El primer genoma de una víctima de Pompeya abre una ventana a la vida en la antigua Roma

La pareja, un hombre y una mujer, fueron encontrados sobre el 'triclinium' que los romanos usaban para comer. La fotografía, tomada en 1933, muestra tal y como los hallaron. NOTIZIE DEGLI SCAVI DI ANTICHITÀ

Una nube de gas y ceniza cubrió la ciudad de Pompeya en el año 79 d.C. La materia expulsada por la erupción del Vesubio causó miles de víctimas y, al mismo tiempo, preservó muchos de los cuerpos, innumerables objetos de su vida cotidiana y gran parte de la arquitectura. Un sarcófago de ceniza que ofrece, casi dos milenios después, una ventana única a la vida en el Imperio romano.

En el siglo XIX el arqueólogo Giuseppe Fiorelli creó una técnica que permitía la realización de moldes detallados de las víctimas halladas en las excavaciones, gracias al vertido de yeso en las pequeñas cavidades que los cuerpos encapsulados dejaron en la ceniza. Una forma de reconstruir la apariencia de los antiguos pompeyanos con los medios de la época.

En los últimos años, las nuevas tecnologías, como los escáneres 3D o los análisis genéticos, han abierto una nueva etapa respecto a lo que las ruinas de Pompeya pueden enseñarnos. Este jueves se publica en la revista Scientific Reports la primera secuenciación del genoma de un individuo hallado entre las ruinas de Pompeya. Hasta ahora, sólo tramos cortos de ADN mitocondrial de restos humanos y animales habían podido ser analizados. En este caso, un equipo de investigadores ha examinado los restos de dos individuos que se encontraron en la llamada 'Casa del Artesano'.

La erupción del Monte Vesubio, una de las mayores catástrofes de la historia, se cobró más de 2.000 vidas. La mayoría de ellos están en exhibición en el Parque Arqueológico de Pompeya. Imagen: Darko Mlinarevic – Istockphoto.

La forma, la estructura y la longitud de los esqueletos permitieron a los científicos concluir que uno de ellos pertenecía a un hombre, de entre 35 y 40 años, mientras que el otro correspondía a una mujer de más de 50. Los autores pudieron extraer y secuenciar el ADN antiguo de ambos individuos, pero sólo han logrado secuenciar el genoma completo del hombre debido a varias lagunas en las secuencias obtenidas de los restos de la mujer.

Esta información genética ha sido comparada con la de otros 1.030 individuos que vivieron en la antigüedad y con la de 471 habitantes modernos de Europa y Asia menor. Los resultados indican que el genoma presenta muchas similitudes con las personas que hoy en día viven en el centro de la península itálica y con el de otros individuos que vivieron allí durante la época imperial. Sin embargo, los análisis del ADN mitocondrial y del cromosoma Y también han identificado grupos de genes que se encuentran hoy en la isla de Cerdeña.

"Eso no significa que esta persona proceda de una familia de Cerdeña", aclara Thomaz Pinotti (izquierda), genetista en las universidades de Minas Gerais y Copenhague. "Creemos que sus linajes materno y paterno tienen una fuente común de ascendencia neolítica compartida en Anatolia. El hecho de que ese linaje actualmente no se encuentre en la Italia continental podría explicarse por la homogeneización de la ascendencia genética en la península itálica tras el Imperio romano o por el relativo aislamiento de Cerdeña". En base al descubrimiento, los investigadores añaden que los niveles de diversidad genética en la península itálica durante esta época pueden ser más altos de lo que se pensaba.

Aunque los expertos secuenciaron el ADN de un hombre y una mujer, solo pudieron secuenciar el genoma completo de los restos del hombre. Fotografía: Serena Viva.

ENFERMO DE TUBERCULOSIS

El ADN se hereda de los antepasados, lo que significa que el número de antecesores conectados con un individuo crece exponencialmente a lo largo de las generaciones (2 padres, 4 abuelos, 8 bisabuelos, etc.). Eso implica también que, normalmente, las poblaciones que viven en un mismo lugar comparten varios antepasados, lo que permite identificar el origen de un linaje genético en una región o grupo particular. "Esencialmente, nuestros análisis se basan en medir la cantidad de ancestros que comparten diferentes pares de individuos/poblaciones", añade Pinotti.

Por otro lado, el análisis del esqueleto les permitió identificar lesiones en una de las vértebras del hombre. En paralelo, hallaron secuencias de ADN que suelen encontrarse en bacterias del grupo Mycobacterium, al que pertenece la causante de la tuberculosis. Ambos descubrimientos indican que es muy probable que el individuo habría estado infectado por un tipo de tuberculosis espinal antes de su muerte.

Fotografía y radiografía digital de la cuarta vértebra lumbar (L4) afectada por espondilodiscitis tuberculosa del individuo A.

ANÁLISIS DESTRUCTIVO

Los autores explican que ha sido posible recuperar con éxito el ADN antiguo porque los materiales piroclásticos liberados durante la erupción han proporcionado una protección particular contra los factores ambientales que degradan el material genético, como el oxígeno atmosférico. Al mismo tiempo, el hallazgo demuestra la posibilidad de recuperar información genética de otros restos humanos de Pompeya a través de nuevas técnicas.

"Aunque el ADN es una molécula relativamente estable, se degrada con el tiempo en presencia de agua y oxígeno", explica Gabriele Scorrano (izquierda), investigador en el departamento de Biología de la Universidad de Roma. "Es difícil responder cuánto tiempo debe pasar antes de que el ADN sea demasiado escaso para que podamos secuenciarlo, pero sabemos que las altas temperaturas (como es el caso en los trópicos) acortan considerablemente el tiempo que dura el ADN. Y, dado que los cuerpos de Pompeya estaban envueltos en cenizas a alta temperatura, esperábamos hallar poco material para los análisis".

Sin embargo, los investigadores emplearon un método de extracción que permitió conseguir una cantidad suficiente en la parte densa del hueso temporal. Aunque los autores aclaran que este procedimiento no se puede utilizar en todos los restos. "Una cosa que debe quedar clara es que la extracción de ADN es un tipo de análisis destructivo", matiza Scorrano, "así que, aunque es difícil saber cuántos individuos serían susceptibles de un análisis de ADN en Pompeya, tampoco se pueden realizar intervenciones a tan gran escala, y menos en un yacimiento con una conservación y una importancia tan singulares".

Fuentes: elmundo.esolhardigital.com | 26 de mayo de 2022

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