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Vía: EFE| 13 de octubre de 2011
La dieta de los homínidos era más variada de lo que se creía, según un estudio publicado hoy en Science, que indica que los entornos locales son mucho más importantes en la determinación de la dieta que la anatomía de la especie.
El profesor Peter Ungar (izquierda), de la Universidad de Arkansas, y Matt Sponheimer (abajo), de la Universidad de Colorado, revisaron los datos de los últimos estudios y cruzaron distintas técnicas "para desarrollar una visión sintética de las dietas de los homínidos tempranos", indicaron en una entrevista con Efe.
Tradicionalmente, los estudios en los hábitos alimenticios de las especies de homínidos extintos se han centrado en el tamaño del diente, la forma y morfología, así como herramientas de piedra y huesos de animales sacrificados.
Pero en este estudio han observado los dientes utilizando una técnica de microanálisis del desgaste dental y otra con isótopos que analiza los restos de esmalte, con las que han sido capaces de saber mucho más acerca de los hábitos alimenticios de nuestros ancestros.
Los científicos indican que el desgaste detectado en el microanálisis de los dientes en un animal refleja la dureza y la resistencia o la fuerza de la comida que estaba comiendo en los días o semanas antes de su muerte.
La medición de isótopos estables (especialmente carbono) en el esmalte dental proporciona pistas sobre la proporción de hierbas, frutas y nueces que fueron ingeridos.
Después de combinar estas dos técnicas, los investigadores creen que la dieta humana podría haber sido más diversa en sus principios de lo que se creía y reabren el interrogante sobre las nociones actuales sobre la dieta de las especies extintas.
"Hemos llegado a un punto de inflexión en la investigación paleodietaria en los homínidos, un punto en que no hay vuelta atrás. Claramente nuestras antiguas repuestas no sirven más", señaló por su parte Sponheimer, quien aseguró que hay razones para ser optimistas para seguir avanzando en la investigación.
Las investigaciones se realizaron principalmente en fósiles de Etiopía, Kenia, Tanzania y Sudáfrica, y los resultados indican que especies muy similares (con los dientes muy similares y formas y estructuras craneales) podían haber tenido dietas muy diferentes.
Según Ungar, la mayoría de los estudios "se ha fijado en los tamaños, formas y estructuras de los cráneos y dientes y los utilizaron para reconstruir la dieta. Pero esto no dice lo que estas personas comían, sino lo que podrían haber comido".
Desgaste dental en dos hembras de gorila de 31 y 38 años. / Galbany et al.
Sin embargo, el microanálisis revela los arañazos y los golpes en los dientes por la alimentación, mientras que los isótopos desvelan la composición química de los alimentos que se consumen, aportando "rastros de la conducta real" de estos homínidos, enfatizó.
Además indicaron que el análisis en las evidencias de los alimentos ingeridos no se ajusta a lo que pensaban.
"Si nos fijamos en los dientes y la forma del cráneo, parece que debería haber un aumento progresivo en el consumo de alimentos duros (por ejemplo, nueces, semillas, raíces, tubérculos) en una sabana abierta", indicó Ungar.
Pero, según su estudio, parece que algunas especies comían hierba dura o juncos en vez de arbustos, mientras que otras especies, al parecer, consumían alimentos blandos la mayor parte del tiempo y recurrían a alimentos duros cuando no había blandos.
Esto significa que la historia de la evolución de la dieta del ser humano "es mucho más complicado de lo que solíamos pensar", señaló Ungar.
"Ya no podemos pensar en términos de tendencias en el tiempo y patrones comunes. Es posible que los entornos locales sean mucho más importantes en la determinación de la dieta que la anatomía de la especie únicamente".
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Cráneo de Paranthropus boisei. Foto: Universidad de Coorado
Por su parte, Science Daily, que se hace eco de la noticia, añade algún aspecto más de este interesante estudio, que pasamos a reseñar (traducido) a partir de la parte que interesa:
A principios de este año, Sponheimer y sus colegas demostraron que el Paranthropus boisei se alimentaba esencialmente de hierbas y juncos en lugar de las suaves frutas preferidas por los chimpancés. "Ahora podemos estar seguros de que el Paranthropus boisei comía alimentos que ningún chimpancé desearía tener en el estómago en cantidad", dijo Sponheimer. "También está claro que nuestras nociones previas de la dieta de este grupo fueron extremadamente simples, en el mejor de los casos, y, absolutamente al revés, en el peor".
"La morfología le dice a uno lo que un homínido puede haber comido", dijo Ungar . Sin embargo, no necesariamente revela lo que el animal estaba en realidad comiendo".
Mientras que Ungar estudia los micro-desgastes dentales -los microscópicos agujeritos y arañazos que los alimentos dejan en los dientes- Sponheimer estudia los isótopos estables de carbono en los dientes. Mediante el análisis de los isótopos estables de carbono, obtenidos a partir de pequeñas porciones de dientes de animales, los investigadores pueden determinar si estaban comiendo alimentos que utilizan diferentes vías fotosintéticas para convertir la luz solar en energía.
Los resultados de los dientes del Paranthropus boisei, publicados a principios de este año, indicaron que estaba comiendo alimentos de la vía fotosintética llamada C4, lo que indica el consumo de hierbas y juncos. El análisis está en contraste con nuestros más cercanos parientes humanos, como los chimpancés y los gorilas, los cuales comen alimentos de la vía fotosintética llamada C3, apuntando a una dieta que incluye árboles, arbustos y matorrales.
"Los estudios de micro-desgaste dental e isótopos estables también apuntan potencialemente a grandes diferencias en la dieta entre homínidos de África del sur y oriental", dijo Sponheimer. Un hallazgo que no se esperaba dado su fuerte similitud anatómica.
"Francamente, no creo que nadie hubiera podido predecir estas fuertes diferencias regionales", subrayó Sponheimer. "Pero esta es una de las cosas por la que es divertida la ciencia. La naturaleza frecuentemente nos recuerda que hay muchas cosas que no entendemos todavía".
"La línea de fondo es que nuestras respuestas acerca de las dietas de los homínidos ya no son suficientes, y realmente tenemos que empezar a buscar en las direcciones que han sido consideradas una locura incluso hace una década", dijo Sponheimer. "También vemos mucha más evidencias de la variabilidad de la dieta entre nuestros parientes homínidos de lo que previamente se apreciaba. En consecuencia, el conjunto de nociones sobre la dieta de los homínidos es realmente muy problemática, ya que diferentes especies pueden haber consumido cosas fundamentalmente diferentes".
Aunque las nuevas técnicas han hecho nuevos descubrimientos en el campo de la antropología biológica, las mismas no se limitan en su uso a los antepasados humanos, según los investigadores. Actualmente hay animales en estudio en los que se usan las nuevas técnicas de análisis dental en un rango que va desde roedores y marsupiales antiguos a los dinosaurios, dijo Sponheimer.
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