Eduardo Peralta: "El lábaro no era el estandarte de los guerreros cántabros, es una representación moderna"

El arqueólogo e historiador miembro de la Real Academia de la Historia, Eduardo Peralta.

Fuente: eldiario.es | 12 de marzo de 2016

Eduardo Peralta Labrado (Santander, 1957) es arqueólogo e historiador y lleva toda una vida dedicado tanto al estudio como al descubrimiento de yacimientos que puedan aportar algo de luz sobre la vida y costumbres de los pueblos prerromanos que habitaron la península. Sobre todo, ha centrado su trabajo en los territorios donde vivieron los antiguos cántabros y su lucha contra la conquista romana. Sus estudios han generado una importante fuente de conocimiento sobre aquella época, lo que le ha valido para formar parte de la Real Academia de Historia. Con motivo de la presentación de su nuevo libro Las Guerras Astur-Cántabras, el cual ha coordinado junto con otros dos arqueólogos, eldiario.es ha hablado con él para conocer más sobre la historia de esta comunidad autónoma y sus gentes.

¿Qué avances y nuevos yacimientos se han descubierto desde que se publicó su libro Los cántabros antes de Roma?

Fue, digamos, el primer libro que se sacó de esta materia, los orígenes de todo lo que hemos sacado ahora. Esos yacimientos que aparecieron, tuvieron bastante polémica, porque había gente que decía que no había nada. Desde esa época para aquí, las prospecciones e investigaciones, tanto en Cantabria como en Asturias y el norte de Castilla, han dado a conocer una serie de yacimientos muy similares a los que encontramos en la zona del interflubio Pas-Besaya, en el centro de Cantabria. Han sido campamentos romanos principalmente y vías de comunicación relacionadas con las Guerras Cántabras. Al sur de la cordillera, se han encontrado bastantes castros con la evidencia de haber sido atacados por los romanos y también se han descubierto algunos asedios en La Loma (en el municipio de Santibáñez de la Peña), en el monte Bernorio (Palencia)... Además, se han incorporado muchos investigadores, nuevos yacimientos y hemos hecho una puesta en común de todo lo que se ha aportado en los últimos años. Por eso, tenemos una visión bastante equilibrada y global de cómo pudieron ser las Guerras Cántabras.

A pesar de lo que se pensaba antes, ¿las Guerras Cántabras fueron un conflicto bélico de gran envergadura?

Hubo gente que -esto son cosas al margen de lo científico, ahí funcionan un poco los celos profesionales o las "envidiucas"-, no estuvo en estos descubrimientos y que ha intentado taparlos. Taparlos y silenciarnos. Pero eso demuestra, que hay cosas que no se pueden tapar, como son las evidencias históricas y arqueológicas que demuestran que las Guerras Cántabras fueron de gran importancia. Aun así, esto no quiere decir que tuvieran las dimensiones de la II Guerra Púnica, fue una guerra de gran alcance que puede compararse a la Guerra de Judea, por poner un ejemplo de cierta similitud. A partir de los yacimientos que han encontrado, se ha demostrado que las fuentes clásicas que hablaban de las Guerras Cántabras no se equivocaban en absoluto, sino que se quedaron hasta cortas, porque la cantidad de yacimientos arqueológicos de castros atacados que han aparecido, es realmente impresionante.

Fueron unas guerras de cierta entidad, y no solo eso, sino que vino el propio emperador Augusto a participar en ellas. Además, tuvieron gran importancia desde el punto de vista estratégico para Roma, porque más que la explotación económica de los pueblos del norte, que es lo que tópicamente se ha sostenido -aunque también existió evidentemente una explotación del oro después de la conquista-, lo que buscaba el emperador era la pacificación de todo occidente. Quería acabar con todas las fronteras que quedaban sin controlar y someter todo el litoral atlántico occidental para crear una vía marítima de abastecimiento para las legiones que posteriormente se verían destinadas a la conquista de Germania.

La historia del castro de Aracillum cuenta la férrea defensa que sostuvieron sus habitantes ante las ofensiva romana, hasta el punto de inmolarse para no caer como esclavos de los romanos. ¿Se ha descubierto ya su emplazamiento real?

No sabemos dónde está. Tradicionalmente los autores se han basado en débiles argumentos toponímicos, que hoy se han demostrado que no tienen ninguna base y que solo sirven para recrear las Guerras Cántabras antes de que aparecieran las aportaciones arqueológicas. Nosotros no hemos podido encontrar evidencias claras de que haya habido un oppidum -colina o meseta- atacado o asediado. Sí ha aparecido en las inmediaciones algún campamento romano. Yo, en su momento, cuando dimos a conocer que los yacimientos que había en el interfluvio Pas-Besaya eran campamentos romanos, planteé la posibilidad de que fuera Aracillum, pero no hay pruebas para poder sostenerlo hoy en día. Sabemos dónde fueron las guerras y dónde hay asedios y asaltos a castros, el problema es que no podemos poner nombre a esos yacimientos, aunque los identifiquemos con los nombres que aparecen en las fuentes clásicas.

Eduardo Peralta, arqueólogo e historiador santanderino.

¿Fueron los cántabros y astures los últimos de la península en someterse a la soberanía romana?

Fueron los últimos en resistir a Roma y, de hecho, los cántabros fueron los últimos en plantar cara a los romanos en la campaña del 19 a.C. cuando viene Agripa a someterles. De hecho, de esa campaña hemos encontrado un enclave muy importante en el norte de Burgos, en Sotoscueva -entre los páramos del Dulla-. Es un yacimiento que está rodeado de campamentos militares romanos. Yo excavé uno de ellos hace años y se ha visto que, en los páramos que tiene cerca, hubo un gran asedio y que corresponde, posiblemente, a la campaña de Agripa.

¿Cómo era el guerrero cántabro?

Igual que otros pueblos del norte tenían unos conocimiento militares relativamente avanzados. Se enfrentaron durante mucho tiempo a Roma y conocieron sus tácticas. Los cántabros incluso acuden al sur de la Galia a socorrer a los aquitanos cuando fueron atacados por los legados de César. Sabemos que tenían caballería, infantería pesada e infantería ligera y que estaban muy confiados en las fortalezas que tenían.

Los castros del sur de la cordillera, hasta el norte de Burgos y en el norte de Palencia, son castros de gran entidad. Tenían grandes fortificaciones, fosos y amurallamientos o estaban asentados sobre páramos con cantiles muy pronunciados, que los hacían prácticamente inaccesibles.

Confiados entre fortificaciones aguantaron, pero Roma era una máquina de guerra prácticamente imparable y fue tomando estos castros uno por uno y arrasándolos. Hemos documentado incendios en el asedio de La Loma y en el castro de Bernorio, entre otros. Así que básicamente casi todos los castros que han sido investigados, fueron atacados y destruidos o abandonados en el momento del conflicto.

Después, el ejército romano se internó por la cordillera dirección a la costa, pero no sabemos con certeza cómo fue la resistencia aquí. Probablemente guerra de guerrillas, ataques a las columnas romanas, etc. Todavía queda de explorar un amplio territorio, hay que tener en cuenta que la vieja Cantabria -correspondiente al oriente de Asturias, la zona de San Vicente de la Barquera, Picos de Europa y Líebana- apenas ha sido explorada.

Representación de romanos durante las Guerras Astur-Cántabras.

Roma dejaba pequeñas guarniciones en los territorios conquistados para controlar a las gentes. ¿Tuvieron lugar grandes alzamientos tras ser derrotados?

Tras la campaña del 25 a.C. los romanos consiguieron llegar a la costa hasta el puerto de Santander, Puerto de Victoria y en Asturias hasta la zona de Gijón. En esos campamentos que hubo y que hemos excavado -campamentos de legiones, casi todos grandes-, después de haberse puesto el ejército en marcha dejaban pequeñas guarniciones. Campamentos pequeños, más estables y con barracones para una estancia mas prolongada. Los dejaron, además, en los puntos orográficos culminantes, en los puntos clave y estatégicos de la cordillera, en los pasos de montaña... Cildá y La Espinal del Gallego entre otros lugares.

Lo que pasa es que sigue habiendo sublevaciones hasta el año 19 a.C., y hasta hay una última en el año 16 a.C. de la que apenas sabemos nada. ¿Cómo afectó esto a las guarniciones? Pues evidentemente algunas se vieron atacadas y sabemos, incluso, que en Asturias el general Carisio se vio muy apurado al ser asediado por los astures. Lo sabemos por las fuentes, pero no hemos encontrado, de momento, evidencias de ataque a estas guarniciones. Sin embargo, sí que sabemos que en todos los castros que son tomados por los romanos dejaban allí una pequeña guarnición para no ser atacados por los indígenas.

¿Fueron las características climatológicas del norte de la península determinantes en la enfermedad y posterior muerte del emperador Augusto?

Augusto fue una persona que a lo largo de su vida sufrió muchas enfermedades, tenía una constitución un poco débil y él viene a la campaña en el año 26 a.C. para dirigirla. Lo que dicen las fuentes es que su ataque no salió bien. Tuvo muchos problemas: que el ataque no progresaba, sus preocupaciones y desasosiegos, la enfermedad que le afectó... Todo esto le obligó a retirarse a Tarragona y fueron sus generales los que siguieron con la ofensiva contra los indígenas.

La "versión oficial" de Roma sobre por qué Augusto llevó a cabo esta campaña es que los astures y cántabros se dedicaban al pillaje en los poblados vecinos como método de subsistencia. ¿Es cierto?

Ese es el casus belli que se buscaron los romanos. Para justificarse decían que venían a defender a los pueblos vecinos -autrigones, vacceos, turmogos- de cántabros y astures, que según dicen las fuentes, lanzaron frecuentes depredaciones sobre sus territorios. Estos pueblos, sobre todo los vacceos, habían sido tradicionales aliados de los cántabros e incluso, aparecen como aliados de los numantinos, a los que un ejército de cántabros y astures fueron a socorrer en el año 136 a.C. Eran pueblos muy afines y al principio de las guerras cántabras -en la primera campaña del 29. a.C.-, se sometió no solo a los cántabros y a los astures, sino también a los vacceos -al menos los vacceos más septentrionales, que eran independientes y aliados de cántabros y astures-.

Además, recientemente se ha excavado un castro en Palencia perteneciente a los vacceos -en Osorno-, y se ha documentado que fue atacado por los romanos (se han encontrado restos de una catapulta e incendios), lo que nos indica que una parte de los vacceos, al principio, estuvieron aliados con astures y cántabros en la lucha contra los romanos y que, una vez que fueron sometidos y controlados por Roma, ya fue casus belli para la guerra contra Cantabria y Asturias.

Actualmente hay mucho debate sobre la figura del lábaro, pero... ¿Qué es realmente?

Con el lábaro hay una confusión completa, empezando por el nombre. El estandarte que utilizaban los guerreros cántabros no se llamaba lábaro, en los textos lo llaman cantabrum. Sabemos que era un estandarte de tela, que se asemejaba bastante a los vexillum, pero no sabemos cómo eran, qué color tenían ni qué se diferenciaban de ellos.

El lábaro era otro estandarte, también de tela, que adoptó el emperador Constantino cundo se hizo cristiano, pero es un estandarte diferente.

El emblema de las medias lunas (derecha) que aparece en las estelas es un signo astral, es funerario y también aparece en representaciones similares en los escudos celtíberos y de otro pueblos, pero nada nos garantiza que ese emblema estuviera en los estandartes. Además, la gente cree que era un estandarte de los cántabros o de cantabria y no, era un estandarte de guerra, que se utilizaba para mantener unidas a las unidades o para dar las órdenes. Era una señal militar, no nacional.

¿Cree usted que hay alguna intencionalidad de una u otra parte sobre la adopción del lábaro como símbolo cántabro oficial? Ciudadanos ha advertido que podríamos acabar como en Cataluña...

A mí no me parece mal que la gente escoja los emblemas que quiera, pero siendo consciente de que es una representación moderna. Que no tiene nada que ver con los estandartes antiguos, los cuales no se sabe cómo eran. Sí que hay politización tanto a favor como en contra de la utilización del lábaro, pero ahí no me meto. A mí lo que me interesa es saber de verdad es cómo era realmente el cántabro y poder recrear cómo era el auténtico estandarte.

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Comentario por Eduardo José Peralta Labrador el abril 12, 2016 a las 4:40pm

Buenas tardes Guillermo. Ya veo que has incluido la entrevista que publicó El Diario Montañés el domingo pasado. Se ha montado con ella un buen lío en la sección de opiniones del periódico por el titular sobre Corocotta. Los más exaltados talibanes del cantabrismo andan cabreadísimos y cualquier día me destierran. Parece que todas las aportaciones arqueológicas demostrando la envergadura y la importancia histórica de las Guerras Cántabras carecen de importancia ante el mito popular de Corocotta, al que aludí de pasada en la entrevista. Por cierto, el titular de portada no es mío, ya que lo que comenté es que del personaje en cuestión conocemos tan solo lo de la anécdota que relata Dión Casio: que se presentó en el campamento romano y que recibió la recompensa ofrecida por Augusto, de ahí que mi opinión era que no se le podía considerar ni un gran héroe de la resistencia antirromana ni tampoco un simple bandolero de la sierra como pretenden otros despectivamente. No hay ni siquiera seguridad de que fuese cántabro. El episodio cuadra bien con un jefe de alguna comunidad indígena que se entrega al final de la guerra y al que Augusto trató con magnanimidad (seguramente para convencer a otros para que siguiesen su ejemplo). En todo caso es una simple anécdota ante todo el despliegue militar y oppida asaltados que conocemos ya del bellum Cantabricum et Asturicum.

Saludos también a Domingo. A ver cuándo podemos hacer una escapada por el monte.

Comentario por Carmen L. el abril 12, 2016 a las 5:53pm

Estupenda entrevista, D. Eduardo. Con la finura del análisis no me extraña que entren al toro los taliboides. El público general -muy "ideologizado" (o narcotizado, ya no sé)- no está por el toreo artístico.

Comentario por Percha el abril 12, 2016 a las 6:04pm
A muchos lo que les gusta es una historia del tipo a aquellos libros de Vindio con los que tantos empezamos, buenos y malos, y ya. Ni caso.
Comentario por Guillermo Caso de los Cobos el abril 13, 2016 a las 12:51am

Sí, por supuesto, D. Eduardo, esta segunda entrevista ni que decir tiene es un buen complemento de la primera, máxime dados sus oportunos y apropiados comentarios.

Mucho me temo que dijera lo dijera sobre el personaje Corocotta, igualmente habría suscitado opiniones de muy diverso talante talibán. Se ha llegado a un punto político en España en el que no va a ser fácil librarse de opiniones nacionalistas radicales. En Asturias también se ha venido sufriendo este azote, si bien hay que reconocer que, de momento, la cosa no traspasa límites preocupantes (lo mismo que, según aprecio, sucede en Cantabria).

En fin, en cualquier caso, está claro que no será la última vez que el afamado Corocotta provoque la intervención airada de aquellos que son proclives a las mitificaciones político-historiográficas. Siempre hay gente "pa tó", que decía Rafael 'el Gallo'.

Un cordial saludo.

Comentario por Alicia M. Canto el abril 13, 2016 a las 11:29am

Buenos días. No había visto hasta ahora su otra entrevista de antes de ayer donde habla de Corocotta ("Corocotta no fue un héroe").

Dado que el Prof. Peralta en su notable monografía de 2003 sí creía en Corocotta como "caudillo y jefe indígena" (o sea, cántabro), págs. 139, 149, 168, 204, 266 y 318, no estaría mal que ahora aclarara por qué ha cambiado de idea sobre él y le ve como de origen indefinido y sólo "un mito popular".

Claro que tampoco los varios colegas de la Universidad de Cantabria que en 2008 publicaron su monografía sobre la región se acordaron de citar a quien esto escribe, y había publicado ya bastante sobre Corocotta como ni cántabro, ni héroe -pero tras traducir a Dion Casio de forma diferente a la tradicional, y culpar del mito de Corocotta a Adolf Schulten-, y ello desde 2004-2005. También en 2008 hubo mucha repercusión en la prensa.

Cuique suum, que diría el clásico. Aparte de que restablecer el sentido más real de las fuentes antiguas no implica "ser despectivo". Saludos.

Comentario por Juan Collado el abril 14, 2016 a las 9:31am

Hola. Muestro aquí una comparativa entre el lábaro cántabro (izquierda) y una imagen muy similar procedente del Museo Nacional de Dinamarca (derecha). Quizás esto pueda aportar algún dato nuevo al debate sobre el origen del lábaro cántabro:

Un saludo

Comentario por José Luis Santos Fernández el abril 17, 2016 a las 12:36pm

¿Quién fue realmente Corocotta?

  • Solo citado por el historiador Dion Casio dos siglos después, no está ni siquiera claro que fuera cántabro, solo que recogió la recompensa que Augusto ofreció por él

  • Lejos de las interpretaciones documentadas de los historiadores están quienes le han hecho un icono

Fuente: JOSÉ LUIS PÉREZ, SANTANDER | El Diario Montañés, 17 de abril de 2016

Los episodios de las guerras astur-cántabras de conquista del norte de la península Ibérica por parte del Imperio Romano (29 al 19 antes de Cristo) mantienen muchas incógnitas sin resolver, a pesar de que en los últimos años varios arqueólogos han realizado importantes descubrimientos en Cantabria, en el norte de Castilla y León y en la vecina Asturias que han arrojado luz a los relatos de los historiadores romanos, incompletos e insuficientemente detallados para lo que hoy desean todos aquellos que tratan de reconstruir el pasado con rigurosidad y criterios únicamente científicos.

Sin embargo, hay anécdotas o citas como la que trae a colación a un rival de los romanos llamado Corocotta que se han convertido en legendarias fruto de interpretaciones cargadas de fantasía. Hace siete días, en estas mismas páginas de EL DIARIO, el doctor en Historia y arqueógo Eduardo Peralta, pionero en la investigación arqueológica de las guerras cántabras, afirmaba en una entrevista que a Corocotta «se le ha presentado como un bandolero que se planta ante Augusto para cobrar su propia recompensa por entregarse. No huele a ser un hecho heroico, más bien se interpreta como un caudillo de los cántabros que en un momento puntual pacta con los romanos y por ello recibe un dinero. Las fuentes son fiables, pero no sabemos qué importancia tuvo. No obstante, no soy partidario de considerarle un héroe o un invento nacionalista».

Esta interpretación de un historiador que ha buceado en las fuentes y ha estudiado cómo los historiadores romanos han manejado episodios semejantes en otras zonas, no ha generado, por parte de algunos que como cada día es más frecuente opinan desde el anonimato que permiten los medios digitales, el respeto o el debate científico que toda hipótesis puede suscitar. Mucho más allá han ido aquellos que quieren que todos veamos a Corocotta como el gran caudillo de los cántabros en la Antigüedad que luchó con tenacidad y arrojo contra los conquistadores romanos, como el irreductible cántabro que desafió a Roma y mantuvo en jaque durante años al ejército de Augusto. Este perfil es válido y respetable para ejercicios novelescos como el que plantea Javier Lorenzo en su libro 'El último soldurio'.

'Bandido de Iberia'

El personaje de Corocotta únicamente aparece citado por las fuentes clásicas en una ocasión. Es el historiador y senador romano Dion Casio (155-235 d.C.) el único que le cita. Lo hace en su Historia Romana (LVI, 43, 3), pero no en el contexto de las guerras cántabras, sino al final del principado de Augusto y tras la muerte del emperador (año 14 d.C.).

Al narrar algunas anécdotas de su vida, dice únicamente que Augusto estaba irritado con un «bandido de Iberia» llamado Corocotta y que ofreció una recompensa por él; que cuando éste se entregó voluntariamente no le causó daño y le entregó el dinero prometido por su captura. Nada más nos indica sobre la vida de Corocotta anterior o posterior a este episodio de la vida de Augusto, con el que el historiador grecorromano quiso ilustrar la magnanimidad del emperador.

En ningún caso se dice además que Corocotta se presentase audazmente a cobrar la recompensa y dejase boquiabierto a Augusto con su bizarro gesto de colarse hasta la tienda del mismísimo emperador (lo que les habría costado a los que estuviesen de guardia en las puertas del campamento y a la misma guardia personal del emperador un castigo ejemplar por incompetentes), como ha pretendido el chovinismo popular local, ni se especifica a qué pueblo pertenecía ni qué hechos de armas protagonizó para que merezca el rango de figura 'heroica'.

La cita

Para que no existan dudas, Dion Casio dijo exactamente esto: «Se citaban estas cosas de Augusto, y se decía además que se enfadaba con quienes le habían ofendido pero sin llegar a perder el control, y que mantenía fielmente su palabra incluso con quienes no eran dignos de ella. Un ejemplo: en un primer momento llegó a estar tan enfadado con un tal Corocotta, un bandido famoso de Iberia, que prometió doscientas cincuenta mil dracmas (=denarios) a quien lo capturase. Pero como Corocotta acabó por entregarse voluntariamente, no sólo no le causó ningún daño sino que le entregó la recompensa prometida».

El episodio cuadra bien con un jefe de alguna comunidad indígena al frente de algunas fuerzas que se entrega al final de la guerra y al que Augusto trata con magnanimidad (seguramente para convencer a otros para que siguiesen su ejemplo).

El calificativo de 'ladrón' es habitual en los autores grecorromanos al referirse a los hispanos que realizaban incursiones depredatorias sobre otros pueblos, práctica muy extendida en la Hispania septentrional y entre los lusitanos.

Este tipo de incursiones depredatorias son típicas de los pueblos ganaderos de montaña. Incluso un gran caudillo como Viriato que derrotó a ejércitos romanos enteros recibió este calificativo por las incursiones de saqueo de los lusitanos.

Augusto visitó dos veces Cantabria y el escenario de las guerras cántabras -la primera para dirigir el triple ataque desde Segisama (Olmillos de Sasamón) en el 26 a.C. y la segunda al término de las campañas de Antistio y Carisio en el 25 a.C., que es cuando regresa de Tarraco (a donde se retiró el año anterior por su enfermedad)- e impone sus condiciones a los vencidos, tal como indica otro historiador antiguo, Floro, tras describir las campañas en Cantabria y antes de narrar las de Asturias: «...mientras él invernaba en Tarraco. Después, presentándose él mismo, hizo bajar a unos de los montes, obligó a otros con rehenes, a otros los vendió en subasta según el derecho de guerra». Es en este momento donde tal vez podría encajar el episodio de Corocotta, según la interpretación de Eduardo Peralta.

CONSTRUCCIÓN DEL MITO

La falta de datos alimenta las elucubraciones

Los historiadores contemporáneos dan credibilidad al relato de Dion Casio, quien, a pesar de que recupera la historia romana más de doscientos años después, bebe de otras obras que no han llegado hasta nosotros. No obstante, hay que preguntarse por qué otros historiadores antiguos que documentan las guerras cántabras no aluden a este episodio, cuando siempre se les ha atribuido tendencia a encumbrar la figura del emperador con grandes victorias sobre sus enemigos.

La falta de datos ha multiplicado las interpretaciones y una fácil de alimentar ha sido convertir a Corocotta en un símbolo de los cántabros –en Asturias no ha sucedido lo mismo– y de su oposición a Roma. Pero esto es complicado de entender si lo que sucede es que al final el ‘bandolero’ pacta, llega a un acuerdo con su rival, Roma, y por extensión con su máxima autoridad, Augusto.

Algunas interpretaciones más libres sobre este episodio las efectúa el historiador Ángel Ocejo un un libro titulado ‘Augusto y Corocotta’, que vio la luz en 2009.

Comentario por Percha el abril 17, 2016 a las 11:36pm

Comentario por Carmen L. el abril 18, 2016 a las 12:53am

¡Grrr vaya horas para encontrarme este video! Mañana lo veré detenidamente. Celebro que se mencione el trabajo de mi Director de Tesis, el profesor Ramírez Sádaba. Me apunto el libro y mañana termino de ver el "vidrio".

Comentario por Carmen L. el abril 18, 2016 a las 2:40pm

Ya está visto. Estupendo. Gracias por la divulgación. Me figuro que algunos asuntos estarán aún por discutir al nivel científico, en Congresos y Coloquios, pero creo que con lo que aquí se habla de yacimientos arqueológicos en las partes altas del territorio ya está bastane bien dibujado un conocimiento de lo que fueron las Guerras Cántabras más allá de lo que dicen las fuentes.

De yacimiento cerrados y expoliados casi que prefiero ni hablar, porque me indigna el que un asunto como es el conocimiento científico de la Historia esté en las burdas manos de políticos y voceros de políticos. Así que cierro y aplaudo.

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