Quizás la respuesta podría encontrarse en el tercero de los aspectos propuestos para la explicación de Recópolis como es su utilidad práctica, preguntarse para lo que sirviera Recópolis, pues todos esos aspectos anteriores adornan el hecho de una cierta aureola de gratuidad y sin sentido, que por mucho dinero que sobre o el cierto oportunismo político las cosas no se hacen porque sí, ni las grandes ni las pequeñas.

Zorita de los Canes, municipio donde se encuentra El Cerro de la Oliva, dista de Toledo unos 160 kilómetros hacia el Este, una distancia salvable en la actualidad en dos horas escasas. Pero con los medios de entonces, carretas y caballos, esa distancia acaso difícilmente se podría conseguir en toda una mañana si te levantas con el sol. Tan solo los negocios urgentes podrían ser atendidos en un solo día, viaje de ida y vuelta. Recópolis, entonces, no sirvió para realizar allí negocios urgentes como los del gobierno, fuesen estos políticos o religiosos con referencia en la capital Toledo, Tampoco para disponer allí un centro económico o de comercio como podría pensarse por la emisión de monedas. Se trata pues de otra cosa la simple utilidad de la nueva ciudad, de asuntos de aspecto diferido que podrían permanecer alejados y que acaso esa precisa distancia de la corte fuese el hecho más importante e influyente para la situación y fundación de esa ciudad.

Es de esperar, además, que la clase de asuntos "en diferido", no urgentes, concediesen a los ejecutores de la corte visigoda un cierto tiempo para su puesta en marcha y les permitiese elegir o explorar una serie más o menos amplia de lugares para sus planes. Cerca de Zorita hay otro lugar en un pueblo llamado Buendía, pero no de Guadalajara, sino de otra provincia, Cuenca, donde podría haberse situado Recópolis. Existe allí un viejo pueblo Celtibérico, un poblado regular de muy buenas proporciones en el que también existe presencia de visigodos, edificios de corte militar, sobre y al lado de los celtíberos. Pero acaso se trate de una ocupación puntual de destacamentos visigodos una vez se solventara la situación de los "campi gothorum". Este lugar al que llaman Repópolis, en el término de Buendía, en Cuenca, en la Sierra de los Desamparados, también en la vertiente de un río, podría haber sido o podría ser Recópolis, pero su aspecto de lugar remoto y sobretodo las terribles dificultades en su acceso, habrían imposibilitado el proyecto.

En este mismo sentido de la utilidad del sitio, la más importante opinión y la más aceptada es que se trata de una "ciudad regia" y centro administrativo visigodo en la Celtiberia

Según las diversas opiniones de los historiadores, algunos así lo consideran. Luis Olmo, por ejemplo, asegura que Recópolis es un conjunto palatino que domina por su situación el paisaje de los alrededores. Y sobre el significado del gran edificio central rectangular asegura que es lógico pensar en una función representativa como palacio, avalado esto por el carácter de fundación real de Recópolis y por el hecho de que ese palacio está construido junto a un templo y un baptisterio. Otros historiadores e historiadoras dicen que Recópolis se trata de un centro y una corte paralelos a la corte en Toledo y que Leovigildo lo habría fundado para compensar en el futuro la relación entre sus hijos, Hermenegildo, por ser el primogénito se haría cargo de la corte en Toledo y Recópolis serviría como ciudad y corte para el segundo, Recaredo. Pero otros historiadores restan cualquier clase de importancia o función a esa nueva ciudad y en el caso de Javier Arce, historiador aragonés, lo considera eso como una "ciudad fantasma", un centro de modelo agrícola y de producción artesanal y confunde sin más el gran edificio central como simples almacenes  -"horrea", en la vieja terminología latina- para todos esos productos

Para qué o por qué fuera construido Recópolis podría brindarnos razón para descubrir el misterio de esa pequeña ciudad, hechura visigoda, algo, un argumento que terminase por aglutinar las tres o cuatro cosas que la constituyen: las ruinas del Cerro de la Oliva y su significado, los datos de los cronistas y su carácter inherente de hecho histórico. Así, algunos detalles de exquisiteces decorativas, distribución de espacios, función de la capilla basílica y el baptisterio, la misma altura de las murallas que no serviría para efectos defensivos sino que hablaría de un uso diferente de aspecto social, la forma y despliegue de los objetos obtenidos en las excavaciones, incluso la mera función artesanal en los alrededores del palacio podría conducirno a una factura y uso de Recópolis como un lugar o centro de educación cultural, social y religiosa para las altas damas de corte en su juventud, altas damas no solo procedentes del estamento en el poder y la administración visigoda, sino del estamento de prebostes y ricas familias del comercio y los consejos de las ciudades de los honorables señores paisanos. La reina Baddo, esposa de Recaredo, podría ser un producto de estas últimas familias y clanes y por ende un producto de Recópolis.

Dos entonces serían los beneficios e intenciones a conseguir con el proyecto de Leovigildo en Toledo, que las bellas princesas de la corte dispondrían de aquel lugar e instalaciones con el propósito de su permanencia, solaz y educación -"sedes regia"-  y al mismo tiempo descongestionar la marcha de la corte, mujeres y hombres en torno a Leovigildo y Recaredo evitando así los manejos y holganza de la juventud masculina. Una especie de superior colegio que recogería viejas tradiciones clásicas y que se encontraría resuelto por un estamento de maestros, profesores de urbanidad y clérigos, una pequeña corte allí desplegada y subvencionado desde Toledo y en atención de las importantes damas allí residentes.

Según esta hipótesis se podrían conseguir una serie de argumentos o razones a favor y otra serie en contra.

Si empezamos con lo primero, razones que sustentan esa posibilidad de uso, no habría que fijarse sino en la propia manera que tendría de funcionar esa pequeña ciudad, como si todo mirase a un fin determinado: talleres especializados, vidrio, orfebrería y fábrica de joyas, tiendas de cacharros de cerámica, las tiendas pecuniarias de suministro de alimentos y artículos de primera necesidad; talleres y tiendas de confección y reparación de vestidos y calzado; la sola estructura singular de los talleres como si ahí se hubieran reunido famosos artesanos especializados llegados de diversos lugares, también habla de lo mismo.

¿Y por qué un baptisterio en la capilla-basílica? Pues también con una función precisa, la ceremonia del bautismo para las damas una vez terminado o en el transcurso de su tiempo o años de formación.

Y si lo que se pretende es encontrar razones en contra de esa utilidad, podría hablarse del propio nombre elegido para la ciudad Recópolis, que supondría otro uso o intención, pero es posible pensar que ese nombre es un producto del "glamour" y los vapores de la corte y la peligrosa política filial del rey Leovigildo. La propia estructura arquitectónica del palacio puede presentar problemas pues no hay allí restos de habitaciones o compartimentos y la cosa se salvaría si esas poderosas columnas cuadradas no sirviesen tan solo para sujetar el techo de un piso, sino de un segundo y un tercer piso de edificio donde sí estarían esos departamentos en los que habitasen las damas y sus criados. Tampoco hay resto de escalera alguna que subiese a los pisos superiores, pero quizás es que el expolio de materiales debió ser algo importante, incluso los suelos desaparecieron. Otra cuestión que no cuadra es lo ventilado y desprotegido que parece aquel lugar y aunque se supone una cierta guarnición militar y puestos militares visigodos cercanos, la lejanía de la capital Toledo lo dejaría a merced de posibles ataques foráneos.

Aunque el hecho más crucial como sucede en las cuestiones históricas es la existencia o no de datos que lo confirmen pues no existen referencias que nos hablen de ese posible uso e intención para Recópolis, quizás algún atisbo o interpretación y que la reserva en las crónicas puede estar ocasionada como un otros muchos casos, no solo por la prevención de ocultamiento de sus dueños y ejecutores, sino por el desinterés y la falta de información de los cronistas.

Podrían proponerse, no obstante, otros lugares en los territorios históricos con esa misma utilidad, otros proyectos que persiguieran esas mismas intenciones. La mismísima emperatriz Teodora en su afán de recuperar condiciones y clase para sus vecinas de género, las mujeres, había puesto en marcha en la primera mitad del siglo VI y en los alrededores de Constantinopla un proyecto y fundación con el nombre de Metanoia. Aunque de fecha y realización posterior, el puesto y castillo de Anjar en el Líbano mandado construir por los califas Omeyas en el siglo VIII, un lugar muy parecido a Recópolis, podría albergar también esa finalidad de educación y centro del harén. Y un tercer lugar y proyecto, esto separado en el tiempo de Recópolis por unos 10 siglos, pero en el cual sí está atestiguada esa utilidad es Machu Pichu en las sierras andinas de América. En efecto ese lugar perdido en las montañas, pero no lejos de la capital Cuzco, fue puesto en marcha y construido a mediados del siglo XV y concebido como residencia y lugar de descanso para el emperador Inca. Este lugar y castillo al igual que Recópolis poseía tan solo una entrada y una puerta para su acceso y en su interior se describen numerosas casas (wasi) de estancia para las mujeres, bellas damas de la corte de Cuzco, donde tendrían lo necesario con el fin de su instrucción y preparación para la posterior vida en la corte. Así mismo existía en Machu Pichu un nutrido grupo de hombres de ciencia, numerosos sabios y funcionó como centro de observación astronómica.

Recópolis, entonces, como centro y lugar experimental, idea del rey Leovigildo y su corte que con el paso de los años conseguiría sus logros y acaso su prestigio y quizás, de cierto no tan experimental y alcanzase su utilidad hasta el ocaso de la autoridad visigoda en la Península con la llegada de los musulmanes.

 
 

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