Red social de Arqueologos e Historiadores
Las figuras de aspecto humano difieren de las formas conocidas de representación de indígenas.
En 1998, los arqueólogos encontraron en el estado de Alabama (EE.UU) una cueva que contenía varios fragmentos de cerámica, así como piezas de carbón aptas para la datación por radiocarbono. Tras someterlas a ese método, los científicos concluyeron que la cueva fue visitada por humanos durante dos períodos: en 133-433 y en 660-949 d. C.
Sin embargo, solo el reciente estudio de un equipo que incluye al arqueólogo Jan Simek, de la Universidad de Tennessee, y Stephen Alavarez, fundador del Archivo de Arte Antiguo, pudo reconstruir imágenes de las cuevas que son difíciles o imposibles de ver todas a la vez.
Simek y otros han estado estudiando durante más de 20 años un enclave conocido como Cueva Sin Nombre 19, cuya denominación y ubicación se han mantenido ocultos para proteger los motivos pictóricos. Únicamente se sabe que se trata de una cueva de piedra caliza en una zona de propiedad privada en el norte de Alabama.
En su artículo publicado en la revista Antiquity, los expertos han descrito la nueva tecnología que ha podido reconstruir los dibujos observados en el techo de la cueva, el cual, aunque es muy bajo, de 60 centímetros a 1,25 metros, la ‘Cueva 19’ de Alabama, en sí, es enorme. Contiene dos pozos verticales, característicos de las cuevas kársticas, y cámaras de techo bajo formadas por derrumbes.
Panorama de todo el modelo de techo de la cueva sin nombre del siglo XIX, Alabama Fotografía de Stephen Alvarez.
En el techo de una de esas cámaras, con un área de 20 por 25 metros, los científicos han identificado las pinturas rupestres más grandes de América del Norte conocidas en la actualidad. Hasta hace poco no se había prestado atención a las mismas porque son difíciles de ver y para ello es necesario, además, tumbarse en el suelo. Simek, por otro lado, aplicó el método de fotogrametría en 3D, una técnica que consiste en combinar fotografías superpuestas para agregar más información a una imagen, y que se usa ampliamente para captar características ocultas en la superficie de la Tierra.
Poco antes de que se hicieran los dibujos se había formado una fina capa de arcilla en el techo de la cueva, posiblemente un remanente de un gran flujo de lodo. Es en esta capa donde ‘se escondían’ y fueron revelados los dibujos.
El microclima especial de la cueva no solo proporcionó un ‘lienzo’ para las pinturas rupestres, sino que también las preservó, pues la capa de arcilla se ha conservado gracias a la oxidación causada por la condensación de humedad.
Glifos de barro más pequeños de la Cueva Sin Nombre 19: a) figura de serpiente enroscada con la cabeza en el centro, b) avispa con la cabeza hacia la izquierda y el abdomen hacia la derecha, c) pájaro estilizado y d) figura antropomórfica rodeada de líneas arremolinadas Alan Cressler.
¿Qué dibujaban los habitantes de la América precolombina?
Personas y animales. Concretamente una serpiente de cascabel, un reptil que se cree que era sagrado para varios pueblos indígenas del sureste de los actuales Estados Unidos.
“Sabíamos que la cueva contiene glifos de barro de los nativos americanos anteriores al contacto, y estábamos llevando a cabo un proyecto de documentación de fotogrametría en 3D para ayudar con la gestión y la conservación”, explica Simek.
Imágenes de pájaros y armas (a), búhos (b) y conejos (c) en la cueva.
El equipo tomó miles de fotos que luego se usaron para construir modelos informáticos en 3D de las superficies de las cuevas. Esos modelos revelaron “cinco glifos gigantes, previamente desconocidos”, en partes de la cueva donde la luz del sol no llega. “No era un garabato”, dijo Simek a la revista Smithsonian Magazine. “Tuvieron que diseñarlos previamente, al menos en su cabeza, y tal vez un poco en la pared, para poder dibujarlos tal como lo hicieron”, sostiene.
Algunos de los glifos miden más de 2 metros de largo y el más grande, el que parece mostrar la serpiente de cascabel, tiene una longitud de 3,3 metros. Según la datación por radiocarbono, se cree que su antigüedad supera los 1.000 años. "Otros glifos incluyen figuras antropomórficas con elaboradas insignias y una serpiente, cuyo dibujo de la espalda se asemeja al cuerpo de una serpiente de cascabel diamantina, o crótalo diamante. Este impresionante animal era sagrado para los pueblos del sureste y de otros lugares de América", explica Simek.
Figura de serpiente con cabeza redonda y marcas corporales en forma de diamante. Tenga en cuenta que la base del glifo grabado se une a una fisura natural en la piedra caliza del techo. Fotografía por S. Alvarez / Ilustración por J. Simek.
También aparecen formas familiares en las figuras de aspecto humano, que llegan a medir 1,80 metros. "Sin embargo, no sabemos a quién se supone que representan tales figuras antropomórficas: no corresponden a ninguno de los personajes documentados etnográficamente respecto a las historias de los pueblos indígenas del sureste, y tampoco a los materiales iconográficos de los hallazgos arqueológicos", admiten Siquet. Las figuras descubiertas tienen cabezas angulares y torsos decorados con patrones de líneas transversales y longitudinales, y las líneas que sobresalen de las cabezas podrían representar plumas u orejas puntiagudas.
Los aspectos más llamativos de estas imágenes de arte rupestre son su tamaño y contexto. “Entre los glifos de barro de la Cueva Sin Nombre 19 se encuentran las imágenes de arte rupestre más grandes conocidas en América del Norte. Son tan grandes que tuvieron que diseñarlas sin poder verlas en su totalidad. Por lo tanto, sus artífices partían en su trabajo de su imaginación, en lugar de una perspectiva visual sin obstáculos”, concluye el estudio.
Dibujo de una figura humana de tamaño natural en la cueva sin nombre 19, Alabama Fotografía de S. Alvarez / Ilustración de J. Simek.
Aunque las figuras de la cueva sin nombre son las únicas imágenes identificadas hasta ahora, parecen reflejar ideas sobre los habitantes del mundo sobrenatural, ideas compartidas por los pueblos indígenas en gran parte del continente y representadas en su arte rupestre, sostienen los científicos. Esto se debe a que las cuevas se consideraban entradas al inframundo en las creencias de los indígenas. "Las grandes figuras de la Cueva Sin Nombre 19 representan probablemente espíritus del inframundo", dice Simek. "Su poder e importancia se expresaban en el tamaño y el contexto de estas imágenes".
Fuentes: n.com.do | dw.com | smithsonianmag.com | 6 de mayo de 2022
Bienvenido a
Arqueologia, Historia Antigua y Medieval - Terrae Antiqvae
Terrae Antiqvae es una Red Social sin ánimo de lucro. Necesitamos tu apoyo para el mantenimiento del sitio. Apadrina esta Comunidad
Derechos de Autor:
Terrae Antiqvae® is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
Información legal: Terrae Antiqvae® es Marca registrada por José Luis Santos Fernández. Marca nº 2.679.154 - Clase 41, Madrid, España. Reservados todos los Derechos. En Internet desde Julio de 2001.
Normas de la Comunidad (Aviso Legal): Netiqueta - Términos de servicio
© 2024 Creado por José Luis Santos Fernández. Tecnología de
¡Necesitas ser un miembro de Arqueologia, Historia Antigua y Medieval - Terrae Antiqvae para añadir comentarios!
Participar en Arqueologia, Historia Antigua y Medieval - Terrae Antiqvae