Petroglifos chinos de la Edad del Bronce representan rituales de notable carácter sexual

Detalle de los petroglifos en Hutubei, provincia de Xinjiang, China. Cortesía de Jeannine Davis-Kimball

Fuentes: Slate.com | Mary Mycio | dailymail.co.uk | 14 de febrero de 2013 

Los mojigatos no deberían adentrarse en la arqueología. La pátina de antigüedad puede hacer que un falo tallado en marfil, una figurilla de Venus, o la pintura de una vulva en una pared inestimable de una cueva, nos comuniquen algo desde un pasado mudo y distante. Pero si trasplanta esas imágenes al mundo moderno obtendrá consoladores, Playboy, y a la artista Georgia O'Keefe. Sin embargo, el arte erótico más prehistórico es abstracto, desencarnado. No representan explícitamente sexos enloquecidos "copulando sus cerebros" para la diversión y la fertilidad.

Pero un lugar arqueológico poco conocido lo hace. Los petroglifos Kangjiashimenji son bajorrelieves tallados en un gran afloramiento de basalto rojo en la remota región de Xinjiang, en el noroeste de China. Las ilustraciones incluyen las primeras -y algunas de los más gráficas- representaciones de la cópula en el mundo.

                                                                                                                                         

El arqueólogo chino Wang Binghua  (izquierda) descubrió los petroglifos en la década de 1980, y Jeannine Davis-Kimball  (derecha), una experta en nómadas de Eurasia, fue la primera occidental en verlos. A pesar de que ella escribió acerca de los grabados en revistas académicas, permanecen siendo desconocidos. Google recupera sólo unos pocos resultados en función de la ortografía. Los petroglifos se merecen más atención.

El elenco de 100 figuras presenta lo que es, obviamente, un ritual de fertilidad (o varios). Su tamaño varía desde más de 2,70 metros de altura a tan sólo unas pocos centímetros. Todos realizan la misma pose ceremonial, sosteniendo sus brazos hacia afuera con los codos doblados. La extremidad de la mano derecha hacia arriba y la extremidad de la mano izquierda hacia abajo, posiblemente indican la tierra y el cielo.

Los pocos eruditos que han estudiado los petroglifos piensan que las figuras con forma de reloj de arena más grandes simbolizan a las mujeres. Tienen estilizados torsos triangulares, las caderas y las piernas bien torneadas, y llevan tocados cónicos con decoraciones tenues. Las imágenes de los hombres están hechas con triángulos más pequeños, las piernas son "patas de palo" y llevan las cabezas descubiertas. Itifálico es el término arqueológico para significar "pene erecto", y casi todos los hombres representados tienen uno. Un tercer grupo de figuras parecen ser bisexuales. Combinan
elementos de hombres y mujeres, son itifálicos, pero llevan sombreros femeninos, una decoración en el pecho y a veces una máscara. Es posible que sean chamanes.

El conjunto se divide en cuatro escenas completamente desarrolladas a partir de una altura de unos 9 metros y progresan hacia abajo. En la primera escena, nueve mujeres grandes y dos hombres más pequeños bailan en círculo, aparentemente amonestando a sus espectadores. Esta es la única escena sin hombres itifálicos, aunque a un lado una figura bisexual reclinada tiene una erección evidente. Dos símbolos cerca del centro parecen sementales luchando cabeza contra cabeza.


La segunda escena está llena de sucesos extraños. Las mujeres y los hombres bailan con frenesí en torno a una gran figura bisexual itifálica a punto de penetrar a una pequeña mujer con una vulva explícita. Su peto representa a una cabeza femenina con un tocado cónico como el suyo. A la izquierda del todo, una segunda figura bisexual con una máscara de mono está a punto de penetrar a otra mujer pequeña, pero sin rostro. Cerca, un par de animales rayados están en decúbito prono (boca abajo) en medio de arcos y flechas, mientras que, en el otro extremo, una mujer gigante con dos cabezas parece conducir el ritual. Alrededor abundan las cabezas sin cuerpo, tal vez indicando a los espectadores.


La siguiente escena es más pequeña y cruda. Un coro de niños surge de una mujer pequeña que está siendo penetrada simultáneamente por un hombre y un bisexual, mientras que tres hombres más, itifálicos, esperan su turno. Otra figura tiene un pene más largo de lo que es su altura, apuntando hacia la única mujer grande de la escena. Ella está de pie delante de una plataforma en la que un cuerpo sin rostro está en decúbito prono llevando lo que parece ser la piel de los animales rayados. El cuerpo se asemeja al de las mujeres que copulan en esta y en la anterior escena. Es la única figura que se muestra con los brazos bajados, probablemente indicando la muerte en un sacrificio ritual. Un pequeño perro está también en el centro.


La última escena completa no contiene ninguna mujer evidente en absoluto, aunque los cuerpos flotantes en la parte superior derecha pueden ser femeninos. Hombres y bisexuales itifálicos participan en una danza frenética. Un hombre parece tener su brazo alrededor de otro, al tiempo que un hombre solitario, en la parte inferior, parece estar masturbándose mientras un desfile de niños pequeños se salpican de su erección. Se parece mucho a una fiesta-orgía de fraternidad.

Hay cuatro escenas adicionales que parecen más bien bocetos. Dos incluyen un par de perros y otra representa torsos masculinos y femeninos con cabezas múltiples. La última figura tiene un pene muy largo, pero el cuerpo de una mujer, y parece ser que llevaba un sombrero cónico. Pienso en ello, como en el artista, aunque ningún artista podría haber grabado un conjunto tan grande, complejo y detallado, en una sola vida.

Fascinantes en sí mismos, los petroglifos también revelan mucho sobre los primeros asentamientos humanos en la región más occidental de China. Las intrincadas caras grabadas muestran narices largas, bocas delgadas, y las definidas crestas en los ojos de los rostros caucasianos. Las gentes de los petroglifos vinieron del oeste.

Los petroglifos están talladas en bajorrelieve en una gruta protegido en la base de este afloramiento de basalto rojo en Tien Shan, en Xinjiang, al oeste de China

Aunque sin precedentes en Asia Central, la iconografía se hacen eco de las imágenes del lejano oeste. Figuras de mujeres triangulares con los brazos extendidos como en los de los petroglifos aparecen a menudo en la cerámica de la Edad del Cobre de la cultura Tripolje, en lo que hoy es Ucrania. Los símbolos del perro son también sorprendentemente muy similares.

¿Podrían estas culturas estar relacionadas a pesar de la distancia de 2.575 kilómetros y un número incalculable de años? La respuesta depende de quién creó los petroglifos. Aunque los académicos chinos las atribuyen a las culturas nómadas del año 1.000 a.C., Davis-Kimball señala que los nómadas generalmente creaban arte mueble y no enormes retablos grabados. Los realizadores de los petroglifos tuvo que haber sido un pueblo sedentario, ya que los elaborados trabajos artísticos parecen haber sido tallados durante un período de siglos. Esto reduce a los potenciales candidatos de forma considerable. La única vez en la prehistoria en que se sabe que pueblos sedentarios poblaron la región fue durante la Edad de Bronce, el milenio anterior al año 1.000 a.C.

Los rostros de estos pobladores son conocidos en el mundo a través de cadáveres disecados, los cuales conservan perfectamente hasta sus pestañas y el tejido de sus ropas. Estas momias (abajo) han sido excavadas por cientos en las arenas secas y saladas del desierto de Xinjiang desde 1980.

Foto


Los cuerpos más antiguos e intrigantes proceden de un montículo de arena artificial de 6 metros de alto a unos 482 kilómetros al sur de los petroglifos. Conocido como Xiaohe, o "Cementerio nº 5 Pequeño Río (SRC5), se encontró en 1934, pero luego fue olvidado. El lugar está en un desierto remoto y restringido, dado que China llevó a cabo en él pruebas nucleares. Redescubierto en el año 2000, el enclave tuvo que ser completamente excavado en los años siguientes para protegerlo de los saqueadores. Bajo la arena yacían cinco capas de tumbas, de las que fueron recuperados 30 cadáveres disecados bien conservados, siendo la datación del más antiguo correspondiente al año 2.000 a.C.


El descubrimiento demostró ser políticamente explosivo, puesto que la mayoría de las momias (SRC5) de la Edad de Bronce tenían narices largas, crestas en los ojos, y el pelo rojo y marrón, ninguno de los cuales es típicamente chino. Los rasgos caucásicos parecían contradecir el punto de vista oficial del gobierno de que los chinos Han tenían la reivindicación histórica más antigua sobre el territorio de Xinjiang, que dataría del siglo II a.C.

La cuestión de qué grupo étnico vivió ahí en primer lugar es un problema serio en la actualidad. La mayoría de los habitantes de Xinjiang no son étnicamente chinos, sino Uigur. Ellos pertenecen a una nacionalidad musulmana de habla turca de 9 millones de habitantes y dan nombre a la Región Autónoma Uigur de Xinjiang. No se distinguen de los europeos típicos, y sus antepasados se asentaron en Xinjiang en el siglo IX. Los nacionalistas Uigur, que quieren una mayor libertad religiosa y cultural, y una mayor autonomía de China, se aferran a las antiguas momias caucásicas para reclamar sus profundas raíces históricas en la región.

El conflicto político ha obstaculizado la investigación por un tiempo. Pero cuando un estudio genético de 2010 concluyó que las momias más antiguas no eran de chinos Han, pero tampoco del pueblo Uigur, ambas partes se echaron atrás, dejando el asunto a los científicos y académicos.

Foto: Tarim Basin donde fueron encontradas las momias caucasianas.


El cementerio donde se encontraron las momias era único en el mundo para su tiempo. El sitio estaba erizado con cerca de 200 postes de álamo de hasta 3,5 metros de altura, y esto requirió cantidades exageradas de maderos. Algunos de los postes, pintados de negro y rojo, eran parecidos a torpedos o se asemejaban a remos de gran tamaño. Los cuerpos yacían en la arena cubiertos con ataúdes parecidos a barcos y envueltos en pieles de ganado.


Viktor Mair (izquierda), profesor de lengua y literatura china en la Universidad de Pennsylvania, y uno de los más destacados expertos en las momias, escribe que el cementerio (SRC5) era "un bosque de falos y vulvas ... cubierto de simbolismo sexual". Los postes-torpedos eran símbolos fálicos que marcaban todas las tumbas femeninas, mientras que los postes-remos que marcan los entierros masculinos representaban vulvas. Muchos entierros femeninos contenían falos tallados en sus lados, y el montículo también tenía grandes esculturas de madera con genitales exagerados. "Tal atención, tan abierta y penetrante, a la reproducción sexual es extremadamente rara en el mundo en un cementerio", según Mair (pdf).


El ADN de los cadáveres masculinos muestra orígenes occidentales, mientras que los femeninos proceden tanto de oriente como de occidente. Mair y otros investigadores piensan que los antepasados de las gentes momificadas fueron jinetes de las estepas de Europa del Este que emigraron a la región de Altai, en Asia, alrededor del año 3.500 a.C. Después de 1.500 años, algunos de los descendientes del pueblo de Altai, que pastoreaban ganado vacuno, caballos, camellos, ovejas y cabras, se aventuraron hacia el sur, en lo que hoy es la región de Xinjiang. Atrapados entre las montañas de Tien Shan y el caluroso desierto de Taklimakan, es uno de los entornos más hostiles del mundo, un lugar tan duro y áspero que la ruta de la seda se desviaba hacia el norte o hacia el sur para evitarlo. Sin embargo, las fotografías por satélite muestran antiguas vías fluviales en lo que ahora es un desierto árido, permitiendo que aquellos pioneros sobrevivieran en los verdes oasis hacia el año 2.000 a.C.


Debió haber sido una existencia precaria, con una mortalidad infantil y juvenil asombrosamente alta. Tal vez eso explica la exagerada atención a las relaciones sexuales y a la procreación en el cementerio, y el alto estatus de ciertas mujeres. El mayor poste fálico en el cementerio (SRC5) fue pintado completamente de rojo y se puso a la cabeza de una anciana enterrada bajo un ataúd rojo brillante. Otras cuatro mujeres fueron enterradas en suntuosas tumbas que estaban separadas de los demás.


El hecho de que el cementerio más sexualmente explícito del mundo se encuentre a unos cientos de kilómetros de los petroglifos más sexualmente explícitos no puede haber sido una coincidencia. Cuando le pregunté a Mair si los petroglifos pudieron haber sido creados por las gentes que enterraron a sus muertos en el cementerio (SRC5), dijo que era plausible. Tal vez los nuevos inmigrantes grabaron las escenas para registrar sus rituales más importantes para la posteridad.

                                                                                                                                        
Mair también tomó nota de que los rasgos caucásicos y la obsesión cultural por el sexo no era todo lo que vinculaba a los dos sitios, los cuales se encuentran en áreas de asentamientos de la Edad del Bronce. Casi cada una de las momias del cementerio (SRC5) -así como las momias de la Edad del Bronce de otros lugares- fue enterrada con un llamativo sombrero cónico hecho de fieltro y decorado con plumas (derecha). Aunque estilizados en los petroglifos, los tocados de las figuras femeninas son también cónicos con decoraciones tenues que podrían ser plumas.


Las implicaciones son tentadoras. ¿Podrían las primeras escenas del conjunto representar rituales de fertilidad originalmente traídos de Europa por los antepasados emigrantes en el 3.500 a.C? ¿Las grandes mujeres representan un alto estatus como las mujeres enterradas en las tumbas más ricas del cementerio (SRC5)? ¿El menor tamaño de las mujeres copulando significa menor rango? Si los dos sitios están realmente vinculados, ¿por qué los hombres están con la cabeza descubierta en los petroglifos, pero todos llevan sombreros en las tumbas? ¿Podrían haber sido ellos los chamanes bisexuales del conjunto? ¿O, como un experto chino ha sugerido, fueron penes añadidos a algunas de las figuras femeninas más adelante, posiblemente significando el cambio del matriarcado al patriarcado? ¿Y está realmente la iconografía vinculada a la cultura Tripolje occidental o es sólo una evolución cultural paralela?

Estos son sólo algunos de los misterios que rodean a los Petroglifos Kangjiashimenji. Esperemos que, ahora que las presiones políticas han disminuido, el lugar reciba un estudio más profundo. Pero cualesquiera que sean las respuestas, si hay alguna que se ha encontrado es que tal conjunto es por lo menos una demostración espectacular de cómo el sexo es una de las fuerzas impulsoras que está detrás de la creación del arte.

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Comentario por jorge hugo bertran vall el febrero 23, 2013 a las 9:52pm

es esperable , que los estudios venideros den resultado, para conocer el desarollo se la conducta sexual de nuestros antepasados.

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