De entre todos los emperadores romanos, uno de los más interesantes es sin duda Marco Aurelio, el llamado emperador filósofo que gobernó a finales del siglo II un Imperio ya en decadencia. Marco Aurelio fue un gran militar que mantuvo numerosas guerras en distintos lugares de su Imperio, sobre todo en la actual Alemania, a fin de evitar que las tribus bárbaras pasaran el Danubio y atacaran Roma. Como testimonio de sus victorias, todavía hoy se yergue en el centro de Roma, precisamente frente a una tienda de la firma coruñesa Zara, la Columna de Marco Aurelio, en cuyo fuste está esculpido el relato de sus batallas contra los pueblos germánicos. Los aficionados al cine recordarán las magníficas interpretaciones que de este personaje hicieron Alec Guinness en La caída del Imperio Romano y, más recientemente, Richard Harris en la conocida Gladiator.
Pero principalmente Marco Aurelio es recordado porque, junto a Adriano, es posiblemente el emperador más culto. Profesó la filosofía estoica y su vida y sus escritos se atuvieron a los principios morales de este pensamiento fundado por Zenón en la antigua Atenas. Marco Aurelio, entre guerra y guerra, escribió doce libros conteniendo pensamientos breves que son auténticas meditaciones y cuya lectura aconsejo, porque muchas de sus reflexiones son, como dirían los castizos, de rabiosa actualidad y si son bien leídas, y a poder ser mejor comprendidas, a muchas gentes podrían evitarles la reiteración en el error.

Casi hace veinte siglos el emperador romano reflejó perfectamente en uno de sus aforismos cómo el resultado habido en las últimas elecciones gallegas cumplió el inexorable principio político que nos dice que «el poder nunca se gana, sino que simplemente se pierde».

En efecto, decía Marco Aurelio en su libro IV: «Lo consecuente siempre sobreviene de forma prevista a lo precedente», para añadir más adelante: «Así los sucesos revelan no una mera sucesión, sino cierta afinidad asombrosa».

Cuando las políticas se desvían de las necesidades que reclama el bien común y se centran principalmente en las imposiciones derivadas del fundamentalismo de las minorías, es lógico, como decían los clásicos marxistas, que las masas se alejen de unas metafísicas identitarias que para nada atienden y resuelven los apremiantes problemas cotidianos del común de los mortales.

Cuando al congresuar, llega la hora de reflexionar, lo más importante es no equivocarse al determinar el origen de las causas del diagnóstico, sabiendo que la realidad de la vida es muy sencilla; a unos, que son los más, su pensamiento los hizo socialdemócratas, y a otros, que son los menos, la vida los llevó por otros derroteros, verdad que obliga a que por tanto nunca deban mezclarse churras con merinas.

Por ello me permito como aportación personal, transcribir un pensamiento de Marco Aurelio todavía no divulgado por los eruditos y que dice: «Lo peor no es perder, sino ser incapaz de entender por qué se perdió», o como decían los clásicos «in cauda, venenum» (Marco Aurelio dixit).

Francisco Vázquez, embajador de España en el Vaticano y ante la Soberana Orden de Malta

http://www.lavozdegalicia.es/opinion/2009/04/19/0003_7661746.htm

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Comentario por Alicia M. Canto el abril 29, 2009 a las 2:23am
Aquí, recién salido, puede que se comente algo también sobre ello, pero es de acceso restringido y la UAM no está suscrita a Gnomon digitalmente, me imagino que porque la tenemos en papel. Bueno, pronto "caerá".
Comentario por Alicia M. Canto el mayo 9, 2009 a las 1:15pm
Lo prometido es deuda, aunque la ausencia de un buscador dentro del portal (parece mentira que estos yanquis no hayan pensado en algo tan necesario) me ha impedido encontrar antes dónde tenía la deuda ;-)

Ya fotocopié y escaneé el artículo que cité el pasado 29 de abril, y que Giannini y Elpater tenían mucho interés en leer: Christopher P. Jones, “The Neronian Inscription on the Lighthouse of Patara”, Zeitschrift für Papyrologie und Epigraphik 166, 2008, págs. 153-154. He subido aquí abajo sus dos únicas páginas como documentos de imagen, que se ven bien grandes al clicar en ellas.

En realidad Jones hace sólo una corrección de algunas lecturas de la edición de una de las inscripciones aparecidas recientemente tal como la habían hecho los primeros editores, Iskan-Isik, Eck y Engelmann, dos números atrás, en ZPE 164, 2008, 91-121.

Para mi gusto lo más interesante de esta inscripción es que aporta la nueva palabra griega antípharos, dando noticia de que Nerón había mandado construir en Patara, a través del gobernador provincial Sextus Marcius Priscus, un pháron y un antípharon (a tomar nota...). S2

pág. 153:
Patara art Jones 2008_pág1.jpg

pág. 154:
Patara art Jones 2008_pág2.jpg
Comentario por Giannini el mayo 9, 2009 a las 4:44pm
Muchas gracias otra vez. Lo malo es que con esto de los caracteres griegos uno se pierde (o sea, yo me pierdo) bastante, que para leer rasgos semejantes yo imagino que se debe ser algo así como una mezcla entre piloto de avión, cirujano cardíaco y presidente del gobierno. Dos faros, ¿uno opuesto al otro?

A mí me llama la atención que el faro de Patara es una torre de planta circular, y no cuadrada como la Torre de Hércules o el monumento de la Campa Torres en Gijón que los autores de "La Torre de Augusto en la Campa Torres (Gijón, Asturias). Las antiguas excavaciones y el epígrafe de Calpurnio Pisón" [En: Archivo Español de Arqueología, 78(2005), 129-146], esto es, Dª Carmen Fernández Ochoa, D. Ángel Morillo Cerdán y D. Ángel Villa Valdés, proponen como faro pues, en mi opinión, su base se parece como dos gotas de agua a la de la Torre de Hércules romana: un macizo central cuadrado, un deambulatorio en torno a él, y cerrando el conjunto un muro perimetral. Llevo varios días leyendo este artículo y a ver si en alguno de los trabajos dedicados a las aras sestianas hago también alguna pregunta porque parte de determinada propuesta que puede sonar políticamente incorrecta, me parece -tal vez por desconocimiento- que entra dentro de lo posible.
Comentario por Elpater el mayo 9, 2009 a las 5:38pm
Muchas gracias, doña Alicia. Si el artículo dice poco (aunque lo del antifaro ya es cosa fina), las molestias que se toma para ayudar o complacer a dos mindundis "de provincias" ;-) como don Giannini y este Elpater, y a tantos otros que ha ayudado y ayuda, dicen mucho, más que suficiente, y todo a favor de usted.

Al que le hace la faena es a don Giannini. Recuerde que cuando se puso en duda la existencia de Santa Eulalia de Carolio, y con ella la palabra de don Monteagudo, don Giannini arrancó el motor de inmediato, se lanzó a la terra incognita del rural y fue capaz de dar con el Agra de Santa Baia afrontando los peligros de un poligono industrial (o algo parecido) en plena construcción, esquivando excavadoras, luchando con capataces y oficiales primera, y hasta saliendo con éxito de los enigmas que le pusieron como prueba los paisanos de Culleredo, que en eso le son como esfinges pero en malo malísimo, pues a la que fallas le meten una laconada en el cuerpo de tal calibre que no vuelve a digerir bien en lo que queda de vida, que a su vez suele ser más bien poco y malo. Pero don Giannini supo triunfar sobre todos ellos y consiguió poner en el Agra de Santa Baia el pie y la bandera de la Investigación, en nombre de los Clásicos, de los Actuales y hasta de los Futuros, tanto del imperfecto de indicativo como del perfecto de subjuntivo, que es el más difícil desde la desaparición del gerundivo y la perifrástica pasiva.

Y ahora ya me veo a don Giannini (quien no sé si habrá sido asaltado por un periodista curioso del destino de las piedras del Castillo de San Diego; yo se lo mandé cual león a cristiano cantador de salmos, y con eso cumplo), lupa en mano, dejándose la vida inspeccionando palmo a palmo la costa galaica hasta la frontera de As Mariñas y más allá, en busca infatigable del Antifaro o Antitorre de Hércules, que la mentalidad popular tiene como el Anticristo de las Señales Marítimas y los torreros que las cuidan y mantienen. Más es fabuloso, sabido lo que era, pues por cierto tengo que ese anti- no significa contra, por lo que no es prudente deducir que se trataba de la Batería de Mera, ni que ésta se montó para cañonear desde ellas la Torre coruñesa en furiosa acción guerrillera del independentismo castrexo frente a Roma, sino que más bien debe pensarse en un antes, a modo de faro auxiliar que ayudase a los navíos rotundos y no rotundos a tomar el rumbo correcto de la bocana del puerto o lo que se terciase.

Esperemos que el demostrado dominio de las habilidades necesarias a todo buen aventurero sea gobernado por la prudencia, no vaya a ser que encontremos a don Giannini dando tumbos por los acantilados del Seixo Blanco abajo, lo cual no es cosa buena ni suele permitir contar la hazaña a los nietos.

¡Don Giannini, conténgase!
Comentario por Elpater el mayo 9, 2009 a las 5:47pm
Lo que mola es que sea de Nerón, después de que el de Boulogne fuese construido por Calígula (o eso tengo entendido), lo que puede indicar que desde el Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo Romano (más propiamente de Fomento, nombre que le pusieron en el Imperio) andaban ya con la idea de poner señales marítimas en las rutas de importancia, lo cual es compatible con la fundación de la Torre de Hércules en esos tiempos claudio-nero-flavios. Y por otra parte demuestra que Nerón no sólo incendiaba, sino que también construía, aunque esa afirmación se ve disminuida por el hecho de que el nuevo faro tendría probablemente una hoguera en su cúspide, por lo que algo se incendiaba aunque poquito.
Comentario por Alicia M. Canto el mayo 9, 2009 a las 10:22pm
Jaja, Elpater, me he reído con su fina ironía galaica en los dos mensajes, como siempre.

De nada a ambos. La verdad es que, cuando a alguien le gustaría ver o leer algo que a él le resultaria más difícil pero yo, con poco esfuerzo, puedo conseguir, no hago más que ponerme en su lugar. Dicen que hay que tratar a los demás como a ti te gustaría que te trataran. Y no es más que eso, aunque claro se agradece que además se valore, o sea que a mi vez, gracias.
Comentario por Giannini el mayo 9, 2009 a las 10:59pm
Aunque estoy con mucha prisa, voy a todo correr ¡por fin encontré el antifaro de la Torre de Hércules! Como le había dicho a elpater en cierta ocasión, recordaba leer en algún sitio que algún autor hablaba de una torre en la zona de Mera. Pues encontré una de las citas (juraría que también vi algo de Cornide en donde decía que esa otra torre se usaba también como hito para la navegación, pero ya aparecerá). Dice Carré Aldao (ca. 1922):

«...en la Torrella, donde comienza la divisoria de aguas al Mero y Mendo y Mandeo, hay restos de una antíquísima torre, que enfila con la de Hércules en la Coruña. El aparejo parece ser contemporáneo de los primitivos en esta clase de edificaciones…».
Bibliografía: Carré (1980b): 766, 777; Naveiro e López (1982 inédito): lám. I

Cito por: http://anuariobrigantino.betanzos.net/Ab2007PDF/2007%20143_166.pdf
Comentario por Elpater el mayo 10, 2009 a las 5:47am
Llevo unas dos horas intentando enviar esta respuesta. A ver si ahora.

Doña Alicia, ¿y le parece poca cosa tratar a los demás como le gustaría ser tratada a usted? ¡Pero si es eso, precisamente, lo que hay que agradecerle!

Don Giannini, en Torrella pensaba, junto con el Vixía de Subiña, uno de los dos castros divulgados por don Ángel del Castillo en la conferencia que pronunció, con el título "Los castros gallegos", en el Circo de Artesanos a comienzos del XX. El otro fue el de Samoedo, donde las cerámicas de Díaz Pardo.

Si se acerca a la Torrella ya me dirá si sigue bien el artilugio instalado allí hace ya tiempo, no sé si para señalización aérea. Fue lo más reseñable de mi visita al lugar, hace la tira de años. Del resto sólo recuerdo terrazas con pinta de muy vestustas que caían hacia el mar, en donde hay un cañón de hierro muy conocido por los buceadores, pero no fui capaz de identificar castro alguno. En la foto aérea (la del vuelo de los 50, que por entonces estaban en pleno uso y bien que las manejé) tampoco se veía nada, de modo que el resultado fue frustrante; aunque no conocía la cita que nos ofrece, el topónimo y el emplazamiento prometían. Si va por allí puede aprovechar para darse una vuelta por otra punta, algo más al oeste (pero no mucho), que tiene toda la pinta de un castro costero de los de espolón, con foso y murallas de envergadura considerable. Lo que no sé es cómo estará la vegetación, en el caso de que no haya sido sustituida por chalets.

El de Subiña es un castro raro. Los ingleses, que son listos menos cuando votan a la Thatcher, y además son cabritos, sobre todo cuando votan a la Thatcher, lo conocían como "Old Castle" en el siglo XVIII; aunque para ser precisos habría que decir que al menos un inglés grabó en un plano del XVIII la leyenda "Old Castle", porque a saber si lo sabía el inglés o lo sabía otro y se lo copió, que los ingleses son listos y cabritos y ahora no digo nada de la Thatcher porque ya lo dije antes y tampoco da la cosa para tanto.

Pero vamos, que el Subiña es un castro bastante pequeño, sin murallas y sin fosos y sin nada salvo terraplenes y una forma casi circular, y además no se ve ningún resto de nada en la superficie, aunque a decir verdad tampoco se ve la superficie porque está o estaba todo lleno de maleza.

Si fuese más cabrito y más listo como los ingleses, además de conducir por la izquierda le habría cambiado un poco la cosa y le habría dicho que los ingleses lo conocían como "Old Tower" y así ya salía usted mangado hacia allí, pero como conduzco por la derecha y no voto a la Thatcher no se lo digo y en cambio le pongo lo que recuerdo, que como casi siempre estará equivocado. Pero es lo que hay.

Cuando estábamos excavando en la Torre vino varias veces a comer con nosotros, en el antiguo "Roma" y actual "Pepe", don Javier Correa, el pintor-escultor-escritor y además amigo. El hombre estaba entusiasmado con la Torre, y en una de las comidas filosofó:

"La Torre, más que un faro, que también, es un falo; un falo enorme, simbólico. Es un falo romano que en el XVIII fue tapado con un condón de piedra. Lo que hay que hacer ahora es retirar el condón y dejar de nuevo a la vista el falo romano, majestuoso entre el cielo y el mar. Pero el condón dieciochesco es bonito, habría que hacer algo con él... ¡Ya sé! ¡Lo ponemos en el faro de Mera!"

De modo que, aplicando el método axiomático-deductivo (imperat phallum!), queda demostrado que el Antifaro de Hércules está en la base del faro de Mera. A fin de cuentas la costa no ha variado desde tiempos de Nerón, y los puntos estratégicos tampoco.
Comentario por Giannini el mayo 10, 2009 a las 10:45pm
Vengo de Torrella (Oleiros, Coruña) y como era previsible, además de acabar literalmente empapado con la vegetación selvática que todo lo cubre, no vi absolutamente nada de esa torre; y en cuanto al castro que se dice que hay allí, tal vez alguna elevación del terreno y la maleza esconda algo, pero en general, es cuestión de fe el identificar allí un castro. Mucho más arriba vi esa especie de platillo volante que al parecer está relacionado con la navegación aérea. En fin, una verdadera lástima que quien corresponda no ponga en valor los castros de la zona.
Comentario por Elpater el mayo 11, 2009 a las 12:54am
Vaya. Tenía cierta esperanza en que encontrase algo, pero por lo que recuerdo eso era más bien difícil si no imposible. Tampoco vi nada que sonase a castro cuando fui, ni en ése ni en otros cuantos de los que figuran en el relatorio publicado en Anuario Brigantino. Hay líneas de delimitación que me parece que no se corresponden con accidente de ningún tipo, lo cual es una forma fina de decir que fueron inventadas (lo cual puede ser una grave responsabilidad, si tenemos en cuenta las perturbaciones que a partir de ese momento caen sobre los propietarios de los terrenos).Si unimos eso a otros errores, entre los que me resalta la afirmación de que los materiales de la intervención en la iglesia de Dexo fueron depositados en el Museo Arqueolóxico de San Antón. Tururú. No sé si habrán sido depositadas las cerámicas informes, pero el ara a Júpiter ni de coña. Todo ello salvo error u omisión, como siempre.

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