Hallazgo en la Sima de los Huesos de Atapuerca: el primer asesinato de la Historia

Cráneo número 17 de la Sima de los Huesos (Atapuerca). / JAVIER TRUEBA-MADRID SCIENTIFIC FILMS


El primer fragmento apareció en el año 1990. Hicieron falta dos décadas para recomponer el cráneo completo del individuo Cr-17 a partir de 52 pedacitos de huesos fósiles. Los casos policiales no suelen ser sencillos de resolver, pero la metodología se complica de forma dramática cuando el crimen tiene 430.000 años de antigüedad.

«Encontrar la pistola humeante es dificilísimo», asegura Nohemi Sala (izquierda), investigadora del Centro de Evolución y Comportamiento Humanos de la Universidad Complutense de Madrid y del Instituto de Salud Carlos III. Pero, en este caso, ha aparecido la prueba clave, un testimonio mudo, una pista incriminatoria. Un trabajo recién publicado por la revista científica PLoS ONE documenta, a modo de sentencia judicial, el primer asesinato de la historia de la Humanidad.

Dos agujeros, dos fracturas hermanas, en uno de los 17 cráneos -concretamente el Cr-17- de homínidos de alrededor de 430.000 años de antigüedad encontrados en el yacimiento de Atapuerca (Burgos) han guardado silencio durante todo ese tiempo para decir ahora, a voz en grito, que el individuo joven al que pertenecieron esos huesos murió de forma precipitada a consecuencia de sendos golpes en la frente con un objeto contundente, en una brutal y fatal agresión cara a cara. Y de un diestro, por cierto.

Hay dos preguntas iniciales que con toda seguridad se hizo el equipo de investigación de Atapuerca tras reconstruir el cráneo y ver ambas fracturas. ¿Se produjeron cuando el individuo aún estaba vivo o son consecuencia de roturas del cráneo tras su muerte? ¿Podremos saber qué causó las fracturas?

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Sala, la autora principal del estudio, lleva años trabajando con los cráneos de Atapuerca. Pero no en busca de avales de la conducta violenta de los homínidos desde sus orígenes, sino tratando de averiguar cómo se formó este yacimiento único en el mundo para el Pleistoceno Medio (desde hace unos 800.000 años hasta algo más de 100.000 años). Para ello una de las mejores formas de hacerlo, tras la reconstrucción de los 17 cráneos y los 28 individuos encontrados hasta la fecha -a partir de más de 6.700 pedacitos encontrados en la Sima de los Huesos-, es estudiar las fracturas en busca de información sobre cómo vivieron y cómo murieron esos homínidos.

Los investigadores revisaron minuciosamente los cráneos uno a uno en busca de indicios que pudieran explicar qué los llevó hasta el fondo del de la sima, un pozo vertical de 13 metros de profundidad, situado 30 metros bajo la superficie terrestre y a más de 500 metros de la entrada más cercana de la cueva kárstica que forma el yacimiento de Atapuerca. Fue el último de ellos, el Cr-17, el que ocultaba el crimen.

Foto: Cráneo 17 con fracturas óseas. (A) Vista frontal del cráneo 17 que muestra la posición de los eventos traumáticos, T1 (inferior) y T2 (superior); (B) Vista detallada ectocraneal de las fracturas traumáticas que muestran las dos muescas similares (flechas negras), presentes a lo largo del borde superior de las líneas de fractura. Tenga en cuenta que la orientación de los dos eventos traumáticos es diferente; (C) Detalle de la muesca en T1 con una lupa 2X con un microscopio óptico. (D) Vista endocraneal de T1 y T2 que muestra la gran delaminación cortical de la capa interna (flechas negras).

Un 'CSI' de la Prehistoria

«Hemos tenido muchísima suerte. Hallamos un cráneo con dos impactos cercanos y cuyos contornos de fractura coinciden en forma a la perfección», explica Nohemi Sala. «La clave no es que le falte un trozo de hueso. Es que cuando se golpea un cráneo que tiene carne, el hueso se comporta como un cuerpo elástico. Por eso se puede saber que el individuo recibió los golpes antes o justo después de la muerte», dice la investigadora.

El equipo científico sometió al cráneo a distintas pruebas habituales en la ciencia forense actual y en la paleontología como escáneres TAC o técnicas de reconstrucción virtual tridimensional. Es decir, crear un modelo digital en 3D del cráneo y de sus fracturas para obtener, por ejemplo, el contorno de las heridas, técnicas a las que estamos más acostumbrados por las series policiacas del tipo CSI que por las investigaciones científicas. La investigadora, y coautora del trabajo, Ana Pantoja (derecha), fue la responsable de la reconstrucción digital en 3D punto a punto. «Los dos impactos no sólo eran paralelos, cuando los vimos virtualmente nos quedamos sorprendidas... eran iguales!», cuenta Sala.

Lo que no tienen manera de averiguar los investigadores es qué tipo de arma homicida causó las fracturas. «Fue un objeto de gran dureza, pero no podemos saber si era de roca, de madera...», dice Sala. No en Atapuerca, pero sí hay documentadas herramientas de madera aproximadamente de estas cronologías en Alemania, en el yacimiento de la mina de Schöningen.

Pero existen otros datos que sí permiten pensar que los golpes -fuesen con lo que fuese- ocurrieron antes de morir y que, además, fue lo que le causó la muerte al individuo. «Las fracturas se localizan en los sitios típicos de un enfrentamiento cara a cara, lo que nos lleva a pensar que estaba vivo», dice Sala. Ambas fracturas en el hueso frontal tienen trayectorias distintas, fueron causadas por el mismo objeto duro y son muy cercanas una a la otra sin que haya otras roturas en el cráneo, de forma que la posibilidad de que fuese una caída queda descartada. Además, los investigadores no han encontrado ninguna señal de cicatrización ni de recuperación del tejido óseo. Es decir, que los golpes fueron mortales. Fue un asesinato.

Los homínidos de la Gran Dolina de Atapuerca -Homo antecessor- ya habían mostrado a los investigadores a través de marcas en los huesos fósiles evidencias inequívocas de canibalismo, pero ocurrieron 400.000 años antes del asesinato de la Sima de los Huesos. Según los investigadores, en este grupo el canibalismo está totalmente descartado.

Foto: Análisis mediante Tomografía computarizada de los traumas del cráneo 17.

El origen del yacimiento

No obstante, tan importante o más que documentar el primer caso de asesinato de la historia de la Humanidad, son las conclusiones que este trabajo han permitido obtener al equipo de Atapuerca. El yacimiento burgalés lleva 20 años siendo un referente mundial indiscutible para el estudio de la evolución humana. Pero en ese tiempo, nadie ha logrado descifrar el enigma que esconde la Sima de los Huesos, donde se acumulan los fósiles de 28 individuos del linaje de los neandertales de hace unos 430.000 años. ¿Cómo llegaron aquellos cuerpos al fondo de una sima de 13 metros de profundidad?

Desde hace años, el equipo de investigación de Atapuerca liderado por Juan Luis Arsuaga, Eudald Carbonell y José María Bermúdez de Castro ha tratado de responder a esa pregunta. Y se han barajado diversas teorías, como que fueron arrastrados hasta allí por grandes carnívoros que los cazaron y los consumieron, que cayeron por accidente al fondo de la sima o que fueron empujados por alguna colada de barro que los acumuló en esa zona.

Trabajos previos del equipo de Atapuerca ya habían descartado la teoría del arrastre de cuerpos por parte de grandes animales comparando las marcas causadas por carnívoros actuales con las de la Sima de los Huesos. «No tenían nada que ver», dice Sala. «Las únicas teorías que aún no habían sido descartadas eran la de la caída accidental y la acumulación intencional de cadáveres», explica José María Bermúdez de Castro (izquierda), codirector del yacimiento de Atapuerca. Este trabajo descarta de alguna forma la caída accidental, porque el individuo Cr-17 fue asesinado y no tiene las fracturas que le hubiera provocado la caída desde una altura de 13 metros. «Lo único que nos queda es la acumulación de cuerpos. Estamos quizá ante el primer acto funerario de la historia. Como yo lo veo, este comportamiento complejo estaba ya presente en estos parientes de los neandertales hace más de 400.000 años», dice Sala.

«En la Sima de los Huesos el 70% de los individuos eran adolescentes o adultos jóvenes, al contrario que en un cementerio al uso, donde solemos encontrar personas mayores y algunos niños, es decir, los más débiles», explica Bermúdez de Castro. «El perfil de mortalidad es catastrófico. No sabemos que ocurrió para que se juntasen tantos cadáveres jóvenes, pero lo que está cada vez más claro es que hay una intencionalidad de agrupar los cuerpos», dice el investigador.

Es una hipótesis que no convence a los expertos internacionales, pero el hallazgo en la sima junto con los 28 individuos de una única herramienta de piedra, un hacha de roca roja perfectamente tallada y bautizada por los investigadores como Excalibur (derecha), trae a la mente una posible ofrenda ritual de objetos propia de los ritos funerarios de multitud de sociedades humanas. Para Nohemi Sala, no se trata de un comportamiento único de Homo sapiens. «Esto tiene que ver con el cariño, con la protección de los cadáveres de los seres queridos», especula la autora.

Fuente: El Mundo.es | MIGUEL G. CORRAL | 27 de mayo de 2015

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Comentario por Guillermo Caso de los Cobos el mayo 29, 2015 a las 2:42am

Asesinato en Atapuerca: el lado oscuro de la moneda humana

Por: Juan Luis Arsuaga

Uno de los argumentos utilizados por Darwin y sus seguidores a favor de la evolución y en contra del creacionismo es la existencia del dolor y del mal en el mundo.

¿Cómo explicar, si todo obedece a un plan divino, tanta sangre como hay en la naturaleza? ¿Y tanta crueldad, si se puede llamar así, como vemos en los insectos que ponen sus huevos para que crezcan en los cuerpos de otros, o en los parásitos o en los animales venosos? Está por escribir una historia natural de la maldad en el reino animal.

Por supuesto que los depredadores matan a sus presas para comérselas, pero también se producen agresiones dentro de la misma especie. En los animales sociales cada grupo ocupa un territorio, que tiene que defender y que procura ampliar a costa de los vecinos, como ocurre entre los chimpancés. Y dentro del grupo hay lucha incesante por la jerarquía, a veces sangrienta.

Los humanos somos, desde el origen, sociales, muy sociales, así que la agresión entre congéneres se ha dado siempre, como también la cooperación con los otros miembros del grupo, claro está. Se trata de dos caras de la misma moneda, la moneda humana.

Atapuerca, con su fabuloso registro fósil de la evolución humana nos muestra esas dos caras. Ahora es noticia la más oscura. Un cráneo que presenta dos impactos producidos en la frente por un objeto duro que le causó la muerte sugiere que se produjo un crimen. Y para más señas, seguramente el asesino era diestro.

Fuente: EL MUNDO.es | 28 de mayo de 2015

Comentario por Guillermo Caso de los Cobos el mayo 29, 2015 a las 12:40pm

Arsuaga señala que uno de los mayores misterios de arqueología, está más cerca de resolverse

Fuente: eldiario.es | 28 de mayo de 2015

Identificar el primer asesinato demostrado de la historia, hace 430.000 años, no es suficiente para resolver el misterio que entraña el yacimiento de la Sima de los Huesos, aunque sí inclina la balanza hacia hipótesis relacionadas con la violencia y ayuda a descartar otras.

Así lo ha señalado hoy a EFE el paleoantropólogo Juan Luis Arsuaga, codirector de las excavaciones de la sierra burgalesa de Atapuerca, uno de los yacimientos arqueológicos más importantes del mundo, y que hoy ha formado parte del jurado que ha concedido el Premio Princesa de Asturias de Investigación a las bioquímicas Emmanuelle Charpentier y Jennifer Doudna.

Ayer, en la revista PLOS ONE, se publicó un estudio que apunta a que un cráneo hallado en Atapuerca podría corresponder con el primer caso conocido de asesinato entre seres humanos.

Arsuaga consideró hoy que "el mayor misterio de la arqueología mundial" se encuentra en la recóndita sima de Atapuerca donde se han encontrado los restos de "treinta individuos jóvenes y robustos" que vivieron hace casi medio millón de años y murieron cuando se encontraban en el mejor momento de sus vidas.

Entre ellos se encuentra el número 17, -aún no se ha determinado el sexo ni tiene nombre- que el equipo de Atapuerca ha identificado como la primera víctima conocida del ataque de otro ser humano.

"Todo indica que el número 17 recibió dos golpes en la frente, en el lado izquierdo de la cabeza y con el mismo objeto", ha relatado Arsuaga, que da completamente por descartada la posibilidad de que los golpes fueran producto de un accidente o que haya otras explicaciones alternativas a la agresión.

Los golpes, que atravesaron el hueso, se encuentran muy cerca el uno del otro y pudieron haber sido producidos por una piedra con un saliente o un hacha de mano.

"Sabemos que la causa de su muerte fue una agresión y que es el caso más antiguo conocido de violencia y muerte en el mundo", ha señalado, antes de subrayar la importancia que tiene este hallazgo porque es muy raro poder saber cómo han muerto los individuos cuyos esqueletos aparecen en las excavaciones.

En este caso tienen casi la prueba directa de lo que pasó, lo que, haciendo un símil con la novela negra, "sería la pistola humeante", ha asegurado este paleontólogo que en 1997 obtuvo el Premio Príncipe de Asturias por los descubrimientos del yacimiento de Atapuerca.

"Uno de los datos importantes de la sima es que son jóvenes que no deberían haber muerto, que tenían entre 21, 22 o 23 años", ha precisado el codirector de las excavaciones, para quien, ahora, lo importante es saber cómo pudieron haber muerto y por qué se encuentran juntos ya que, en su opinión, tampoco es un cementerio.

Para justificar su hipótesis, ha señalado que en el cementerio de cualquier pueblo de hace un siglo se pueden ver muchos niños y viejos, pero que los jóvenes estaban en el bar porque la gente no se suele morir a la edad en la que se es más fuerte.

"Esto hace pensar en cualquier cosa mas truculenta", ha afirmado este paleoantropólogo que ha destacado que en la Sima de los Huesos ha aparecido otro individuo "con otro golpe tremendamente fuerte en el lado izquierdo de la cara", que tenía un flemón y que pudo haber muerto de una septicemia, y que hay otros que presentan también traumatismos, pero a los que sobrevivieron.

En su opinión, el descubrimiento de este hombre inclina la balanza hacia la posibilidad de que los demás individuos también "hubiesen muerto en algún asunto de violencia", extremo que podrá confirmarse o desecharse a medida que se vayan estudiando los huesos.

"Tenemos que aprender más cosas de estos individuos, y se va haciendo a medida que se van reconstruyendo los esqueletos".

 

Comentario por Guillermo Caso de los Cobos el mayo 29, 2015 a las 12:47pm

Batallas tribales hace miles de años

Fuente: reflexiones-de-un-primate.blogs.quo.es | 28 de mayo de 2015

Cuando hace algunos años los miembros del equipo investigador de Atapuerca nos planteamos el origen de la acumulación de los homininos de la Sima de los Huesos, se propusieron varias hipótesis alternativas. Con el paso de los años la posibilidad de una acumulación antrópica intencionada fue ganando terreno a las demás hipótesis. La presencia de 27 ó 28 cadáveres en un lugar tan profundo y recóndito de la Cueva Mayor de Atapuerca junto al bifaz “Excalibur” (la única herramienta del yacimiento) apuntaba en esa dirección. Siempre hemos descartado un transporte de cadáveres a través de los 500 metros que en la actualidad separan la entrada de la Cueva Mayor de la Sima de los Huesos, aunque hasta el momento no se ha podido encontrar el acceso original para llegar hasta el yacimiento desde el exterior.

Cráneo 17 de la Sima de los Huesos. Foto realizada por Javier Trueba.

Como sucede siempre en ciencia, las hipótesis pueden rechazarse gracias a los datos en su contra, pero nunca podemos afirmar que una hipótesis es verdadera. En todo caso, podemos afianzar esa hipótesis con los datos que la apoyan. Esto es lo que está sucediendo con la hipótesis de la acumulación antrópica e intencionada para el conjunto de humanos de la Sima de los Huesos.

Todos los restos están concentrados en una cavidad de dimensiones muy reducidas, a la que solo se puede acceder por la boca de la Sima. La profundidad en vertical de la cavidad es de 14 metros. Cuando tocamos fondo, aún restan otros 14 metros en un plano inclinado antes de llegar a lo más profundo de la Sima de los Huesos. Además, los esqueletos aparecen en un único nivel. Su morfología es tan similar que casi podemos decir (a primera vista) que estaban emparentados. Quizá el estudio de ADN en un futuro no muy lejano nos aclare esta cuestión. Al menos sabemos que todos los humanos allí representados pertenecieron a una misma población. El último dato sobre su antigüedad (unos 430.000 años) parece haber satisfecho a propios y extraños. Estos humanos vivieron en una época interglaciar de larga duración, en la que la sierra de Atapuerca debió estar ocupada de manera continua e intensa por diferentes grupos a lo largo de miles de años. Su presencia ha quedado grabada en varios de los yacimientos de la sierra.

En 2014 se publicó en la revista Nature la descripción general de los cráneos reconstruidos hasta el momento en la Sima de los Huesos. En lo sucesivo, el equipo que estudia este material tan importante dedicará años al estudio de muchos detalles importantes. Uno de esos detalles se acaba de publicar en la revista PLOS ONE. Y no es un detalle menor, porque el estudio revela la posibilidad de la muerte violenta de uno de los humanos (representado por el cráneo 17) a manos de otro.

Este dato sugiere que la presencia de tantos cadáveres en la Sima de los Huesos podría ser el resultado de una verdadera batalla campal por el dominio del territorio. Recordemos que los eventos de canibalismo inferidos del estudio de los restos de Homo antecessor (850.000 años de antigüedad) también sugieren la lucha por el control de un territorio, seguramente paradisíaco.

El trabajo publicado en PLOS ONE y liderado por la Dra. Nohemi Sala es una investigación forense extraordinaria, digna de las series televisivas de mayor audiencia. El cráneo 17 presenta dos perforaciones de tamaño y forma muy similar en el hueso frontal, que pudieron ser realizadas con el mismo arma y de manera consecutiva. Sin duda, con intención de matar. Puesto que las perforaciones craneales (que son contiguas) no muestran signos de regeneración ósea es obvio que el propietario o propietaria del cráneo 17 falleció a causa de esta agresión.

Además, el 70 por ciento de los cadáveres acumulados en la Sima de los Huesos pertenecieron a jóvenes adolescentes y adultos de menos de 20 años. Este perfil demográfico es de tipo catastrófico, como ya hemos contado en publicaciones científicas anteriores. Es por ello que ahora se puede especular con una lucha de los miembros de tribus vecinas. Los niños y la mayor parte de los ancianos y ancianas de esas tribus no habrían participado en la lucha, ya que sus cuerpos no aparecen en la Sima de los Huesos. Los muertos habrían sido arrojados de manera intencionada en el interior de la cavidad. Las razones de este comportamiento, que recuerda a lo que más tarde se transformó en la inhumación de los cadáveres, y lo que pasó por las mentes de aquellos humanos no han dejado evidencias científicas. Así que tendremos que dejar tales asuntos para quienes gustan de contar historias.

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