La primera migración de humanos modernos a la zona de Levante, hace 200.000 años, aconteció en un entorno glacial

Exterior de la cueva de Misliya donde se descubrió una mandíbula parcial con dientes que data entre hace 200.000 y 175.000 años. Mina Weinstein-Evron, Universidad de Haifa.

Los diminutos fósiles de roedores encontrados en una cueva del Monte Carmelo en Israel podrían cambiar nuestra comprensión sobre la evolución humana, al indicar que los primeros humanos aventureros que emigraron de África a Israel hace 200.000 años lo hicieron durante la Edad del Hielo.

Según un nuevo estudio, publicado esta semana en el Journal of Human Evolution, el descubrimiento de fósiles de roedores que solo se adaptan a ambientes fríos, y que se encontraron en el mismo conjunto arqueológico que el primer registro conocido del Homo sapiens fuera de África, prueba que esos primeros humanos modernos llegaron durante la Edad del Hielo y fueron capaces de prosperar después de dejar la cuna de la humanidad a pesar de las drásticas temperaturas bajas.

Los autores del estudio señalan que el análisis contradice la teoría popular de que la Edad del Hielo retrasó la migración humana entre continentes. Sin embargo, este primer signo de adaptabilidad humana muestra las características que eventualmente llevarían a la dominación del mundo por parte de nuestra especie, afirman los científicos.

“La gente que evolucionó en África, en un ambiente completamente diferente, dio el paso -que no se ve en ninguna otra especie en la historia del mundo con capacidad para hacerlo- de salir de su cuna original hacia un ambiente muy diferente y fue capaz de sobrevivir”, afirmó el lunes el arqueólogo de la Autoridad de Antigüedades de Israel y de la Universidad de Haifa, Lior Weisbrod, co-autor del estudio, a Times of Israel. "Y eso es lo que, eventualmente, permitió a los humanos llegar a todos los rincones del planeta”.

El arqueólogo Lior Weisbrod mostrando pequeños restos fósiles de roedores hallados en la excavación de la cueva de Misliya. Yoli Schwartz, Autoridad de Antigüedades de Israel.

"El nuevo estudio traza la primera instancia de 'esa adaptabilidad única', la cual aparece en una fase mucho más temprana de la evolución humana de lo que los científicos habían pensado anteriormente", añade Weisbrod.

El artículo, “Early modern human dispersal into southwest Asia occurred in variable climates: a reply to Frumkin and Comay (2019)” (“La temprana dispersión de los humanos modernos en el suroeste de Asia ocurrió en climas variables: una respuesta a Frumkin y Comay (2019)”, fue publicado por Weisbrod y la profesora de la Universidad de Haifa, Mina Weinstein-Evron, el pasado 21 de junio.

El profesor Israel Hershkovitz, de la Universidad de Tel Aviv (izquierda), y la profesora Mina Weinstein-Evron, de la Universidad de Haifa.

El estudio se basa en un análisis detallado de los artefactos descubiertos en una excavación del 2002 realizada por Weinsten-Evron en la cueva prehistórica de Misliya, donde se descubrió una mandíbula parcial de entre 200.000 y 175.000 años de antigüedad que reajustó de modo radical el reloj de la migración humana cuando fue publicado en el 2018 por el profesor de la Universidad de Tel Aviv Israel Hershkowitz y la propia Weinstein-Evron.

En una entrevista con The Times of Israel en 2018, Weinstein-Evron recordó que cuando ella y Hershkovitz diseñaron por primera vez los planes antes de comenzar la excavación conjunta en el 2001, su objetivo declarado (modesto) era buscar los orígenes del Homo sapiens moderno. Las excavaciones dieron como resultado el descubrimiento parcial de una mandíbula, que ella apodó “Miss Lia”, en honor al nombre de la cueva situada en la región del Monte Carmelo.

Reconstrucción virtual de la mandíbula hallada en la cueva de Misliya (Israel). Gerhard Weber, University of Vienna.

Dicha región está llena de indicios de poblados paleolíticos, señaló, y durante diez años de excavaciones, junto con el hallazgo de la mandíbula, el equipo descubrió unas 60.000 herramientas de sílex que abarcan el desarrollo de la historia humana, desde las primitivas hachas de mano hasta el tallado de pedernales y proyectiles ligeros y tecnológicamente avanzados, así como finas cuchillas.

En el nuevo estudio, los investigadores amplían aún más el conocimiento común respecto a la migración del hombre y afirman que estos audaces humanos primitivos se encontraron con un clima desconocido cuando migraron desde el norte de África. La Edad del Hielo en Israel habría presentado una biosfera muy diferente en términos comparativos, señala Weisbrod, al implicar temperaturas mucho más bajas y una flora y una fauna muy diferentes a la del continente africano.

Las pruebas de un próspero asentamiento humano a largo plazo en la Cueva de Misliya demuestran que estos primeros migrantes de África superaron los obstáculos climáticos y se adaptaron con éxito a las nuevas condiciones.

Área excavada en la cueva de Misliya, donde se recuperaron pequeños restos fósiles de ratones de campo. Mina Weinstein-Evron, Universidad de Haifa.

Los investigadores basan su teoría en miles de fósiles de roedores -la mayoría de menos de un milímetro de tamaño- que fueron obtenidos en la misma capa del asentamiento humano en la cueva de Misliya en el Monte Carmelo. Weisbrod discernió que, de las 13 especies de roedores presentes, solo los ratones de campo (Ellobius lutescens) son capaces de vivir en condiciones climáticas frías.

El ratón de campo Ellobius lutescens vivió durante la Edad del Hielo, pero desapareció de la zona de Levante hace más de 150.000 años. Hoy en día, explica Weisbrod, todavía viven en las regiones más frías como las Montañas Zagros, al noroeste de Irán, y en las Montañas del Cáucaso.

"La Edad del Hielo en Israel, señaló Weinstein-Evron, podría ser mejor etiquetada como una 'Edad Glacial'”,  señala Weinstein-Evron. En términos generales, ella estima que la temperatura habría sido de unos cinco grados centígrados, lo que habría permitido la cohabitación con otras especies de clima más cálido que fueron econtradas en la cueva junto con ratones de clima frío. Otros restos de animales hallados en la misma sfueron utilizados como alimento, entre ellos el uro -un bovino extinto- y  restos de ciervos, liebres, huevos de avestruz y jabalíes.

Weisbrod afirmó que el ratón de campo habría tenido cierta plasticidad en su nicho climático en su migración hacia el sur, hacia el Levante, pero que, aparte de que las temperaturas bajaron unos cinco grados, la región en ese momento habría sido muy diferente de la tierra árida a la que hoy en día estamos acostumbrados.

“Si fuéramos transportados hacia atrás en el tiempo, no la reconoceríamos”, dice Weisbrod, recordando la existencia de lagos gigantescos que se extendían desde el Mar de Galilea hasta el Mar Muerto. "La Edad del Hielo en el Levante hizo que la región fuera muy diferente y desafiante para los primeros migrantes que salieron de África", subraya.

“Con la ayuda de estos fósiles se puede determinar las condiciones bajo las cuales los antiguos humanos pudieron haber sobrevivido en diferentes épocas prehistóricas, y a qué ritmo evolucionó su adaptabilidad para ajustarse a las diversas condiciones climáticas”, indica Weisbrod en un comunicado de prensa de la IAA.

La pregunta que ahora se plantea es la siguiente: si el hombre primitivo fue capaz de adaptarse a un nuevo entorno climático, ¿qué fue lo que lo mantuvo en África tanto tiempo?

“Si el clima no fue el factor que inicialmente retrasó en su migración a nuestros antiguos antepasados, los investigadores tendrán que examinar entonces otras explicaciones, incluyendo las relacionadas con la demografía de las poblaciones, las interacciones con otras especies humanas o la aparición tardía de las innovaciones tecnológicas”, sostiene Weinstein-Evron en el comunicado de prensa de la IAA.

Fuente: timesofisrael.com | 22 de junio de 2020

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