La historia habitual, acostumbrada, a modo de ley histórica en la isla de Creta, y en base a los análisis realizados por Arthur Evans, y más tarde por Nikolaos Platón, puede dividirse en diversos periodos:

 

Cretense o Minoico Antiguo Prepalacial

Fechado desde el 3.400 a 2.100 años antes de nuestra era (a.n.e.). Las causas de este desarrollo habría que buscarlas en la puesta en marcha del gran comercio marítimo entre Creta y los países de Asia Menor y Egipto. Esta clase de comercio va a promover la importación de metales tales como el cobre para la fábrica de herramientas destinadas a las labores agrícolas y el estaño para la fabricación de artículos de bronce.

En este periodo se pasa desde una economía eminentemente agrícola a una clase de economía y organización insular mucho más compleja, al mismo tiempo que se produce un aumento de la población en el centro-oriente de la isla. Las viviendas particulares aparecen ya muy avanzadas y estaban hechas de piedra y adobe con paredes blanqueadas y pintadas de cal.

             

En cuanto al desarrollo de la cerámica se habla una primera fase con restos encontrados en Purgos y Hagios-Onuphrios, y otra más avanzada con la cerámica de Vassiliki y Mochlos. Los ritos funerarios se relacionan con las tumbas en forma de Tholoi (tumbas en forma circular) de Mesara. Según esta clase de enterramientos se presume, ya en estas fechas y dentro de la isla, la existencia de un estamento de clanes familiares de especiales características.

             

En una primera fase la llegada e influencia de nuevas gentes se produce desde Anatolia, pero a partir del año 2.300 a.n.e.,  y a raíz del cambio de estructuras políticas en Egipto, la influencia de este lugar se une a la Anatolia preexistente. En efecto, a medida que prospera la metalurgia del bronce, y por otras muchas razones de progreso, producción y desarrollo, aparecen por la isla, y no sólo desde Egipto, sino de una diversidad de lugares, una clase de gente como orfebres y metalúrgicos, artesanos, artistas y alfareros, marinos y comerciantes, es decir, gente normal en busca de oportunidades. Es a raíz de estas migraciones por lo que la economía de la isla despega de estructuras anteriores y comienza a competir con el más desarrollado y antiguo comercio de las Islas Cícladas, un grupo de islas en el sur del Mar Egeo y justo al norte de Creta.

             

Se piensa que es hacia el año 2.000 a.n.e., cuando se produce la práctica conquista económica y comercial de las Islas Cícladas por las gentes de Creta.

             

Cretense o Minoico Medio o Cultura de los Palacios 

Es muy probable, pues existen evidencias de ello, que antes de la construcción de los grandes palacios en la isla ya existiesen otros anteriores cuya construcción podría remontarse a mediados del III Milenio en Creta. Construcciones y palacios anteriores, de cierto, a la conquista de las Islas Cícladas y que podrían ser la causa principal de dicha conquista.

              

La datación cronológica de este periodo iría desde el 2.100 a.n.e., hasta el 1.450 a.n.e. que es cuando aparece la presencia y conquista de Creta por gentes procedentes de Micenas. Esta etapa va a suponer un antes y un después en la civilización cretense antigua, y se divide en dos etapas o eras: era de los Primeros Palacios que dura desde el 2.100 a.n.e., hasta el 1.700 a.n.e, y el periodo de los Segundos Palacios que data desde el 1.700 al 1.450 a.n.e.

Tres puntos importantes para el estudio del Minoico Medio: una expansión colonial y comercial en base al comercio marítimo, la construcción de los grandes palacios y un estilo peculiar de cerámica que se extiende por toda la isla.

             

Según el primer punto, la expansión comercial y colonial, el historiador Tucídides habla de “talasocracia cretense” en relación con ese poder de expansión marítima, algo que ya se había visto antes y de un estilo parecido en el imperio comercial de las Islas Cícladas.

             

Hacia el norte los cretenses llegaron hasta el Ática y la región de Samos y Mileto, donde establecieron colonias en base a los antiguos asentamientos de griegos continentales, al tiempo que abrieron una gran ruta comercial que llegaba hasta Asia Menor  -frigios, lidios e hititas- y estaba presente en las islas de Rodas y Chipre.  Había una importante colonia cretense en la isla de Sicilia, y hay muestras de su presencia en Venecia, Marsella y Mallorca. El comercio y la relación con Egipto tenían lugar desde la colonia cretense en la isla de Faros, una colonia frente al puerto de la antigua Alejandría que por aquel entonces debía tener otro nombre.

             

En cuanto a los productos que motivaban ese comercio y expansión colonial es probable que usasen un amplio espectro de los mismos, a saber: las fábricas y productos de las labores de agricultura, cultivo del trigo, el olivo, la vid y otros árboles frutales; la ganadería –se piensa que los rebaños adscritos al palacio de Cnosos rondaron la cifra de 1.000 rebaños entre cabras y ovejas- ; las fábricas relacionadas con esa producción del campo, como la conservación y producción de alimentos, materias como la lana y el cuero que harían funcionar las fábricas de vestido y calzado; las labores artesanales de orfebrería y joyería, alfareros y metalúrgicos y el trabajo normal de los metales, el Cobre que llegaba desde Chipre y el Estaño de otras diversas rutas. Además, los cretenses tenían una importante industria de construcción de barcos en base a lo cual fabricaron una poderosa flota marítima que les permitiría no sólo poner en marcha sus planes de comercio marítimo, sino mantener una imagen de fuerza y autoridad en vistas a la seguridad de la isla.

             

Respecto al segundo punto, la construcción de los magníficos palacios, hay que entenderlo también en una serie de etapas. Hacia el año 2.000 a.n.e., en base a normas arquitectónicas tomadas de diversos lugares, así como de las anteriores edificaciones en el propio lugar, se construyen los primeros magníficos palacios: Festos, Mallia, Cnosos, y otros diversos. La función o funciones que despliegan estos palacios desde el principio es que sirven de lugar y centro de reunión política, económica y social para los diversos  pueblos, lugares e industrias adscritos a su influencia. Así mismo, tuvieron una misión especialísima como centros de almacenamiento y administración de bienes procedentes de la tierra y de las fábricas, un correspondiente estamento de administración desde oficinas en el mismo palacio, la presencia de una corte en torno a unas figuras principales, reinas o reyes, y una asamblea de aspecto parlamentario alrededor de un trono.

             

Hacia el año 1.700 antes de nuestra era se produce un periodo de crisis, pues en la mayoría de los palacios aparecen signos de destrucción y reconstrucción posterior. Esa destrucción atiende a varias razones: la existencia de movimientos sísmicos, terremotos en la isla, y revueltas populares con fines de acabar con el poder de los centros-palacios. De igual modo, el desarrollo del poderío de Micenas en la Grecia peninsular hace más difícil la actividad comercial y colonial de Creta.

             

Pero esos “primeros palacios” son reconstruidos a continuación en esas mismas fechas y surge la llamada era de los “segundos palacios” que es el periodo de máximo esplendor de aquella cultura. Se recuperan las rutas comerciales que se hubieren perdido y la actividad normal de las colonias. En estos momentos se llega a una especie de cenit o conclusión mercantilista según una actividad recíproca: se cambian productos de la isla por materias primas con las cuales se fabrican otros productos que a su vez se comercian. Aparecen también nuevas ciudades y pueblos, se construyen nuevas carreteras y puertos. Durante esta época hay un importante desarrollo  de la burocracia y la administración en  y desde los palacios y surge de manera decisiva una forma de escritura en ayuda de esa administración: el llamado Lineal A. En esta época se advierte, no obstante, una mayor influencia de Cnosos en la economía de la política y sociedad de la isla.

             

El desarrollo de las ciudades se advierte primero en la zona oriental de la isla, con poblados como Paliokastro, Vasiliki y Mochlos. Más tarde se desarrollan otros núcleos ciudadanos, muchos de ellos en relación con los palacios, y aparecen ciudades como Tilisos, Kamilari y Mirtos.

             

Una lista de los más importantes palacios de Creta podría quedar así: Cnosos, Zakro, Mallia, Festos, Kania, Hagia Tríada y Gurnia. Este hecho de los grandes centros-palacios, sin embargo, habría que entenderle dentro de una gran función de parecido aspecto  en la isla por la presencia de una especie de villas autóctonas presentes por toda la geografía, cada una de ellas propiedad de una señora o señor y con una función propia y autónoma social, económica y política.

             

Y en relación con el último punto, el desarrollo de la cerámica en el Minoico Medio aparece lo que se llama el estilo de Comares, una especie de generalización de las artes alfareras en la isla caracterizada por el abundante colorido, la fábrica de barros esmaltados y elementos decorativos que se repiten con motivos de animales marinos, plantas acuáticas y de tierra. En las cuevas de Creta se encontraron bellos recipientes de este estilo usados en ritos de culto a los antepasados y a la propia caverna y que muestran  la gran técnica y quehacer de alfareros y pintores.  

             

Esta Cultura de los Palacios, Minoico Medio en la Civilización cretense también tiene su fin. Las causas de ese final son un tanto difusas y podría hablarse de una conjunción de las mismas que llegaron a asociarse para provocar el triste final. Se trata en primer lugar de catástrofes naturales, movimientos sísmicos y terremotos que asolaron la isla y habrían provocado la destrucción de ciudades y palacios como en otras ocasiones en el pasado, pero esta vez a una mayor escala. Es curiosa la relación temporal de esas mismas fechas con la explosión del volcán Santorini en la cercana isla de Thera (Santorini). También se habla, en segundo lugar, de que ese terremoto, momento de desconcierto y destrucción, habría sido aprovechado por los habitantes de ciudades y pueblos para terminar con el poder despótico de los palacios y la clase dirigente. Y, por último, se habla en esta ocasión de la llegada de expediciones desde el mar procedentes del interior de Grecia, acaso desde la capital y metrópolis Micenas. Esta última suposición es la evidencia prehistórica  más fehaciente, pues sería este dato lo que va a continuar con esa prehistoria: el dominio micénico de Cnosos y de la isla de Creta en general.

 

Cretense o Minoico Reciente o Postpalacial

             

La cronología para este periodo reciente iría desde el año 1.450 a.n.e., hasta el año 1.100 a.n.e.

             

Existen algunas lagunas históricas para este proceso de cambio de autoridad en Creta. En primer lugar no se conocen las maneras que usaron los micénicos para hacerse cargo de la isla, si se trató de una intervención del tipo de movimientos de gentes, dominio del comercio y de las rutas marítimas, o bien  si se trató de una oportunidad según la situación de catástrofe, o que quizás se tratase de ciertas expediciones militares micénicas que se habían hecho cargo de los centros de poder y administración, es decir, de los palacios. Fuere como fuere, la asimilación por parte de los paisanos cretenses de las gentes forasteras micénicas se realiza en condiciones óptimas.

             

En efecto, la mayoría de las estructuras económicas y sociales de la isla no solo son respetadas, sino que incluso tienden a disfrutar de una situación de máximo desarrollo una vez pasado el estado de catástrofe. También habría que sospechar que fuese alguna clase de entendimiento o situación concomitante entre los habitantes paisanos y sus acciones en esos momentos críticos y los contingentes, mejor preparados, pero menos numerosos de los micénicos que habían llegado a la isla para hacer valer su autoridad y conseguir que todo funcionase de otra manera.

             

Según algunos historiadores el nombre de Minos ya era algo muy importante y de gran influencia en la época de los “segundos palacios” y que la mayoría de los “Minos” de la isla se encontraban supeditados al “Minos” de Cnosos. Pero va a ser ahora, durante el Minoico Reciente cuando y, seguramente a causas de la presencia de la autoridad micénica, esa figura, la de Minos,  va a alcanzar una presencia y una autoridad definitiva.

             

Para la comprensión de esta era del Minoico Reciente sería mejor decir antes unas palabras en relación con la historia de los pueblos micénicos.

             

Desde muy antiguo, desde tiempos Mesolíticos, podría suponerse la llegada de pueblos y gentes desde el norte a la península griega, pues es en este entorno donde hay que situar la llegada de los primeros pueblos micénicos a la Grecia continental.

              

Los micénicos o aqueos, que les llamara Homero, son un pueblo indoeuropeo cercano a los hititas, ambos procedentes de los espacios de la Rusia asiática.

             

Es a principios del II Milenio, a partir del año 2.000 a.n.e, aproximadamente cuando empieza su instalación definitiva en la Grecia peninsular. No se conoce muy bien la procedencia y ascendente del nombre “Micenas”, si es indoeuropeo en base a los pueblos que llegaron desde el norte, o si es una mezcla de los idiomas paisanos que existían en Grecia y otros que llegaron desde Anatolia, Islas Cícladas o Asia Menor.

               

El arqueólogo alemán H. Schlieman llamó “Minias” a los pueblos que llegaron desde el norte y fue él quien hizo las primeras excavaciones e investigación en Micenas.

Micenas, en realidad, es una antigua ciudad en la región de la Argólida, en el Peloponeso, la península sur de Grecia, y que aparece habitada ya desde el Neolítico. A partir de 1.850 a.n.e,  los micénicos de la Grecia peninsular establecen contacto con las colonias cretenses en la isla de Melos. Estos contactos micénico-cretenses más tarde se amplían hacia las islas del Egeo y Rodas.

             

Son esta clase de gentes, con centro en la ciudad de Micenas quienes, según los historiadores, serán los artífices de una cultura y unas formas particulares llamadas micénicas. Hay que tener en cuenta que el gran nombre de Micenas y su gloria es algo posterior a la conquista de Creta por los pueblos micénicos pues, mismamente, la construcción de la magnífica muralla de Micenas y el pórtico de los leones que da entrada a la ciudad datan de los siglos XIV-XIII, es decir en el año 1.300 al 1.200 a.n.e.

Es, entonces, hacia el año 1.450 a.n.e., cuando los contingentes micénicos se adueñan del comercio y de los centros del poder de la isla y se produce de cierto un cambio de autoridad en las estructuras sociales, económicas y políticas de Creta.

Las características de este periodo Cretense o Minoico Postpalacial hay que asociarlas a la presencia de esa autoridad micénica en la isla. Desaparecen los típicos barcos y comerciantes cretenses y se instauran las formas y el comercio micénicos. Ello supone una ruptura de relaciones entre los micénicos instaurados en Creta y los otros oficiales micénicos situados en el resto de la Hélade. También sería importante conocer aquí las maneras en que se produjera el cambio de autoridad de cretenses por micénicos en la estructura dinástica y jerárquica de los grandes centros-palacios como Festos, Malia y Cnosos. No puede saberse, pues, si allí siguieron reinando sus dueñas-dueños anteriores, pero sin poder sobre las actividades, o si se llegaron a una clase de acuerdos o alianzas matrimoniales con los jefes micénicos, nuevos dueños de la isla, y que preservase el orden y la función social.

             

Lo cierto es que el poder de la isla queda centralizado en Cnosos y en la ciudad vecina demostrado esto porque la escritura Lineal B, de creación micénica continental, se desarrolla ahora, aquí en Cnosos, mientras el resto de los lugares continentales siguen con el uso del más antiguo y elemental Lineal A. Más tarde esta escritura, el Lineal B, se extiende también a toda la Grecia y la propia isla de Creta.

             

Existe, así mismo, una importación de mitos y leyendas procedentes desde el interior de Grecia hacia la cultura cretense antigua y autóctona. Comienza, debido a eso, una especie de regresión en las afinidades culturales de la isla, pues estos mitos y dioses procedentes del exterior se sitúan de forma descarada en una dimensión negativa respecto a los habituales intereses espirituales, sociales y culturales que desde siempre allí habían existido en Creta.

              

En demostración de esto se puede traer a colación dos de los más importantes mitos del momento que son Minos y Teseo.

             

Es en la lucha entre estos dos dioses donde se aprecia la negatividad e impostación de la cultura micénica en las estructuras preexistentes de la cultura cretense.

             

Minos, de gobernador e impulsor de la “talasocracia cretense” en épocas pasadas, se transforma ahora en dios y su esposa Pasifae hace una criatura que es Minotauro. Minos, entonces, ordena la creación del laberinto para guardar al hijo de su mujer. Pero más tarde, reconoce su fracaso y culpa de ello a Dédalo, el arquitecto, que acabará, junto con Ícaro, su hijo, encerrados en el laberinto.

             

Teseo aparece en Creta con las invasiones micénicas, pero es un héroe que procede de Atenas. Su misión no es otra que la de enfrentarse a Minotauro con el fin de acabar con su poder y ascendencia y con la preponderancia histórica de la isla de Creta. Es decir, lo que sucede es el enfrentamiento descarado según propuestas mitológicas y literarias entre la belleza, la valentía y la categoría de Teseo (ateniense y forastero) y la fealdad, monstruosidad e inferioridad (minus) del Minotauro cretense y autóctono.

               

Minotauro es derrotado por Teseo y queda demostrado lo inexpugnable del laberinto y la hegemonía de la isla, ahora ya según la norma micénica. También existe en estas tristes secuencias de dioses griegos  un afán revanchista y cruel en el héroe ateniense que conseguirá, con su victoria sobre Minotauro, liberar a la ciudad de Atenas del “tributo de las doncellas”. La incongruente leyenda dice que los jóvenes y doncellas que Cnosos exigía de Atenas eran llevados al laberinto para ser devorados por el Minotauro. Pero con seguridad ese impuesto era exigido, no sólo como preservación de prestigio y poder, sino para tener bien surtido el servicio elegante del palacio.

             

Es aquí y ahora, sobre todo en esta etapa de dominación micénica, cuando comienza a surgir y desarrollarse la “leyenda negra” de los cretenses y de Creta misma, unas formas y una clase de leyendas equivocadas y que proporcionará material suficiente de escritura y comentario para historiadores y escritores en la antigüedad.

             

El periodo Reciente Minoico Pospalacial termina, como hemos dicho, hacia el año 1.100 a. n.e. La autoridad micénica en Creta termina con el final de este periodo, y es algo que se relaciona fehacientemente con la invasión de la isla por las tribus  de los dorios. 

             

Parece ser que el hecho histórico en sí de la invasión o migración de los dorios en la Grecia continental se basa en el dato de que una población de habla doria entró en el Peloponeso –península sur en Grecia- y otros lugares de la Grecia micénica, y cambia el idioma anterior micénico por el dorio. Esta invasión se hace coincidir con el comienzo de la destrucción de los castillos-palacios micénicos y las ciudades micénicas en la Grecia continental alrededor de los 1.200 a.ne.

             

Se caracterizan las tribus de los dorios por ser gentes que conocen y desarrollan la metalurgia del hierro, el uso del caballo para diversos menesteres y el carro para el transporte y la guerra. Desde su llegada a Grecia y hasta el siglo VIII antes de nuestra era se produce una fusión entre ellos y la mayoría de los pueblos prehelénicos.

             

No se sabe a ciencia cierta si estas invasiones de las tribus de los dorios son la causa precisa y principal de la siguiente era de destrucción y anarquía en la prehistoria de Grecia, la llamada “Edad Oscura”, o si a ello también contribuyó la guerra ancestral que siempre habría existido entre las ciudades griegas y su territorio e influencia adscritos, o quizás problemas profundos en liza entre las poblaciones de base y la administración desde los palacios y centros de clase y poder.

             

Una cosa es cierta, el cambio de autoridad de micénicos por dorios se hace algo patente en los siglos siguientes. Se aprecia una ausencia casi total y contrastada de escritura y las fábricas  -cerámica, metalurgia, telares y confección-  son de otra radical manera. La “Edad Oscura” se sucede desde el siglo XII a.n.e. hasta el siglo VIII a.ne. Es a partir de la presencia de esa autoridad doria en esta época lo que, en base a una serie de etapas de recuperación, va a producir la cultura griega de los tiempos históricos. Los escritos de la 'Teogonía' de Hesíodo y la 'Ilíada' y la 'Odisea' de Homero se fechan un poco después del final de esta era.

             

Creta a partir de estas fechas sigue los mismos cambios y destino que se suceden en el resto e interior de Grecia. La instalación de los dorios en la isla hacia el año 1.100 a.n.e. va a provocar situaciones de servidumbre entre los micénicos allí instalados, por lo cual muchas de las familias y clanes micénicos van a huir, a emigrar hacia la costa Jonia y la ciudad de Atenas.

 

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