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Una de las reconstrucciones virtuales del yacimiento, obra de Jacek Karmowski.
Fuente: El MUNDO.es | José Miguyel Parra | 18 de febrero de 2015
Viendo hoy día los inmensos tesoros que en forma de arquitectura de piedra se conservan en el valle del Nilo, desde los templos a las pirámides, resulta difícil imaginar que en realidad este material solo se usara para unas construcciones muy particulares: aquellas que se pretendía que pervivieran por toda la eternidad. El resto, dado que la piedra era un material incómodo y costoso de trabajar, se tenían que conformar con el modesto adobe en forma de ladrillos.
Ni siquiera los faraones recurrían a la piedra para construir su residencia. Todos los palacios egipcios estuvieron edificados con el mismo material que las casas de la gente del común, el barato barro con paja. Eso, sí, mientras las casas 'normales' apenas tenían un toque de color rojo o amarillo en torno a las ventanas o la puerta, las paredes y suelos de los palacios estaban profusamente decorados con motivos naturalistas. Desafortunadamente, nada de ello se añadía a las escasas capacidades aislantes de un material que retiene el calor en verano y el frío en invierno; algo que los braseros y los abanicos de plumas de avestruz permitían al soberano de las Dos Tierras soportar con mejor humor que el resto de sus súbditos.
Recientemente, un estudiante polaco que se encuentra haciendo su tesis doctoral, Jacek Karmowski, decidió hacer como parte de su investigación la reconstrucción virtual de las casas encontradas por los excavadores de su universidad en Tell al-Farcha, un yacimiento situado en el delta del Nilo y datado hace 5.000 años atrás, en pleno predinástico, antes de que hubiera faraones en Egipto. El resultado es interesante y tiene el encanto de todas las reconstrucciones arqueológicas, pero desilusiona un poco ver que los egipcios milenarios edificadores de pirámides vivían en casas exactamente iguales a las que aún se pueden ver en muchos pueblos de Egipto.
Tomando referencias espaciales precisas mediante una estación total (el primo del Zumosol de los clásicos teodolitos) se señalaron con total precisión las casas, de las que apenas quedaban marcados en el terreno sus contornos y el perfil de algunos ladrillos. Con estos materiales, Karmowski comenzó a trabajar para reconstruir un poblado desaparecido hace milenios, y eso sí que sobrecoge un poco, con sus casas cuadradas de algunas decenas de metros cuadrados de superficie y pegadas las unas a las otras.
Las casas no tenían más que un piso y sus paredes eran bastante altas, con las pequeñas ventanas situadas muy arriba. El objetivo era conseguir que el interior de la casa quedara en penumbra, porque de ese modo se caldeaba menos. Los tejados, por otra parte, han resultado difíciles de reconstruir porque no había demasiados datos, pero finalmente se ha supuesto (por paralelos) que eran de paja, ramas, etc. Siempre planos. Los vanos de la casa (puertas y ventanas) contaban con soportes de madera para fortalecerlos, mientras que para entrar en la casa había que subir un escalón que permitía mantener alejados a los bichos e impedir que entrara el agua si llegaba la inundación.
Desgraciadamente, el destino final de todas estas construcciones, debido a su fragilidad, era acabar destruidas por el uso y las aguas de la crecida, para ser reconstruidas una y otra vez sobre los propios restos anteriores. Esto, que supone un dolor de cabeza para los arqueólogos que tienen la suerte de entrar a este tipo de yacimientos multiestratos, en realidad era bueno para los habitantes del poblado. Con cada reconstrucción, centímetro a centímetro el suelo se iba elevando con respecto a la orilla del Nilo y acaba situándose algo más lejos de la inundación y de su inmenso poder destructivo.
Solo cuando se publiquen los resultados definitivos de la excavación con los dibujos de Karmowski podremos hacernos una idea cabal de cómo era la vida en ese poblado predinástico, pues los objetos encontrados en él nos hablarán de la gente que lo habitó. Por ahora, la reconstrucción 3D sólo nos permite observar una especie de instantáneas de un pueblo fantasma abandonado tras agotarse la mina de oro más cercana.
En realidad el tapial es una técnica de construcción antiquísima, que todavia está en uso. Las condiciones de habitabilidad que proporciona no son tan malas como parece desprenderse de la descripción de este poblado de Tell al-Farcha, es un magífico aislante contra el calor y el frio, además de barato y reciclable en caso de necesidad. Bien explicado en el artículo de Wikipedia: http://es.wikipedia.org/wiki/Tapial.
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