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Un grupo de investigadores ha analizado la ascendencia genética de uno de los grupos indígenas más grandes de América del Sur: los mapuches. © Chiara Barbieri.
América del Sur fue el último continente en ser colonizado por los seres humanos. Los primeros migrantes se trasladaron rápidamente de América del Norte a América del Sur a finales del Pleistoceno, hace unos 15.000 años, como lo atestiguan los primeros rastros de presencia humana en lo que hoy es el centro-sur de Chile.
Las migraciones humanas trajeron múltiples corrientes de ascendencia, pero la forma en que interactuaron y las rutas exactas que tomaron no están bien resueltas. Un nuevo estudio internacional, publicado en Current Biology, arroja luz sobre esos eslabones perdidos, comenzando por contextualizar las ascendencias indígenas actuales y destacando la profundidad de sus raíces prehispánicas en las Américas.
Un equipo de investigación liderado por la Universidad de Zúrich, en colaboración con la Pontificia Universidad Católica de Chile y el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de Leipzig, estudió la ascendencia genética de los mapuche en concierto con datos lingüísticos, arqueológicos e históricos. “Hemos comparado el perfil genético de los participantes de ascendencia mapuche con datos de muchas otras poblaciones de las Américas, incluido el ADN antiguo de excavaciones arqueológicas”, dice Epifanía Arango-Isaza (izquierda), estudiante de doctorado en la Universidad de Zúrich, quoen realizó el estudio.
La ascendencia genética de los mapuches es típica del Cono Sur, la parte más austral del continente, la cual hasta ahora ha estado poco representada en los estudios genéticos e históricos. Otras ascendencias genéticas importantes en América del Sur incluyen una que se encuentra principalmente en los Andes centrales y otra principalmente en la Amazonía. “Los antepasados de los mapuches se separaron de los habitantes del extremo sur hace más de 4.000 años y no se encontraron con corrientes migratorias posteriores procedentes del norte que llegaron a los Andes centrales y partes de la Amazonía”, dice Arango-Isaza.
Los investigadores generaron datos de todo el genoma de 64 participantes de tres poblaciones mapuche en el sur de Chile: pehuenche, lafquenche y huilliche. A grandes rasgos, describen tres bloques principales de ascendencia con un origen común que caracterizan al Cono Sur, los Andes Centrales y la Amazonía. © Arango-Isaza et al. (2023)
Los Andes forman la cadena montañosa más larga del mundo. Los etnógrafos europeos alguna vez tendieron a concebir a los Andes como una unidad cultural homogénea e interrelacionada. Sin embargo, las relaciones pasadas entre las poblaciones de los Andes ahora aparecen más matizadas.
Chiara Barbieri (derecha), de la Universidad de Zúrich y autora también del estudio, dice: “Hemos visto que los linajes mapuche distintivos se originaron localmente y que se han mantenido en relativo aislamiento. Este aislamiento general está marcado por episodios de contacto con otras poblaciones sudamericanas durante el último milenio más o menos”.
Paul Heggarty (izquierda), un lingüista del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva que ha trabajado en este estudio, agrega: “El principal vínculo genético es con los Andes centrales, lo que refleja cómo los cultivos domesticados como la papa también se extendieron hacia el sur, al igual que un puñado de préstamos tomados de la lengua quechua por la lengua mapudungun, la lengua de los mapuche”. Este contacto puede remontarse a antes del contacto con el Imperio Inca (siglos XV y XVI).
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Otras conexiones específicas apuntan al extremo sur de los Andes. “Hemos encontrado que distintas identidades territoriales mapuche –pehuenche de los Andes, lafquenche de la costa y huilliche de la isla de Chiloé– están emparentadas entre sí, pero los huilliche aún tienen rastros de contacto genético con el extremo sur. Esto puede ser una firma de estructura genética originaria de otros grupos conocidos como los Chono, que alguna vez habitaron el archipiélago de Chiloé, en el sur de Chile”, explica Kentaro Shimizu (derecha), profesor de genética y director del “Programa Prioritario de Investigación Universitaria en Evolución en Acción” de la Universidad de Zúrich.
El estudio se desarrolló a través del intercambio directo con los participantes. “Cuentos y relatos tradicionales aluden a un profundo legado de la cultura mapuche en la región. Nuestro trabajo tiene valor para los participantes en cómo se sienten representados”, dice María José Aninao (izquierda), lingüista mapuche y coautora del estudio.
Chiara Barbieri concluye: “También registramos el proceso de discusión de los resultados con los participantes y representantes culturales en un documental que ahora está listo para ser distribuido. En él buscamos explicar la complejidad de las identidades indígenas actuales a partir de conversaciones con personas en Chile que tenían ancestros mapuches o que de hecho se identifican como mapuches”.
Fuente: Instituto Max Planck | 6 de junio de 2023
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