El palacio se encuentra a pocos kilómetros del Museo de Vergina, la antigua Egas, donde yacen los restos Filipo en una tumba. En su reinado (382-336 a.C.), Macedonia se expandió hacia el sur de Grecia, pero fue su hijo, Alejandro (356-323 a.C.), quien logró convertir el reino en imperio, derrotando a egipcios y persas.
El palacio fue destruido por los romanos en 148 a. C. Entre 1865 y 1960, los restos del enorme recinto palaciego fueron recuperados poco a poco por varias generaciones de arqueólogos. En 2007 se inició un amplio programa de mantenimiento y restauración del sitio que, con un presupuesto de 20,3 millones de euros, concluyó el año pasado.
Los trabajos efectuados abarcan desde la excavación y registro sistemático de todos los hallazgos, entre ellos varias decenas de miles de elementos arquitectónicos de piedra, hasta «la restauración estética de los mosaicos y de las incrustaciones de mármol», precisa la nota.
El palacio de Filipo II era un espacio donde se celebraban grandes banquetes y recepciones. Ministerio de Cultura de Grecia
También está el ágora, donde los macedonios se reunían para debatir y tomar decisiones, comentó el arqueólogo Agueliki Kottaridi, mientras en la cercana Vergina se puede visitar el museo de tumbas macedonias, incluída la de Filipo II.
Igualmente se recompusieron pisos, cimientos y columnatas, así como restos de un monumental propilón (especie de puerta), impresionantes arcadas de dos pisos, un santuario, varios patios y hasta una biblioteca en la que se guardaban archivos.
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