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Foto: Vista oblicua de la mandibula de Oase 1.
Fuente: PHYSORG.com | 14 de mayo de 2015 (Traducción de G.C.C. para Terrae Antiqvae)
Pruebas de ADN en una mandíbula fósil humana (Oase 1) hallada en Peştera cu Oase (Rumanía) han revelado un genoma con un 4,8 a 11,3 por ciento de ADN neandertal. Su propietario original murió hace aproximadamente 40.000 años, según informó la Paleogenomicista Qiaomei Fu (izquierda) en una conferencia organizada por Biology of Genomes en Nueva York la semana pasada.
Señaló también que ella y su equipo de investigación encontraron largas secuencias genómicas neandertales. Este alto porcentaje sugiere, agregó, que dicho ser humano tuvo un neandertal en su árbol de familia que se remonta de cuatro a seis generaciones atrás. El hallazgo realizado por el equipo proporciona una fuerte evidencia de que los Homo sapiens y los neandertales continuaron hibridando en Europa mucho después de su emparejamiento inicial en el Próximo Oriente (después de que los seres humanos comenzaran a emigrar fuera de África).
El año pasado Fu y su equipo publicaron un artículo en el que describían el análisis del ADN de un fragmento de hueso de Homo sapiens (fragmento de fémur, derecha) hallado en un lugar desconocido de Siberia. Datado con 45.000 años de antigüedad, el equipo encontró evidencias de ADN neandertal, pero lo más importante, ya que estaba muy bien conservado, la reliquia sirvió para fortalecer la idea de una tasa de mutación más lenta de lo que muchos en tal campo estaban asumiendo.
En este nuevo esfuerzo (con el fósil Oase 1), Fu y su equipo también encontraron que la mandíbula (que todavía ostenta algunos dientes en ella) tenía rasgos neandertales visibles, como sus grandes muelas del juicio. La mandíbula fue hallada en una cueva accesible sólo por medio del buceo a través de un corredor de agua, en 2002, y ha sido objeto de estudio desde entonces. El alto porcentaje de ADN neandertal está en fuerte contraste con el de los seres humanos modernos de fuera de África, los cuales normalmente tienen genes neandertales aproximadamente entre un 1 y un 4 por ciento.
Este último hallazgo, junto con el hueso encontrado en Siberia y otros en Europa, ha erosionado la creencia de que el mestizaje humano con los neandertales se produjo sólo en el Próximo Oriente. Ahora parece posible que seres humanos y neandertales vivieran en las mismas áreas geográficas durante el transcurso de cinco mil años, lo que, por supuesto, explica por qué su ADN aparece en todas las personas del planeta que no son directamente descendientes de individuos de África.
Un esqueleto neandertal a la izquierda, en comparación con un esqueleto de humano moderno. Crédito: Museo Americano de Historia Natural.
Sin embargo, lo que es todavía un misterio, es lo que pasó con el hombre de neandertal ¿Por qué desaparecieron si los Homo sapiens continuaron? Extrañamente, esta nueva evidencia sugiere que estuvieron hibridando entre ellos hasta el momento en que los neandertales dejaron de existir.
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Fuente: losandes.com.ar | Por Ewen Callaway - Nature News| 31 de mayo de 2015
Uno de los primeros humanos conocidos de Europa tenía un cercano ancestro neandertal, quizá incluso haya sido un tatarabuelo.
El descubrimiento, anunciado durante la reunión de Biología de Genomas, realizada en Cold Spring Harbor, Nueva York, cuestiona la idea de que los humanos y los neandertales solo se cruzaron en Oriente Medio, hace más de 50.000 años.
Qiaomei Fu, investigadora de genomas paleolíticos por la Escuela de Medicina de Harvard, en Boston, contó durante la reunión cómo ella y sus colegas habían secuenciado ADN de una quijada de 40.000 años que representa uno de los primeros restos de humanos modernos en Europa. Estiman que entre 5 y 11 por ciento del genoma óseo es neandertal, incluyendo grandes segmentos de varios cromosomas (el análisis genético también muestra que el individuo era hombre). Al analizar cómo se achica con cada generación el largo del ADN heredado de cualquier ancestro, el equipo estimó que el hombre en cuestión tuvo un ancestro neandertal entre 4 y 6 generaciones previas (los investigadores se negaron a comentar sobre su trabajo porque aún no ha sido publicado en una revista).
La evidencia de ADN confirma argumentos previos en el sentido de que la quijada y los dientes adjuntos representaban una mezcla de rasgos neandertales y humanos. Las muelas del juicio, por ejemplo, son mucho más grandes que las del Homo sapiens. “Supongo que en cierto nivel es tranquilizante que exista correspondencia entre lo que nos dicen la anatomía y los genes”, dice Erik Trinkaus (izquierda), un paleoantropólogo de la Universidad de Washington, en St. Louis, Missouri, quien ha analizado la mandíbula y los dientes adjuntos y ha leído el trabajo de Fu y su equipo.
La quijada fue encontrada entre restos de osos en una cueva rumana llamada “Pestera cu Oase” (que significa “cueva con huesos”), descubierta por un grupo de espeleólogos en 2002. “El único acceso a la cueva es con equipo de buceo, a través de un río subterráneo”, indica Trinkaus, quien ha sostenido desde hace tiempo que la quijada y el cráneo de otro individuo encontrado en la misma cueva apuntan a una cruza reciente entre humanos y neandertales. Dice que es tranquilizante que los datos de Fu respalden sus conclusiones previas. “Puedo decir 'se los dije', pero no lo voy a hacer”, subraya.
Cuando los humanos se toparon con los neandertales
Todos los humanos que rastrean sus ancestros más allá del África subsahariana portan fragmentos de ADN neandertal. Los investigadores han pensado desde hace tiempo que lo más probable es que los primeros humanos que existieron en África se cruzaron con neandertales residentes en algún lugar de Oriente Medio hace aproximadamente entre 50.000 y 60.000 años, antes de viajar a Asia, Europa y el resto del mundo.
Esa posibilidad ha ganado apoyo durante el último año. El año pasado, un equipo que incluyó a Fu utilizó el genoma de un humano de Siberia de 45.000 años para datar a sus ancestros neandertales entre 50.000 y 60.000 años atrás (cuando los humanos modernos probablemente estaban empezando a salir de África).
Otro equipo informó haber encontrado el cráneo parcial de un humano de 55.000 años en una cueva israelí, no muy lejos de sitios donde los neandertales vivieron aproximadamente en ese entonces. Pero dataciones con radiocarbono de restos de sitios de todo el continente sugieren que los humanos y los neandertales vivieron juntos en Europa durante aproximadamente 5.000 años en algunas áreas, abundante tiempo para que también se encontraran y cruzaran.
Frecuencia de fraternización
Los datos de la quijada implican que la hibridación efectivamente sucedió en Europa, no solo en Oriente Medio, dice María Ávila (derecha), una investigadora de genomas antiguos de la Universidad de Stanford, en California, quien asistió a la charla de Fu. “También tiene sentido; ¿por qué habría de estar limitado a una región específica?”, cuestiona.
Ávila espera que los investigadores puedan determinar cómo se comparan las partes neandertales del genoma del hombre de Oase con el genoma de los neandertales y con las secuencias neandertales que actualmente se encuentran en los humanos. Pero el ADN extraído estaba altamente degradado, lo que podría obstaculizar dichos esfuerzos. “Simplemente desconozco cuántos datos tienen para hacer todos estos análisis buenísimos. Espero que tengan muchos”, agrega Ávila.
Trinkaus señala que la mandíbula representa la ascendencia de un hombre, no de toda la población. No está claro con qué frecuencia se cruzaban los primeros humanos con los neandertales en Europa. El ADN de otros fósiles humanos anteriores a la extinción de los neandertales, hace aproximadamente 35.000 años, podría armar un panorama más completo de la historia del continente.
“Inicié mi carrera intentando descifrar por qué los humanos modernos fueron más exitosos que los neandertales. Eso fue hace 40 años”, dice Trinkaus. “Creo que aún no lo sabemos realmente”.
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