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Meret-Neith (o Merytneit) fue una reina-faraón gobernante de la I dinastía de Egipto hace unos 5.000 años. Ella y su predecesora, Neithotep, son las primeras faraonas conocidas de la historia. Pero mientras que Neithotep solo actuó como regente de su hijo Dyer hasta que este tuviera la edad suficiente para administrar su imperio, Meret-Neith ejerció como soberana plena hasta que le sucedió su hijo Den.
Ella tuvo su propia gran tumba en el cementerio de los reyes de Abidos, una de las ciudades más influyentes del Alto Egipto, y se la menciona en la lista de sellos de la necrópolis, entre los faraones Narmer y Den. Además, su nombre aparece en un sello de Saqqara dentro del serej, tal y como se hacía entonces con los hombres que eran reyes.
Un equipo de arqueólogos germano-austriacos está, precisamente, investigando la tumba de Meret-Neith, la mujer más poderosa del planeta en el período alrededor del año 3000 antes de Cristo. Y las últimas excavaciones demuestran su especial importancia. Los investigadores encontraron vino y otros ajuares funerarios, lo que alimenta la hipótesis de que ella fue la primera faraona.
Los arqueólogos, dirigidos por la Dra. Cristiana Köhler (izquierda), de la Universidad de Viena, encontraron evidencia de una gran cantidad de utensilios funerarios, incluidas cientos de grandes tinajas de vino. Algunas de ellos estaban muy bien conservadas e incluso se mantenían todavía selladas en su estado original.
Las vasijas contenían restos de vino de 5.000 años de antigüedad. Además, las inscripciones atestiguan que la reina Meret-Neith era responsable de las oficinas del gobierno central como la tesorería, lo que respalda la idea de su especial importancia histórica.
Algunas de las tinajas de vino encontradas en la tumba de la faraona egipcia.
El monumental complejo de tumbas de la primera reina gobernante en el desierto de Abydos, que incluye las sepulturas de 41 cortesanos y sirvientes, además de su propia cámara funeraria, fue construido con ladrillos de barro sin cocer, arcilla y madera. Gracias a cuidadosos métodos de excavación y diversas nuevas tecnologías, el equipo pudo demostrar que las tumbas se construyeron en varias fases y durante un período de tiempo relativamente largo.
Estas evidencias, junto con otras pruebas halladas, desafía “radicalmente” la idea de que existía el sacrificio humano ritual como parte del entierro real en la I Dinastía, que a menudo se asumió en las primeras investigaciones, pero que nunca se demostró realmente.
Además de numerosos fragmentos de recipientes, la mayor proporción del contenido funerario del cementerio de los reyes de Abydos eran vasijas de cerámica, utilizadas como contenedores para diversos productos almacenados. No solo había vino, si no también cerveza y aceite.
Fuente: lavanguardia.com | 10 de octubre de 2023
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