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Hasta ahora, Cádiz está considerada como la ciudad más antigua de la Península Ibérica. Los historiadores y arqueólogos coinciden en su fecha de fundación: el año 1104 antes de Cristo gracias a los fenicios. Pero, ¿y Córdoba?
Córdoba también está considerada como una de las ciudades más antiguas de la Península. La Historia oficial asegura que Córdoba ha estado habitada ininterrumpidamente (no pueden decir lo mismo muchísimas ciudades de Europa) desde el siglo segundo antes de Cristo. Sin embargo, y teniendo en cuenta las últimas investigaciones, Córdoba podría llevar habitada desde hace muchos más años. En este reportaje nos vamos a centrar en los trabajos, publicados, de los arqueólogos Juan Murillo y José L. Jiménez, por un lado, y el profesor y arqueólogo Ángel Ventura, por otro.
En Córdoba coexistieron, durante unas decenas de años, dos Córdobas: la turdetana y la romana. La turdetana, la original, se localizaba sobre la llamada Colina de los Quemados (el hoy Parque Cruz Conde), rodeada por la vaguada formada por dos arroyos y el Guadalquivir. La Corduba romana es más moderna y fue creada sobre otra colina a apenas 750 metros de distancia, también sobre una terraza con vistas al Guadalquivir y rodeada por dos vaguadas formadas por arroyos. Esta colina está coronada hoy por los alrededores de la Plaza de las Tendillas.
Mausoleo romano en el Paseo de la Victoria.
El profesor Ángel Ventura ha logrado fechar de una manera bastante aproximada la fundación de la Córdoba romana por parte de Claudio Marcelo. Pero, ¿y la Córdoba turdetana? “La campaña de excavaciones de 1992 permitió precisar la secuencia estratigráfica de la Colina de los Quemados”, detallan los arqueólogos Murillo y Jiménez, que aseguran que este estudio situó “los inicios de la ocupación en el III milenio antes de Cristo y detectando, por primera vez, las evidencias de la en el hábitat hasta finales del s. II a.C., con posterioridad al inicio de la presencia romana en el Valle del Guadalquivir”.
Los arqueólogos, además, sostienen que la ciudad turdetana de Corduba tuvo que tener la suficiente importancia como para que el municipio romano posterior mantuviese el nombre. De hecho, la fuerza de nombre fue tal que con la refundación de la Córdoba romana en el año 43 antes de Cristo (después de que Julio César la arrasara, pero eso es otra historia) se le cambió la nomenclatura por la de Colonia Patricia. Pese a esta sustitución, los cordobeses siguieron llamando Corduba a su ciudad y posteriormente los musulmanes se referían a ella como Qurtuba. El nombre ha llegado a nuestros días con el único cambio de una vocal y la evidente castellanización con una tilde sobre la o.
Es decir, ¿tendría Córdoba unos 3.000 años más de historia de los que otorga la Historia oficial? Pues depende. Los turdetanos, tras unas décadas (pocas) conviviendo con la Córdoba romana, decidieron abandonar la Colina de los Quemados. La zona está hoy habitada otra vez, pero su ocupación no ha sido permanente a lo largo de la historia de Córdoba. Por tanto, siguiendo esta tesis, Córdoba no tendría 5.000 años de antigüedad.
Puente romano de Córdoba.
Así las cosas, la Córdoba actual sería la, efectivamente, fundada por Claudio Marcelo, pero ¿cuándo? Según los estudios arqueológicos, antes de la fundación oficial por Claudio Marcelo posiblemente existió presencia militar romana junto a la Córdoba turdetana. “Esta ciudad romana no sería más que un campamento militar destinado a garantizar el control sobre una zona que mantendrá una vital importancia estratégica durante la dilatada etapa de consolidación del dominio romano en el valle del Guadalquivir primero, y de su defensa frente a las incursiones lusitanas después”, apuntan Murillo y Jiménez.
Roma consideraría, a los pocos años, que lo mejor era convertir el campamento militar en una ciudad de piedra. Estrabón señala que Corduba fue “la primera colonia enviada por los romanos” a Turdetania, y nombra directamente a Claudio “Marcelo” como su fundador. Claudio Marcelo, nieto del mayor general romano de todos los tiempos (con permiso de César) y del que heredó su nombre, estuvo en la Península Ibérica como pretor y propretor en dos ocasiones. En la primera de ellas, parece ser, fue cuando fundó Córdoba.
¿CÓMO FUE LA FUNDACIÓN ROMANA DE CÓRDOBA?
El profesor Ángel Ventura es quien mejor ha estudiado cómo fue la fundación romana de Córdoba que se hizo, digamos, con todos sus avíos. Durante estos días se está llevando a cabo una obra en una vivienda de la calle Alfaros. Al fondo de la casa irrumpe, con fuerza, una enorme pared caliza. Son las primeras piedras de la Corduba romana y forman parte de la muralla original que Claudio Marcelo mandó construir.
Muralla romana en la calle Alfaros, la primera construcción de la Corduba romana | MADERO CUBERO
Lo primero que hacían los romanos cuando creaban ciudades era fortificarlas con unas murallas prácticamente infranqueables. Antes, los geógrafos e ingenieros trazaban un perímetro (el de Córdoba contenía en su interior una extensión de 48 hectáreas) y trazaban las calles. Las calles romanas no se trazaban de manera aleatoria, sino que se trazaban en una cuadrícula perfecta que se dividía, a su vez, entre dos vías: el cardo y el decumano. El cardo y el decumano se cruzaban en el centro, en el foro sobre el que giraba la vida de la ciudad, y estaban orientados hacia el orto y el ocaso del sol.
La investigación de Ángel Ventura arroja más sorpresas en sus hipótesis. No está probado, pero en la fundación de Córdoba podría haberse usado un Planetario que había sido diseñado y por tanto propiedad del gran sabio Arquímedes. El abuelo de Claudio Marcelo, que se llamaba como él, había conquistado Sicilia. Arquímedes vivía en Siracusa y Claudio Marcelo dio órdenes de capturarlo vivo, para aprovechar sus conocimientos. Pero un soldado romano lo mató.
El Claudio Marcelo abuelo se hizo con el Planetario de Arquímedes, que pasó a manos de su familia, heredó su hijo y después su nieto. Los Marcelo usaron el Planetario y en la época en la que se fundó Corduba es seguro que era propiedad de Claudio Marcelo. ¿Se usó pues en el diseño original de las calles de la ciudad? Podría ser.
Fuente: cordopolis.com | 3 de septiembre de 2016
Al Prof. Ventura: Gracias por su comentario. Estoy fuera de viaje, pero en cuanto pueda le contestaré, y por la parte más elemental: por el principio. Saludos.
Buenos días. Como le dije, en estos días no puedo sacar tiempo para esto, y de hecho a las 9 empiezan las sesiones del congreso en el que estoy. Así que me limitaré a recomendar calurosamente a los lectores que lean mi comentario completo en HEp 17 (págs. 30-33, entre corchetes), mejor que los dos recortes que se ha molestado Ud. en hacer (máxime estando toda la revista disponible en red, desde siempre), sólo del principio y el final, cuando lo más interesante está en el medio.
Así es como realmente podrán saber por qué su lectura de esta lastra campana no es viable, además de que, arqueológicamente, el lugar del que procede esta lastra está extramuros de Córdoba, lo cual se opone frontalmente a que pueda ser de un auguraculum: Transcribo, de lo que escribí entonces, dónde deben buscarse éstos:
"...sino, tal como dice Festo (Paul. ex Fest. p. 18 M), y encontramos también en Livio (I.7.3.), dentro del pomerium de la ciudad, en pleno arx del Palatino, «que fue lo primero que Rómulo fortificó» al decir de Livio, como también Varrón al hablar del templum (Ling. Lat. VII.6: in Arce sic...) y otros autores..."
Así que Ud. plantea que aceptemos que el auguraculum de Córdoba se hallaba fuera de la ciudad romana, y no en su arx. Pero resulta que es importante que lo que uno propone no se oponga a las fuentes, o al menos no tan abiertamente como en este caso.
También falta dos veces en la lastra la imprescindible palabra AVE (que antes leía Ud. en ablativo, ahora veo que en nominativo), que es la más importante en el ejemplo de Bantia, como puede verse por las propias fotos que Ud. ha puesto. Ni pueden aparecer juntas dos palabras que marcan puntos cardinales distintos (por donde pueden venir las aves del augurio), por eso en Bantia son dos cipos separados, y cada uno apareció en su lugar correspondiente. En fin, me pareció -y me parece- bastante claro que, como Ud. las propone, las cosas no encajan.
Pero, como le digo, esto es sólo una pincelada rápida, y le contestaré comme il faut en cuanto pueda. Aunque yo pensaba comentar antes lo del texto de Estrabón, que es de lo que se trataba aquí, claro. Saludos.
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