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Reconstrucción virtual de la quinta falange distal hallada en la cueva Denisova. Crédito: © Foto del fragmento distal de la falange: Eva-Maria Geigl, Institut Jacques Monod (CNRS / Université de Paris). Micro-CT y reconstrucción virtual: Bence Viola, Departamento de Antropología, Universidad de Toronto (Canadá).
Los misteriosos homínidos denisovanos tenían dedos más similares a los de los humanos modernos que a los de los neandertales, con los que estuvieron más relacionados, según un artículo que publica hoy, miércoles, la revista Science Advances.
La secuencia completa de un genoma de alta calidad reveló en 2010 la existencia de una población humana en Asia, los denisovanos, relacionada con sus contemporáneos neandertales (Homo neanderthalensis), señalaron los investigadores encabezados por E. Andrew Bennett, del Instituto Jacques Monod de la Universidad de París.
El conocimiento científico de los denisovanos se limita a cinco restos óseos, principalmente molares.
El fragmento proximal de la falange de un quinto dedo, encontrado en la caverna de Denisova, en el sur de Siberia y que se usó para generar el genoma, estaba demasiado incompleto como para obtener información morfológica útil.
Sin embargo, la secuencia mitocondrial de ese fragmento cambió la visión de los autores de la investigación sobre la evolución de los linajes de los homínidos durante el período del Pleistoceno temprano en Eurasia, revelando una población humana arcaica hasta entonces desconocida.
El eje vertical representa el tiempo en miles de años (ka) atrás. Las fechas de divergencia poblacional estimadas a partir de datos genómicos y estimaciones de fechas de bifurcación del genoma mitocondrial proceden de los estudios de Prüfer et al. y Meyer et al. Los marcadores a la izquierda indican las medias de las estimaciones para las fechas, y las barras de error indican intervalos de confianza del 95%. Los eventos de flujo de genes inferidos a partir de secuencias del genoma se representan como flechas azules punteadas.
Las conclusiones de este análisis indican que las características óseas únicas de los neandertales se desarrollaron después de su separación, en términos de evolución, de los denisovanos hace unos 640.000 años.
Los paleontólogos ya han determinado que los denisovanos vivieron en Asia por cientos de miles de años y, ocasionalmente, se aparearon con los neandertales y tal vez incluso con los humanos euroasiáticos arcaicos, ya que algunas poblaciones humanas del presente son portadoras de ácido desoxirribonucleico (ADN) denisovano.
Bennett y su equipo han cotejado ese fragmento con otros restos mediante técnicas de secuenciación del ADN que permiten obtener toda la secuencia mitocondrial. Luego han analizado repetidas veces los escáneres y fotografías de los fragmentos y los han comparado con huesos de los dedos de los neandertales y de humanos modernos del Pleistoceno.
Esta investigación fue tan detallada que ha logrado determinar que el hueso correspondía a un quinto dedo de la mano derecha de una hembra denisovana adolescente que, probablemente, murió a los 13,5 años de edad.
Comparación de la vista dorsal de la falange de un neandertal (Krapina 206.12), un humano moderno reciente, y la falange de un denisovano reconstruida.
El análisis muestra que las dimensiones y la forma del hueso se encuentran dentro de las variantes del Homo sapiens y, al mismo tiempo, son diferentes de las falanges en el quinto dedo de los neandertales, aunque el ADN muestra que los denisovanos están más estrechamente relacionados con estos últimos.
Los huesos de los dedos de los neandertales son bastante fáciles de distinguir de los huesos de los dedos del Homo sapiens para los paleoantropólogos. La mayoría de los neandertales tenían huesos de los dedos proporcionalmente más largos, con extremos más anchos (llamados mechones). Bennett y sus colegas dicen que "tales características parecen estar más relacionadas con adaptaciones funcionales que con el clima frío", a diferencia de otras distinciones anatómicas entre nosotros y los neandertales. El hueso del dedo denisovano no se ve diferente al de un Homo sapiens, pero sí es bastante ddiferente al de un neandertal.
Una mandíbula parcial denisovana, de hace 160.000 años y hallada en Xiahe, China (derecha), ofrece una visión evolutiva diferente, pero que se alinea bien con lo que nos cuenta el dedo meñique dede la niña denisovana. Algunas de las características de esa mandíbula parcial son muy similares a las de los neandertales, lo que sugiere que ambas especies heredaron tales características de su último antepasado común. Pero algunas características de las mandíbulas de los neandertales no aparecen en en los denisovanos, lo que sugiere que las mismas, al igual que las diferencias en la forma de los dedos, probablemente surgieron más tarde en respuesta a diferentes presiones evolutivas.
Parecen diferencias sutiles, pero son pistas sobre los tipos de presiones evolutivas que dieron forma a los neandertales, a los denisovanos y a nuestros antepasados de manera pequeña pero, en última instancia, importante durante las pocas decenas de miles de años en que los tres compartieron el planeta.
El ADN puede decirnos mucho acerca de cómo se relacionan las especies entre sí, pero aún necesitamos observar los huesos mismos para comprender cómo y cuándo cambiaron los rasgos particulares. La combinación de ADN y evidencia esquelética puede ayudarnos a comprender los detalles que diferencian a los humanos modernos de nuestros parientes homínidos más cercanos, así como las fuerzas ambientales y de otro tipo que configuraron esas diferencias.
Denisovano es el nombre dado a una especie o subespecie del género Homo, identificada a partir de restos óseos hallados en Siberia, y los científicos calculan que este homínido vivió entre hace un millón de años y 40.000 años en regiones compartidas con los neandertales y los Homo sapiens.
El ADN de los denisovanos contiene un 17 % de genoma de los neandertales, y se encuentra ligeramente en los genes de poblaciones actuales de Asia y Oceanía. EFE.
Fuentes: lavanguardia.com | arstechnica.com| phys.org | 4 de septiembre de 2019
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