El ‘hombre de Loizu’, con más de 11.700 años, se convierte en el cuerpo humano completo más antiguo hallado en Navarra

Restos del 'hombre de loizu' hallados en la cueva Errotalde I (Navarra).

Este viernes por la mañana se ha presentado en los exteriores de la cueva Errotalde I (entre Aintzioa y Loizu, valle de Erro) el hallazgo de "El hombre de Loizu", el cuerpo humano más antiguo descubierto hasta el momento en Navarra, el cual data de alrededor del año 9700 a.C y que pertenecería a un joven varón de entre 17 y 21 años que fue depositado en un lugar muy profundo de la cavidad. Un aspecto particularmente llamativo es la presencia de un agujero en el cráneo. Del examen in situ practicado por Edgard Camarós y Maitane Tirapu se desprende que podría tratarse de un traumatismo con entrada por ese punto, con dirección oblicua desde la parte posterior. Muy probablemente se trate del impacto de un proyectil. Esto explicaría la fragmentación del cráneo.

La posición y los restos encontrados han permitido concluir que el cuerpo probablemente había estado envuelto en un sudario o paquete funerario, cubierto con sedimento rojizo, aparentemente ocre. Los restos se han conservado inalterados hasta el día de hoy.

En la entrada de la cueva, la presidenta de Navarra, María Chivite, ha reconocido que "este hallazgo presenta una oportunidad excepcional para estudiar cómo vivían y morían nuestros antepasados, el ser humano que vivió al filo de la última glaciación, en uno de los momentos de cambio climático más acusados de la historia". Tras las explicaciones del arqueólogo de la Sección de Registro, Bienes Muebles y Arqueología del Gobierno de Navarra, Jesús García Gazólaz, y del catedrático de Prehistoria de la Universidad de Cantabria, Pablo Arias Cabal, sobre las circunstancias en las que fue hallado el cuerpo y el proceso seguido para extraerlo, así como las principales características de los restos y su importancia desde un punto de vista arqueológico,  la presidenta ha querido agradecer el trabajo conjunto de espeleólogos, arqueólogos, antropólogos y demás especialistas que han colaborado para sacar a la luz este hallazgo tan relevante.

Se trata de uno de los hallazgos más importates para la Prehistoria en los últimos años en Navarra, y también en la Península, tanto por su antigüedad, como por el hecho de que el cuerpo está completo, algo también muy difícil de encontrar.

Panorámica del valle de Erro, donde se localiza la cueva de Errotalde I.

De hecho, el estado de conservación de los restos se puede considerar excepcional. El esqueleto está prácticamente completo, en conexión anatómica, y los huesos están en su mayor parte enteros, con escasos daños. La datación en torno a 9700 a.C. lo sitúa en la transición del Pleistoceno al Holoceno, una época en la que no abundan los testimonios antropológicos en la península ibérica, e incluso en el conjunto del continente europeo.

Por eso, más allá de la circunstancia de ser el individuo más antiguo de Navarra, se trata de un testimonio de incalculable valor para estudiar las poblaciones humanas del suroeste europeo en uno de los grandes momentos de cambio del pasado de la humanidad: la transición de la última glaciación a los tiempos geológicos modernos, un periodo de acelerado cambio climático y profundas transformaciones ecológicas sobre el cual se puede aprender mucho a partir de este excepcional conjunto antropológico y arqueológico.

El 20 de noviembre de 2017, el grupo Sakon Espeolología fue quien descubrió los restos en una de sus exploraciones a la cueva situada entre Aintzioa y Loizu, en la cuenca alta del río Erro y trasladó la información a Dirección General de Cultura -Institución Príncipe de Viana, que hoy se encuentra en fase de estudio. Según el Gobierno de Navarra, "su encomiable praxis ha permitido que los restos se hayan conservado inalterados hasta el día de hoy".

MÁS DE 11.000 AÑOS DE ANTIGÜEDAD

Un primer análisis radiocarbonométrico ha permitido datar el esqueleto en el 9.700 a.C., en un momento de transición entre el Pleistoceno (que va desde hace 2 millones de años hasta hace unos 10.000 años a.C.) y el Holoceno (que comenzó hace unos 10.000 años a.C. y llega a la actualidad). Se trata, por tanto de las últimas sociedades de cazadores y recolectores del pirineo navarro. Esta circunstancia convierte el hallazgo en verdaderamente excepcional no solo en Navarra sino a escala peninsular, ya que el registro antropológico de este periodo es muy escaso en toda Europa occidental.

Además, constituye el caso más temprano de un fenómeno arqueológico aún insuficientemente estudiado: la presencia de cuerpos humanos completos en el interior de sistemas kársticos, en ocasiones en lugares remotos y de difícil acceso. En la península ibérica, los casos más antiguos se datan en el Mesolítico (que comprende entre el año 10.000 a.C. hasta el 6.000 a.C.), por lo que son posteriores al de Errotalde I.

Presentación de los restos del 'hombre de Loizu'.

HALLAZGO FORTUITO

El 'hombre de Loizu' ha sido hallado a casi 200 metros de la entrada de la cueva, a unos 45 minutos de distancia, en un meandro fluvial fósil dentro del sistema laberíntico de la cueva de Errotalde I, tras un recorrido angosto y estrecho.

La cueva, en la que surge el manantial de Loizu, era conocida desde antiguo en la zona, pero no había sido explorada a fondo hasta ahora. Los trabajos que el grupo Sakon Espeleología iba a desarrollar en la cueva requerían de una intensa labor de exploración, pues además de labores de topografía, contemplaban la comprensión del sistema hídrico, la geomorfología de la cavidad, así como análisis bioespeleológicos.

Los espeleólogos dieron aviso del hallazgo a la Dirección General de Cultura / Institución Príncipe de Viana. Tras dos visitas de inspección, técnicos del servicio de Patrimonio Histórico y especialistas en antropología física confirmaron la importancia y relevancia del hallazgo.

La realización de los trabajos de estudio y extracción de los restos ha tenido gran complejidad. De hecho, buena parte del tránsito hasta el lugar del depósito funerario, previa entrada atravesando el cauce del río, ha de hacerse reptando tumbados, sobre galerías en las que justamente pasa una persona, por lo que el desplazamiento de los equipos de registro ha resultado especialmente complejo. En esta labor ha sido fundamental el trabajo de Sakon Espeleología, que facilitó y garantizó la circulación de los investigadores en todo momento. El levantamiento de los restos ha sido también particularmente dificultoso, al encontrarse algunos de los mismos parcialmente con carbonatos y soldados al suelo.

Todo el proceso descrito está siendo documentado por medio de fotografía y video profesional, ya que la extracción de los restos supone la "alteración" de un contexto que lleva intacto más de 11.700 años.

Dos espeleólogos entran en la Cueva Errotalde I, donde se ha encontrado al 'hombre de Loizu'. Javier Bergasa.

PROCESO DE INVESTIGACIÓN

Los primeros trabajos que se han realizado son los relacionados con la salvaguarda y protección del hallazgo, asegurando el cierre de la cavidad.

El Gobierno de Navarra a través del Departamento de Cultura y Deporte, junto al Instituto Internacional de Investigaciones Prehistóricas de la Universidad de Cantabria, ha formado un equipo multidisciplinar de especialistas. En total, 26 personas entre espeleólogos, arqueólogos, antropólogos, geólogos, restauradores y especialistas en registro gráfico, de distintos centros de investigación la Unión Europea, que se van a encargar de su investigación y estudio a lo largo de este año.

Las labores que ahora dan comienzo cogen el testigo de las iniciadas por el grupo Sakon Espeleología y suponen la finalización de los trabajos de campo.

En concreto, se continuará con las labores de exploración, topografía, reconocimiento arqueológico y caracterización geológica de todas las nuevas galerías que se van descubriendo y donde hasta el momento no han aparecido otros restos arqueológicos. Una de las tareas fundamentales en la cavidad es el intento de localización de su primitivo acceso ya que, por el momento, no se cree que el individuo fuera introducido por la actual entrada, así que el sistema kárstico debió tener otro u otros accesos que hoy permanecen ocultos.

Además, se realizará un estudio geomorfológico del karst y sus características. También se llevará a cabo el levantamiento fotogramétrico del esqueleto, es decir, el estudio de su forma, dimensiones y posición, utilizando medidas hechas sobre una o varias fotografías; así como su georeferenciación, su ubicación bien definida en la localización exacta a través de coordenadas y datos específicos. Igualmente se llevará a cabo un estudio tafonómico in situ de los restos, para analizar el proceso de fosilización. Todos estos procesos son claves para entender el proceso de descomposición cadavérica en relación con la práctica funeraria y los rituales utilizados.

Una vez finalizados todos los trabajos descritos y la extracción del cuerpo, dará comienzo la fase de tareas de laboratorio, que básicamente consisten en la limpieza y restauración/consolidación de todos los restos esqueléticos; el análisis osteológico del individuo para conocer aspectos como la edad y causa de la muerte, estatura y complexión, indicadores de actividad y enfermedades que pudo sufrir en vida; análisis de microdesgaste dental, que permitirá reconstruir el tipo de dieta en la última etapa de su vida; análisis biomoleculares, que incluyen desde datación por C14 hasta análisis de isótopos estables para el estudio de dietas y análisis de estroncio en esmalte dental; análisis paleogenómicos para tratar de reconstruir su genoma; y análisis arqueobotánicos y geoquímicos del escenario del depósito funerario. También se determinará su ADN.

Tras recuperar los restos, cuya extracción ha finalizado esta misma mañana, se trasladarán al Instituto Internacional de Investigaciones Prehistóricas de la Universidad de Cantabria donde realizarán los análisis necesarios. Después el 'hombre de Loizu' volverá a Navarra para exponerlo al público de forma bajo la custodia del Gobierno de Navarra.

 

Fuentes: deia.eus |diariodenavarra.es | navarra.eseluniversal.com.mx | 12 de  marzo de 2021

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Comentario por Guillermo Caso de los Cobos el noviembre 7, 2021 a las 10:33pm

La muerte del ‘Hombre de Loizu’ se debió a un proyectil usado con un arco, hace 11.700 años

De izquierda a derecha: Pablo Arias Cabal, catedrático de la Universidad de Cantabria; la consejera Rebeca Esnaola y Jesús García Gazolaz, arqueólogo de la Dirección General de Cultura - Institución Príncipe de Viana, durante la presentación.

La Dirección General de Cultura-Institución Príncipe de Viana ha presentado los primeros resultados de la investigación de los restos del conocido como “Hombre de Loizu”, cuyo hallazgo en la cueva de Errotalde se hizo público el pasado mes de marzo.

En el acto, que se ha llevado a cabo en el Planetario de Pamplona / Iruña coincidiendo con la Semana de la Ciencia 2021, se ha destacado el “excelente estado del cuerpo depositado en la caverna hace 11.700 años, algo que permite una amplia batería de estudios”, algunos ya finalizados y otros todavía en proceso, según han desvelado Pablo Arias Cabal, catedrático de la Universidad de Cantabria e investigador principal del proyecto y Jesús García Gazólaz, arqueólogo de la Dirección General de Cultura - Institución Príncipe de Viana. Los primeros avances de caracterización antropológica permiten definir datos sobre la identidad de los restos óseos, así como de la causa de su muerte.

En primer lugar, se trata de un varón con una edad estimada entre 21 y 23 años, una estatura de entre 1,60 y 1,65 metros, y un peso estimado de 50 a 55 kilos. Además, se ha podido deducir que fue una persona con una intensa actividad física en vida, tal y como denotan algunos marcadores como entesis y osteocondritis disencante en huesos largos y claras facetas de largos periodos de acuclillamiento. También hay altas probabilidades de que fuera diestro.

Estudio de los restos del Hombre de Loizu.

Por otro lado, la muerte del individuo pudo haber sido violenta, a causa de un traumatismo perimortem producido en hueso fresco en el parietal izquierdo. La hipótesis más razonable es que se deba a una herida penetrante por impacto de un proyectil a alta velocidad, propulsada con un arco con el individuo dando la espalda y que debió haber traspasado el cráneo. “Esta circunstancia abre sugestivos debates para el conocimiento que tenemos en la Prehistoria tanto de hechos violentos como, sobre todo, del uso del arco en fechas tan antiguas”, señalan desde la investigación.

Por lo que se refiere a los comportamientos funerarios, se ha comprobado que la descomposición del cadáver se produjo in situ en un espacio vacío, ya que con toda seguridad el cuerpo iba amortajado. En este sentido el TAC ha permitido descubrir un metatarsiano en la extremidad de uno de los humeros que estaba oculto por la costra calcárea, por lo que posiblemente llevaba los brazos cruzados sobre el pecho.

Destaca también la gran cantidad de colorante de ocre aparecida en la zona de la cabeza, mediante un preparado a base de hematite, arcilla y materia orgánica. “En estos momentos sabemos que esa amalgama se preparó fuera de la cavidad, pero está por determinar si era algo que portaba el cadáver a modo de adorno personal, formó parte del ritual funerario o incluso pudo tener carácter antiséptico”, explican.

Por lo que respecta a su dieta, los análisis de micro desgaste dental, que acaban de comenzar, permiten detectar una dieta rica en carnes y la presencia de indicios relacionados con la higiene dental y el uso de la dentición como “tercera mano”, que es necesario todavía contrastar.

Trabajos de recuperación de los restos en la cueva donde fueron hallados.

Otros datos

Continúan las exploraciones espeleológicas del sistema kárstico de la cueva, sin nuevas evidencias de presencia humana en el pasado. Los análisis geomorfológicos han permitido comprobar que debió existir otra entrada, hoy bloqueada y diferente de la actual, al interior de la cavidad, por donde probablemente se introdujo el cadáver del Hombre de Loizu. Sería, en todo caso, un depósito en un punto muy profundo y alejado de la boca.

Otros interrogantes relacionados con la investigación tienen que ver con los análisis biomoleculares y de ADN, que sólo acaban de comenzar, por lo que aún no se dispone de resultados. “Estos nos tienen que aportar información detallada sobre la dieta a lo largo de todos sus años de vida, así como la movilidad geográfica que pudo tener y, por supuesto, todo lo relacionado con su filiación genética”, aseguran.

El estudio destaca el excelente estado de conservación de los huesos.

Cuando finalice la investigación, la Dirección General de Cultura-Institución Príncipe de Viana tiene previsto que se pueda disponer de una amplia y detallada publicación científica de los resultados, así como de un documental que nos relate “toda esta apasionante historia que enlaza pasado y presente”.

Son más de veinticinco los y las especialistas implicadas en el proyecto, pertenecientes a diferentes disciplinas y que desarrollan su labor en centros de investigación como el Instituto de Investigaciones Prehistóricas de la Universidad de Cantabria; la Universidad de Burgos; la Universidad del País Vasco; el Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana; la Universidad de Valencia; el Hospital Universitario Marqués de Valdecilla; la Universidad de Uppsala; y la Universidad de Cambridge.

Fuentes: pamplonaactual.com | navarra.es | 6 de noviembre de 2021

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