Red social de Arqueologos e Historiadores
La histórica medida, con el informe favorable de los investigadores, contempla un régimen de visitas sometido a controles «severos, rigurosos y pautados»
Guillermo Balbona / El Diario Montañés
Altamira se reabrirá al público con restricciones tras doce años de cierre ininterrumpido. Las pinturas, consideradas la ‘capilla sixtina’ del arte Paleolítico, volverán a ver la luz. El Patronato de Altamira, convocado en la mañana de hoy en el Museo y Centro de Interpretación de Santillana del Mar, anunciará que la cueva, cerrada a los visitantes desde febrero de 2002, volverá a recibir visitantes de acuerdo con el informe favorable de los investigadores.
Las pinturas de arte rupestre más importantes del mundo, entre ellas el famoso bisonte, estarán sometidas, no obstante, a un régimen de visitas estrictamente limitado y a muy rigurosos controles de la cavidad. La reapertura, que se aprobará hoy, supone un nuevo paso histórico en el complejo equilibrio que mantiene la cueva en su condición de icono cultural y turístico universal y la necesidad de preservar su patrimonio. Además representa un hito para el futuro de Cantabria, dado que rescata y revaloriza su mayor símbolo patrimonial en el mundo.
Los detalles de los criterios de acceso a la cueva se desvelarán hoy. Es decir, el cómo y el quién de acuerdo a las diversas estaciones del año y la evolución de la propia cueva. Para ello los informes de los investigadores serán determinantes, aunque existe el antecedente de dos décadas (1982-2002) de visitas limitadas.
Atrás quedan sucesivos trabajos que o bien desaconsejaban una nueva apertura o bien abrían la puerta a una futura tanda de visitas en las condiciones que indicaran los expertos. La decisión del Patronato tiene su origen en las últimas investigaciones abordadas por los expertos que iniciaron su labor en septiembre de 2012 y que han conducido a este anuncio histórico.
Analizadas las condiciones actuales de la cueva su reapertura será efectiva en plazos que se desvelarán de acuerdo a «un régimen muy severo, riguroso y pautado» de visitas. En realidad, Altamira puede vivir en este 2014 el inicio de una nueva etapa que vuelve a la situación originada en 1982, cuando se optó por una reapertura de la cueva con visitas restringidas sometidas a la sucesión regular de los estudios del CSIC. Antes la cueva original ya había sido sometida a un primer cierre parcial en 1977.
La última reunión del Patronato, que reanudó en 2012 sus reuniones periódicas tras un largo paréntesis por desavenencias políticas entre las administraciones que lo integran, ya apuntó entre sus conclusiones una clara posibilidad de reapertura. Fue en junio del pasado año cuando los investigadores llegaron a asegurar que «las pinturas de Altamira no corren peligro». Cincuenta expertos, tras los primeros ocho meses de estudios, se inclinaban por no descartar reabrir la cueva a visitas controladas, tras certificar que «evoluciona según su proceso natural», subrayaron públicamente el pasado verano ante la presencia del presidente regional Ignacio Diego, y del secretario de Estado de Cultura, el santanderino José María Lassalle.
Los expertos apuntan ahora que los análisis más recientes revelan un dato contundente: en la actualidad, el arte de las cuevas más famosas del mundo «evoluciona naturalmente y no se halla en peligro». En esa última convocatoria, no obstante, se mostraron prudentes a la hora de anticipar decisiones sobre el futuro público y social del sitio prehistórico de Santillana.
Los investigadores apelaron a lo «provisional» de esas primeras conclusiones, dado que al actual programa aún le resta oficialmente más de medio año de estudios meticulosos por parte de esos cincuenta especialistas. En todo caso, ya se avanzó que, de persistir el estado ahora detectado en la cueva, «podría llegar a plantearse su reapertura, siempre a través de un régimen de visitas controlado que permita garantizar el equilibrio entre la conservación y su puesta en valor social».
En cualquier caso, los expertos subrayaron que sería impensable recobrar una apertura masiva de la cavidad con las cifras de visitantes registradas en los años setenta. El director científico y la coordinadora del denominado ‘Programa de Investigación para la Conservación Preventiva y Régimen de Acceso de la Cueva de Altamira’, Gaël de Guichen, y la investigadora Marián del Egido concluyeron tras la reunión del Patronato que «las pinturas de la cueva de Altamira no corren peligro».
Aunque fuera prematura cualquier decisión, los expertos especificaron la necesidad de trabajar en la búsqueda de soluciones intermedias que permitan el equilibrio entre «visitas y conservación».
De Guichen matizó de manera firme que resulta «impensable que vuelvan a entrar 177.000 personas al año a la cueva, pero es preciso buscar una solución intermedia para poder mostrar esta maravilla al tiempo que se conservan sus pinturas». Los análisis ya invitaban a estudiar una futura reapertura de la cavidad siempre que se garantice ese equilibrio. Marián del Egido precisó, el pasado año, que para dar cualquier paso en esa dirección «necesitamos estar seguros» y subrayaba que aún falta un trayecto importante de la investigación. Y Gaël de Guichen hacía hincapié en la necesidad de determinar ese «punto de equilibrio» entre la conservación de la cueva y las pinturas y su disfrute público para lo cual se deberán «analizar más datos de los distintos grupos de trabajo».
Hace precisamente tres años, durante la presidencia de Miguel Ángel Revilla, se llegó a anunciar una reapertura de la cueva que no se concretó finalmente. La medida que anunciará hoy el Patronato se suma a la vida de unas cuevas que fueron descubiertas en 1879 por Marcelino Sanz de Sautuola y su hija María. Cabe recordar, además, que hace cinco años la Unesco declaró Patrimonio de la Humanidad 17 cuevas prehistóricas de la cornisa cantábrica.
En agosto de hace dos años se aprobaba un programa de investigación destinado a revelar precisamente si en 2014 sería posible establecer un régimen de visitas a la cueva. Cuarenta y ocho investigadores en cinco equipos comenzaron a abordar el actual estudio destinado a elaborar propuestas de conservación y sostenibilidad, que ha conducido hasta esta decisión histórica que supone la reapertura de Altamira.
Ignacio Diego presidirá un pleno en el que estará también Botín
El Patronato de Altamira está formado actualmente por el presidente de Cantabria, Ignacio Diego; el secretario de Estado de Cultura, José María Lassalle; el consejero de Educación, Cultura y Deporte del Gobierno de Cantabria, Miguel Ángel Serna. También forman parte de este organismo el presidente de la Fundación Botín, Emilio Botín –que no pudo acudir al último pleno del Patronato, pero hoy sí estará presente–, que ejerce las funciones de vicepresidente; el rector de la Universidad de Cantabria, José Carlos Gómez Sal; el rector de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, César Nombela; el director del Museo Altamira, José Antonio Lasheras; el subdirector general de Museos Estatales, Enrique Varela; el director de Cuevas Prehistóricas, Roberto Ontañon; el director del Museo Arqueológico Nacional, Andrés Carretero; el director de Museos Prehistóricos de Cantabria, Pedro Fernández; los directores generales de Cultura y Bellas Artes, Joaquín Solanas y Jesús Prieto, respectivamente; y el alcalde de Santillana del Mar, Isidoro Rábago.
En la anterior reunión del Patronato, celebrada el 15 de junio de 2013, el presidente cántabro, Ignacio Diego, explicó que «todos los ciudadanos están preocupados por lo que sucede con Altamira» y por ello calificó de «ilusionante» el momento derivado de las investigaciones impulsadas por el propio Patronato un año antes, cuando se decidió encargar un nuevo estudio científico para determinar la «posibilidad» de volver a retomar el acceso «controlado» de visitas a la cavidad cántabra.
Se ha establecido un régimen de visitas experimentales hasta agosto | La Secretaría del Estado de Cultura garantiza la financiación del programa de investigación
Victoria Lemaur / El Diario Montañés
Cinco personas y un guía entrarán cada semana a la cueva de Altamira. Así lo ha anunciado el presidente de Cantabria, Ignacio Diego, al término de la reunión que ha mantenido este sábado el Patronato, unas visitas que serán experimentales que podrían empezar la próxima semana y que se prolongarán hasta el mes de agosto. Con esta apertura controlada se pretende evaluar el impacto que la presencia humana puede ocasionar en la conservación del ecosistema de la cueva, que lleva cerrada más de 12 años, que está declarada Patrimonio de la Humanidad y considerada la 'Capilla Sixtina' del arte rupestre.
Las visitas tendrán una duración de 37 minutos y la selección para acceder a este grupo de cinco personas se realizará mediante un sorteo entre las personas que acudan al Museo Altamira y Centro de Investigación, que alberga la réplica de la gruta, el mismo día en que se realice la visita y tras rellenar un formulario. Esta selección, precisó Diego, "será transparente y objetiva".
Se llevarán a cabo en base a un protocolo y controles "muy estrictos", de modo que los visitantes deberán llevar la misma vestimenta y calzado que utilizan los investigadores (monos desechables, gorro, guantes, mascarillas, así como un calzado especial o lavado de suelas, elementos que facilitará el museo). También se establecerán parámetros como la estancia en cada zona de la cueva y la iluminación, con el fin de minimizar el posible impacto de la presencia humana en su interior.
El Patronato de Altamira se ha reunido este sábado en Santillana del Mar por espacio de más de tres horas para analizar la fase II del estudio que sobre la posibilidad de abrir la cueva llevan a cabo los investigadores y conocer el impacto causado por el ser humano en la cueva después de que el pasado mes de noviembre comenzaron a realizarse unas visitas experimentales.
Al término del encuentro, el presidente cántabro y del Patronato, Ignacio Diego; el secretario de Estado de Cultura, José María Lasalle; el director del Museo Altamira, José Antonio Lasheras; y la coordinadora del programa de investigación para la conservación y acceso a la cavidad, Marián del Egido, han ofrecido una rueda de prensa en la que han detallado este régimen de visitas experimental.
Tras finalizar este periodo de prueba, los expertos analizaran la situación de la cueva se ha visto o no alterada y, en consecuencia, se decidirá si se continúa con este régimen de visitas o si, por el contrario, se vuelve a cerrar al público.
Se trata de la II fase del programa de investigación en Altamira cuya financiación completa ha garantizado el secretario de Estado de Cultura, José María Lasalle. La financiación de la investigación está prevista en agosto de 2014.
También recuerda El País el siguiente artículo de 2011: Altamira en peligro sobre un artículo publicado en la revista Science al respecto.
A mi también me produce desazón la noticia. Aunque me he vuelto un poquito "radical" en algunas cosas de este tipo (me explico: hay cosas que están perdidas, pues perdidas están. Es lo que es la vida. Contamos con medios virtuales de ver las cosas sin estropearlas, ¡usémoslos!). Pero Altamira ocupa un lugar tan importante en el mundo de la investigación prehistórica, que habría que estar más seguro de lo que se va a hacer. En cuanto a una "segunda entrada" (de aire) pues me figuro que no será tan fácil encontrarla y sellarla, y a lo mejor es más costoso y 2estropeador" el intento que el resultado; me figuro que tampoco se puede estar al 100% controlando la tierra (el suelo) como Atlas o Sisifo. Por otro lado, entrar a una cueva (con pinturas o sin) vestido de astronauta... casi que prefiero verla en mi casa, en el ordenador, ampliando el dibujo que fuera menester con un gesto de dos dedos.
Estoy de acuerdo, Carmen. Además la calidad de la reproducción es espectacular aunque, claro, no es lo mismo.
Hoy recoge El Diario Montañés las primeras impresiones del director del museo de Altamira ante la noticia y la gestión de la misma: «Nos preocupa la gestión del gusto y el disgusto de los sorteos de ...
Va a ser divertido ver que ocurre cuando entre los premiados entre un padre/madre pero no los niños, o solo una de varias criaturas. Menudo lío. Y los enchufados que habrá.
Continúan las reacciones sobre la apertura de Altamira,y se acrecienta mi intranquilidad. Hoy en El Huffington Post se recoge una entrada del blog de, Rosa M. Tristán, periodista especializada en divulgación científica y medioambiental, muchos de cuyos artículos han encontrado eco en TA, que reproduzco:
¿Qué pasa con Altamira? En 15 meses, del rojo al verde
El Patronato de Altamira ha anunciado que se reabrirán las cuevas de Altamira, cerradas desde hace sólo 12 años. Cuando el científico Sergio Sánchez del Moral, del Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC) me lo anunció hace poco más de un año, no quise creeerle, pero su destitución y la de sus compañeros como responsables de la conservación de la cueva, después de 15 años, hacía presagiar que acabaría sucediendo.
Sánchez del Moral y Juan Carlos Cañaveras, de la Universidad Autónoma de Madrid, junto con otros investigadores, llevaban más de una década controlando el delicadísimo ecosistema interior de la cueva que acoge las pinturas rupestres más famosas del mundo, Patrimonio de la Humanidad, es decir, de todos, no de los cántabros, ni siquiera de los españoles, ni de los europeos.
Con sofisticados sensores, controlaban cada mínimo cambio en su atmósfera y comprobaban, cuando iban a recoger los datos, que incluso su escasa presencia provocaba cambios en la temperatura y la humedad (la que genera nuestro cuerpo) que resultaba peligrosa. No digamos los virus y bacterias que los humanos llevamos a cuestas. De hecho, en la revista Science publicaron en 2011 un artículo en el que detectaban hongos y bacterias en esas maravillosas pinturas, con más de 15.000 años, y recomendaban que siguieran cerradas al público si se quería mantener este tesoro para las generaciones venideras.
Pero, los trabajos de estos científicos no gustaban mucho a los políticos del lugar, que no podían fardar de Patrimonio ante sus ilustres visitas (Chirac, Calderón, quizás Obama. ..) Y se buscaron otros. Así que en septiembre de 2012 (cuando Sánchez del Moral y Cañaveros me hablaban de su destitución mientras visitaba la cueva de El Sidrón), el Patronato ya había encontrado a otros investigadores que les sustituían; otros, elegidos por el Gobierno de Cantabria, que quiere que Altamira sea la gallina de los huevos de oro en tiempos de crisis y, así en menos de año y medio hemos pasado del rojo al verde y ahora resulta que la ciencia dice que las pinturas están estupendas y podemos visitarlas.
¿Y quién lo dice? Pues para la nueva fase se buscó a un director científico de fuera, aunque en España hay muy buenos expertos en la materia, entre los más reconocidos del mundo. Se trata de Gaël de Guichen, ingeniero químico de la Universidad de Lausanne (Suiza), que durante dos años fue responsable de la conservación en las cuevas francesas de Lascaux. Por cierto, éstas sí que están cerradas a las visitas desde 1963 porque las deterioraban los turistas, como lo están, repito, las de Chauvet. Con Guichen, un equipo de investigadores, estos sí, todos españoles. Espero ver pronto su trabajo en Science.
Curiosamente, cuando se anunció este cambio de equipo, en agosto de 2012, se informó en la web del Ministerio de Educación, Cultura y Cultura con estas palabras: "Este programa de investigación fue aprobado por el Patronato del Museo Nacional y Centro de Investigación de Altamira el día 3 de agosto de 2012 y cuenta con un plazo de dos años para la presentación de su informe de conclusiones". Las otras no valían. Pues bien, les ha sobrado medio año para señalar que las pinturas "siguen su proceso natural" estando cerradas a cal y canto y para predecir que así seguirán con las visitas experimentales, porque quiero suponer que ante una duda razonable no las abrirían. Total, una pequeña dosis, a ver si sobreviven para poder ampliarla el cupo.
Como se lo veía venir, Sergio del Moral, en julio de ese año, en un curso de verano de la Universidad de Cantabria, ya había dejado clara su postura: negativa rotunda a apoyar la apertura. Así le fue.
Coincidiendo con ese cambio de rumbo, que desconocía, yo había lanzado ese mes, en este recién estrenado Laboratorio, la propuesta de grabar una película en tres dimensiones de Altamira. Fue a raíz de ver la película La cueva de los sueños olvidados, grabada en la de Chauvet (Francia), donde nadie puede entrar. José Antonio Lasheras, director del Museo y del Centro de Investigación de Altamira, me comentó entonces que no era necesario, puesto que ya hay una réplica idéntica al original, que visitan decenas de miles de turistas de todo el mundo. Es más, hasta la presencia de un equipo de televisión para grabar el interior podía acentuar el deterioro, según los expertos. Aquello si me pareció algo exagerado, la verdad.
Por eso sorprende tanto la noticia de que casi de buenas a primeras Altamira se reabre al público. Que casi 200 personas (¿Quiénes serán esos escogidos privilegiados?) pasearán su vista por la Sala de Polícromos a placer, y no sé si controlará alguien estornudan o sufren la Gripe A. Si, es una prueba experimental, para cinco personas a la semana y hasta agosto, apenas siete meses, pero algo me dice que no será fácil volver a cerrarlas si los bisontes enferman y comienzan a enverdecer.
Del rojo al verde, pasando un instante por el ámbar, como los semáforos. De unaCapilla Sixtina del Paleolítico (era lugar de culto desde hace más de 35.000 años, de cuando son las primeras pinturas) a una Altamira convertida en producto de consumopara los locales (entendidos en el amplio sentido de la palabra).
Si los ancestros levantarán la cabeza...
Este artículo se publicó originalmente en el blog de la autora, Laboratorio para Sapiens.
Seguir a Rosa M. Tristán en Twitter: www.twitter.com/RosaTristan
Europa Press / El Diario Montañés
Un grupo de cinco personas seleccionadas aleatoriamente entre los visitantes del Museo de Altamira realizará la primera visita experimental a la cueva de Altamira, que tendrá lugar este jueves, 27 de febrero, según ha informado el Ministerio de Educación , Cultura y Deporte.
Será la primera vez que acceda público en general desde que la cueva se cerrara a los visitantes hace 12 años. Desde entonces, sólo los científicos habían entrado para desarrollar investigaciones sobre la cueva.
Las visitas serán aleatorias y se desarrollarán hasta el mes de agosto, fecha en la que está previsto finalice el Programa de Investigación para la Conservación Preventiva y Régimen de Acceso de la Cueva de Altamira puesto en marcha en 2012, bajo la dirección científica del experto Gaël de Guichen.
Se prevé que, hasta entonces, un total de 192 personas participen en el estudio ya que el objeto de las visitas es analizar el impacto que la presencia humana puede ocasionar sobre la conservación de este bien Patrimonio Mundial, según precisa Cultura.
Coincidiendo con el primer día de visitas, Gaël de Guichen impartirá este jueves la conferencia 'Altamira hoy' a las 19.00 horas en la facultad de Ciencias de la Universidad de Cantabria .
En el Programa de Investigación para la Conservación Preventiva y Régimen de Acceso de la Cueva de Altamira participan diversas instituciones como el Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE), el Instituto de Ciencias del Patrimonio del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), la Universidad de Cantabria , la Universidad del País Vasco, el Museo de Altamira y la Subdirección General de Museos Estatales del Ministerio de Educación , Cultura y Deporte, entre otros.
37 minutos de visita
El Programa ha definido unos protocolos de acceso que establecen una duración de la visita de 37 minutos y un itinerario con tiempos de permanencia definidos para cada estancia. Antes de entrar, los visitantes conocerán los detalles de su participación en el programa científico y la forma de proceder en el interior de la cueva.
Así, vestirán monos desechables, gorro, mascarillas, así como un calzado especial, elementos que facilitará el Museo, y no se permitirá el contacto con la roca y la toma de imágenes.
Durante la estancia en el interior de la cueva se controlará la temperatura del aire y de la roca, la humedad relativa del aire, la contaminación microbiológica, las aguas de infiltración, el radón y el CO2, entre otros. En el exterior, se controlará la temperatura del aire, la del suelo, la humedad relativa, la microbiología, la humedad específica, la presión atmosférica y el CO2.
A su salida, los visitantes deberán facilitar información sobre su experiencia al equipo científico.
En El País de hoy:
Altamira: dos informes, muchas dudas
Guillermo Altares / EL País
La apertura parcial de la cueva de Altamira ha generado una intensa polémica entre los científicos que mantienen que las visitas pueden dañar las pinturas y los que defienden que su deterioro es natural, independientemente de que esté abierta o no. El Ministerio de Cultura tiene sobre la mesa dos informes contradictorios: el primero, concluido por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en 2012, concluye que abrir la cueva representa un peligro; el segundo, elaborado por un equipo dirigido por el experto en conservación Gae..., y acabado en septiembre, asegura que las visitas, que se retomaron en febrero tras 12 años de cierre, no afectan a las pinturas. Ninguno de los dos informes han sido hechos públicos en su integridad hasta el momento, aunque fuentes de Cultura indicaron ayer que iban a ser difundidos en los próximos meses.
Dado que la cueva de Altamira es Patrimonio de la Humanidad, la Unesco acaba de pedir información al Ministerio de Cultura, concretamente a la Dirección de Protección del Patrimonio Histórico, sobre si existe un plan para abrir la cueva de nuevo a visitas. Justo el pasado 13 de octubre, el Comité del Patrimonio Mundial de la Unesco publicósu informe bianual sobre Altamira. El documento asegura que la conservación es “muy positiva” y que la integridad del lugar está “intacta”. Sin embargo, en el punto en el que enumera los factores que pueden afectar al patrimonio, el organismo internacional señala: “Las visitas representan un factor de riesgo porque pueden cambiar los parámetros ambientales”.
Equipos del CSIC monitorizaron la cueva en diferentes periodos entre 1996 y 2012. Hasta 2002, los estudios se realizaron con visitas y analizaron el efecto de 900 grupos de cinco personas. Durante los últimos años, las investigaciones se llevaron a cabo por convenios con el Ministerio de Cultura. Sus resultados se conocieron en octubre de 2011 a través de la revista Science y dejaron claro que las visitas eran nocivas. Los coordinadores de la investigación del Consejo, Sergio Sánchez-Moral y Cesáreo Saiz-Jiménez, aseguran que no pueden dar a conocer los resultados de su trabajo hasta que lo haga Cultura, pero confirman que tanto el artículo de Science, titulado Arte del paleolítico en peligro: ciencia y política chocan en Altamira, como un texto del libroThe conservation of Subterranean Cultural Heritage, que será publicado en breve en el Reino Unido, recogen sus principales hallazgos.
Sus conclusiones son claras: no se debe abrir la cueva porque, entre otros motivos, el mayor peligro para las pinturas son unos microrganismos fotótrofos, esto es, que se alimentan y activan con la luz. Son los mismos que estuvieron a punto de destruir las pinturas de la cueva francesa de Lascaux en los sesenta. “Algunas de las pinturas rojas del techo están ya parcialmente cubiertas por colonias bacterianas blancas y su progreso parece claro. Por otra parte los hongos invaden el aire de la cueva, encontrándose las concentraciones máximas en la sala de policromos. Es decir, cualquier umbral de riesgo ya se ha superado”, explican.
Sánchez-Moral, investigador del CSIC en el Departamento de Geología del Museo Nacional de Ciencias Naturales, y Saiz-Jiménez, profesor de investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas dentro del Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Sevilla, explican que “el cierre de la cueva en septiembre de 2002 se decidió tras un informe nuestro en el que se recomendaba cerrar y eliminar totalmente la luz porque el techo de polícromos estaba colonizado por organismos fotótrofos”. “Habían surgido por la intensa iluminación que recibía debido a las visitas diarias y especialmente a los trabajos de fotografiado que se hicieron durante la preparación de la réplica (algas verdes y cianobacterias)”, prosiguen. “Cuando nos fuimos y retiramos nuestros equipos en septiembre de 2012, esos organismos habían disminuido pero seguían allí y su reactivación es prácticamente segura si el techo se ilumina. Son microorganismos que pueden resistir mucho tiempo sin luz y reactivarse rápidamente tras recibir pequeñas dosis de iluminación”, agrega.
Poco después de conocerse estos datos, en diciembre de 2011, el director de Altamira, José Antonio Lasheras, dijo a la agencia Efe: “El cierre absoluto de un bien patrimonial tiene algo de fracaso”. Apenas ocho meses después, en agosto de 2012, el Ministerio de Cultura puso en marcha una nueva investigación llamada Programa de Investigación para la Conservación Preventiva y Régimen de Acceso de la Cueva de Altamira bajo la dirección de De Guichen. Alfonso Muñoz, director del Instituto del Patrimonio Cultural de España, explica este segundo encargo “porque el trabajo del CSIC estaba muy centrado en la microbiología y era necesaria una investigación global”.
El informe del equipo dirigido por Gael de Guichen llega a conclusiones contrarias según refleja un resumen difundido por el Ministerio de Cultura y las declaraciones del propio investigador. Según los hallazgos de este equipo, formado por cerca de 50 personas, los mayores peligros para la cueva son naturales y no tienen que ver con la presencia humana. Durante el periodo de estudio, se ha llevado a cabo un proyecto experimental de visitas e incluso se ha rodado un documental, El maestro en Altamira,dirigido por José Luis López Linares. El segundo informe mantiene que “los procesos de pérdida de pigmento están relacionados con varios factores: el caudal de infiltración y condensación, composición del agua, relieve del soporte y relación con la red de fracturas”. “No se ha detectado ninguna relación evidente causa-efecto entre la presencia de investigadores y visitantes en la Sala de Polícromos y la pérdida de pigmento”, señala el resumen difundido por el Ministerio de Cultura.
“Los errores en la iluminación provocaron el cierre de la cueva en 2002”, explica José Antonio Lasheras, director de Altamira desde 1991, quien señala que actualmente las visitas experimentales, de cinco personas y un guía, se realizan con linternas y que durante el rodaje del documental se reguló la luz. “La gestión del patrimonio tiene por misión ordenar su conservación y uso adecuados, y puede que lo considerado antes adecuado no lo sea ahora, y al revés. Propuse cerrar la cueva en 2002 y asumo el actual régimen de vista pública. Desde que se creóel Museo de Altamira, los cierres han sido temporales y las aperturas al público supeditadas al control del estado de conservación”, agrega Lasheras. Durante los últimos años, en diferentes declaraciones a la prensa, Lasheras se ha mostrado partidario de que la cueva reciba visitas.
El investigador Lawrence Guy Straus, catedrático del Departamento de Prehistoria de la Universidad de Nuevo México y director del Journal of Anthropological Research, que recibió en 2012 un homenaje de la Sociedad de Prehistoria de Cantabria y no ha participado en ninguno de los dos informes, afirma que “sobre Altamira hay siempre polémica por las visitas y los cierres”. “No creo que sea conveniente para la conservación de la cueva abrirla al público. Es una herencia única que tiene más de 14.000 años. Cuanto más se hable de abrir y más se abra, más presión pública habrá para abrir más y más. Hay que aprender de las lecciones del pasado. Las cuevas con arte paleolítico son muy frágiles y hay que ser muy conservadores en su gestión. Por esto hay una excelente replica de Altamira”.
Preguntado sobre si se han producido presiones políticas para reabrir la cueva, Oscar Moro Abadía, cántabro y actualmente profesor de Arqueología en la Memorial University of Newfoundland, responde: “Sin duda”. “Hay que que tener en cuenta que Altamira tiene un enorme valor simbólico para una región como Cantabria. Resumiendo mucho, después de convertirse en un símbolo nacional, Altamira pasó a ser uno de los símbolos fundamentales en el proceso de construcción de la autonomía”.
Cuando empezó el programa de visitas experimentales, dos científicos del CSIC, Juan Manuel Vicent y María Isabel Martínez Navarrete, y la catedrática de Prehistoria de la Complutense, Teresa Chapa Brunet, reclamaron en una carta abierta que “si existen dudas, sería deseable que se resolvieran bajo las garantías de concurrencia pública, evaluación por pares e independencia”. En otras palabras, que se difundan los informes íntegros y se organice una comisión internacional independiente para decidir sobre el futuro de Altamira. El profesor Moro Abadía explica en el mismo sentido: “Aunque parezca paradójico, no es extraño encontrar posiciones científicas respetables que son aparentemente contradictorias con respecto a la reapertura de Altamira. La solución podría estribar en que el Ministerio de Cultura crease una comisión de expertos nacionales e internacionales que encargase los informes correspondientes y que emitiese un veredicto científico que fuese vinculante para la acción política”.
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Para los investigadores que se pronuncian contra la apertura, el modelo que debe estudiarse es lo ocurrido en la cueva francesa de Lascaux. Genevieve Pinçon, directora del Centro Nacional de la Prehistoria y responsable de esta cueva y de Chauvet –que nunca ha estado abierta al público y donde transcurre el documental La cueva de los sueños olvidados–, explica: “Lascaux cerró porque en las cuevas con pinturas hay dos peligros: la presencia humana y las filtraciones de agua más o menos cargadas de materiales orgánicos y de microorganismos. Fue cerrada porque padeció un exceso de visitantes. Para asegurar las condiciones óptimas de la visita, se instalaron luces, lo que provocó la aparición de algas llamadas ‘el mal verde’. Desde su cierre, se ha realizado un control muy preciso. Actualmente las pinturas no están amenazadas”. “La experiencia de Lascaux puede servir para la gestión de todas las cuevas con pinturas”, asegura por su parte Noël Coye, prehistoriador francés, experto en esta cueva. “Las crisis climáticas que padeció desde los años sesenta y las respuestas han sentado las bases de la gestión de una cueva decorada”.
El francés Jean Clottes, uno de los más conocidos prehistoriadores del mundo, precisa que hay una gran diferencia entre “abierta al público, que significa numerosas visitas, lo que es imposible por razones de conservación” y “que haya algunas visitas con unas pocas personas”. Clottes pone como ejemplo que en Lascaux, hasta el año 2000, entraban cinco personas al día, durante 40 minutos, y sólo durante algunos periodos al año. Eso sí, como otros investigadores consultados, este prehistoriador considera que “la conservación tiene que ser la prioridad”.
Me da la sensación de que en realidad ya se ha tomado la decisión, ahora hay que vestirla.
Pongo enlace ha dos entradas al blog de Rosa M. Tristán, Laboratorio para Sapiens, posteriores a la reseñada más arriba.
MONOS BLANCOS EN ALTAMIRA (27 de febrero 2014)
¿QUÉ ESTÁN HACIENDO EN ALTAMIRA? (8 de mayo 2014)
Frases como “Hay una tensión social grande reclamando la apertura de Altamira“ (absolutamente falso) o el Patrimonio “debe favorecer el enriquecimiento” (¿de quién?), hacen temer lo peor.
El Diario Montañés de hoy:
La Unesco cree que las visitas son «un factor de riesgo» para Altamira
Álvaro San Miguel
La Unesco, que concedió a Altamira la categoría de Patrimonio de la Humanidad, ha dado el visto bueno al estado de conservación de la cueva en su informe bianual, publicado el pasado 13 de octubre. El Comité de Patrimonio Mundial reconoce en el documento que las actuaciones llevadas a cabo en el yacimiento «cumplen los criterios de conservación preventiva» establecidos por el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios, y señala que «todas las actuaciones están dirigidas a mantener y preservar el valor patrimonial de la cueva». No obstante, el Comité advierte también de que los principales factores que afectan a la conservación de la cueva están relacionados con la situación ambiental en el interior de la gruta y su estabilidad, por lo que «las visitas son un factor de riesgo que puede modificar las condiciones ambientales». Eso sí, la Unesco precisa a renglón seguido que «todas las partes de la cueva que están abiertas al público están estrictamente limitadas, y las visitas controladas, para evitar alteraciones que puedan afectar a la conservación».
Desde que se realizaron las primeras investigaciones de ciencias naturales aplicadas a la conservación de la cueva en los años setenta, el complejo equilibrio entre uso y conservación ha estado presente en cada paso que se da en Altamira. El pasado mes de febrero, doce años después de que se cerrara la cueva al público, se reanudaron las visitas para estudiar su impacto sobre las pinturas. En este sentido, la Unesco señala que el factor humano está controlado gracias a «un sistema de gestión efectivo» que regula el acceso a la cueva de pequeños grupos en un tiempo limitado de visita. Aunque de nuevo se reserva un 'pero' en materia de conservación: «Todavía existen procesos geológicos naturales, así como el riesgo de actividad microbiológica».
El director de Altamira, José Antonio Lasheras, declinó hacer comentarios sobre el informe publicado por la Unesco, pero defendió que «las visitas se están produciendo tal y como estaba previsto y son una gran satisfacción para quien entra. Son la opción, por remota que sea, de que cualquier ciudadano de cualquier país pueda acceder a la cueva de un modo que parece compatible con la conservación adecuada de Altamira». Además Lasheras apoyó el actual proyecto investigador que ha reabierto la gruta: «Yo comparto las decisiones en el seno del Patronato, asumo mi responsabilidad directa dentro y fuera del Patronato, y como responsable directo de Altamira creo que la situación está clara: hay una visita pública y unas declaraciones muy concretas del responsable del trabajo que se acaba de terminar».
Lasheras se refiere en este caso a las conclusiones presentadas por el equipo científico que encabeza Gaël de Guichen y que destaca, entre otras cosas, que «el análisis de los datos registrados durante el Programa de Investigación confirma que las pérdidas de color observadas en los últimos veinte años son sucesos independientes de las visitas en régimen controlado, por lo que el cierre de la cueva no detendría los procesos de deterioro de las pinturas».
Por lo demás, el informe de la Unesco da el visto bueno al resto de parámetros evaluados: coordinación entre las instituciones, presupuesto, fuentes de financiación, equipamientos, recursos humanos, estudios científicos, etc.
GUILLERMO ALTARES / El País
El Ministerio de Cultura ha presentado ante la Unesco su plan para la conservación de la Cueva de Altamira, que incluye un programa muy regulado de visitas al yacimiento prehistórico, que forma parte del Patrimonio de la Humanidad. Desde que se retomaron el pasado febrero las visitas a la cueva, el organismo internacional había pedido información a España por el peligro que estas podrían representar para la conservación de las pinturas paleolíticas y el ministerio había mostrado su interés en explicar su investigación ante la Unesco. La reunión tuvo lugar durante la tarde del martes en la sede del organismo en París.
El plan experimental de visitas, que permite la entrada por sorteo en la cueva de cinco turistas a la semana tras 12 años de cierre, había provocado las suspicacias de expertos en arte paleolítico, que consideran que podían poner en peligro las pinturas. De hecho, un informe del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), entregado en 2012, desaconsejaba cualquier entrada en la cueva que no fuese esencial para su conservación, esto es, sólo los científicos.
Ninguna de las partes ha detallado el contenido del encuentro, aunque este diario sí ha podido acceder al documento que fue presentado en París, el llamado plan de conservación preventiva de Altamira, elaborado por un grupo de casi 50 expertos dirigido por Gaël de Guichen. Esta segunda investigación, concluida en septiembre, mantiene en cambio que un número de visitas semanales muy controlado no influye en el ecosistema de la cueva.
"El informe ofrece un diagnóstico de la situación con protocolos de seguimiento y control. Se ha aumentado el conocimiento de todos los procesos que se producen dentro de la cueva", explica Alfonso Muñoz, subdirector del Instituto del Patrimonio Cultural (IPC). "El cierre de la cueva a todo el mundo no garantiza su conservación", agrega Muñoz sobre las conclusiones de este trabajo. El informe, que el ministerio tiene previsto subir a su página web en el futuro, ocupa nueve tomos y 2.500 páginas, aunque la clave está en el último volumen, que fue el que se presentó en la Unesco. La arqueóloga experta en restauración Concha Cirujano, que formó parte del equipo de De Guichen como técnico del IPC, explica que el plan de conservación regula con enorme precisión todos los movimientos que se producirán dentro de la cueva. "Nos da garantías de poder reaccionar con una inmediatez absoluta", afirma.
La polémica en torno a la cueva saltó cuando empezaron las visitas pese al informe del CSIC. Por ahora continuarán hasta febrero, dentro del régimen experimental, y entonces es cuando el Patrimonio de Altamira deberá decidir sobre su continuidad. Además, una comisión de seguimiento formada por diferentes expertos estudiará la aplicación de los protocolos. Su primera reunión tuvo lugar la semana pasada. Las conclusiones del informe —que el deterioro de la cueva es independiente de las visitas ya que se debe a procesos naturales, que el plan de conservación hará que sean necesarias menos entradas de expertos y que cualquier anomalía sería detectada inmediatamente— allanan sin duda el camino para que las visitas puedan seguir en el futuro.
Desde el control de los animales que tienen su hábitat en la cueva, como ratones o arañas, hasta la iluminación o los equipos de fotografía —algunos detalles de las pinturas se retratan con regularidad para estudiar su evolución— pasando por el tiempo de permanencia de cada equipo, el plan de conservación detalla de forma minuciosa las actividades dentro de la cueva. Cirujano agrega: "Todo está perfectamente controlado. Entramos con luces frontales. Luz fría, el tiempo de exposición es mínimo. Este plan va a disminuir la necesidad de estancia de los investigadores. Para conservarla necesitas conocerla y estudiarla. La monitorización no se puede hacer a distancia".
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Lo siento, no veo la necesidad de correr el riesgo para que entren 250 personas al año por sorteo. Me parece que están jugando con fuego.
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