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Foto: Cultivo de cebada, a 2.987 metros del altura, en Qinghai. Crédito: Martin Jones. UNIVERSITY OF CAMBRIDGE.
Fuente: Europa Press | UNIVERSITY OF CAMBRIDGE | 21 de noviembre de 2014
Dientes de animales, huesos y restos de plantas han ayudado a investigadores del Reino Unido, China y Estados Unidos a datar lo que podría ser el asentamiento humano más antiguo a gran altura.
Hallazgos arqueológicos en la meseta tibetana indican que hace 3.600 años los cultivos y la cría de ganado se realizaban durante todo el año en altitudes hasta entonces sin precedentes.
Los resultados, publicados este jueves en la revista 'Science', demuestran que a través de 53 yacimientos arqueológicos que abarcan unos 1.287 kilómetros, hay evidencia de agricultura constante y asentamientos humanos entre los 2.500 y 3.400 metros sobre el nivel del mar.
La evidencia de una presencia humana intermitente en la meseta tibetana ha sido fechada por lo menos hace 20.000 años, con las primeras aldeas semipermanentes establecidas hace sólo 5.200 años. La presencia de los cultivos y el ganado en las alturas descubiertas por estos expertos indica una presencia humana más continua de la que se necesita para simplemente cazar a esas alturas.
El profesor Martin Jones (izquierda), del Departamento de Arqueología de Cambridge, en Reino Unido, y uno de los investigadores principales del proyecto, señala: "Hasta ahora, ha sido una pregunta sin respuesta cuándo y cómo los seres humanos comenzaron a vivir y cultivar en alturas tan extraordinarias. Nuestra comprensión de una vida continua sobre los entre 2.000 y 3.000 metros en la meseta tibetana se ha visto obstaculizada por la escasez de datos arqueológicos disponibles".
"Sin embargo, nuestros hallazgos muestran que no sólo estos agricultores-ganaderos conquistaron alturas inauditas en términos de cría de ganado y producción de cultivos como la cebada y el mijo, sino que la expansión humana en las zonas más altas y más frías se llevó a cabo a medida que las temperaturas continentales se volvieron más frías", agrega.
En este sentido, señala que la supervivencia durante todo el año en estas alturas debe haber dado lugar a unas condiciones muy difíciles, lo que plantea preguntas sobre la adaptación de los seres humanos, el ganado y los cultivos, a la vida a esas vertiginosas alturas.
El profesor Jones espera que se investigue ahora más sobre la resistencia genética de los seres humanos al mal de altura y la respuesta genética de las plantas de cultivo en relación, por ejemplo, con la vernalización del grano, tiempo de respuesta de la floración y la tolerancia a la radiación ultravioleta, así como la investigación genética y la identidad étnica de las propias comunidades humanas. La investigación sobre la meseta del Tíbet también ha planteado cuestiones interesantes sobre la fecha y la introducción de cultivos occidentales como la cebada y el trigo, productos básicos del 'Creciente fértil'.
Desde hace entre 4.000 y 3,600 años, este encuentro de Oriente y Occidente condujo a la unión o el desplazamiento de los cultivos chinos tradicionales del Norte de sorgo y mijo. La importación de cereales occidentales permitió a las comunidades humanas adaptarse a las condiciones más duras propias de la mayor altitud en la meseta.
Con el fin de determinar durante qué período y en qué altitud la producción sostenida de alimentos permitió por primera vez una presencia perdurable humana, el equipo de investigadores recopiló artefactos, huesos de animales y restos vegetales de 53 yacimientos del final de las culturas Yangshao, Majiayao, Qiija, Xindian, Kayue y Nuomuhong.
Se identificaron granos de cereales (mijo, sorgo, cebada y trigo) en los 53 lugares y se descubrieron huesos de animales y dientes (de ovejas, vacas y cerdos) en diez sitios. De los 53 yacimientos, un grupo anterior (que data de hace 5.200-3.600 años) alcanzó una elevación máxima de 2.527 metros, mientras que un grupo más tardío de 29lugares (que datan de hace 3.600-2.300 años) se acercó a los 3.400 metros de altitud.
El profesor Jones cree que la investigación en la meseta tibetana podría tener implicaciones más amplias para el mundo de hoy en términos de seguridad alimentaria mundial y posibilidades de reequilibrio de la 'dieta global'. En la actualidad y, tal vez, de manera no sostenible, se balancea a favor de los tres grandes cultivos de arroz, trigo y maíz.
Él dijo: "Nuestro conocimiento actual de los alimentos agrícolas hace hincapié en un número relativamente pequeño de cultivos que crecen en tierras bajas de uso intensivo. Cuanto más aprendemos acerca de la riqueza ecológica de las sociedades del pasado y del presente, y de la amplia gama de cultivos que se crían en los entornos más desafiantes del mundo, mayores opciones tendremos para reflexionar sobre las cuestiones de seguridad alimentaria en el futuro".
Artículo relacionado:
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