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Un investigador estudia las construcciones de la cueva de Bruniquel, en Francia. ETIENNE FABRE.
Fuente: EL PAIS.com | 25 de mayo de 2016
Europa, hace unos 175.000 años. Los neandertales dominan el continente. Por razones totalmente desconocidas, un grupo se adentra en una profunda cueva del suroeste de Francia. Exploran las galerías hasta que la luz del día se extingue y luego quedan maravillados por las caprichosas formaciones calcáreas que iluminan con sus antorchas. En lo más profundo de la gruta empiezan a romper las estalagmitas que crecen en el suelo y las disponen de forma cuidadosa, como siguiendo un plan. Forman un gran círculo de más de seis metros de ancho y otro similar de menor tamaño. Dentro y fuera del gran círculo apilan varios montones de piedras.
Después, la entrada de la cueva queda sepultada y funciona como una enorme cápsula del tiempo que será abierta y explorada por Homo sapiens del año 1990. Por primera vez, una especie humana contempla los extraños anillos construidos por otra y se pregunta: ¿quién construyó todo esto y por qué?
Un estudio publicado hoy intenta responder a esa pregunta. Investigadores de Francia, Bélgica, China, Reino Unido y EE UU han realizado 18 dataciones de las estalagmitas y su entorno, situadas en la cueva gala de Bruniquel. También han datado varios fragmentos de huesos quemados. Su conclusión es que los círculos de piedra tienen 176.500 años, 2.000 años arriba o abajo. En aquella época, los neandertales eran los únicos que habitaban la zona, así que estamos ante las construcciones más antiguas jamás atribuidas a estos homínidos y posiblemente a cualquier otra especie humana, incluida la nuestra.
Las construcciones (denominadas “espeleofacts”) tiene en total unas 400 estalagmitas, 2,2 toneladas de piedra, según el estudio, publicado en la revista Nature. Las mayoría tiene unos 30 centímetros, aunque también hay fragmentos más pequeños que se usan para rellenar huecos. En algunos puntos hay hasta cuatro niveles apilados. En las seis formaciones, sobre la piedra, hay marcas de fuego. En otro punto hay un hogar con huesos quemados. Y todo a 336 metros de la entrada, en una oscuridad total.
Los autores señalan que esta construcción “no tiene precedentes” por su antigüedad y complejidad. “Hasta ahora no se conocían pruebas de que los neandertales se adentrasen en cuevas”, dicen, ni por supuesto construcciones en puntos tan profundos donde no llega la luz del día. Incluso en los tiempos muy posteriores cuando los primeros humanos modernos, los Homo sapiens, llegaron a Europa, hace unos 45.000 años, las construcciones de este tipo son muy escasas y sencillas, aseguran.
Foto: Las espeofacts son estalagmitas que se han cortado de la pared para colocarlas a propósito por los neandertales. / Michel Soulier y SSAC.
Levantar estos anillos requirió una organización del trabajo, una complejidad social “más desarrollada de lo que se pensaba hasta ahora” y que, a juzgar por las fechas que arrojan las dataciones, “surgió antes de lo que se pensaba”, dice el trabajo.
La pregunta más interesante sobre este hallazgo es también la más difícil de responder. “Basados en la mayoría de incursiones en cuevas conocidas en el Paleolítico Superior podríamos asumir que se trata de un comportamiento simbólico o ritual, pero, ¿podrían haber servido para usos domésticos desconocidos o como simple refugio? Nuevos estudios intentarán responder a estas preguntas”, concluyen los autores con cautela.
Otros expertos ajenos al estudio plantean dudas de que estemos ante verdaderas construcciones humanas. “Esto es tan distinto de todo lo que conocemos de la historia de los neandertales que da que pensar”, comenta Antonio Rosas (izquierda), investigador del CSIC. “Especialmente porque estas construcciones se habrían hecho unos 100.000 años antes de las más antiguas conocidas hasta ahora” hechas por los sapiens.
En su opinión, la hipótesis de que estas construcciones sean un simple producto de la naturaleza “no se ha contemplado lo suficiente”. “En otras cuevas se conocen formaciones similares, piscinas y marmitas que se forman por los procesos geológicos”, dice. “Pudo haber un terremoto que formase más o menos estas estructuras y después alguien entrase a hacer fuego, es una pequeña duda dentro de que estamos ante un descubrimiento muy atractivo”, opina. Rosas también descarta que, de ser una construcción humana, se trate de un corral. “La ganadería comienza muchísimo después, hace unos 10.000 años”, resalta.
Para Eudald Carbonell (derecha), codirector de Atapuerca, la interpretación es muy diferente. Este paleoantropólogo dirige las excavaciones en el Abric Romaní, cerca de Barcelona, donde se han encontrado los restos de un antiguo asentamiento neandertal de hace unos 50.000 años.
Las excavaciones han demostrado que esta especie dividía su espacio en diferentes estancias y dedicaba algunas exclusivamente a dormitorio, por ejemplo. La única construcción humana que podría rivalizar en antigüedad con las de Francia es un pequeño refugio de piedra hecho en Olduvai (Tanzania) hace unos 800.000 años, aunque es un caso controvertido, explica. En el caso de Bruniquel, la autoría humana es mucho más concluyente. Para Carbonell “estas construcciones deben tener un sentido simbólico o ritual, no pueden ser una cabaña, pues no tendría sentido construirla en un punto tan profundo”.
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Foto: En todos los anillos se han hallado restos de fuego (color naranja) sin poder determinar su función.
Fuente: EL PAIS.com | 25 de mayo de 2016
¿Qué hacían los neandertales a 336 metros de la entrada, en la más completa oscuridad, hace 176.000 años? Los grandes animales raras veces se aventuran en la negrura de las cuevas. Solo los osos de las cavernas lo hacían, y de ahí el nombre que les hemos dado. Buscaban la tibieza de la gruta para pasar el invierno, dormidos, en la Edad del Hielo. Pero, ¿y los neandertales?
No teníamos noticia de sus exploraciones por el corazón de las cavernas hasta la publicación del reciente artículo de Nature. En la cueva francesa de Bruniquel se han encontrado dos círculos hechos con estalagmitas, unas enteras, otras rotas, sin la punta ni la base. En algunos puntos hasta cuatro niveles de estalagmitas componen sus muros. Hay incluso algunas que están puestas de pie, para reforzar la estructura, o rellenando huecos. No cabe duda de que son obra humana. Además de los dos anillos, hay cuatro apilamientos de estalagmitas que no forman círculos.
Sobre las estalagmitas, no sobre el suelo como parecería más lógico, se encendieron muchos pequeños fuegos. Queda su marca en la piedra. Hay una sola hoguera en el piso, con fragmentos de huesos quemados. La edad de estas construcciones no ofrece duda porque se han datado, usando el método seguro de las series de uranio, a partir de recrecimientos posteriores de calcita, precipitaciones de carbonato cálcico formadas por goteo. En estas cronologías, y en Europa, solo pueden pertenecer a los neandertales.
¿Qué significan estas construcciones complejas, hechas con centenares de estalagmitas? Yo habría deseado que se encontrara junto con ellas algún objeto de adorno, como un colgante –un simple canino perforado habría bastado-, y no digamos una flauta de hueso o una estatuilla. O que los neandertales hubieran decorado las paredes de la galería con grabados o pinturas de animales, o con manos, o con signos. Entonces no habría quedado ninguna duda de que tenían una mente simbólica, como la nuestra. Pero no lo hicieron.
Nadie sabe, al menos de momento, lo que ocurrió. Los autores del trabajo de investigación se preguntan: ¿por qué tan lejos de la entrada? ¿Por qué la mayor parte de los fuegos se hicieron sobre las estructuras y no en el suelo? ¿Se trata de un comportamiento simbólico, como parece, o hay una explicación práctica? ¿Quizás solo se refugiaron allí? En todo caso, concluyen, los neandertales de la cueva de Bruniquel muestran una sorprendente complejidad social.
Muchísimas gracias, Guillermo.
A quienes no pertenecemos al mundo de la arqueología nos resulta complicado asumir que los restos arqueológicos sean siempre interpretables, pero obviamente eso da mucho más valor al trabajo de los historiadores y los arqueólogos.
Muchas muchas gracias.
Un cordial saludo.
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