No está en nuestro ánimo acometer un estudio sobre la generalidad, la difusión, o el significado de lo que ha venido en llamarse “sepulcros antropomorfos” -denominación que ha condicionado no poco su estudio- o “tumbas excavadas en roca”, por lo que, como es natural, a los lugares en que se encuentran se les denomina “necrópolis”. La idea, como decíamos, es publicar una guía que ayude al visitante a apreciar el conjunto, a la vez que damos a conocer, a quien tenga interés, algunos elementos no catalogados -que sepamos- en la actualidad.
¿Quiere esto decir que no aceptamos por completo que todas y cada una de estas estructuras haya servido como lugar de enterramiento? Así es. Ya hemos comentado en otros artículos que consideramos que algunas de ellas difícilmente ofrecen tal posibilidad. No obstante, no negamos la posibilidad de que muchas hayan sido en algún momento utilizadas con fines de enterramiento, o como lugares ceremoniales de exposición previos a una inhumación en otro lugar; sin embargo, no nos parece que esté tan claro que todos los elementos correspondan a la misma época ni hayan sido todos objeto del mismo uso. Se eligió el estudio de esta necrópolis precisamente porque presentaba unas características muy particulares en cuanto a la variedad de tipos. No podemos presumir de haber encontrado las claves que descifren lo que, a nuestro entender, continúa siendo un misterio. Se nos permitirá, no obstante, que hagamos antes alguna consideración sobre el particular. Se han intentado con más o menos acierto diversas clasificaciones, sin que hasta el momento haya sido posible determinar una cronología y una procedencia cultural clara para todos los yacimientos en que estos elementos aparecen. En el siguiente enlace puede encontrarse resumen de algunas publicaciones interesantes sobre este particular, que ilustra bastante bien algunas de las distintas hipótesis que se contemplan.
Teorías no faltan, como ven. Lo cierto es que aparecen en los lugares más dispares, aunque en una geografía precisa, en diferentes disposiciones y orientaciones y con distintas formas. Cabe preguntarse, y algunos lo han hecho, si es prudente considerar uno y el mismo fenómeno algo que se presenta en tan variadas manifestaciones.
En la Sierra de Ávila, se tiene constatada gran cantidad de estos elementos en Sanchicorto (Oco de San Simones), Las Cañadillas (Hurtumpascual), Brieva (Cillán), Medinilla, Fresnedoso, y estamos seguros de que una prospección en profundidad del territorio podría ofrecer algunos hallazgos más. En Salamanca también son relativamente abundantes: cabe mencionar Santibáñez de Béjar, y La Cabeza de Béjar; por poner ejemplos próximos a nuestra zona. Recientemente, Isabel Alonos ha publicado un elemento doble relacionado con algunas otras rocas de notable interés que se hallan entre Navalmoral y Peromingo.
Por ello, no podemos dejar de repetir aquí algo que ya venimos indicando frecuentemente, que existe una relación entre los llamados “sepulcros” tallados en roca y los “santuarios rupestres”. Comprobarán que sugerimos la existencia de varios lugares de culto: altares, santuarios, o como quiera llamárseles; esto es, lugares donde podrían practicarse ceremonias, cultos, rituales, etcétera. En Oco, por ejemplo, hay al menos dos lugares que también sugieren esta posibilidad; en Peromingo, aparecen relacionados con algunas estructuras que también parecen indicarlo; en Medinilla aparecen muy cerca restos de una antigua ermita…
"Anfiteatro" - Zona1
Los antiguos carteles explicativos mantenían que corresponden estas zonas a “áreas sepulcrales cristianas que pertenecerían a pequeñas comunidades de aldea, dispersas por la sierra, cuya base económica fue la ganadería, y que se mantuvieron al margen de los focos de influencia, por lo que conservaron numerosos arcaísmos. La orientación de los sepulcros excavados en los lanchares y bolos graníticos está condicionada por la disponibilidad de superficie apta, distribuyéndose anárquicamente. Tipológicamente presentan gran variedad: rectangulares, trapezoidales, tipo bañera o “fusiformes”, y antropomorfas.” Es cierto que este último tipo aparece en Oco, pero no es el caso de La Coba, que queda limitada a “bañeras”, trapezoidales, y rectangulares.
Pensamos que la explicación del texto aquí citado deja algunos puntos poco claros sobre los que cabría considerar algunas cuestiones. Interpretamos que se sugiere que algunas de las primeras comunidades cristianas quedaron aisladas y dispersas por la sierra, en tiempos de plena dominación romana de toda la Península, y permanecieron aisladas durante épocas posteriores, al menos hasta la etapa visigoda. Es posible, pero habrá que tener en cuenta que está constatada una relativamente alta densidad de población en esas zonas en épocas anteriores a la romanización, al menos desde el Calcolítico. Debe recordarse que Ávila capital dista del lugar unos 45 kilómetros; Villatoro y Sanchorreja unos 30 kilómetros en direcciones opuestas; Ulaca y Chamartín unos 20 kilómetros, también en distintas direcciones; y Las Cogotas no andan tampoco muy lejos. Es decir, que tenemos que suponer este valle ya vía de comunicación importante entre los principales centros vetones. Por no mencionar hallazgos importantes en los también relativamente próximos de Diego Álvaro, Balbarda, Muñico, desde el Paleolítico a la Edad del Bronce; y los no menos importantes en este sentido, ya visigodos, del Cabezo de San Gil (Solosancho) y Los Henrenes (Cillán), que completan una secuencia de ocupación realmente amplia.
Y parece también que la dominación romana fue plena en el Valle de Amblés y sus alrededores. Por otra parte, la Sierra de Ávila tiene algunas zonas abruptas que pueden suponer dificultades de paso en ciertos períodos muy concretos, pero no existen dificultades de la envergadura del Macizo Central de Gredos, por ejemplo, que eran salvadas desde época romana -y debemos suponer que anteriormente- de una u otra forma. Con lo que las posibilidades de aislamiento continuo y arcaísmo que se sugieren nos parecen altamente improbables. Y eso por mencionar exclusivamente los de la Sierra de Ávila, porque si considerásemos la gran cantidad de variables geográficas, generales y locales, de los numerosos yacimientos en que estos elementos se presentan en la Península, la posibilidad de aislamiento propuesta vendría a ser probablemente inadmisible. En los carteles de La Coba, se ofrece la misma información que en Oco, que ya trasladamos a estas páginas líneas arriba, admitiendo sin embargo que: La falta de investigaciones en la Sierra de Ávila impide su encuadre cronológico preciso.
El Valle de Amblés, desde el Puerto de las Fuentes
También hay quienes defienden -muy respetablemente- la procedencia visigoda o medieval, exclusivamente, de este tipo de yacimientos. Cierto es que en algunos ha aparecido asociada algún tipo de impedimenta de estas épocas, y que incluso algunas necrópolis, sobre todo en las que se preservan enterramientos, pueden y quizá deben asignárseles. Si no certeramente su elaboración, sí al menos su uso. Sin embargo, en La Coba y alrededores no aparecen restos de enterramiento de ningún tipo, ni cerámica en abundancia, como correspondería a un lugar densamente poblado, ni se tiene noticia de la aparición de objetos metálicos pertenecientes a estas culturas. No abundan, por otra parte, noticias de necrópolis muy alejadas del núcleo de población que las nutre: reconozcamos que sería ésta una peculiaridad cultural notable. ¿Cabría especular con la posibilidad de varios núcleos civilizados, con manifestaciones culturales distintas, reconociendo un lugar sagrado común para la práctica de ritos de inhumación? Esto explicaría en parte la diversidad de tipos coincidiendo en un mismo espacio. Una teoría interesante, porque hay que considerar que no estarían compartiendo exclusivamente la “necrópolis”, sino el territorio, del que ésta sería centro ritual, de celebración, de ferias y mercados, romerías, en definitiva, de encuentro. Teniendo en cuenta las diferencias que se producen entre los distintos castros de la Edad del Hierro en la zona, y que, siguiendo a Álvarez Sanchís, nos atrevemos a pensar que provienen del sustrato indígena del Bronce y aún anterior, la hipótesis no parece excesivamente descabellada. E incluso existe la posibilidad de que se hubiese producido esta circunstancia en distintas épocas.
Ermita de las Fuentes, desde el Puerto.
El Puerto de las Fuentes:
Lo que sí nos aparece claro cuando coronamos el Puerto de Las Fuentes y observamos el valle en que se encuentra La Coba, es que entramos en un paso transversal que une dos importantes comarcas, y que está flanqueado, a la derecha en dirección a San Juan del Olmo, por un monte de enormes lanchares graníticos planos que deben provocar una considerable escorrentía pluvial, algo sujeta hoy por una repoblación de pinar, ya antigua. Enfrente, otra pendiente montañosa, algo más suave, con afloramientos graníticos esporádicos. Hay que hacer observar que el espacio parece haber sido dedicado a usos ganaderos en su totalidad, probablemente desde tiempos ancestrales. Es un valle húmedo y bastante frío en invierno, que no parece ideal hoy día para poblamientos, que tampoco parecen asomar en el propio valle.
Vista del valle desde el Puerto de Las Fuentes
Por otra parte, nos ha parecido observar que la excavación de los “sepulcros” en lanchares y bolos graníticos no viene determinada por la disponibilidad de espacio rocoso útil, cuestión que parece ser aceptada sin crítica por casi todo el mundo. Hay lanchares en los que se observan excavados algunos sepulcros, dejando un espacio considerable alrededor sin excavar, y sin embargo; un poco más allá, se puede observar algún sepulcro en un bolo exento que ocupa prácticamente toda la superficie; y algo más allá, otro excavado en el mismo suelo. Hay lugares, como Cuyacabras, en los que se ha aprovechado casi al máximo la superficie de lanchar disponible, pero no son los más numerosos; en otros, los elementos aparecen exentos y aislados, sin que se aprecien alrededor signos de devastación que hagan suponer una transformación radical del entorno: es decir, que estuvieron aislados posiblemente siempre. En La Coba se presentan -como se verá- en distintas agrupaciones y orientaciones, sin que esta circunstancia venga determinada por la disponibilidad o no de superficie rocosa.
¿Podríamos estar ante una técnica que perdura en el tiempo y es practicada por diversas culturas, con el mismo -o distinto- fin? Pues quizá sea esto a lo que más se acerca nuestra actual posición, pero habrá que esperar a más y mejores estudios para que pueda resolverse definitivamente esta cuestión. De momento, nos conformaremos -como decíamos- con ofrecer la visión más completa que hemos logrado del yacimiento, con el fin de intentar ayudar a que cada uno pueda formarse su propia opinión.
El culto al Agua - La Ermita de las Fuentes
Luis Benito del Rey y Ramón Grande del Brío, en la Introducción de su libro: Santuarios Rupestres Prehistóricos en el Centro-Oeste de España, señalan que estos lugares donde, como decían los antiguos, sopla el espíritu, son centros de manifestación de la divinidad. Sin atrevernos a tanto…apenas a un kilómetro del sector más alejado de La Coba, algo más abajo del Puerto de Las Fuentes, siempre hacia San Juan del Olmo, encontramos la ermita de Nuestra Señora de Las Fuentes; siendo éstas, las dos fuentes independientes que nacen en el lugar, las que configuran el nacimiento del río Almar, afluente del Tormes, que posee la particularidad de ser un río bífido, y transcurre en doble vertiente hasta Bóveda de Río Almar, confluyendo ya unificado cerca de Alba de Tormes.
Si aceptamos lo expuesto por los autores citados, que recogen la opinión de algunos otros, en cuanto a las propiedades espirituales de que está dotado un lugar concreto, pocos podremos encontrar que las reúnan de forma más significativa. Una divisoria de aguas con dos fuentes que son el nacimiento de un río, un posible vado (donde hoy se encuentra una balsa), una “necrópolis”, y una ermita, asociada con el culto al agua, que conserva aún su coso taurino en bastante buen estado; son argumentos de peso. Como se ha dicho, no es intención de este trabajo abordar temas generales como el de la espiritualidad del hombre antiguo porque, sea cual sea la corriente que uno defienda o abrace, creemos estar ante el hecho innegable de un espacio sacralizado desde épocas muy remotas.
Coso taurino de la ermita de Las Fuentes
Nos referiremos a las localizaciones como Zonas, numerándolas del 1 al 4.
Habrá que aclarar que son efectivamente zonas bastante bien diferenciadas por la distancia que las separa y por las características de su ubicación. Aunque cabe señalar que si se excavasen las zonas intermedias quizá esta diferencia fuese menos notable.
Hemos comenzado por la zona más alejada de la entrada del yacimiento. Si alguien desea visitarlo completo -y así lo aconsejamos- es mejor que comience desplazándose hasta ella y realice la visita en este sentido; aún sabiendo que no será fácil vencer la tentación de ir admirando las estructuras que desde la propia entrada aparecen.
Zona 1
La más alejada, al otro lado del río. Se accede a esta zona tomando el camino que baja desde la entrada hasta la balsa y, una vez cruzada ésta, tomando la primera calleja que surge a la izquierda.
"Anfiteatro completo"
Ya hemos dicho que todo el yacimiento inspira un carácter mágico. Sin embargo, quizá sea aquí, en esta zona, donde el término puede adquirir mayor relevancia. Destaca en el conjunto un enorme bolo granítico casi redondo, que apoya sobre un canchal plano cortado, que a su vez domina sobre otro canchal circular, creando así una especie de anfiteatro. Hay una depresión más, que asoma ya sobre un prado en el que se encuentran algunos otros elementos:
Anfitatro- Detalle
Vista lateral
Vista posterior
Nos hallamos aquí ante un elemento que, como puede apreciarse, está conformado en óvalo alargado. Presenta en común su disposición en el suelo, integrado en el lanchar. Sin embargo, el reborde es un relieve bastante más pronunciado, sus formas son suaves y curvas presumiblemente ya en la propia talla, aunque en alguna medida también por efecto de la erosión, puede suponerse. Y no es menor este detalle. Porque pone de manifiesto una diferencia importante en cuanto a la forma de concebirlo. Podría pensarse que estamos ante un “estilo” diferenciado, junto con otros elementos de similar factura. La impresión que se recibe al contemplarlo es diferente de la que resulta del examen de los elementos anteriores de esta zona, aunque presenta, como veremos, similitudes notables con algunos de otras zonas, muy en particular con tres de la zona 4. Es el más próximo al enorme “bolo” granítico que corona el lanchar en el que se encuentran todos los elementos de esta zona.
Elemento en óvalo, bajo la "mesa"
Sobre el canchal circular, en un extremo, se observa una piedra elevada con piletas que podría cumplir también una función en el conjunto.
Canchal circular
Piedra del canchal circular y calleja hacia el río
En el propio lanchar, totalmente colmatados por su configuración a ras de la piedra, de difícil apreciación, hay dos sepulcros probablemente también ovalados, aunque este es detalle que solo podría determinarse con su vaciado.
Elementos sobre el canchal circular
Aún sobre el canchal circular encontramos dos bloques de piedra aislados con una configuración muy particular sobre los que no nos atrevemos a emitir opinión.
Elementos sobre el canchal circular
Abajo, en el prado que llega hasta la orilla del río, hallamos algunos otros elementos Uno, tallado sobre un bloque exento, llama la atención inevitablemente. El propio bloque ya presenta una forma llamativa por su configuración alargada y redondeada. El hueco es prácticamente rectangular, pero muy achatado en los extremos. Es uno de los menos deteriorados del yacimiento.
Otros ya están más deteriorados, y sospechamos que puedan hallarse incluso algunos otros totalmente colmatados y ocultos.
Por fin, a la derecha del área descrita, encontramos un conjunto que añade, si cabe, mayor interés a la zona en cuestión. Se trata de una estructura compuesta por una serie de piletas en la zona superior, que presentan canal de vertido hacia dos “sepulcros” en plano acusadamente inclinado. Constituye, en nuestra opinión, un sistema combinado de elementos que probablemente cumpliesen una determinada función, que inevitablemente se nos escapa. ¿Podemos suponerles un uso ritual? Creemos que sí, teniendo en cuenta el entorno anteriormente descrito y la especial configuración.
Por otra parte, es interesante destacar aquí el hecho -que venimos sosteniendo desde antiguo, de que se dan combinaciones interesantes entre sepulcros y piletas, y aconsejamos considerar este hecho a quienes sostienen a ultranza como exclusiva causa la formación de las piletas redondas al deterioro natural de la piedra. Incidiremos más en este asunto.
Sistemas combinados de piletas y "sepulcros"
Sistema combinado de piletas y "sepulcros"
Los canales que recogen el caudal del rebose de las piletas y el agua que recoge la propia superficie rocosa, vierten directamente -y hay que suponer que con una cierta fuerza cuando las precipitaciones son abundantes- sobre los elementos a que nos referimos; circunstancia que dificulta enormemente el convencimiento sobre el uso funerario que se propone habitualmente a todas las estructuras rectangulares talladas en roca, al menos en estos casos. Parece un conjunto más adecuado quizá para un ritual de purificación por aguas lustrales.
Pileta
Piletas
Vertido desde las piletas. Vista cenital
Exento, ya en plano horizontal, también contiguo al sistema, encontramos otro elemento tallado también en la base de la propia roca, a la izquierda de los anteriores, sin que parezca que este en cuestión esté sujeto a vertido alguno desde la parte superior.
Elemento bajo el sistema 2
En la zona de transición de la zona 1 a la zona 2, encontramos otro “sepulcro”, también con cierto relieve y de similar factura al que se encuentra debajo de la “mesa”, bajo el bolo redondo de la zona anterior.
Elemento en zona de transición
Zona 2
En una loma, junto a un arroyo con una pequeña alameda.
Su acceso no es complicado: se debe tomar el mismo camino descrito para la zona1 1 hasta la balsa; una vez cruzado el arroyo, en lugar de torcer inmediatamente a la izquierda, se toma un camino que asciende en curva y que nos lleva hacia otro arroyo, que se cruza un poco más arriba.
Si se ha visitado primero la Zona 1, como aconsejamos, no hay más que recorrer unos de doscientos metros por una calleja hacia la derecha, en dirección San Juan del Olmo, y se encuentra inevitablemente. Es una zona en ligero desnivel culminada por una valla de piedra que guarda un prado con un interesante almiar; que puede también servir de referencia. Hay elementos a ambos lados del vallado.
Vista de la zona 2, accediendo desde la zona 1
Almiar
Aquí debemos hacer notar que -como en las demás zonas- se combinan elementos de muy distinta factura. Si bien en esta zona quizá con carácter más acusado. Aparecen algunos de forma claramente trapezoidal, a ras de suelo, con algunos ovalados en relieve, alguno plenamente rectangular… en definitiva, con una notable variedad de “estilos”. En cuanto a las orientaciones, cabe señalar la circunstancia -que también se produce en el resto del yacimiento- de que prácticamente ninguno lo está en el mismo sentido; dándose aquí la circunstancia especial de que dos de ellos se encuentran en situación perpendicular, formando una especie de Tau; lo que otorga al conjunto una significación especial, teniendo en cuenta además que creemos apreciar un serie de escalones tallados en el mismo canchal donde se encuentran.
También hay otro conjunto en que se combinan piletas redondas y “sepulcros”, aunque sin relación de vertido, sino de contigüidad.
La visita de la zona es algo complicada porque algunos se encuentran en un sector vallado por una finca ganadera, en la parte superior de la loma, junto al almiar. Hay que observarlos pues desde fuera de la valla, aunque se aprecian con bastante claridad.
Conjunto en “Tau”, con escalones - ¿Santuario?
Conjunto de sepulcro y piletas
Detalle piletas
Hay aquí también una zona en la hallamos tres elementos, dos completos y uno fallido o abandonado en el proceso de talla. Los dos primeros se encuentran juntos, en una zona vallada, y el otro algo más adelante al borde del camino, ya fuera del cercado. A la derecha, caminando hacia la balsa.
Al otro lado del río, caminando hacia la entrada del yacimiento y la carretera.
Colocamos aquí una imagen de la perspectiva de las dos zonas restantes desde el lugar en que deberíamos encontrarnos si se han seguido correctamente las indicaciones. No hay más que bajar hasta el río, cruzarlo y seguir camino arriba unos cien metros desde la balsa. En esta zona sí encontramos algunos carteles indicativos que nos señalan sin lugar a dudas el lugar concreto. Nos encontramos con la particularidad de estar en una zona en la que, por alguna circunstancia, junto a los elementos completos encontramos algunos claramente destruidos y otros abandonados en el proceso de fábrica. Esto permite hacerse una idea de la técnica empleada para la talla en cierta época del yacimiento. Posiblemente sea la zona más deteriorada.
Una particularidad notable es uno de los elementos de configuración doble, pero contrapuesta, que se haya destruido parcialmente. El resto, presentan, como es habitual, formas y orientaciones diferentes.
Camino arriba, hacia la zona 1, hay un canchal de cierto tamaño que alberga algunos ejemplares interesantes. Tiene este lugar la particularidad de presentar una depresión notable que, visto desde arriba, ofrece una configuración circular, en la que se encuentra un sepulcro completo, tipo barca, y un fragmento de otro, aparte de una pileta redonda. En el mismo canchal a un lado, hay un par de elementos juntos, aunque no unidos.
Ponemos también una peña caballera que consideramos que debe ser tenida en cuenta.
Vista del conjunto con nieve:
Enlaces:
Fundación Joaquín Díaz
Grand del Brío - Culto a las aguas
http://www.funjdiaz.net/folklore/07ficha.cfm?id=135
Yacimiento arqueológico de Cuyacabras: despoblado, iglesia y necrópolis ...
Escrito por José I. Padilla,Francesc Riart i Jou
http://books.google.com/books?id=e4cb9M07NOYC&pg=PA19&lpg=P...ñera&source=bl&ots=nXfvLqLmb8&sig=5yZ6oTSYE4mIW8b3nH3332TlYK8&hl=es&ei=gvFWTd36N9DJcavQzJ0M&sa=X&oi=book_result&ct=result&resnum=4&ved=0CB4Q6AEwAw#v=onepage&q&f=false
SEPULTURAS MEDIEVALES EN LAS NAVAS DEL MARQUES
por Jesús Benito Herranz Gago "Catalajo"
http://ever-enen15.blogspot.com/2007/01/sepulturas-medievales-en-las-navas-del.html
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