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Fuente: Live Science | Tia Ghose | 26 de octubre de 2012 (Traducción: G.C.C. para Terrae Antiqvae)
La imagen de un hombre de las cavernas desgarrando un trozo de carne de bisonte puede necesitar un cambio de imagen. Un nuevo análisis químico de las dietas modernas sugiere que los seres humanos de la Edad de Piedra comían menos carne de lo que se pensaba.
Los resultados, publicados en la edición de noviembre de la revista American Journal of Physical Anthropology, pueden explicar por qué muchos arqueólogos estiman que los hombres prehistóricos conseguían la mayor parte de sus calorías de la carne magra o del pescado cuando los humanos modernos estarían literalmente envenenados con semejante dieta tan rica en proteínas.
"Cuando usted observa las estimaciones de las dietas de los individuos, en las primeras interpretaciones arqueológicas, las mismas son de rica proteína animal, y eso es muy difícil de explicar fisiológicamente", dijo la autora del estudio, Tamsin O'Connell (izquierda), una investigadora de la Universidad de Cambridge. "Estamos sugiriendo que las proteínas animales eran, en general, menos importantes".
Detectives de la dieta
Para ver la cantidad de carne que comían los antiguos seres humanos, los arqueólogos se basan en el hecho de que la proteína es el único macronutriente que contiene nitrógeno. Diferentes alimentos tienen diferentes proporciones de isótopos de nitrógeno pesado y ligero, o átomos de un mismo elemento con un número diferente de neutrones. Así, en un ecosistema determinado, los científicos pueden reconstruir las dietas del pasado midiendo la fracción de isótopos de nitrógeno, pesado o ligero, en los huesos fosilizados.
Pero el cuerpo también almacena preferentemente los isótopos más pesados de nitrógeno, por lo que los científicos calculan una compensación para ajustar esa tendencia, al determinar lo que una persona realmente comió. Históricamente, la compensación se derivó de estudios en los que los animales fueron alimentados con dietas de proteínas en cantidades diferentes.
Al usar esa compensación, muchos estudios estiman que entre el 60 y el 80 por ciento de la dieta humana prehistórica venía de las proteínas, siendo la mayor parte de origen animal.
Esto resultó sorprendente, porque no más del 45 por ciento de las dietas modernas proviene de proteínas de cualquier tipo.
"Incluso si nos fijamos en los habitantes polares del ártico, ellos tienen una gran cantidad de proteínas, pero tienen más grasa", dijo. Cualquier incremento introduciría cantidades tóxicas de nitrógeno en el cuerpo.
Esa contradicción llevó a O'Connell a preguntarse si la compensación estaba equivocada al haberse basado en estimaciones sobre los animales y no sobre los humanos.
Para averiguarlo, su equipo tomó muestras de sangre humana a partir de un estudio en el que los científicos recrearon meticulosamente las dietas de personas normales, midiendo exactamente cuánto comían de más en una semana y tomando muestras precisas de cada comida. Al comparar las proporciones de isótopos de nitrógeno en los alimentos y muestras de sangre humana, fueron capaces de estimar cuánta cantidad de nitrógeno pesado almacenaba el cuerpo humano. (A continuación, extrapolaron sus estimaciones en muestras de sangre, cabello y huesos humanos).
Las estimaciones previas, basadas en estudios con animales, eran demasiado pequeñas y, por consiguiente, se inflaba la cantidad de proteína animal que nuestros antepasados comían, dijo ella.
En cambio, los primeros agricultores, que vivieron hace unos 12.000 años, probablemente no comían más del 40 al 50 por ciento de sus proteínas de origen animal. Esas personas consumían una dieta más parecida a la de los agricultores de subsistencia de hoy en día en la actual India o China, dijo O'Connell. Los cazadores-recolectores del Paleolítico también comían menos carne, añadió ella.
"Estamos sugiriendo que las proteínas de origen animal serían, en general, menos importantes, y eso es particularmente cierto para las interpretaciones de los agricultores del Neolítico", dijo. "Lo que significa que ellos tenían más equilibrada su dieta de proteínas animales y vegetales; existía una estrategia mixta".
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