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Vestigios de un poblado fortificado en un islote en Borremose, al nordeste de Jutlandia, Dinamarca. El pueblo se cree que estuvo habitado entre el 400 y 100 a. C.. Un anillo distintivo alrededor de la aldea muestra que había sido blindada contra los enemigos y los animales. Foto: Lie Helles Olesen, fortidensetfrahimlen.dk
Fuente: Science Nordic | Irene Berg Sørensen| 2 de enero de 2013 (Traducción de G.C.C. para Terrae Antiqvae)
El cerco de setos alrededor de su casa es mucho más que simples arbustos al azar de hojas verdes. Es un símbolo de la propiedad privada y marca el límite entre lo que es mío y lo que es tuyo.
La idea de encerrar y definir con líneas rectas es en realidad muy antigua.
Algunas de las primeras evidencias arqueológicas de los límites del paisaje se remontan en Inglaterra a alrededor del año 1500 a.C., pero 500 años más tarde aparecen también en el resto del noroeste de Europa.
"De ser un paisaje predominantemente abierto con grandes tierras comunales de árboles dispersos y arbustos, el paisaje acabó dominado por líneas de demarcación. La gente comenzó a cercar sus campos y, de repente, empezaron a construir diques y trincheras alrededor de sus casas y pueblos", dice la estudiante de doctorado Mette Løvschal (izquierda), quien trabaja en el Departamento de Cultura y Sociedad -sección Arqueología Prehistórica- de la Universidad de Aarhus, donde ella está utilizando hallazgos arqueológicos y teorías antropológicas para tratar de resolver el enigma de cuándo, cómo y por qué, de repente se comenzó a encerrar lo que era nuestro.
"El paisaje de tablero de ajedrez que vemos hoy desde los aviones no siempre buscó el modo en que lo hace hoy en día", dice.
Las demarcaciones se extienden por toda Europa
Las primeras líneas de demarcación hechas por el hombre se encuentran en el sur de Inglaterra y datan alrededor del año 1500 a.C.
Cerca del año 1.000 a.C., esta tendencia a delimitar los campos comenzó a extenderse al resto del norte de Europa -Bélgica, Holanda, desde el norte de Francia hasta el norte de Alemania, Dinamarca, Scania ,y todo el camino a los países bálticos.
En la Edad de Hierro, alrededor del año 500 a.C,, la gente también comenzó a cercar sus casas y a agruparse en pequeños aldeas, las cuales fueron protegidas de los enemigos con setos y terraplenes.
"El siguiente par de siglos vio un auge masivo de las cercas", dice Løvschal. "De repente, la gente tenía todo tipo de vallas, por ejemplo hechas de grandes varas de maderas, empalizadas, muros, fosos, sistemas de grandes zanjas y 'lirios de César' (estacas afiladas clavadas en el suelo). Se experimentó con todas estas formas de demarcación".
Las vallas comenzaban a indicar el poder y los derechos de propiedad
Los arqueólogos también pueden ver que, alrededor del 300 a.C., los límites de setos no sólo proporcionaban protección funcional, manteniendo a los enemigos y los animales lejos de los hogares, sino que también se convirtieron en símbolos de poder:
"En las fincas valladas, vemos que algunas granjas tienen una cerca significativamente más grande y más fuerte que las demás", explica ella. "Por ejemplo, en Hodde, en el oeste de Jutlandia (hacia el 150 a.C.), una de las fincas no sólo se destaca por estar colocada en lo más alto del terreno, sino también por ser la granja con los establos más grandes, con la mejor cerámica y la mayor cerca".
Todas las granjas se hacen cercadas
La arqueóloga explica que una generación podría construir grandes empalizadas y fortificaciones, y luego la siguiente generación las derribaba. Esto muestra que las estructuras de poder eran bastante inconstantes.
Los hallazgos de cercas entre el año 300 a.C. hasta alrededor del año 0 testimonian no sólo la evolución inestable de las estructuras de poder; los enclaves delimitados también juegan un papel importante en nuestra comprensión de los derechos de propiedad. Mientras que las vallas utilizadas en el sentido de que el propietario reclama el derecho de uso de un área, desde alrededor del año 0, la demarcación comenzó a convertirse en un signo de la propiedad de la tierra o la casa cercada.
En otras palabras, la demarcación pasó de significar que alguien estaba usando la tierra, o simplemente manteniendo animales en un área, a mostrar que era el dueño de la tierra, independientemente de si la usaba o no.
"Las cercas dieron así un nuevo significado, al tiempo que una forma y tamaño estandarizados. Los cierres de setos fueron no solo distribuidos sobre los lugares donde se encerraba al ganado. Los cierres tomaron una forma independiente y su objetivo principal ya no era mantener a los animales lejos", explica.
"Mientras que en un momento dado sólo unas pocas granjas fueron cercadas, con el tiempo todas ellas lo estuvieron. Esto demuestra que, para reclamar la propiedad de la casa, había que marcarla con una cerca".
Uno de los dos "lirios de César" semicirculares que rodean a un pequeño pueblo de la Edad de Hierro Temprano (500-250 a.C.) en Jutlandia occidental. La foto fue tomada poco después de que el establecimiento fuera descubierto en 2008. Foto: Esben Schlosser, Ringkøbing-Skjern Museum.
Tiempos violentos provocaron que los rebaños del norte de Europa se juntaran
La razón por la cual estas cercas surgieron en primer lugar se debe probablemente a que los europeos occidentales tenían buenas razones para atrincherarse: el período entre el 500 a.C. y el año 0 estuvo marcado por duros conflictos y saqueos.
"La densidad de población probablemente había aumentado y el clima empeorado. Esto dio lugar a una mayor presión sobre los recursos de la sociedad celta", explica Løvschal.
Antes de 1500 a.C., la gente sólo se movía a una nueva ubicación si la zona se convertía en un buen drenaje de alimentos. Pero ahora no eran muchos los nuevos lugares a los que se podían mover.
"Un nuevo estilo de vida surgió cuando la gente se mantuvo en el mismo lugar, fertilizando y cultivando la tierra, lo que les hizo sentirse más ligados a lugares específicos", dice la arqueóloga.
Así, las gentes de la Edad de Hierro invirtieron su tiempo y esfuerzo en conseguir lo mejor de la tierra que ya se habían apoderado. Por consiguiente, era rentable para ellos construir una cerca o un muro de contención que podía protegerles contra los ladrones y animales salvajes y separar la propiedad de la tierra del vecino.
Paisaje agrario llamado de "bocage", compuesto por pequeñas parcelas irregulares (tierras de cultivo y prados), separadas entre sí por setos vivos, muros de piedra, vallas y por árboles que a menudo bordean los caminos. El "bocage" es típico de las regiones atlánticas de Europa como Francia, Irlanda, Inglaterra y norte de España.
Las teorías sobre el hombre moderno nos informan acerca del pasado
El proyecto de la investigadora representa una nueva tendencia que implica el uso de nuevos métodos para extraer más información de los hallazgos arqueológicos. El estudio de Løvschal abarca planes de excavaciones arqueológicas clásicas, fotografías aéreas y exploraciones de la superficie del suelo de todo el noroeste de Europa.
En el plano teórico, ella utiliza la teoría cognitiva y los estudios antropológicos sobre la relación de las distintas culturas y de las sociedades con la demarcación, lo que es ligeramente diferente a la forma en que normalmente la arqueología se lleva a cabo.
"Yo observo cómo la gente y las comunidades utilizan las demarcaciones hoy en día, y luego trato de transferirlo al pasado. Esto es, sin embargo, algo que debe hacerse con cuidado", dice la investigadora, señalando que si bien la antropología puede proporcionar un montón de respuestas, rara vez es posible trazar una línea recta perfecta desde las culturas modernas hacia aquellas de los pueblos antiguos.
La línea de discreción se remonta a tiempos antiguos
"Hoy damos las demarcaciones y las cercas por sentadas. Todos sabemos que se supone que debemos detenernos en la línea de discreción en una entidad bancaria, y que hay un seto entre usted y su vecino. Esta demarcación incluye algunas normas comunes que deben ser respetadas por ambas partes", explica Løvschal.
"En muchos sentidos, este tipo de líneas de demarcación están inextricablemente ligadas a nuestra identidad, lo cual se ejemplifica en los conflictos sobre límites municipales y nacionales. Una de las cosas que quiero mostrar con mi investigación es que no siempre ha sido así".
Ella argumenta que una mejor comprensión de por qué y cómo las líneas de demarcación surgieron podrían enseñarnos más acerca de nosotros mismos:
"Podemos utilizar nuestra sociedad moderna para obtener más conocimientos acerca del pasado, pero el pasado también nos puede decir algo acerca de por qué pensamos en la forma en que lo hacemos hoy en día", dice Mette Løvschal, que espera completar su proyecto de tesis doctoral en el otoño de 2014.
Creo que una curiosa distribución prehistórica de la tierra cultivable en España se puede observar en numerosas parcelas de pequeña superficie que se encuentran delimitadas por filas de pequeños mojones en el entorno inmediato del castro vettón de Chamartín de la Sierra en Ávila, sin confundirlas con los alineamientos de la necrópolis.
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