Un equipo de arqueólogos descubre las edificaciones de cabañas más antiguas de Jordania

Delimitadas por lineas amarillas segmentadas las dos estructuras habitacionales correspondientes al periodo Epipaleolítico temprano, las cuales inlcuyen (a) un alijo de cuernos de gacela y urus quemados en el borde de la Estructura 2, (B) una gran piedra asociada con tres alijos de ocre rojo y conchas marinas perforadas, y (C) vértebras lumbares de un Bos primigenius y los fragmentos de los cimientos de la cabaña. Foto: PLoS One

 
Vía: University of Cambridge| 18 de febrero de 2012 (Traducción: G.C.C. para Terrae Antiqvae)

 
Arqueólogos que trabajan en el este de Jordania han anunciado el descubrimiento de estructuras de cabañas de 20.000 años de antigüedad, las más antiguas encontradas hasta el momento en el reino jordano. El hallazgo sugiere que el área fue una vez intensamente ocupada y que los orígenes de la arquitectura en la región se remontan a veinte mil años atrás, antes de la aparición de la agricultura.

 
La investigación, publicada el 15 de febrero de 2012 en PLoS One por un equipo conjunto británico, danés, estadounidense y jordano, describe las chozas que los cazadores-recolectores utilizaban como residencias a largo plazo, y sugiere que muchos de los comportamientos que se han asociado con culturas y comunidades posteriores, tales como un creciente apego a un lugar y una red social de gran alcance, existían ya 10.000 años atrás.

 

Mapa de la cuenca Azraq con la ubicación de Kharaneh IV en relación con otros yacimientos del periodo Epipaleolítico.

 

 

 A) Una vista del yacimiento en dirección norte, hacia Qasr Jaraneh, al  fondo, y que muestra el montículo prehistórico, ya que se eleva por encima de la terraza de la rambla. B) Una vista aérea del lugar poco después de las excavaciones en 2008 (foto cortesía de Rubén I.).

Las excavaciones en el yacimiento de Kharaneh IV han proporcionado a los arqueólogos una nueva perspectiva sobre cómo los seres humanos vivieron hace 20.000 años. Aunque la zona es crudamente seca y árida hoy en día, durante la última Edad de Hielo los desiertos de Jordania eran florecientes, con ríos, arroyos y estanques y lagunas estacionales, los cuales proporcionaban un fértil medio ambiente a los cazadores-recolectores para establecerse.

 

"Lo que apreciamos en el yacimiento de Kharaneh IV, en el desierto de Jordania, es una enorme concentración de gentes en un solo lugar", explicó el Dr. Jay T. Stock (izquierda) del Departamento de Arqueología y Antropología de la Universidad de Cambridge y co-autor del artículo.

 

"La gente vivió aquí durante considerables períodos de tiempo, cuando estas cabañas fueron construidas. Ellos intercambiaban objetos con otros grupos de la región, e incluso enterraban a sus muertos en el lugar. Estas actividades preceden a los asentamientos asociados con la aparición de la agricultura, la cual reemplazó posteriormente a la caza y a la recolección. En Kharaneh IV hemos podido documentar un comportamiento similar en un total de 10.000 años, antes de que la agricultura apareciera en escena".

 
El equipo de arqueólogos, que fueron financiados por una subvención del Consejo de Investigación de Artes y Humanidades del Reino Unido, pasó tres temporadas excavando el yacimiento al aire libre, de gran tamaño, abarcando dos hectáreas. Recuperaron cientos de miles de herramientas de piedra, huesos de animales y otros hallazgos en Kharaneh IV, los cuales aparecen hoy como poco más que un montículo de 3 metros de altura elevándose por encima del paisaje desértico.

 

Basándose en el tamaño y la densidad del lugar, los investigadores habían sospechado hace mucho tiempo que Kharaneh IV era frecuentado por un gran número de gentes durante largos períodos de tiempo; estos últimos hallazgos confirman ahora su teoría.

"Puede no parecer muy impresionante para el ojo inexperto, pero es uno de los más densos y más grandes yacimientos al aire libre del Paleolítico en la región", dijo la Dra. Lisa Maher (izquierda) de la Universidad de California, en Berkeley, quien encabeza las excavaciones. "Las herramientas de piedra y huesos de animales superan ampliamente las cantidades recuperadas en la mayoría de otros sitios en este período de tiempo en el suroeste de Asia".

 
Además, el equipo también recuperó objetos raros, tales como cuentas de concha, huesos con líneas regularmente incisas y un fragmento de piedra caliza con patrones geométricos tallados.

 

Hasta el momento, el equipo ha excavado totalmente dos cabañas, pero puede haber varias más ocultas bajo las arenas del desierto. "Ellas no son grandes, en absoluto. Miden aproximadamente 2 ó 3 metros de longitud máxima y fueron excavadas en el suelo. Las paredes y el techo eran de madera de arbustos, que luego se quemó y se derrumbó dejando oscuras manchas de color", según describe el Dr. Tobias Richter (izquierda) de la Universidad de Copenhague y uno de los co-directores del proyecto

 
La datación por radiocarbono indica que las cabañas tienen entre 19.300 y 18.600 años de antigüedad. Aunque un equipo de arqueólogos que trabajan en Ohalo II, en las orillas del Mar de Galilea, encontraron en 1989 las estructuras de cabañas más antiguas, las cuales datan 23.000 años atrás, el equipo de trabajo en el yacimiento de Jaraneh IV cree que su descubrimiento no es menos significativo, tal como la Dra. Maher explica:


"Dentro de las chozas encontramos intencionadamente quemados montones de cuernos de gacela, masas de pigmento de ocre rojo y un alijo de cientos de conchas marinas perforadas. Estas cuentas de concha fueron llevadas al lugar desde el mar Mediterráneo y el mar Rojo, a más de 250 km de distancia, lo que muestra que la gente estaba muy bien comunicada con las redes sociales regionales e intercambiaba artículos a través de distancias considerables".


  Fotografías A-B:  cuatro patas articuladas de zorro en torno núcleo de pedernal  C) núcleos cuernos de gacela quemados siguen unidos al cráneo, en posición vertical, adyacente a la estructura 2.

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Comentario por Guillermo Caso de los Cobos el marzo 29, 2012 a las 11:11pm

Un análisis de los resultados que han supuesto las excavaciones mencionadas en el post sigue a continuación con un nuevo artículo de la Universidad de Cambridge, incidiendo en los aspectos o antecedentes que prefiguran la actividad sedentaria y agrícola que caracterizará la revolución neolítica.


Fotos: conchas perforadas halladas enKharaneh.

 

El tránsito de los cazadores-recolectores a la agricultura en la región del Levante

 

Vía: University of Cambrigde| 23 de marzo de 2012

 

El momento en que los cazadores-recolectores dejaron sus lanzas y comenzaron a cultivar la
tierra, hace unos 11.000 años, se interpreta a menudo como una de las transiciones más
rápidas y significativas en la historia humana: la "revolución neolítica".

Mediante la producción y almacenamiento de alimentos el Homo sapiens dominó el mundo natural y dio los primeros pasos importantes hacia miles de años de un galopante desarrollo tecnológico. La llegada de artesanos especializados, el aumento de la fecundidad y la construcción de una arquitectura permanente, son sólo algunos de los profundos cambios que siguieron.

Por supuesto, la transición a la agricultura estuvo lejos de ser rápida. El período de unos 14.500 años atrás ha sido considerado como el punto en el que aparecen los primeros indicios de cambio cultural asociado con la agricultura: la explotación de cereales silvestres y la construcción de edificios de piedra. La agricultura se cree que comenzó en lo que hoy se conoce como el Creciente Fértil, en la región de Levante, la cual se extiende desde el norte de Egipto, sigue a través de Israel y Jordania y termina en las orillas del Golfo Pérsico, para posteriormente producirse de forma independiente en otras regiones del mundo en diferentes momentos desde hace 11.000 años.

Sin embargo, recientes evidencias han sugerido que los primeros indicios de la revolución
comenzaron incluso antes, tal vez tan lejos como hace 19.000 años. Estimulando esta
reinterpretación de la prehistoria humana están los descubrimientos sobre los cazadores-
recolectores del Epipaleolítico realizados por el Proyecto Azraq (EFAP) que lleva a cabo un grupo de arqueólogos y bioarqueólogos que trabajan en el desierto de Jordania: el Dr. Jay Stock, de la Universidad de Cambridge, la Dra. Lisa Maher, de la Universidad de California, Berkeley, y el Dr. Tobias Richter, de la Universidad de Copenhague.

En los últimos cuatro años su investigación ha descubierto fuertes evidencias de los cambios en el comportamiento de los cazadores-recolectores que arrojan nueva luz sobre los orígenes de la agricultura. Tal como el Dr. Stock describe: "Nuestro trabajo sugiere que estas comunidades de cazadores-recolectores comenzaban a congregarse en gran número en lugares específicos, construían arquitectura y mostraban prácticas de enterramiento con rituales más complejos y simbólicos, verificándose signos de un mayor apego a un lugar y un patrón cambiante en la complejidad social, lo que implica que se encontraban en la trayectoria hacia la agricultura".


Creciente Fértil

Mediante el trabajo en los márgenes del Creciente Fértil, en los yacimientos de la cuenca Azraq y en las marismas de Jordania, el equipo de EFAP está excavando los restos arqueológicos de los cazadores-recolectores que ocuparon la región. Estos sitios han sido objeto de estudio, dijo el Dr. Stock: "Debido a que estos primeros cazadores-recolectores han sido percibidos como constructores de campamentos únicamente transitorios, han sido en gran medida ignorados en las explicaciones sobre el desarrollo de la agricultura. En cambio, las excavaciones se han centrado ahora en el más reciente periodo Natufiense, cuyos comienzos son de 14.500 años atrás, ya que este periodo muestra más claramente los inicios culturales de la transición a la agricultura".

Hoy en día, la cuenca Azraq es un área de 12.000 kilometros cuadrados de arena, con viento
soplando del desierto, un lugar muy difícil de trabajar. Las temperaturas pueden elevarse
a 45° C., lo que exige que los investigadores comiencen a trabajar a las 5 a.m., y terminen a mediodía, cuando el calor y los vientos son demasiado fuertes para permitir que el trabajo continúe.

Pero cuando los primeros humanos fueron dejando África, los pastizales abiertos y los pantanos exuberantes del Creciente Fértil estaban repletos de gacelas, antílopes y vida vegetal. Teniendo en cuenta que esta región se encuentra en la encrucijada entre África y el resto del mundo, es quizás sorprendente que pueda ser el sitio de la innovación agrícola regional.

Pocas excavaciones arqueológicas anteriores se han llevado a cabo en este inhóspito terreno, concentrándose la mayoría, en cambio, en las regiones más cercanas al Mediterráneo. Con la financiación del Consejo de Investigación de las Artes y las Humanidades, los investigadores se propusieron hace cuatro años restablecer el equilibrio.


Enterramientos complejos

La experiencia del Dr. Stocks reside en el análisis de los huesos de los cazadores-recolectores. En los últimos 15 años, ha analizado más de 1.400 esqueletos de todo el mundo para entender qué es lo que hubo en los primeros seres humanos que los hicieron semejantes colonizadores exitosos del medio ambiente natural.

Uno de los más sorprendentes hallazgos de los investigadores en Jordania han sido las tumbas de cazadores-recolectores. La evidencia sugiere que, lejos de ser enterramientos simples, los cazadores-recolectores tenían una elaborada práctica mortuoria y sociocultural. En una tumba, en Ayn Qasiyya, un hombre adulto fue colocado en una zona pantanosa en una posición sentada, y es probable que haya sido bien envuelto, apretadamente, con una tela. Un hallazgo anterior, realizado por otro arqueólogo en Karaneh IV, fue el entierro de un hombre mayor por debajo del piso de la choza; su edad sugiere que habría  tenido el cuidado de los demás en vida.

En otro sitio, en Uyun-al-Hammam, un proyecto de la Universidad de Toronto, liderado por el Dr. Maher, ha excavado un total de 11 tumbas, algunas de los cuales muestran tratamientos  mortuorios elaborados. De hecho, sobre una tumba que incluye a un ser humano enterrado junto a un zorro, el doctor Maher dijo: "Sugiere un estrecho vínculo emocional o simbólico entre los seres humanos y los zorros, antes de que se domesticara al primer animal -el perro-, y muestra la continuidad de las prácticas funerarias y sociales con el ulterior Neolítico". El estudio del Dr. Stock de los restos humanos demuestra que estos individuos eran anteriores a los campesinos que vendrán después.

Los investigadores sostienen que estos ejemplos pueden representar una creciente sofisticación cultural y una mayor complejidad en las relaciones entre humanos y animales, tendencias que sólo habían sido previamente identificadas en períodos de tiempo posteriores.

El lugar de un gran yacimiento

Un aspecto importante de la labor de equipo del proyecto EFAP, en los últimos cuatro años, ha sido la excavación del yacimiento de Karaneh IV, en el desierto de Azraq, al este de Jordania. El lugar es mucho más que el tipo de campamento temporal que normalmente se atribuye a los grupos cazadores-recolectores. Con una superficie de casi dos hectáreas, el yacimiento, de 19.000 años de antigüedad, fue ocupado durante 1.200 años, y es, como el Dr. Stock describe, "tan grande, que es la primera señal de actividad humana, que es lo suficientemente inmensa como para ser visible con Google Earth".

"Dada la producción de restos de herramientas de piedra y huesos -en algunos lugares con casi 3 m de profundidad- creemos que muchos grupos de cazadores-recolectores se reunían y vivían juntos durante varios meses del año, antes de dividirse en grupos móviles en otros momentos".

El equipo está investigando la zona hasta en detalles sorprendentes: con una técnica conocida como el 100% de flotación, cada centímetro cuadrado excavado es flotado para comprobar si hay restos de plantas y carbón vegetal. Como el Dr. Richter puntualiza: "incluso restos muy pequeños están proporcionando pistas muy importantes para nuestra comprensión de la relación entre los seres humanos prehistóricos y su hábitat".

Hasta la fecha, ellos han encontrado restos de plantas, huesos de animales tallados con motivos incisos repetidos, piedras grabadas con motivos geométricos, herramientas de piedra por miles, hogares, conchas perforadas y, recientemente, estructuras de cabañas ovales. A medida que el trabajo continúa, todos los indicios apuntan hacia una complejidad cultural y tecnológica avanzada en la explotación de huesos, conchas, plantas y arquitectura. "El tamaño del yacimiento, junto con las pruebas de chozas y otros bienes simbólicos, implican que Karaneh IV estuvo durante largo tiempo, y repetidamente, ocupado", dijo el Dr. Stock. "Podría ser considerado como un precursor de las posteriores aldeas agrícolas".


La revolución que no fue

Los descubrimientos del equipo se extienden a muchos aspectos de la complejidad del comportamiento asociados con el Neolítico hasta hace unos 10.000 años, empujando más hacia
atrás las verdaderas raíces de la transición a la agricultura.

"A escalas de tiempo evolutivas, la transición a la agricultura puede, sin duda, considerarse en términos revolucionarios", dijo el Dr. Stock. "Pero, ahora podemos ver esto como un proceso cultural dinámico que comenzó mucho antes de lo que previamente se pensaba".

"Esta imagen no habría venido unida a través de la excavación de un yacimiento por sí sola", añadió. "La complejidad de los entierros de Uyun-al-Hammam y Ayn Qasiyya, junto con la arquitectura y tamaño del asentamiento de Karaneh IV, ofrecen en conjunto una visión de un periodo prolongado en el que los seres humanos trabajaban a través de los cambios culturales y biológicos que se necesitaban sucedieran antes de vivir en aldeas y explotar sistemáticamente los granos de cultivo que podían surgir".

 

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