Huellas fósiles: la fascinante historia detrás del viaje prehistórico más largo conocido

Una escena de la Edad de Hielo: una mujer con un niño a orillas del antiguo lago Otero (hoy denominado Lucero, en el Parque Nacional de White Sands) deja huellas en el barro. Cortesía de Karen Carr.

Todos los padres conocen el sentimiento filial. Su hijo está llorando y quiere ir a casa. Lo levanta para consolarlo y se mueve más rápido. Sus brazos están cansados y tiene una larga caminata por delante, pero no puede detenerse. Ahora agregue a esta escena una superficie de barro resbaladizo y una variedad de depredadores hambrientos a su alrededor.

Esta es la historia que nos cuenta el rastro de huellas fósiles más largo del mundo. Nuestro nuevo descubrimiento, publicado en Quaternary Science Reviews, proviene del Parque Nacional White Sands, en Nuevo México, EE. UU., y fue realizado por un equipo internacional que trabaja en colaboración con personal del Servicio de Parques Nacionales.

Mapa que muestra el Parque Nacional de 'White Sands' y el sitio donde se hallaron las huellas de humanos y animales.

Foto: Sedimentos modernos del lago Lucero. Gran parte del sedimento (yeso blanco y costras de halita) producido por la evaporación del lago Lucero es de grano fino y se transporta más allá del sistema de dunas. Fotografía de David Bustos (Monumento Nacional White Sands).

Las huellas fueron detectadas en el lecho de un lago que se ha secado y conocido ahora como una playa, y que contiene literalmente cientos de miles de huellas que datan del final de la última Edad del Hielo (hace unos 11.550 años) algo después de 13.000 años atrás.

A diferencia de otros muchos rastros de huellas conocidos, este es notable por su longitud (más de 1,5 km) y rectitud. El individuo (posiblemente una madre) no se desvió de su curso, pero, lo que es aún más notable, es que caminó de vuelta unas horas más tarde.

Cada huella cuenta una historia: un resbalón aquí, un salto allá para evitar un charco, etc. El suelo estaba mojado y resbaladizo por el barro y caminaba a una velocidad que habría sido agotadora. Estimamos que su paso se realizaba a 1,7 metros por segundo; una velocidad cómoda al caminar es de 1,2 a 1,5 metros por segundo en una superficie plana y seca. Las huellas son bastante pequeñas, por lo que, probablemente, fueron hechas por una mujer, o tal vez un adolescente varón.

Un tramo de huellas de ida y vuelta.. Panel central: pistas infantiles en medio de la nada. Panel izquierdo: una de las pistas con poco deslizamiento. Crédito: M Bennett, Universidad de Bournemouth.

Un viaje misterioso

En varios lugares del viaje de ida hay una serie de huellas de un niño pequeño, hechas cuando la posible madre que portaba al niño lo colocó en el suelo quizás para ajustárselo mejor a la cadera o para realizar un momento de descanso. A juzgar por el tamaño de las huellas del niño, este tendría unos dos años o un poco menos. Además, el niño fue llevado a la ida, pero no a la vuelta.

Podemos ver la evidencia de que lo llevaba en brazos por la forma de las huellas, pues éstas son más anchas debido al peso y más variadas en su morfología, que se caracterizan por su "forma de plátano", algo que es causado por la rotación hacia afuera del pie al caminar.

Las huellas del viaje de regreso tienen, en cambio, un aspecto menos variado y una forma más estrecha. Incluso podríamos ir tan lejos en nuestra interpretación como sugerir tentativamente que la superficie del suelo probablemente se había secado un poco entre los dos viajes.

La diferencia de color representa escaneos 3D de la profundidad de algunas de las huellas. Obsérvese la curvatura distintiva de la huella en "forma de plátano, posiblemente derivada de la carga del niño que se transporta. Crédito: Universidad de Bournemouth


Depredadores peligrosos

Esta especie de playa fue el hogar de muchos animales extintos de la Edad de Hielo, quizás cazados hasta la extinción por los humanos o quizás no. Las huellas de estos animales han ayudado a determinar la antigüedad del rastro de pisadas.

Se han encontrado huellas de mamuts, perezosos gigantes, felinos de dientes de sable, grandes lobos, bisontes y camellos. Hemos obtenido evidencias de huellas en el pasado de cómo estos animales pudieron haber sido cazados. Es más, una investigación aún por publicar nos habla de niños jugando en charcos con huellas de perezosos gigantes y saltando entre otras de huellas de mamut y de animales cazados y descuartizados.

Los científicos están estudiando huellas fósiles en el Parque Nacional de 'White Sands' para comprender mejor el ecosistema de la Edad de Hielo del antiguo lago Otero. Imagen NPS.

Entre los viajes de ida y vuelta realizados, un perezoso gigante y un mamut cruzaron las huellas humanas del camino de ida, pero las huellas humanas del viaje de regreso, a su vez, se cruzan con las huellas dejadas por estos animales.

El rastro de un perezoso gigante muestra que este había percibido el paso humano. A medida que el animal se acerca a las huellas humanas parece que se pone derecho sobre sus patas traseras para captar el olor, hace una pausa, se gira y pisotea las huellas humanas antes de ponerse a cuatro patas y huir. Era consciente del peligro.

En contraste, las huellas de un mamut cruzan las pisadas humanas sin desviarse, probablemente por no haber notado su presencia.

Los espacios redondeados oscuros son huellas de mamutImagen NPS

Este conjunto de huellas cuenta una historia notable. ¿Qué estaba haciendo esta madre con un niño en esta playa moviéndose a toda prisa? Claramente nos habla de una organización social, que conocía su destino donde se les aseguraría una cálida recepción. ¿Estaba enfermo el niño? ¿O lo estaba llevando a su verdadera madre? ¿Llegó repentinamente una tormenta y les cogió por sorpresa? No tenemos forma de saberlo y es fácil dar pábulo a especulaciones de las que tenemos pocas pruebas. Lo que podemos decir es que muy probablemente la mujer se sentiría incómoda en semejante paisaje hostil, pero también que estaba preparada para realizar el viaje de todos modos.

En consecuencia, la próxima vez que usted esté corriendo por el supermercado con un niño cansado en sus brazos, recuerde que los padres prehistóricos también compartieron emociones similares.

Fuente:  theconversation.com | 9 de octubre de 2020

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