Nuevo hallazgo de sacrificio masivo de niños de la cultura Chimú en el antiguo Perú

Las excavaciones en Pampa La Cruz se iniciaron el año pasado y fueron financiadas por la National Geographic Society. (Foto: National Geographic)

Un importante hallazgo de la cultura precolombina Chimú (norte de Perú), consistente en los restos de 132 niños sacrificados, fue confirmado este martes a Sputnik por el arqueólogo Gabriel Prieto.

"Hemos encontrado un entierro con un total de 132 niños y 262 llamas (camélidos andinos). Lo más novedoso es que dentro de ese conjunto de 132 niños, hay 10 que al parecer fueron de la élite chimú, que fueron ataviados con tocados de plumas, con vestidos pintados con materiales muy finos", explicó el arqueólogo peruano.

Gabriel Prieto lidera el equipo interdisciplinario de investigación. (Foto: National Geographic)

Prieto, quien dirige al grupo de investigadores responsables de este hallazgo, realiza sus exploraciones en una zona conocida como Pampa La Cruz, ubicada en el distrito costero de Huanchaco, provincia de Trujillo, en la región de La Libertad (norte).

El arqueólogo detalla que el hallazgo de los 132 restos de niños, cuyas edades varían entre los 6 y 14 años, es producto de un trabajo que viene realizando desde 2016 bajo el auspicio de National Geographic. Sus investigaciones se realizan en torno a la cultura Chimú, civilización que se desarrolló entre los siglos XII y XV, la cual fue conquistada por el imperio Inca alrededor de 1470.

Los estudiantes de arqueología de la Universidad Nacional de Trujillo se preparan para limpiar y catalogar cráneos del entierro masivo en Huanchaquito. El clima árido del norte del Perú momificó naturalmente muchos de los restos, que están inusualmente bien conservados. (Foto: National Geographic)

Según comenta Prieto, el hallazgo revela que la cultura Chimú no sólo sacrificaba a los niños de las clases bajas sino que “los líderes chimús también sacrificaron a sus propios hijos”, como se puede desprender del lujo con el que fueron enterrados algunos de los infantes.

Los restos de dos niños, tal vez un niño y una niña, descansan uno junto al otro en el sitio de enterramiento masivo de Pampa la Cruz en la costa árida del norte de Perú. Se encuentran entre los 272 niños que fueron sacrificados y enterrados alrededor del año 1450 d.C. en dos sitios cerca de Chan Chan, la antigua capital de los chimú. La mayoría de las víctimas fueron asesinadas con un corte en el pecho, posiblemente para extirpar el corazón, y fueron enterradas en sudarios simples.

Asimismo, según las épocas en las que se estima que se realizaron los sacrificios, la cultura Chimú hizo uso de sacrificios humanos no sólo para eventos como el fenómeno El Niño, en donde se pedía “clemencia” a la naturaleza, sino para ocasiones cíclicas que aún están pendientes de investigación.

El Niño es un fenómeno climático que consiste en el calentamiento de las aguas normalmente frías del mar de la costa norte peruana, lo cual genera un exceso de humedad en el ambiente y consecuentemente lluvias que provocan inundaciones, deslizamientos de tierra y desborde de ríos. El fenómeno El Niño se da durante los meses de verano en Perú, entre enero y marzo, con ciclos e intensidades variables.

De acuerdo al arqueólogo, los sacrificios infantiles no sólo jugaron un papel importante en los rituales religiosos de los chimús, sino que “alrededor de ellos giraba una industria artesanal”.

Un tocado de plumas de guacamayo adorna el cráneo de un niño sacrificado que tiene el pelo hasta los hombros. Los investigadores dicen que el tocado indica que los jóvenes pueden haber sido de una familia de élite. FOTOGRAFÍA DE REBECCA HALE, PERSONAL NGM.

“Así como los egipcios desarrollaron una industria de lo fúnebre con la construcción de mausoleos monumentales o sarcófagos, parece que los chimús tenían las mismas intenciones de acompañar sus sacrificios con telas pintadas, artefactos de metal o el comercio de plumas exóticas traídas desde la Amazonía”, detalla el experto.

Según refiere, los entierros descubiertos se habrían realizado incluso en años en los que los chimús ya habían sido conquistados por los incas, con quienes compartían la práctica del sacrificio infantil como un ordenado acto ritual.

“Un niño representa desarrollo, progreso, oportunidad y los niños en la cultura chimú tuvieron ese mismo valor. No solamente fueron carne de cañón, pues sus cuerpos han sido debidamente tratados, los han puesto en una posición específica (en los entierros). Esto no sólo se trata del acto de matarlos sino de enterrarlos en un orden muy estructurado”, detalla el arqueólogo.

Cuchillo ceremonial usado para los sacrificios chimúes. (Foto: National Geographic)

Este hallazgo del equipo dirigido por Prieto se suma al revelado en abril del año pasado, cuando se hallaron los restos de 140 niños sacrificados en una zona cercana a Pampa La Cruz, y que se considera el hallazgo infantil fúnebre más importante descubierto en América.

Fuentes: elcomercio.pe | nationalgeografic.com | 17 de enero de 2019

 

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Comentario por Guillermo Caso de los Cobos el marzo 11, 2019 a las 4:37pm

Una antigua masacre de niños en Perú pudo haber sido un sacrificio para calmar el mal tiempo

El año pasado un equipo de arqueólogos en Perú anunció el descubrimiento de una masacre ritual, con siglos de antigüedad, que creen que es el mayor caso conocido de sacrificios de niños. Enterrados bajo las arenas de Huanchaquito-Las Llamas, en la costa norte de Perú, había casi 140 esqueletos infantiles, además de los restos de 200 llamas.

Aunque no se puede determinar de manera definitiva el razonamiento detrás de ese espantoso asesinato en masa de niños y niñas, que solo tenían entre 5 y 14 años de edad, ahora los investigadores dicen que el acto pudo ser una respuesta ante el desastroso evento climático conocido como El Niño.

“Parece que lo que descubrimos en Huanchaquito-Las Llamas es un sacrificio para detener las lluvias torrenciales, las inundaciones y los torrentes de lodo”, dijo John Verano (izquierda), antropólogo de la Universidad de Tulane y autor del artículo, que se publicó el miércoles en PLOS One.

El hallazgo proporciona nueva información sobre los rituales de la antigua civilización chimú que habitaba la costa norte del Perú. También intenta reconstruir la historia sobre por qué esas personas asesinaron a los niños, presumiblemente abriendo sus pechos y arrancándoles los corazones.

Un día, en 2011, un hombre llamado Michele Spano Pescara se acercó a Gabriel Prieto (derecha), arqueólogo de la Universidad Nacional de Trujillo en Perú. Spano le dijo que, cerca de su casa, sus hijos habían desenterrado unos huesos. Cuando Prieto siguió al hombre hasta el sitio, se sorprendió. “Había muchos restos humanos y cuerpos completos en perfecto estado de conservación por todas partes”, dijo Prieto, quien dirigió el estudio.

Prieto llamó a una colega, Katya Valladares, quien investigó los esqueletos e identificó marcas de corte en el esternón de muchos niños. Eso indicaba que el sitio de entierro no era un cementerio grupal, sino la ubicación de un asesinato masivo orquestado. De 2011 a 2016, Prieto y sus colegas desenterraron 137 esqueletos infantiles completos y los restos de más de 200 llamas en un área que se extendía alrededor de unos 696 metros cuadrados.

Algunos cuerpos fueron enterrados en tela, muchos llevaban tocados de algodón y otros tenían pintura de cinabrio rojo en sus cráneos. Enterradas junto a muchas de las víctimas estaban las jóvenes llamas, cada una con menos de 18 meses de edad. Ellas también fueron sacrificadas. El equipo notó que los niños estaban enterrados mirando hacia el oeste, en dirección a la costa, mientras que las llamas miraban hacia el este donde se encuentran las montañas de los Andes.

Usando la datación por radiocarbono, el suceso se remonta a una fecha cercana al 1450 d.C., lo que lo ubica temporalmente poco antes de que el Imperio inca invadiera esos territorios. El equipo también intentó recolectar ADN de los dientes de algunas víctimas, pero solo tuvo éxito en una fracción de los casos.

Esqueletos de niños y camélidos enterrados en arena arrastrada por el viento en el sitio HLL. Tenga en cuenta que todos los entierros fueron excavados a relativamente la misma profundidad. Foto: Plos One

Las muestras que lograron recabar les permiten afirmar que se escogieron tanto niños como niñas, lo que significa que el sacrificio no era exclusivo de un solo género. Un análisis adicional de ADN podría ayudar a determinar si los niños eran de la localidad o si provenían de todo el territorio del pueblo chimú pero, debido a los detalles morfológicos, los investigadores creen que las víctimas provenían de toda la zona.

Una pista importante para averiguar el motivo por el cual los chimú sacrificaron a los niños es la gruesa capa de lodo que se preservó en la parte superior de la extensión de arena donde fueron enterrados. Como actualmente esa área es un desierto, la capa de lodo indica la presencia de un período de lluvias intensas como el que se vio durante el fenómeno El Niño, o un calentamiento natural de las aguas superficiales del ... que tiene efectos sobre el clima. Ese diluvio habría devastado al Imperio Chimú, al inundar cultivos, matar los bancos de peces y arrasar con los pobladores.

También en esa capa de barro, los científicos encontraron huellas conservadas de adultos con sandalias y niños descalzos, así como señales de que las llamas fueron arrastradas hasta ese lugar. Aparentemente los niños fueron trasladados hasta ese sitio que estaba justo en las afueras de Chan Chan, la capital del territorio chimú. Los asesinatos, según los expertos, se realizaron por orden de las autoridades como una ofrenda a sus dioses o espíritus ancestrales para mitigar las lluvias.

“La imagen que comienza a emerger es que en condiciones de severas alteraciones climatológicas, el sacrificio de los niños puede haber sido el medio de comunicación más poderoso con lo sobrenatural”, dijo Haagen Klaus (izquierda), un bioarqueólogo de la Universidad George Mason en Virginia, que no participó en la investigación.

Tiffiny Tung (derecha), una bioarqueóloga de la Universidad de Vanderbilt que tampoco forma parte del estudio, dijo que el hallazgo ayuda a esclarecer los rituales de los chimú, pero también ofrece una mirada a la maquinaria política de esa antigua civilización. Además afirmó que el sacrificio permitía que los líderes pudieran demostrarle a su gente hasta dónde podían llegar para apaciguar a las deidades y proteger a la comunidad. Al mismo tiempo, ejecutar una masacre masiva de niños era un recordatorio del poder y la autoridad de los líderes sobre sus ciudadanos.

“Es una excelente manera de hacer que las personas se mantengan en el carril”, dijo.

Fuente: nytimes.com| 7 de marzo de 2019

Comentario por Guillermo Caso de los Cobos el septiembre 4, 2019 a las 1:20am

Descubren nuevos restos de niños sacrificados en Perú de la cultura Chimú

Foto: Sacrificio masivo en Huanchaco: hallan restos óseos de niño de la élite Chimú. (Foto: Johnny Aurazo)

Un grupo de arqueólogos peruanos que excava en Pampa La Cruz, en el distrito de Huanchaco, cerca de la ciudad de Trujillo, a unos 700 kilómetros al norte de Lima, acaba de hacer un descubrimiento excepcional: los restos de 95 niños que fueron sacrificados en un ritual religioso llevado a cabo por el pueblo chimú, la civilización que dominó la costa norte de Perú entre los años 900 y 1450, hasta la conquista inca realizada por Topa Inca Yupanqui hacia el año 1470 –los chimú fueron los artífices de la gran ciudadela de barro de Chan Chan, la mayor de América del Sur–.

Cientos de niños sacrificados

El arqueólogo Feren Castillo (izquierda), ha destacado que "este yacimiento es el mayor lugar de sacrificio de niños descubierto en el mundo" –en la campaña arqueológica de 2018 se desenterraron los restos de crías de llama y de 132 infantes, que sumados a los 95 actuales hacen un total de 227 niños–. 

El director del proyecto Huanchaco, Gabriel Prieto Burméster, destaca que en el lugar hubo tres momentos en que se realizaron estos sacrificios: el primero habría sucedido entre 1200 y 1250; el segundo, entre 1400 y 1450, y el tercero, ya bajo dominio inca, entre 1500 y 1520.

Los niños sacrificados tienen entre 6 y 15 años, y los investigadores creen que fueron ofrecidos por los chimús tal vez a la diosa del mar o para celebrar alguna victoria –el descubrimiento de artefactos de la cultura Lambayeque en el yacimiento ha hecho pensar a los arqueólogos que tal vez los chimúes conquistaron territorios del norte y lo celebraron con este tipo de ceremonias–. Por ahora no se han hallado indicios de que los niños fueran sacrificados para aplacar a sus dioses en relación a las catástrofes naturales causadas por el fenómeno de El Niño. Los cadáveres, algunos de los cuales aún llevaban joyas, como pendientes de plata, presentaban evidencias de cortes en el esternón así como dislocación de costillas. Se enterraron mirando hacia el océano Pacífico y se hallan en un óptimo estado de conservación, manteniendo intactos la piel y el cabello.

Los 227 niños fueron encontrados en pozos o fosas, sentados y recostados boca arriba, respectivamente. Además, todos con el cuerpo orientado hacia el mar, ubicado a menos de 500 metros de distancia. 

“El patrón del entierro Chimú son pozos donde el cuerpo está sentado, lo que pasa solo con un grupo de niños hallados. No obstante, lo que aquí también estamos encontrando son niños enterrados boca arriba, lo que hace suponer que pertenecían a una clase social baja”, añadió Castillo. 

Los trabajos de investigación en esta zona también han determinado que los niños fueron sacrificados con un cuchillo de cobre. El arma, incluso, fue encontrada el año pasado a un costado de unos de los entierros.

Se sospecha que el “sacrificador” hacía los cortes en el esternón en la mayoría de niños, posiblemente para extraerles el corazón.

Templo Mochica

Antes de ser ocupado por los Chimú, entre los años 1.200 y 1.520 d.C., el lugar fue un pequeño templo Mochica, reveló Gabriel Prieto. El sitio estuvo dedicado a la divinidad marina. Eso explica el reciente hallazgo de restos óseos enterrados de cachalotes pigmeos, tiburones, pelícanos y otras especies.

Sin embargo, de acuerdo con Prieto, también se han hallado aproximadamente 40 cráneos humanos y los esqueletos de seis individuos, además de fragmentos de textiles finos y placas de metal. Es decir, en el lugar se habría sacrificado a guerreros Mochica.

El pequeño templo, además, presenta pinturas murales que hasta este momento no se habían registrado en sitios arqueológicos pequeños. “No es un sitio monumental como Huaca de la Luna, sino pequeño. Sin embargo, nos abre un nuevo horizonte saber que los pequeños templos Moche también tenían iconografía y policromía en sus murales”, sostuvo el también profesor de arqueología.

Prieto añadió que los restos óseos fueron trasladados a la Universidad Nacional de Trujillo (UNT) para continuar con las investigaciones y que los trabajos son patrocinados por la misma casa estudiantil y el Fondo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (Fondecyt).

Todavía queda mucho por investigar en el yacimiento, sobre todo el motivo por el cual los chimúes sacrificaban niños y el momento en el cual se inició está tradición. Lo que sí tienen claro los arqueólogos es que Huanchaco fue durante el período chimú el lugar escogido por esta cultura para realizar sus sacrificios humanos.

Fuentes: nationalgeographic.com.es | elcomercio.pe | 3 de septiembre de 2019 

Comentario por Guillermo Caso de los Cobos el febrero 12, 2020 a las 7:10pm

A los niños sacrificados de la culturá Chimú se les arrancaba el corazón

Un entierro infantil típico acostado boca arriba con las piernas flexionadas.Tenga en cuenta la tela en la cabeza. El cuerpo fue colocado mirando hacia el noroeste, hacia el océano. Foto: PLos One.

Corría el año 2011 cuando un grupo de personas descubrieron algo tétrico. Se encontraban caminando cerca de una zona conocida como Huanchaquito-Las Llamas, en Perú, cuando vieron asomar del suelo lo que parecía ser una mano humana. Al acercarse, comprobaron que efectivamente se trataba de una serie de huesos. Pero lo que ni por asomo podían imaginar es que acababan de descubrir por casualidad el mayor enterramiento de niños de América.

Las autoridades comenzaron a excavar en la zona pocos meses después para, en 2016, terminar la primera parte de sus investigaciones, con resultados verdaderamente sorprendentes. En poco menos de cinco años de trabajos, los expertos fueron capaces de encontrar los cadáveres de 137 niños de edades entre los 6 y los 15 años, además de los cuerpos de tres adultos y de 200 llamas jóvenes, todos ellos con una colocación muy concreta.

Los investigadores pronto descubrieron que los más de 300 cuerpos allí enterrados databan de unos 550 años atrás, lo que se corresponde en fechas con la presencia del Imperio Chimú en la zona. Se trata de una civilización cuyo florecimiento tuvo lugar entre los siglos XI y XV y de la que, hasta la fecha, se desconocía que llevaran a cabo sacrificios humanos. Pero, además, todos ellos tenían una característica común: parece que se les extrajo el corazón antes de morir.

Un camélido marrón claro acostado sobre un cuerpo humano. Como la mayoría de los camélidos, el cabello está muy bien conservado. Foto: PLos One.

Así lo sugieren los cortes encontrados en los restos óseos de los menores. Muchos de ellos tenían laceraciones en sus costillas, que sugieren que fueron practicadas para arrancarles el corazón, una situación que también se repite en el caso de los animales. Ese hecho es el que llevó a los expertos a confirmar que se trataba de un rito... pero, ¿de qué tipo? Las prueba halladas en la excavación también podrían tener la respuesta: detener las lluvias torrenciales.

Los científicos que llevaron a cabo la investigación descubrieron que todos los cuerpos estaban enterrados en una importante capa de lodo, lo que explicaría que en el momento de ser enterrados se trataba de tierra mojada. Este hallazgo sugiere que los líderes de los Chimú podrían haber procedido a realizar un multitudinario sacrificio de niños con el objetivo de calmar a los dioses y que detuvieran las importantes lluvias que estaban asolando su población.

Ejemplos de huellas humanas (pie desnudo de un niño y sandalia de un adulto) y huellas de camélidos en barro húmedo. Foto: PLos One.

Esa teoría está apoyada por la específica colocación de los cadáveres en el sitio de enterramiento. Por ello, es posible que para detener el devastador clima, los niños fueran todos enterrados en dirección al océano, mientras que los animales fueron colocados mirando hacia las montañas. Por si fuera poco, en el lodo han quedado grabadas múltiples pisadas de adultos, lo que se explicaría en caso de que hubiese tenido lugar una procesión a modo de rito, según se informa en PLos One.

"He estado cavando durante 35 años en la costa norte de Perú y no sabía que los Chimú sacrificaban niños", explica John Verano, uno de los responsables de las excavaciones en Huanchaquito-Las Llamas, a Discover Magazine. Pero los descubrimientos no solo no han parado de sucederse, sino que apuntan a ser mayores de lo que se creía en un principio. "En cada lugar donde ponemos una pala, encontramos un sacrificio de niños", afirma Verano. 

Fuente: elconfidencial.com | 11 de febrero de 2020

Comentario por Guillermo Caso de los Cobos el septiembre 25, 2022 a las 5:00pm

Descubren 76 nuevas tumbas de niños sacrificados en Huanchaco

El sitio arqueológico Pampa La Cruz, ubicado en el distrito de Huanchaco, provincia de Trujillo, región La Libertad, registra más de 450 años de sacrificios de niños asociados a la cultura Chimú. Foto: ANDINA/ Programa Arqueológico Huanchaco.

Un nuevo hallazgo arqueológico se ha anunciado en el distrito de Huanchaco, provincia de Trujillo. Se descubrieron 76 nuevas tumbas de niños sacrificados y con este acontecimiento suman seis los eventos sacrificiales de niños durante más de 450 años.

El hallazgo se efectuó en el sitio arqueológico Pampa La Cruz, ubicado en el distrito de Huanchaco. El director del Programa Arqueológico Huanchaco (Pahuan), Gabriel Prieto Burméster, informa que los resultados de las 80 dataciones radiocarbónicas realizadas en las evidencias encontradas hasta el momento permiten concluir esa tesis.

Durante el proceso de excavación, desarrollado entre julio y agosto de este año se hallaron 76 nuevas tumbas de niños: 25 encontradas en el “Montículo I”, y las otras 51, en el “Montículo II”. A la fecha, ya suman un total de 302 los menores desenterrados en la zona. Foto: ANDINA/ Programa Arqueológico Huanchaco.

Además, existieron seis eventos sacrificiales que datan de entre los años 1050 y 1500 d. C., asociados a momentos importantes en el inicio, desarrollo y consolidación de la sociedad Chimú.

Prieto, nativo de Huanchaco, informó a la Agencia Andina que en el último proceso de excavación, desarrollado entre julio y agosto de este año, se hallaron 76 nuevas tumbas de niños; 25 encontradas en el “Montículo I”, y las otras 51, en el “Montículo II”. A la fecha, ya suman un total de 302 los menores desenterrados en la zona.

La tumba más inusual pertenece al Montículo I: son cinco mujeres “sentadas” cabeza con cabeza, haciendo una especie de círculo. Los análisis determinarán su significado.

Épocas y entierros

El arqueólogo, quien también es investigador de la Universidad de Florida (Estados Unidos), señala que el evento sacrificial más temprano ocurrió alrededor de 1050 a 1100, hasta el 1200 de nuestra era, y fue registrado en el Montículo I.

En esta área, los niños enterrados tienen una particularidad: sus cuerpos están orientados con los pies al este y la cabeza hacia el oeste; es decir, le dan la espalda al mar; un patrón que se repite con todos los cuerpos que datan de esa época.

El sitio arqueológico Pampa La Cruz, ubicado en el distrito de Huanchaco, provincia de Trujillo, región La Libertad, registra más de 450 años de sacrificios de niños asociados a la cultura Chimú. Foto: ANDINA/ Programa Arqueológico Huanchaco.

Relación agrícola

Respecto al montículo II, el 90% de los niños sacrificados hallados siguen el mismo patrón. Lo que quiere decir que pertenecen al evento más temprano.

“En una foto aérea del año 1942 se ve que el Montículo II está rodeado de campos de cultivo y canales chimús, los cuales, por el avance moderno, han desaparecido. El sacrificio en ese lugar se hizo para consagrar y abrir los campos de cultivo que los chimús habilitaron alrededor de esa época”, dice.

Gabriel Prieto asevera que el evento 2 estuvo asociado al mismo motivo que el evento 1, pero el 3, que data de entre 1.200 y 1.300 d.C., quizás es uno de los más importantes, dado que marca el momento en que los chimús se extienden, militar y territorialmente, hacia el norte.

“En este evento se encuentran los niños con trajes y tocados con plumas. Además, por las deformaciones craneanas, quizás esos menores estarían viniendo de Lambayeque y del valle Jequetepeque o Chicama. Es probable que un par de ellos hayan sido traídos desde Casma, en la región Áncash”, apuntó.

Los dos siguientes eventos (4 y 5) ocurren entre 1300 y 1450 d.C., y están asociados a la consolidación del imperio Chimú. Para esta época, los niños fueron enterrados con una suerte de uniforme: con taparrabos y camisas de color blanco y turbantes. Además, todos tienen sistemáticamente ese corte en el esternón. “Fue la época de apogeo del imperio Chimú”, subraya Prieto.

El proceso de excavación, desarrollado entre julio y agosto de este año, se hallaron 76 nuevas tumbas de niños; 25 encontradas en el “montículo I”, y las otras 51, en el “montículo II”. A la fecha, ya suman un total de 302 los menores desenterrados en la zona. Foto: ANDINA/ Programa Arqueológico Huanchaco.

Presencia incaica

En relación con el evento sacrificial 6, se dio cuando los incas habían llegado y ya controlaban a los chimús, entre 1450 y 1500 d.C.

“Gracias a Pampa La Cruz sabemos que los sacrificios humanos, sobre todo de niños, fueron una parte estructural dentro de la religión de los chimús con el fin de celebrar y glorificar a su Estado. Los seis eventos que tenemos documentados son prueba de ello”, acota.

Restos óseos que corresponden a más de 450 años de sacrificios de niños asociados a la cultura Chimú. AGENCIA ANDINA.

Lugar sagrado

Para el investigador existen varias posibilidades de por qué los chimús eligieron Pampa La Cruz para sus sacrificios. La primera tiene que ver con los rituales de oblación que realizaron en el mismo lugar sus antecesores, los moches. Ya que desde 2019, y hasta la fecha, se han encontrado 31 entierros asociados a esta otra importante cultura peruana.

“Aunque los entierros moches obedecen a personas de entre 40 y 45 años de edad, posiblemente guerreros que murieron con el rostro destrozado de un mazazo, ya había una tradición en ese sentido en la zona”, refiere.

Una segunda posibilidad es la vista privilegiada que tiene el sitio al cerro Campana, considerado sagrado para los chimús, y porque están frente al mar, por donde, según la leyenda, habría llegado Taykanamo a fundar el reino de Chimor.

Otra posible razón es que Huanchaco es el límite norte del valle de Moche. Mira a Chicama, que era un valle controlado por los lambayeques, quienes finalmente fueron conquistados por los chimús. Esto últimos, con el objetivo de consagrar ese espacio, pudieron haber realizado allí los sacrificios.

Montículo II

Por su parte, Luis Flores, arqueólogo residente del Pahuan, menciona que en el Montículo II se han encontrado evidencias de más de un evento sacrificial, pero que serán las dataciones radiocarbónicas las que proporcionen mayor información respecto a la época en que fueron enterrados dichos niños.

“Gabriel Prieto se ha llevado las muestras para su análisis, pero creemos, preliminarmente, que esta ha sido una huaca abandonada y se ha reutilizado para realizar en ella los entierros de los sacrificios de niños”, apunta.

Flores espera volver en el 2023 para continuar las excavaciones en el Montículo II, ya que hasta la fecha solo se han excavado 144 de los 720 metros cuadrados, que es el área que queda del Montículo II o huaca.

 
Participación

El más reciente proceso de excavación en la zona de Pampa La Cruz ha sido financiado con fondos de la Universidad de Florida, lo que ha permitido trabajos durante dos meses en el Perú. También se contó con el apoyo financiero de la estudiante de doctorado Rachel Witt, becaria de la National Sciencia Foundation y alumna del doctor John Verano. Ella hará el análisis de la química de los isótopos estables de los huesos encontrado como parte de su tesis doctoral.

Por último, se informó que en las excavaciones han participado 17 alumnos de la Universidad de Florida (EE. UU.) y estudiantes de Arqueología de la Universidad Nacional de Trujillo. Un segundo grupo de estudiantes de la UNT trabaja en laboratorio en la limpieza de las piezas halladas.

Fuente: andina.pe |  23 de septiembre de 2022

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