Un antiguo certificado de matrimonio egipcio permite autentificar el Evangelio de Judas

Foto: Una página del Evangelio de Judas. (Credito: Joseph Barabe, McCrone Associates, Inc./Courtesy ACS).

Un certificado de matrimonio antiguo egipcio jugó un papel fundamental en la confirmación de la veracidad de las tintas utilizadas para verificar la autenticidad del Evangelio de Judas. La revelación, que arroja nueva luz sobre los grandes esfuerzos científicos para validar el evangelio, se hizo pública en la 245 edición de la Sesión y Exposición Nacional de la Sociedad Americana de Química.

Fuente: Europa Press/20minutos.es | ScienceDaily.com, 8 de abril de 2013

"Si no hubiéramos encontrado un estudio del Louvre sobre la boda egipcia y contratos de la tierra, que eran de la misma época y tenía tinta similar a la utilizada para grabar el Evangelio de Judas, hubiera sido mucho más difícil discernir si el Evangelio es auténtico", dijo Joseph G. Barabe, microscopista investigador principal de McCrone Asociados.

Este experto que lideró un equipo de análisis de cinco científicos que trabajaron en el proyecto de McCrone, un laboratorio de consultoría en microscopía y microanálisis en Westmont, Illinois, explicó: "Ese estudio fue la pieza clave de evidencia que nos convenció de que la tinta del evangelio era probablemente correcta".

La presentación de Barabe formó parte de un simposio sobre química arqueológica de la reunión de la Sociedad Americana de Química Arqueológica. Otras presentaciones incluyeron el anuncio del descubrimiento del tinte bíblico más sagrado en Masada (una fortaleza de montaña antigua de Israel), entre otros asuntos que se expusieron.

Oculto durante 1.700 años

El equipo de Barabe fue parte de un esfuerzo multidisciplinario organizado en 2006 por la National Geographic Society para confirmar la autenticidad del Evangelio de Judas, que fue descubierto a finales de 1970 después de haber estado oculto durante casi 1.700 años.

El texto, escrito en copto egipcio, es convincente porque, a diferencia de otros relatos bíblicos que presentan a Judas Iscariote como un traidor vilipendiado, sugiere que Jesús pidió a su amigo, Judas, que le entregara a las autoridades.

La clave: tinte con base de cobre

Después de analizar una muestra, Barabe y sus colegas concluyeron que ese evangelio fue escrito probablemente con una forma temprana de tinta ferrogálica que también incluyó hollín negro de humo fijado con un aglutinante de goma.

Aunque este hallazgo sugiere que el texto podría haber sido escrito en el siglo III o IV, los investigadores se quedaron perplejos por una cosa: la tinta de hierro o de agalla utilizada en el evangelio era diferente a cualquier cosa que vista antes.

Generalmente, las tintas de hierro o agalla, al menos en la Edad Media, se hicieron a partir de una mezcla de sulfato de hierro y ácidos tánicos, como los extraídos de nuez de agalla de roble. Pero la tinta de hierro o agalla utilizada para producir el Evangelio de Judas no contiene azufre, algo que, según Barabe, es preocupante.

"No lo entiendo. Simplemente no encaja con nada de lo que había visto en mi vida. Fue uno de los momentos de más ansiedad que se ha producido en los proyectos que he tenido. Me he despertado por la noche tratando de averiguarlo. Estaba buscando desesperadamente respuestas", explicó este experto.

En última instancia, Barabe encontró una referencia en un pequeño estudio francés realizado por científicos del Louvre que analizaron un matrimonio egipcio y registros de tierras escritos en copto y griego y datan de principios del siglo III.

Para gran alivio de Barabe, esos científicos habían determinado que un certificado de boda y otros documentos fueron escritos en tinta hecha con cobre, pero poco o nada de azufre. "Encontrar ese estudio y darse cuenta de sus implicaciones, inclinó mi opinión un poco en el sentido de que era apropiado para la época", dijo Barabe. "Mi recuerdo de esa experiencia sigue siendo muy intensa. Tuve una repentina sensación de paz, de que las cosas estaban bien y de que podía presentar mis datos sin escrúpulos", agregó este investigador.

Barabe ahora sospecha que la tinta utilizada en el Evangelio de Judas fue probablemente transitoria, un "eslabón perdido" entre las tintas a base de carbono del mundo antiguo y las tintas de la vesícula (hechas de hierro con sulfato de hierro) que se hicieron populares en la época medieval.

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Comentario por Guillermo Caso de los Cobos el abril 9, 2013 a las 4:48pm

Había comenzado a traducir (a primera hora de la mañana) el post que al respecto había publicado LiveScience, pero tuve que dejarlo por motivos de trabajo. Aunque José Luis ha presentado la noticia en las versiones que han dado otros medios, paso, de todos modos, a exponer la que ofrece LiveScience, pues ofrece algún aspecto más:

Detrás de la autenticidad del Evangelio de Judas están las tintas utilizadas

Fuente: LiveScience | Stephanie Pappas | 8 de abril de 2013

Un evangelio perdido hace mucho tiempo, que alude a Judas como un co-conspirador de Jesús, en lugar de un traidor, fue dictaminado como probablemente auténtico en 2006. Ahora, los científicos revelan que no podrían haber hecho esta consideración sin una serie de documentos mucho más mundanos y remotos, los cuales incluyen antiguas licencias de matrimonio y contratos de propiedad del antiguo Egipto.

El Evangelio de Judas es un fragmentado texto en lengua copta que retrata a Judas bajo una luz mucho más favorable de lo que hacen los evangelios que figuran la Biblia. En esta versión de la historia, Judas entrega a Jesús a las autoridades para su ejecución a petición de éste, como parte de un plan para liberar su espíritu del cuerpo. En la versión aceptada de la historia bíblica, Judas traiciona a Jesús por 30 monedas de plata.

El microscopista Joseph Barabe y la conservadorar Florence D'Arbre examinan el Evangeliio de Judas durante la investigación llevada cabo en el año 2006 para su autentificación. Foto:  Joseph Barabe, McCrone Associates, Inc.

Como parte de la investigación del documento en 2006, auspiciado por National Geographic Society, el microscopista Joseph Barabe, del laboratorio McCrone Associates, en Illinois, y un equipo de especialistas, analizaron la tinta del evangelio hecho jirones a fin de averiguar si era verdadero o falso. Algunos de los productos químicos en la tinta levantaban banderas en rojo (de advertencia), hasta que Barabe y sus colegas encontraron en el Museo del Louvre un estudio sobre documentos egipcios del siglo III d.C., del mismo período que el Evangelio de Judas.

"Lo que el estudio francés nos decía es que la tecnología de la tinta utilizada estaba pasando por una transición", dijo Barabe a LiveScience. La extraña tinta del Evangelio de Judas de repente encajaba en su lugar.

C.S.I: Antiguo Egipto

Barabe y sus colegas son especialistas en investigaciones exhaustivas de antiguos -o supuestamente antiguos- documentos y obras de arte. La composición química de las tintas utilizadas puede revelar la diferencia entre algo auténticamente antiguo y una falsificación. En 2009, Barabe ayudó a desenmascarar un evangelio llamado "Marcos arcaico", el cual algunos atribuían a un manuscrito del siglo XIV, como una falsificación moderna. Él también ha trabajado con la Oficina Federal de Investigaciones (F.B.I.) para detectar pinturas falsificadas .

Sin emabargo, una llamada de National Geographic significó para él una "gran cosa", dijo Barabe. "Era a la vez emocionante y un honor", añadió.

La National Geographic Society quería saber si el Evangelio de Judas, descubierto en la década de 1970, en realidad se remontaba a los primeros días del cristianismo, o si era, como el "Marcos arcaico", una falsificación. Barabe reunió a un equipo de científicos con una gran variedad de especialidades y sometieron el Evangelio a un análisis intensivo de microscopía y espectroscopía. 


Al principio, sus hallazgos ofrecieron pocas esperanzas de que el Evangelio de Judas fuera auténtico. El documento estaba escrito con dos tintas -negro y marrón- mezcladas. La negra era una tinta llamada "negro de humo", la cual era compatible con las tintas usadas en los escritos egipcios de la antigüedad y, en concreto, en el siglo III, señala Barabe.

Pero la tinta marrón era más misteriosa. Era una tinta rica en hierro, llamada ferrogálica, pero le faltaba el azufre que generalmente se encuentra en las tintas de este tipo. El asunto era entonces explicar esta diferencia.

"Una cosa que hizo esto un poco más dramático de lo que nos hubiera gustado, es que hicimos el muestreo en la tercera semana de enero de 2006, y la conferencia de prensa ya estaba programada para la tercera semana de abril de ese mismo año", dijo Barabe. "Así que teníamos tres meses para dar vueltas alrededor de la "criatura" y llegar a una conclusión, y ello supuso realmente una enorme presión sobre nosotros, dado que nos enfrentábamos esencialmente un precipitado proyecto de tres meses".

Un fragmento del Evangelio de Judas con escritura. Foto:  Joseph Barabe, McCrone Associates, Inc.

Autentificación del Evangelio de Judas

Algunos aspectos del documento sugerían autenticidad. Las más prometedoras de estas características, aduce Barabe, era que la tinta no se apilaba en los papiros deformados, lo que sugería que el documento había sido escrito antes de que dicha deformación ocurriera. Si alguien hubiera intentado escribir en un papiro pre-deformado, la tinta se habría juntado en las grietas y depresiones del mismo, un signo seguro de que alguien había intentado deliberadamente hacer que un papiro nuevo pareciera viejo. En su lugar, el Evangelio parecía haber sido escrito en papiros planos y envejecidos de modo natural. National Geographic encargó también otros análisis, incluyendo la datación por radiocarbono, análisis de la escritura y del estilo lingüístico.

Barabe examinó libros en busca de otros estudios sobre las primeras tintas egipcias. Y el estudio de certificados de matrimonio y documentos sobre propiedades de  tierra egipcios, pertenecientes al Louvre, demostraron ser decisivos.

Ese estudio demostraba que los contratos en Egipto, en la segunda mitad del siglo III estaban escritos en tinta negro de humo, al estilo tradicional egipcio. Pero fueron registrados oficialmente en estilo griego tradicional con tinta ferrogálica marrón.

Los hallazgos del estudio del Louvre sugerían al equipo que la presencia de ambas tintas era consistente con una fecha temprana para el Evangelio de Judas, subraya Barabe.

Y lo que es más, el estudio del Louvre halló que las tintas a base de metal de este período de tiempo contenían poco azufre, al igual que la tinta del Evangelio de Judas.

El descubrimiento dio a los investigadores la confianza necesaria para declarar el documento consistente con una fecha aproximada en el año 280 d.C. (Barabe y sus colegas advierten que esta investigación no prueba, más allá de toda duda, que el documento es auténtico, sino más bien que no hay banderas rojas que demuestren que es una falsificación).

"Definitivamente, hubo un punto en que, de repente, estaba relajado y dije: 'Esto está probablemente correcto'", señala Barabe.

Barabe presenta la historia de la investigación que hay detrás del Evangelio de Judas hoy lunes (es decir, ayer) en la reunión anual de la American Chemical Society, en Nueva Orleáns. Después de la investigación de National Geographic sobre Evangelio de Judas, el documento fue devuelto al Museo Copto de El Cairo.

Comentario por Luis Marcos Núñez el abril 9, 2013 a las 6:32pm

“Un certificado de matrimonio antiguo egipcio jugó un papel fundamental en la confirmación de la veracidad de las tintas utilizadas para verificar la autenticidad del Evangelio de Judas.” Esto es lo que se puede leer respecto a esta noticia que hoy aparece en los periódicos.

Según parece, el llamado Evangelio de Judas es de mediados del siglo II, unos 100 años más tarde de cuando tuvieron lugar los acontecimientos. Bueno, yo no pongo en duda que ese evangelio sea auténtico, del año 130 más o menos, creo que ese pergamino es verdadero, pero eso es una cosa y otra cosa es que se haya confirmado que el contenido del supuesto Evangelio de Judas sea cierto en lo que dice, porque lo que dice el mencionado evangelio es diametralmente contrario a lo que dicen los cuatro evangelios canónicos, que fueron escritos por testigos presenciales o que vivieron muy cerca de los sucesos.

Este “nuevo descubrimiento”, si se le puede llamar de ese modo, no aporta nada nuevo a lo que ya sabíamos sobre Jesús, pero siempre habrá quien quiera verlo de otro modo.    

Comentario por Óscar Fernández Luengo el abril 9, 2013 a las 7:42pm

Muchas Gracias José Luis y Guillermo por la información. 

Sobre lo que comenta usted Luis, sólo puedo estar en parte de acuerdo. Como muy bien dice, la intención de todo el estudio intenta dilucidar la autenticidad de este manuscrito, no los sucesos que narra.

Pero, por otro lado, el hecho de que en este evangelio se cuente algo diametralmente opuesto a los otros cuatro, no da más certeza ni menos a lo que en él está escrito. Sin ser ningún especialista en el tema, entiendo que los evangelios canónicos no están considerados como fuentes históricas primarias. 

Saludos

Óscar

Comentario por Ana el abril 12, 2013 a las 10:53am

Por otra parte, en respuesta también a Luis, el Evangelio de Lucas, considerado canónico, está datado a finales del siglo I y el propio autor reconoce que no haber sido testigo presencial. En cualquier caso, una cosa es la autenticidad de los manuscritos y otra muy distinta la autenticidad de los contenidos. :-)

Comentario por Luis Marcos Núñez el abril 12, 2013 a las 1:26pm

Cierto, Sra. Ana. El evangelio de Lucas se completó, según la cronología bíblica, entre los años 56–58 E.C., y el médico Lucas mismo reconoce que para escribirlo tuvo que consultar los archivos de la nación y entrevistar a testigos presenciales.
En cuanto al evangelio de Mateo, aunque este evangelio se escribió aproximadamente hacia el año 41, qué duda cabe que fue escrito por Mateo, uno de los primeros apóstoles que Jesús escogió, y por lo tanto un testigo presencial de los hechos.
El evangelio de Marcos, éste se terminó de escribir alrededor del los años 60–65 E.C.. Según los escritores Papías, Orígenes y Tertuliano, la fuente para que el discípulo Marcos escribiera su evangelio fue el apóstol Pedro, uno de los primeros componentes de los apóstoles, y por lo tanto otro testigo presencial de los acontecimientos.
Y luego tenemos el evangelio de Juan. Este es el evangelio que se escribió más tardíamente que ninguno, puesto que se terminó de escribir en el año 98 E.C., pero fue escrito por el más joven de los apóstoles que Jesús escogió, y por lo tanto otro testigo presencial de todo lo que tuvo que ver con Jesús. Juan escribió el evangelio que lleva su nombre a modo de una especie de memorias, ya que era muy anciano cuando lo escribió en la isla penal de Patmos.
Todos estos evangelios complementan detalles de una misma historia, no se contradicen sino que en muchos tramos manifiestan puntos de vista distintos de de una misma escena, que es lo que todos haríamos si se nos pidiera que escribiéramos un relato del mismo suceso aunque coincidiéramos en lo básico. Y ninguno de estos evangelios insinúa ni por asomo que Judas traicionase a Jesús porque éste se lo pidiera, tal como sugiere el llamado “Evangelio de Judas”.

Comentario por David Montero el abril 13, 2013 a las 7:36am

Luis: 

Ud. da unas fechas realmente "optimistas" para los evangelios que están en contradicción con la opinión casi unánime de los historiadores, incluyendo los confesionales. Mateo no puede ser datado de ninguna manera en el 41, antes de las cartas paulinas. Se suele considerar que son todos ellos posteriores a la ruptura con el judaísmo tras la caída de Jerusalén (70 E.C.). La mayoría de los historiadores mantiene la existencia de una colección de dichos (fuente Q) anterior, pero desaparecida y, por tanto, no datable. 

Sí que hay contradicciones entre ellos, omisiones de algunas cosas muy relevantes y errores geográficos o acerca de las costumbres judías que implican que sus redactores (al menos en parte) procedían de la diáspora. No eran, ni mucho menos, testigos directos. 

Entre exégetas e historiadores actuales existe una permanente polémica en torno a qué hechos y dichos pueden ser atribuidos al Jesús histórico y cuáles (y cuándo) fueron añadidos por sus seguidores de manera no fidedigna.

Sobre estos puntos le recomiendo el blog de Antonio Piñero, lo más respetable que hay en castellano. Actualmente está en marcha una serie de entradas referidas al significado de la venida del Reino muy interesantes y que ilustran esa diversidad de contenidos y la dificultad de encontrar en ellos al Jesús histórico. Se lo recomiendo a pesar de que no coincido exactamente con sus planteamientos. Yo soy bastante más escéptico que él respecto a la posibilidad de separar las morcillas. Pero creo que la suya es una posición muy documentada e inteligente.  

Comentario por Luis Marcos Núñez el abril 13, 2013 a las 6:35pm

Suena muy concluyente decir que los historiadores comparten la opinión de que el evangelio de Mateo fue escrito nunca antes de las cartas paulinas, dicho de ese modo puede parecer que los argumentos de todos esos historiadores son irrebatibles, pero usted me está mencionando “opiniones” no pruebas, y las opiniones personales son subjetivas, no objetivas. Luego hablare un instante del llamado documento “Q”, pero antes permítame recordarle que al parecer existen algunos manuscritos de alrededor del siglo X, al pie de los cuales hay anotaciones que dicen que el evangelio de Mateo se escribió unos ocho años después de la ascensión de nuestro Señor, y si tenemos en cuenta que nuestro Señor fue ajusticiado en el año 33 la suma de ambas cifras nos da el año 41, que es el año en que Mateo escribió su evangelio. Esto sí se podría comprobar de ser necesario.

En cambio, lo que no se podría comprobar por mucho interés que tuviéramos es la existencia del documento “Q” aunque sean muchos los historiadores a los que les interese referirse a él. Ya me gustaría que algunos de esos historiadores a los que usted se refiere nos mostraran el documento “Q” pero ni siquiera se puede demostrar que ese documento haya existido alguna vez. Y si como afirman los expertos, existieron numerosos ejemplares de ese documento, resulta sorprendente que no nos haya llegado un solo ejemplar. Por otro lado, los llamados Padres de la Iglesia nunca citaron una sola vez de un escrito conocido como “Q”, ¿por qué será?

En cuanto a la cuestión de las contradicciones entre los cuatro evangelios lo podemos considerar en otro momento si usted lo desea. Solo recuérdeme algunas de esas contradicciones y yo le responderé en cuanto me sea posible.

Atentamente un servidor.

Comentario por David Montero el abril 14, 2013 a las 8:48am

Si los Padres de la Iglesia son la autoridad para hablar de la existencia de los dichos Q y un manuscrito del siglo X certifica que Mateo escribió su evangelio en el año 41 (efectivamente 33+8=41), no se hable más. Me ha convencido... de que una discusión con alguien que da por válidos tales argumentos me resulta imposible. También retiro mi consejo de que eche un vistazo al blog del profesor Piñero. 

Saludos. 

Comentario por Luis Marcos Núñez el abril 15, 2013 a las 6:40am

No he pretendido causarle ninguna molestia Sr. David. Solo se trata de diferentes puntos de vista, y que no todo es blanco o negro, también hay un punto gris. No son los Padres de la Iglesia los únicos en hablar o no hablar del famoso documento "Q", cualquiera puede entrar en Internet y buscar "documento Q" y verá la cantidad de información que allí sale sobre la existencia o no de ese famoso "documento".

Espero que de vez en cuando sigamos haciendo nuestras modestas aportaciones a esta página para el bien de todos. Un cordial saludo. 

Comentario por David Montero el abril 16, 2013 a las 7:26am

Por Dios, Luis, ninguna molestia. Esté tranquilo. 

Saludos. 

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