanos modernos pudieron florecer tan rápidamente en África en los últimos 100.000-50.000 años, comenta una de las autoras, Brenna Henn (izquierda), genetista de poblaciones en la Stony Brook University y UC Davis. Henn ha estado muy interesada en la datación de las mutaciones y barrido selectivo de este gen. Ella ha querido volver a analizar FOXP2 con conjuntos de datos más grandes y diversos, especialmente en más poblaciones africanas.
Ahora hay más información genética disponible
Henn dice que cuando se realizó el trabajo original de 2002, los investigadores no tuvieron acceso a la tecnología de secuenciación moderna que ahora proporciona datos sobre genomas completos, por lo que solo analizaron una pequeña fracción del gen FOXP2 en aproximadamente 20 individuos, en su mayoría de ascendencia euroasiática.
"Queríamos comprobar si su hipótesis se mantenía en pie contra un conjunto de datos más amplio y diverso que controle más explícitamente la demografía humana", dijo.
FOXP2 se expresa significativamente durante el desarrollo del cerebro y regula algunos movimientos musculares que ayudan en la producción del lenguaje. Cuando el gen no se expresa, causa una afección llamada alteración específica del lenguaje, en la cual las personas pueden realizar normalmente pruebas cognitivas pero no pueden producir un lenguaje hablado. También se ha demostrado que FOXP2 regula los comportamientos del lenguaje en ratones y pájaros cantores.
"En los últimos cinco años, varios genomas arcaicos de homínidos han sido secuenciados, y FOXP2 fue uno de los primeros genes examinados, dado que es tan importante y supuestamente específico para los humanos", dijo la primera autora, Elizabeth Atkinson (derecha), de la Stony Brook University, y del Broad Institute of Harvard, MIT. "Pero los nuevos datos obtenidos arrojan un problema en el marco temporal del documento de 2002, y es que resulta que las mutaciones de FOXP2, que pensamos que son específicas de un ser humano, no lo son", añade.
Atkinson y sus colegas reunieron la mayoría de los datos públicos disponibles de diversos genomas humanos, tanto modernos como arcaicos, y analizaron exhaustivamente el gen FOXP2 comparándolo con la información genética disponible a fin de comprender mejor el contexto de su evolución. A pesar de intentar una serie de diferentes pruebas estadísticas, no pudieron replicar la idea de que había ocurrido alguna selección positiva reciente en la evolución humana con el gen FOXP2.
Los investigadores esperan que este nuevo trabajo sirva como modelo para otros genetistas de poblaciones que quieran llevar a cabo proyectos similares sobre la historia evolutiva humana.
"Estamos interesados en descifrar, a nivel genético, qué es lo que nos hace humanos", declara Henn. "Este documento muestra cuán importante es utilizar un conjunto diverso de individuos para estudiar la evolución de todos nosotros como especie. Hay un sesgo eurocéntrico severo en muchos estudios médicos y otras investigaciones, pero disponemos del impulso científico para enfatizar la diversidad e incluirla en la recopilación de datos, pues produce resultados más precisos de un modo claro".
Sin embargo, Simon Fisher (izquierda), director del Instituto Max Planck de Psicolingüística en Nijmegen, Países Bajos, y coautor del estudio de 2002, declara en Scientific American que "Aunque no haya habido una evolución reciente de FOXP2, todavía hay muchas pruebas de que este gen está involucrado en el lenguaje".
Las mutaciones en FOXP2 causan trastornos del lenguaje en humanos, y en ratones el gen es importante para las vocalizaciones y el movimiento, ambas funciones son cruciales para el habla humana. El lenguaje es complicado, y nunca se explicará por una sola mutación en humanos modernos, agrega Fisher. "Necesitamos abarcar aspectos más complejos que involucren cambios de genes múltiples. En ese sentido, FOXP2 solo sería una pieza más de un rompecabezas enrevesado".
Fuentes: University of California, Davis | Scientific American | 2 de agosto de 2018 (Traducción de G.C.C. para Terrae Antiqvae).
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