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Al amanecer del viernes, 27 de noviembre, en el sonar del buque Malpelo, de la Armada colombiana, apareció lo que los expertos en arqueología submarina denominan una anomalía. La alteración sobre el fondo marino del Caribe, en una zona nunca antes explorada, era el galeón San José, el buque español hundido a cañonazos por el almirante británico Charles Wagner en la batalla de Barú, en 1708. “¿Cómo lo supieron?”, preguntó Juan Manuel Santos, presidente de Colombia. “No tuvimos ninguna duda al ver los cañones de bronce con tallas de delfines”, contestó el investigador Ernesto Montenegro, director del Instituto Colombiano de Antropología e Historia (ICANH), al frente de la expedición.
Fuente: Ana Marcos, Cartagena de Indias | El País.com, 5 de diciembre de 2015
El anuncio del hallazgo de “uno de los yacimientos más importantes de la historia de la arqueología”, según Santos —con un tesoro valorado en varios miles de millones de euros, según los expertos— se hizo en Twitter el pasado viernes, 4 de diciembre, y se materializó en una declaración pública menos de 24 horas después en la ciudad de Cartagena, en la base naval ARC de Bolívar. Santos, escoltado por los ministros de Cultura, Defensa y Exteriores, se mostró exultante por el descubrimiento, pero aportó pocos datos. “La información es un asunto de Estado, por lo que está bajo reserva de ley”, especificó.
La operación, comandada por el ICANH en colaboración con la Armada y un grupo de científicos nacionales e internacionales de los que solo se detalló que eran “del más alto nivel”, ha encontrado “solo en la superficie, más de 100 objetos”, explicó Montenegro ante las imágenes captadas, que mostraban vasijas y frascos de cerámica y cristal, una empuñadura de espada y las tablas que confirman que el galeón descansa sobre uno de sus lados. No se confirmó el lugar exacto en el que se encuentran los restos de la embarcación, ni la cantidad de material encontrado.
Tras la aprobación de la Ley de protección de patrimonio sumergido, en 2013, y su posterior confirmación por el Constitucional, el Gobierno de Santos pudo conformar una alianza público-privada que, en palabras de la titular de Cultura, Mariana Garcés, “ha permitido contar con los recursos necesarios para esta primera fase exploratoria y las que están por llegar”.
Ahora comienza una fase de estudios de suelo y profundidad para poder continuar con el trabajo y desarrollar la investigación científica. “Este patrimonio es de todos los colombianos”, dijo el presidente. Fue la única referencia a la propiedad de lo hallado que remachó con otro anuncio: “Vamos a construir un museo en Cartagena al estilo escandinavo, porque nuestro compromiso es que parte de este patrimonio se quede en esta ciudad”.
Durante la explicación se citó de manera recurrente la ley de 2013 como parapeto legal para evitar cualquier tipo de posibles reclamaciones. “Habría que preguntar a los abogados”, respondió Montenegro cuando se le planteó la posibilidad de que España pudiera solicitar parte del tesoro. Un portavoz del Ministerio de Cultura aseguró ayer a este diario que todavía no había una reacción oficial por parte del Gobierno español.
Tampoco se hizo mención a los litigios que desde los ochenta persiguen al galeón. Ni a la empresa protagonista de las denuncias, la estadounidense Sea Search, que en 1982 aseguró que había localizado los restos —algo que negó el Gobierno colombiano tras encargar una investigación—, y que desde entonces ha ido perdiendo juicios en distintos organismos, incluido el proceso que, finalmente, en 2011 dio la razón al Estado colombiano en la Corte Suprema de EE.UU.
Quedan otras cuestiones en el aire. La ley de 2013 permite la comercialización de parte del contenido encontrado como pago en especias a las empresas o particulares que hayan participado de la investigación siempre que no se supere el 50% del material hallado. Se desconoce la identidad de los colaboradores privados que forman parte de la expedición.
Los secretos del galeón San José seguirán sumergidos algún tiempo más. Y con ellos las historias de las 600 personas que perecieron en la batalla naval de una embarcación que pretendía seguir llenando las arcas de Felipe V con las contribuciones de las colonias en América.
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Fuente: JESÚS RUIZ MANTILLA | El País.com, 7 de diciembre de 2015
El secretario de Estado de Cultura, José María Lassalle, se encontraba desde el sábado en Cuba de viaje oficial, donde se enteró del hallazgo de la nave San José. Tras una jornada de análisis de la situación, Lassalle ha declarado que desde el Ejecutivo de Mariano Rajoy abordarán con prudencia el hecho, dada la relación especial que mantiene España con Colombia. Pero el triunfalismo mostrado ayer por el presidente Juan Manuel Santos ha hecho que desde Cultura vean con preocupación la aplicación de la ley colombiana de 2013 de protección de patrimonio sumergido. Se trata de una norma que Lassalle había tenido ocasión de discutir previamente a la noticia en algún punto —a ojos de España, "preocupante"— con la titular colombiana de Cultura, Mariana Garcés.
Lassalle resaltó desde La Habana que "el Gobierno español va a solicitar al colombiano una información precisa acerca de la aplicación de la legislación de su país en la que fundamenta y justifica la intervención sobre un pecio español". Luego analizarán los datos para, según él, "decidir qué actuaciones" se adoptarán "con arreglo a defender lo que entendemos que es el patrimonio subacuático y el respeto a las convenciones de la Unesco a las que nuestro país se comprometió hace muchos años".
Según esas convenciones fue posible la recuperación de un patrimonio tan importante como el de la fragata Mercedes durante el pleito mantenido con la empresa estadounidense Odissey. Cautela, insistió Lassalle, pero también "una clara defensa de nuestro patrimonio subacuático y la reserva a adoptar todas las medidas que el Gobierno español considere adecuadas para mantener la defensa y salvaguarda del mismo".
El presidente Santos dijo ayer que el galeón San José, encontrado el pasado 27 de noviembre en el mar Caribe, es "patrimonio de todos los colombianos". El barco, con sus cuantioso tesoros, fue hundido por la Armada británica en 1708, en el marco de la Guerra de Sucesión.
Fuente: Santiago Gómez | Todo a babor
Los últimos galeones
Construido con las especificaciones de Francisco Antonio Garrote por Pedro de Aróstegui en los astilleros de Mapil, Usurbil, cerca de San Sebastián, aunque en un principio pensó en construirlos en los astilleros de Basanoaga de Rentería. En 1696 firmó un contrato con la Corona para la fabricación de dos buques gemelos de 1.200 toneladas, la capitana y almiranta de la Armada de la Guarda de la Carrera de Indias, conocida como Armada de Avería, que serían llamados San José ySan Joaquín. Pedro de Aróstegui subcontrató al asentista Miguel de Echebeste para la fabricación del San José.
Comenzaron a construirse en 1697, año de la muerte de Pedro, siendo acabados en 1698 y entregados por su hijo Pedro Francisco de Aróstegui al año siguiente. Disponían de dos cubiertas y castillo y portas para setenta cañones, aunque nunca llegó a embarcarlos, contando en su salida para América con 26 cañones de 18 libras, 26 de 10 libras y 8 ó 10 cañones de seis libras. Sus medidas les daban una eslora de 71 codos, 22 de manga y 10 de puntal en la bodega (el resto de sus medidas se pueden consultar en A. G. I., Indiferente, folio 578-81v).
La guerra de Sucesión
Desde su entrega en 1699 hizo la travesía de Pasajes a Cádiz con su gemelo San Joaquín para alistarse en su viaje de escolta con la flota de Galeones a Tierra Firme. La guerra de Sucesión en la que España estaba inmersa fue retrasando año tras año este viaje haciendo que los gastos se disparasen. Los víveres embarcados en 1701 y años sucesivos tuvieron que ser arrojados al mar al estar podridos. Lo mismo ocurría con las tripulaciones, que tenían que ser licenciadas y vueltas a embarcar en las varias ocasiones en que la flota tuvo órdenes de zarpar; marzo 1700, enero 1701, mayo 1702, septiembre 1703, marzo 1704, febrero 1705 y febrero de 1706. Durante estos años hubo de dejar una mínima tripulación para el mantenimiento y vigilancia de los buques.
A finales de agosto de 1702 la flota se vio inmersa en un ataque inglés a Cádiz, atacada por la escuadra del almirante sir George Rooke, siendo el general José Fernández de Santillán, comandante de la Armada de Avería, el encargado de la defensa de la bahía y ciudad de Cádiz, auxiliado en el mar por las galeras del conde de Fernán Núñez. Rooke y sus fuerzas de desembarco, al mando del general duque de Ormond, son rechazados, siendo el anciano general español nombrado en 1704 conde de Casa Alegre por el rey Felipe V, donde se habían distinguido sus galeones en el fuerte de Matagorda. Rechazado en Cádiz partió Rooke al norte el 30 de septiembre para regresar a Inglaterra, donde en la costa portuguesa recibe información de la llegada a Vigo de los buques españoles de América, capturando así la Flota de Nueva España de Manuel de Velasco, que se había refugiado en Vigo. En Rota y Santa María los ingleses saquearon casas y haciendas, quemando varios de los mercantes listos para zarpar con la Flota de Galeones de José Fernández de Santillán.
Tras la pérdida de Gibraltar hubo un intento del recuperarla a cargo del barón de Pointis que disponía de 13 navíos. Zarparon de Cádiz con los galeones del conde de Casa Alegre, pero la escuadra de Pointis, que ya había comenzado el bloqueo de Gibraltar, rehusó enfrentarse el 21 de marzo de 1705 con la inglesa del vicealmirante John Leake, que había llegado para abastecer la plaza, pero son perseguidos y capturados cerca de Punta Cabrita los navíos franceses Ardent,Marquis y Arrogant, siendo quemados para evitar su captura el Magnanime y el Lyx.
La Flota de Galeones de 1706
Por fin, después de una espera de siete años, la Flota de Galeones de Tierra Firme zarpa de Cádiz el 10 de marzo de 1706. Estaba compuesta por 10 mercantes con la escolta del San José (capitana), insignia del general José Fernández de Santillán conde de Casa Alegre, el San Joaquín (almiranta), que estaba a cargo del almirante Miguel Agustín de Villanueva, el patache Santa Cruz (gobierno), navío mercante armado con 44 cañones, tripulado por 300 hombres y puesto al mando de Nicolás de la Rosa, conde de Vega Florida (vicealmirante lo nombra alguna fuente inglesa). La travesía del Atlántico se hizo en unión de la Flota de Nueva España de 13 mercantes y tres de guerra a cargo de Diego Fernández de Santillán, sobrino del conde de Casa Alegre, que izaba su insignia en la capitana, navío Nuestra Señora de Guadalupe, de la Armada de Barlovento.
Llegaron sin contratiempos a Cartagena de Indias el 27 de abril (según Pérez-Mallaina llegaron el 19 de abril y tardaron 41 días). Poco después llega a Cartagena la escuadra del francés Jean Duchase que escolta a la Flota de Diego Fernández hasta Veracruz. Con la flota llegó el nuevo virrey del Perú D. Manuel de Oms de Santa Pau y Semanat, marqués de Castell dos Rius.
Mientras tanto, la flota de Casa Alegre permanece en Cartagena de Indias esperando que el virrey de Perú organizara la Feria de Portobelo, como siempre se hacía a la llegada de la flota de Tierra Firme. A causa del contrabando, sobre todo francés, los comerciantes del virreinato no estaban entusiasmados con la llegada de unos géneros mucho más caros. Todavía no había comenzado a llegar el Navío de permiso inglés que agravaría la situación a partir de 1713. Era muy necesaria la venta de las mercancías para la Corona, sobre todo para propiciar el regreso de la flota con los caudales que tanto necesitaba, aparte los gastos que ocasionaba el mantenimiento de los buques y tripulaciones.
Por las presiones del Rey se logra que zarpe de El Callao el 19 de diciembre de 1707 los comerciantes limeños para desembarcar en Panamá, mientras la flota de Casa Alegre zarpa de Cartagena de Indias el 2 de febrero de 1708 y llega a Portobelo el día 10 para organizar la feria, que no termina de arrancar por una serie de contratiempos y desavenencias entre los comerciantes y el general. Entraba en juego la picaresca para defraudar a la Hacienda Real, algo tan común que era norma.
La feria concluye en abril-mayo de 1708 y Casa Alegre se dispone a zarpar de Portobelo a Cartagena, donde debía reparar las naves antes de dirigirse a La Habana. Llevaban embarcados 22 millones de monedas de a ocho escudos; el San José se cree que iba cargado con entre 7 a 11 millones de monedas de ocho escudos en oro y plata, valorados en 105 millones de reales de la época, entre 2.000 y 5.000 millones de dólares actuales. Aparte de esta carga llevaban otras mercancías y unos 600 pasajeros y tripulantes, que los hacían poco aptos para el combate naval si debían enfrentarse a navíos ingleses, como así sucedió más adelante.
La escuadra inglesa de Wager
Con base en Jamaica se encontraba la escuadra del comodoro Charles Wager que conocía la presencia de la flota de Casa Alegre. Desde el 6 de abril de 1708 estaba patrullando esta escuadra entre las islas del Rosario y los bajos de Salmedina para asaltar a los buques españoles y hacerse con el tesoro. Esta escuadra estaba compuesta por las siguientes unidades:
Navío Expedition | 74 cañones | Comodoro Charles Wager Capitán Henry Long |
“ Kingston | 60 “ | Capitán Simon (Timothy) Bridge |
“ Pórtland | 50 “ | Capitán Edward Windsor |
Brulote Vulture | 8 “ | Capitán B. Crooke |
En abril de 1708 la escuadra fondea en la isla de Pequeña Barú, hoy isla El Rosario. Impunemente mandan a tierra botes para reponer agua y alimentos, conociendo la situación José de Zúñiga, gobernador de Cartagena, que incluso manda embarcaciones a Portobelo para informar al general de la flota española sobre la situación y movimientos de la escuadra inglesa.
La flota española y su “imprudente” estrategia
Varios factores hicieron zarpar a José Fernández de Santillán de Portobelo el 28 de mayo de 1708 con rumbo a Cartagena, conociendo las intenciones inglesas. Se acercaba el tiempo de los huracanes en el Caribe y debía precipitar su salida hacia Cartagena y después La Habana para regresar a España. Desde La Habana estaba previsto que la escuadra francesa de Ducasse les daría escolta y era posible que si se retrasara esta escuadra partiría sin él. La Flota española estaba compuesta por once mercantes, algunos artillados, y una escolta reforzada por dos fragatas francesas llegadas a Portobelo desde Cartagena, contando con las siguientes unidades:
Galeón San José | 64 cañones | General José Fernández Santillán |
“ San Joaquín | 64 “ | Alm. Miguel Agustín Villanueva |
Navío Santa Cruz (mercante) | 44 “ | Capitán Nicolás de la Rosa |
Urca Ntra. Sra. de la Concepción | 40 “ | Capitán José Francis |
Patache Ntra. Sra. del carmen | 24 “ | Capitán Araoz |
Fragata Le Mieta (francesa) | 34 “ | |
“ Saint Sprit (francesa) | 32 “ |
Con estas fuerzas, además del aviso vizcaíno San José y Ntra. Sra. de las Mercedes, estaba confiado en derrotar a los ingleses, a pesar de contar los buques españoles con cañones de menor calibre y alcance y estar abarrotados de mercancías y pasajeros.
Un plan que hubiera sido factible para los españoles era invernar bajo la protección de Portobelo, estando los ingleses obligados a hacer lo mismo en aguas infestadas de mosquitos, mientras las enfermedades, fiebre amarilla, paludismo, diezmarían sus tripulaciones, haciendo entonces posible un ataque exitoso de los españoles. Otra opción hubiera sido navegar directamente hasta La Habana, aunque el San José necesitaba reparaciones urgentes pues hacía bastante agua, y entraba en lo posible su naufragio antes de llegar al puerto cubano.
La batalla de Barú (8-9 de junio de 1708)
Casa Alegre optó por zarpar con rumbo a Cartagena de Indias. El 7 de junio avistaron las islas de San Bernardo y navegaban con viento favorable. A pesar de haber luna llena el general ordenó anclar la flota ante el peligro de encallar en los bajos de la isla del Rosario. Al amanecer del día siguiente reanuda la travesía, estando al mediodía a la altura de la isla del Rosario, a la vista de la bahía de Cartagena, a unas veinte leguas.
La escuadra enemiga estaba ya a la vista y Wager, que estaba continuamente informado de los movimientos de la escuadra española, comienza a moverse hacia el enemigo. Había una ligera lluvia y un viento suave, que de pronto desaparece, haciendo casi imposible navegar. Como en tantas otras ocasiones, la suerte favorece al inglés.
A las tres de la tarde comenzó una suave brisa que coloca a cada buque en su puesto de combate. El San José estaba en el centro de la formación, con la fragata francesa Saint Sprit y la urcaConcepción a su proa. A popa del galeón de Casa Alegre estaban situados el patache Carmen, el aviso vizcaíno y la otra fragata francesa, cerrando la formación a retaguardia el galeón San Joaquín. Los mercantes se colocaron a sotavento de la escuadra, mientras el Santa Cruz de Nicolás de la Rosa, conde de Vega Florida se sitúa en vanguardia.
Equivocadamente, como se verá más adelante, el comodoro inglés supone que el tesoro va embarcado en los tres buques más grandes y hacia ellos dirige el ataque con sus tres navíos. El primero en abrir fuego fue el Kingston contra el San Joaquín alrededor de las cinco de la tarde, rompiendo la verga del palo mayor, y así se fueron abriendo camino los ingleses, mientras el San Joaquín fue perdiendo velocidad, pero pudo salir airoso con la estimable ayuda de la urcaConcepción.
El navío Expedition fue directo en busca del San José, abriéndose paso a cañonazos hasta encontrarse a unos trescientos metros de distancia que le lanza la primera andanada, a los que responde el San José por su costado de estribor. Con intenciones claras de abordaje el inglés dispara al velamen y timón mientras se acerca. Casa Alegre ordena virar para zafarse del castigo pero no lo consigue. Con muy poca puntería por parte del San José, los dos navíos se acercan hasta los 60 metros y el Expedition se prepara para el abordaje, cuando a las siete y media de la tarde, ya de noche, el San José estalla en mil pedazos, dañando también al Expedition y a su asombrada tripulación, que veían cómo se esfumada un lujoso botín. Su hundimiento fue muy rápido, salvándose sólo once marineros y pasajeros de las 600 personas embarcadas, cinco señala Fernández Duro, que son recogidos por un bote inglés. Justo Zaragoza da la cifra de 578 personas ahogadas.
Perdido el tesoro de la capitana, Wager fue en busca de otra presa. A las dos de la madrugada se enfrentó a otro buque que creía que era el San Joaquín, pero se trataba del Santa Cruz, que pidió cuartel a las cuatro, cuando llegaron al combate los otros dos navíos ingleses una hora antes y entre los tres buques lo dejaron a punto de hundirse. El capitán Long y algunos marineros se hicieron cargo de la presa en el que no encontraron ningún fabuloso tesoro, si acaso el dinero de los 300 particulares y tripulantes que viajaban a bordo. En la captura del buque español los ingleses manifestaron haber perdido 14 hombres y 90 el Santa Cruz.
Después de primer encuentro del galeón San Joaquín, se retiró a reparar los daños sufridos en jarcia y velas. A las tres de la madrugada navegó en dirección al combate anterior, hallándose sólo al amanecer del 9 de junio. Lo localizan los navíos Kingston y Portland. El Expedition no puede iniciar su persecución al encontrarse muy dañado en la arboladura, ordenando Wager a los dos navíos capturar al San Joaquín, algo que no lograron, a pesar de conseguir cañonearle sobre las dos de la tarde del día 10 de junio a la entrada de Cartagena, en los bajos de de Salmedina. Villanueva responde a la amenaza desarbolando parcialmente a uno de los navíos y consigue ponerse a salvo a la altura del fuerte de Bocachica, donde los ingleses no se atreven a seguirle.
Los mercantes se salvaron de la destrucción, entrando en Cartagena ante la indiferencia de los ingleses. El resto de los buques fueron entrando en Cartagena. La fragata francesa Saint Sprit, que se encontrada a estribor por la proa del San José, descargó sus baterías contra el Expeditional principio del combate, asistida por la urca Concepción. Sabiendo que poco puede hacer contra los navíos enemigos se retira a Cartagena, seguida por la fragata Le Mieta y algunos mercantes.
Después de la explosión de la capitana, la urca Concepción y el patache Carmen navegaron al suroeste y después al este parea refugiarse en aguas poco profundas. Al día siguiente, 9 de junio, el patache del capitán Araoz navega hacia Cartagena por el canal de Barú, lo que no puede hacer la urca por su mayor calado, que lo intenta al día siguiente por la isla El Rosario sin mucho éxito por la falta de viento, obligando al capitán José Francis a refugiarse en las costas de Barú. La tripulación encalla la nave ante la presencia de los navíos ingleses que acudieron por el aviso dado por un mercante sueco. A la vista de los ingleses la tripulación incendia la urca.
El 19 de junio Charles Wager se retira a Jamaica con la presa, dejando a los dos navíos y al brulote Vulture en las inmediaciones de Cartagena para evitar que los españoles escaparan.
Consecuencias. Captura del San Joaquín
Para los ingleses fue un fracaso, ya que su verdadero objetivo no se había cumplido. Los capitanes Bridge y Windson fueron expulsados de la Marina inglesa por su pobre comportamiento en la persecución del San Joaquín. En contrapartida, Charles Wager es ascendido a contralmirante el 2 de diciembre de 1708.
En el bando español, el almirante Villanueva arremetió contra varios capitanes de la Flota, que le obligó a refugiarse en un convento ante el temor de ser asesinado. Los consejeros franceses del rey aprovecharon para convencerle que sólo en los buques franceses se podía confiar para traer los caudales salvados por Villanueva, teniendo que esperar hasta tres años hasta que llegaron los buques de guerra del jefe de escuadra Jean Ducasse a finales de mayo de 1711.
El 3 de agosto de 1711 zarpa de Cartagena de Indias la Flota del tesoro para su regreso a España, contando con las siguientes unidades de escolta:
Galeón San Joaquín | 64 cañones | Almirante Miguel Agustín Villanueva |
Navío Saint-Michel | 70 “ | Jefe de escuadra Jean Duchase |
“ Hercule | 60 “ | Capitán Proglie. |
Fragata Griffon | 44 “ | Capitán Turroble. |
Ducasse había dejado a la fragata Gallarde de Nantes en Cartagena de Indias para su defensa. Al día siguiente de la partida un fuerte temporal dispersa la flota. El francés Ducasse con sus navíos y la mayor parte de la flota regresa a Cartagena de Indias, sin dar aviso almirante Villanueva de sus intenciones. El día 7 de agosto el galeón San Joaquín se encuentra con la única compañía de un patache y avista una escuadra, que cree son los buques de Ducasse. Se trataba de la escuadra del comodoro inglés Littleton, que había zarpado de Port Royal el 26 de julio, con las unidades siguientes:
Navío Salisbury | 50 cañones | Capitán Francis Hozier |
“ Salisbury Prize | 50 “ | Capitán Robert Harland |
“ Jersey | 60 “ | Capitán Edward Vernon |
“ Newcastle | 50 “ | Capitán Sampson Bourne |
“ Weymouth | 50 “ | Capitán Richard Lestock |
“ Anglesay | 50 “ | Capitán Thomas Legge |
Fragata Fowey | 40 “ | Capitán Robert Cahdwick |
Cuando Villanueva se da cuenta del error es demasiado tarde y decide enfrentarse a los ingleses. El San Joaquín se rindió ante enemigo tan abrumador, pero antes tuvo que morir Villanueva por una bala de mosquete. Tal y como se desarrollaron los hechos parece que el San Joaquín fue un señuelo preparado para salvar el tesoro. Antes de la partida, y por orden del rey Felipe V, el tesoro es trasladado del galeón de Villanueva a los buques franceses, un duro golpe para el orgulloso almirante. A los tres días de lo ocurrido, Ducasse parte de Cartagena y divide sus fuerzas hacia Port du Paix y a Martinica, para llegar finalmente a España, siendo por ello colmado de honores.
Así acaba la odisea de dos de los últimos galeones, hundido uno y capturado el otro, muriendo sus dos comandantes, olvidados por el paso del tiempo.
Publicado por José María Lancho el dic 6, 2015
Una de las mayores crisis culturales de la humanidad es el expolio que sufre el patrimonio subacuático de origen hispánico en todo el mundo. Hasta tal punto la industria cazatesoros ha tenido un éxito global que ha conseguido “desmenuzar” y borrar la mayor parte de ese registro histórico.
El hallazgo colombiano del galeón San José, un buque de Estado español hundido en combate en 1708, es un gran anuncio que toca directamente a la sensibilidad de ambas sociedades. Razones históricas, culturales y jurídicas entremezcladas e irrenunciables para ambas, entre otras que se trata de un buque de guerra español y goza, en virtud del derecho internacional (que es derecho interno español y colombiano), de inmunidad soberana, hacen que ni España pueda excluir a Colombia ni Colombia a España en el reencuentro histórico con ese galeón de guerra y su destino.
Asimismo, españoles europeos y americanos se hundieron en esa tragedia y es el lugar de descanso de los militares y marinos que lucharon por aquello que unía entonces a colombianos y españoles.
En 2014, planteé en nombre de varios colectivos de la sociedad civil española y americana, en el congreso internacional sobre patrimonio subacuáticoIKUWA, la viabilidad jurídica de entender estos restos arqueológicos como patrimonio común hispánico. La identidad hispánica del pecio permitiría considerarlo como patrimonio común, un patrimonio compartido que facilitaría la cooperación, la participación de la comunidad científica, eliminaría el problema de la discusión de la propiedad y maximizar las posibilidades de defensa legal en todo el mundo.
España ha renunciado legalmente al aprovechamiento comercial de todo su registro histórico subacuático y desde su ordenamiento esta propuesta es perfectamente viable. Las decisiones de Colombia y de España afectarán a todo el destino del resto del patrimonio de origen hispánico en el mundo y no pueden ser decisiones basadas en un apego meramente territorial o nacional. Colombia ya ha podido aprender lo que supone colaborar con la comercialización de la arqueología tanto en los años de litigio con Sea Search en relación a este mismo galeón, como de lo que ha sucedido con Panamá, en que los cazatesoros pretendieron dirigir, en contra de su propio ordenamiento, la legalidad cultural panameña e internacional. Esta puede ser una gran ocasión para que la comunidad científica de ambos países, con el entendimiento de las respectivas Armadas, puedan colaborar en un proyecto inédito e imprescindible: excavar científicamente un galeón español de la carrera de Indias.
México ha sido un ejemplo en plantear este tipo de vía, y el propio INAH, expresó en relación al galeón “El Juncal”, el error que sería ahora negar la inmunidad soberana de los pecios españoles históricos, tanto por su defensa legal de cara a su preservación en todo el mundo, como en la obligación de cooperar que implica para europeos y americanos.
(Este artículo ha sido publicado en ABC versión papel el día 6 de dicimebre de 2015)
El análisis de los expertos detecta sondeos y señala que el proyecto colombiano sobre el buque de Estado español no puede obviar el origen Cultural
Varios expertos consultados por ABC que analizan los poquísimos datos ofrecidos hasta ahora por el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, sobre el yacimiento en el que han sido hallados los restos del galeón San José, hundido en 1708, están llegando a nuevas conclusiones. La primera es que el yacimiento ha sido intervenido con sondeos, detalle que Santos no explicó específicamente. Y la segunda, que el presidente ha eclipsado el método científico que debe seguir toda excavación arqueológica.
Arqueólogos subacuáticos consultados, como Miguel San Claudio de la empresa Archeonauta, y Javier Noriega, de Nerea Arqueología, coinciden en destacar el oscurantismo. San Claudio afirma que las fotos revelan que el yacimiento presentado en la rueda de prensa celebrada en Cartagena de Indias, ha sido objeto de una intervención previa típica de un pecio a profundidad.
Para empezar, «no se ha indicado el origen español del pecio (y el origen cultural es fundamental porque orienta todo proyecto científico)», relata Noriega. «No se puede hablar de arqueología sin definir el origen y convertirlo en el centro de la investigación». Santos evitó este tema e insistió en que es patrimonio colombiano y que se defenderán de cualquier demanda porque han aprobado una ley que blinda (en la legislación nacional) sus actuaciones. En la internacional, el hecho es que el San José, como buque de guerra, está protegido por la inmunidad soberana, un concepto jurídico respetado por todos los países.
Las máquinas empleadas en esta exploración han sido Rovs (vehículos operados remotamente) y Auvs (vehículos autónomos que planean por el fondo y documentan las zonas de actuación). Con ellos, se ha retirado sedimento en la zona fotografiada, con el fin de limpiar los cañones y poder estudiar sus inscripciones. Noriega añade que «los caňones, con ese magnifico estado de conservacion se deben haber observado facilmente los escudos de las armas de los reyes de Espańa». Por si alguien alberga dudas.
En la fotografía de los cañones, Miguel San Claudio observa una importante retirada de sedimentos. Las zonas donde la arena del fondo aparece más oscurecida es porque allí el sedimento ha sido retirado, observa este arqueólogo subacuático gallego. Además, en esas zonas aparece una concentración mayor de conchas compatible con esa retirada de materiales. Los cañones en sí, que son de bronce y aparecen sin concreciones (los de hierro se oxidan y acaban invadidos por elementos orgánicos), y el experto asegura que han debido ser manipulados para retirar el limo, de manera que puedan verse las inscripciones. «No creo que se los encontraran así de limpios de sedimento, en mi experiencia eso no es posible», señala San Claudio. Santos no detalló estas operaciones, pero sí habló de cañones fundidos ex profeso para la capitana hundida en 1708, lo cual apunta a que se han leído las inscripciones.
El mayor experto español en artillería, Javier López Martín afirma que lo lógico en los inicios del siglo XVIII sería que los cañones fueran de hierro, fundidos en la fábrica de Liérganes-La Cavada, pero no obstante no le resulta extraño que en esa época y en un barco como el San José fueran montados cañones más antiguos, de bronce, fundidos el siglo anterior. «Las fotografías del pecio muestran cañones de bronce, todos iguales, españoles sin duda, fundidos en Sevilla o Lisboa. Ninguno de hierro fundido. Cañones similares armaban el Juncal, hundido mucho antes, en 1631».
Sobre las tinajas, también se observa la retirada de sedimentos, sobre todo en el frasco de cristal cuadrangular que yace entre varias tinajas (ver foto). «Ahí, si observamos los dos tonos del perfil cuadrado del frasco de cristal, parece que se ha retirado una cantidad importante de sedimento», revela San Claudio.
Zona en la que se ha eliminado el sedimento (los dos tonos del frasco de cristal lo revelan)Noriega añade que «este tipo de actuaciones secretas, llenas de ocultismo, no son propias de organismos publicos» y que países amigos como son Colombia y España, dotados de instituciones científicas y universidades homologables y lazos de cooperación desde hace años, deberían encontrar los cauces para arreglar este asunto llegando a acuerdos. Ambos creen que hay que invocar que es un buque de Estado.
Mientras tanto, ayer el Gobierno de Colombia filtró algunos detalles más, muy pocos, sobre la intervención realizada en el San José, dentro de su política de secreto de Estado. Confirmó que se han empleado Auvs (los vehículos citados) y dijo que lo que se ha hallado es un pecio con «contexto propio», sin decir que es de origen español. En general los expertos consultados creen que el proyecto está diseñado para evitar o ignorar a España desde el principio.
El Gobierno colombiano afirma que la embarcación «no había sido intervenida» anteriormente (promesa de que su carga está intacta). Alardea en el comunicado una vez más de la calidad de los expertos internacionales y de los estudios previos, cartográficos, «metereológicos» (sic) e históricos realizados.
Sobre la identificación que Santos calificó de segura al 100%, no se han ofrecido detalles, como las inscripciones de los cañones. Solo se alardea de que se ha registrado una zona de cien millas cuadradas de mar. Solo dice que «por las especificaciones de los cañones de bronce, que están en buen estado, no existe ninguna duda de que se trata del galeón San José». Y a pesar de que el barcó cayó sobre un costad y permanece oculto en gran parte, las autoridades de Colombia se aventuran a decir que el San José no explotó, según consta en todos los relatos históricos. Este extremo deberá ser confirmado más adelante.
El hundimiento del San José, por Samuel ScottEl San José salió de Cartagena cargado con una cifra de 7 a 11 millones de monedas de 8 escudos de oro y plata, 344 toneladas de metal que fueron valorados en 105 millones de reales de la época. Se dice que también portaba 116 cofres de esmeraldas y la fortuna personal del virrey del Perú.
Cualquier traslado a riqueza actual es pura fantasía, muy propia de cazatesoros. Ellos suelen reducir los yacimientos de origen hispánico a esa cifra, el monto d..., borrando de un plumazo la historia de un navío cargado con 600 personas, pertenecientes a una sociedad mestiza y llena de valores (en el siglo XVIII de una España netamente americana, aunque también había injusticias, como denunció Jorge Juan en sus informes secretos, en la estela de Bartolomé de las Casas.
El Gobierno de Colombia está generando un modelo arqueológico en el que se establece una APP (Asociación Público Privada) con una empresa que invierte dinero para ofrecer servicios o infraestructuras. Debe de haber algún motivo para no ofrecer el nombre de la empresa que paga la exploración, porque Santos ha extendido el secreto de Estado sobre el proyecto. Como muchos arqueólogos unen ese hecho con la aprobación de laLey de Patrimonio de 2013 que permite al Ejecutivo colombiano poner a la venta la mitad de lo excavado (de oro y plata y de otros objetos de valor), se sospecha que «el poderoso lobby cazatesoros ha abierto una sucursal en Colombia». ¿Por qué si no la ausencia de transparencia, o la deslealtad con España, país amigo y aliado en otros campos?
Otro arqueólogo consultado por ABC, como Alexandre Monteiro, de la Universidad de Lisboa afirmaron que desconfían de la puesta en escena del presidente Santos. «Que un presidente anuncie la identificación de un pecio solo una semana después de descubrirse es para desconfiar, al igual que laaparición de un contratista convenientemente alejado de los focos, que ha puesto seguramente los medios y conocimientos para el hallazgo». Monteiro califica de escándalo las declaraciones de la ministra de Cultura de Colombia Mariana Garcés por permitir que «se busque un tesoro en la sepultura de 600 marineros españoles. Es un escándalo diplomático, humano y de civilización». Monteiro cree que la manera de manejar políticamente este proyecto no permite ver a Colombia como un país moderno en ciencia y tecnología sino «tercermundista, y lo digo consciente de la dureza que expresa ese término».
Para Miguel San Claudio, de Archeonautas, es necesario resaltar que «se trata de un buque de Estado en el que España debería tener presencia. Es algo que no pueden negar». Pero cree que «España necesita poner enorden su propia casa tras décadas de pasividad en patrimonio subacuático, antes de decidir intervenir en otros lugares». Por último, pide que «la gestión del patrimonio subacuático la desarrollen profesionales del patrimonio cultural subacuático, algo que no ha ocurrido en España, donde la gestión está dirigida por profesionales de otras disciplinas con la falta de resultados que todos lamentamos».
Por su parte, Javier Noriega, de la empresa malagueña Nerea, dice que «las huellas de la mejor historia que puede España contar, la del descubrimiento de los mares y del mundo en sus galeones, esta siendorapiñada, destruida y siendo objeto de la especulación y no del estudio histórico hace decenios. Y asi lo hemos denunciado una y otra vez. Es inadmisible y urge una respuesta contundente y clara desde nuestro país,desde nuestra cultura, desde al ciencia, que deje bien claro el interés de España por investigar, proteger y narrar la historia de esos galeones hundidos, de ese patrimonio cultural subacuático hispánico, que por su importancia es de la humanidad. Hasta el momento, cero galeones, cero excavaciones y cero intenciones sobre nuestros galeones y barcos de época moderna, porque cero ha sido y es todavía el número de la incuria, del olvido y de una dejación que es inadmisible para la ciencia y lo peor de todo, un mensaje y un ejemplo terrible para confrontar con el mundo de los cazatesoros. Los consideramos abandonados, como si les dijésemos con nuestra falta de investigación: hagan ustedes lo que quieran con ellos». Noriega concluye lamentando que «el mundo no sabe, no conoce sus impresionantes historias, la impresionante cultura y arqueología que encierran aquellos naufragios que terminaron sus dias en las aguas del Caribe». Es hora de cambiar ese rumbo.
Fuente: JESÚS GARCÍA CALERO - calerojeMadrid - 07/12/2015 a las 09:25:58h. - Act. a las 10:18:47h.Guardado en: Cultura, ABC
El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, saludando a una simpatizante política.
Fuente: lainformación.com| 8 de diciembre de 2015
El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, ha reivindicado de nuevo la propiedad del galeón 'San José', un barco español que se hundió a principios del siglo XVIII en aguas del Caribe colombiano.
"El Galeón es un patrimonio de los colombianos para los colombianos. Ahora están apareciendo muchos dueños. No, señores, eso es un patrimonio de los colombianos", ha afirmado Santos durante un acto en Cundinamarca recogido por la Presidencia en un comunicado.
Santos ha destacado el valor histórico y arqueológico del hallazgo, del pasado 27 de noviembre. "Por supuesto es un patrimonio también de la humanidad y estamos más que dispuestos a compartir, porque es un patrimonio arqueológico, cultural, histórico, que por supuesto vamos a compartirlo con el resto de la humanidad, porque es un descubrimiento importantísimo, pero el patrimonio le pertenece a los colombianos", ha apostillado.
Los restos de lo que queda en el galeón se recuperarán "con el mejor cuidado, con la mejor tecnología, y preservar ese patrimonio de la humanidad y patrimonio de los colombianos de la mejor forma posible", ha apuntado.
Santos ha recordado que la búsqueda y el rescate del 'San José' está avalada por la Ley de Patrimonio Sumergido. "Presentamos una ley ante el Congreso de la República para tener la base legal, para tener todos los instrumentos, para despejar el camino, una ley que nos aprobó el Congreso de la República", ha apostillado.
El galeón San José salió cargado de tesoros de Cartagena de Indias, en Colombia, hacia España el 7 de junio de 1708, bajo el mando del almirante José Fernández de Santillán. Según las investigaciones llevaba una carga de especias, telas, oro y plata.
Cuando estaba en ruta, se encontró con el navío 'The Expedition', un barco inglés comandado por Charles Wager. La batalla naval concluyó con el hundimiento del galeón, cuya propiedad se disputan empresas de búsqueda de tesoros y los Estados colombiano y español.
Fuente: abcblogs.abc.es/espejo-de-navegantes | Jesús García Calero| 11 de diciembre de 2015
Un problema cultural de primer orden
Desde hace ocho años, ABC ha denunciado en España el grave problema cultural de la destru... de origen hispánico, que además ha estado amenazado por los cazatesoros. Después del polémico caso Odyssey, lentamente ha ido cambiando la percepción de la historia naval en nuestro país y ha emergido la conciencia de que su estudio es una de las prioridades de la arqueología. Cuando acabamos de conocer el caso del galeón San José, se percibe ya como un problema cultural de primer orden la supervivencia y la investigación del registro histórico de los barcos de la época moderna.
Por eso, nuestro blog «Espejo de Navegantes» ha pedido a los más prestigiosos especialistas del mundo que unan su vozpara pedir al presidente colombiano, Juan Manuel Santos, respeto al método científico para que prime la arqueología. Y del mundo entero nos han llegado adhesiones. Desde el padre de la arqueología subacuática, George F. Bass, y pioneros de la disciplina como Pilar Luna, hasta la historiadora Carla Rahn Phillips, que ha estudiado el San José. Arqueólogos desde Australia a México, desde Argentina y Chile a España pasando por la misma Colombia, quieren que el San José sea un ejemplo de la mejor práctica científica, sobre un barco que es patrimonio de la Humanidad.
Reproducimos la carta suscrita por los especialistas, en español. Debajo va la lista de firmantes iniciales (si quiere unirse escriba un mail a espejodenavegantes@gmail.com con su nombre, profesión y centro o universidad de filiación):
El galeón San José, objeto de ciencia, no de comercio (Versión inglesa aquí)
El anuncio del hallazgo del galeón San José en Colombia ha dado la vuelta al mundo. Una vez más, la atención de los medios de comunicación ha demostrado el atractivo que tiene para el público la historia naval de época moderna. La aparición de un yacimiento tan importante para comprender la historia de América y de la Corona Española, en realidad de las relaciones entre los imperios del mundo atlántico durante la guerra de Sucesión, debe ser celebrada como una oportunidad única para contar, con un detalle hasta ahora imposible, el episodio que llevó al hundimiento del galeón español en 1708 y lo que es mucho más importante, su contexto. Como científicos, divulgadores, académicos y en general miembros de una sociedad civil abierta y que apuesta por la cultura, no podemos sino alegrarnos por el gran avance que podría significar este prometedor hallazgo.
Sin embargo, debemos también mostrar la preocupación por el hecho de que, desde el anuncio realizado por el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, se ha especulado con la posibilidad de que, según permite una reciente legislación colombiana, los objetos que han permanecido 307 años bajo el lecho marino en aguas de Colombia, cerca de Cartagena de Indias, acaben siendo objeto de una comercialización masiva. Ese no es un fin digno para un patrimonio tan valioso desde el punto de vista histórico.
Pedimos responsabilidad al Gobierno colombiano para que garantice que no se va a emprender iniciativa alguna que comprometa el destino arqueológico y científico del galeón y que aquellos objetos que el tiempo ha preservado durante tres siglos y guardan claves desconocidas de la compleja sociedad que los produjo tengan como destino la protección, el conocimiento y el disfrute por parte del pueblo colombiano y del resto de la humanidad. Algo que solo puede lograrse a través de la cooperación desde el derecho internacional, el estudio arqueológico del yacimiento y su investigación y comprensión global para que las publicaciones académicas y divulgativas, producciones multimedia y, por supuesto, su musealización, pongan a disposición de todos esta historia de todos.
Quebrar la unidad de lo que el galeón guarda, disolver partes esenciales de este patrimonio en el mercado sería enajenar, según la citada ley colombiana de 2013, su valor histórico. La comunidad científica, especialmente la iberoamericana, los millones de personas que disfrutan de la cultura en nuestras naciones, las universidades y centros académicos de todo el mundo, observan muy atentamente lo que ocurre en Colombia estos días, deseosos de que se establezca una cooperación internacional del más alto nivel científico, a la altura de este patrimonio. La preocupación existe, al menos, hasta que sepamos si Colombia adopta las medidas necesarias para que, desde la transparencia, informe sobre los medios y fines de cualquier posible acuerdo con empresas privadas en relación al galeón. La preocupación existirá hasta que medidas de cooperación, consecuentes con el derecho internacional, conviertan la investigación del San José en un logro científico, un proyecto que genere cultura y riqueza para todos, o si su alcance será menor y la riqueza se queda en las manos de unos pocos.
Firmantes
-George. F. Bass, Distinguished Professor Emeritus, Texas A&M University and Founder and Chairman Emeritus. Institute of Nautical Archaeology
-Pilar Luna Erreguerena, Subdirección de Arqueología Subacuática, Instituto Nacional de Antropología e Historia, México, D.F.
-John Elliot, Regius Professor Emeritus at Oxford University and Honorary Fellow of Oriel College, Oxford and Trinity College, Cambridge.
-Geoffey Parker Andreas Dorpalen Professor of History Universidad de Ohio
-Antony Beevor, historiador militar.
-Arturo Pérez Reverte. Escritor y académico de la RAE.
-Hugo O´Donnell y Duque de Estrada, Académico Numerario de la Real Academia de la Historia del reino de España, Medalla 2ª. Académico Correspondiente de la Academia Colombiana de la Historia
-Carla Rahn Phillips, autora, The Treasure of the San José: Death at Sea in the War of the Spanish Succession (Baltimore, 2007); El Tesoro del San José (Madrid, 2010). Union Pacific Professor [Emerita] in Comparative Early Modern History. University of Minnesota, EE.UU.
-Luc Long, Conservateur en chef du Patrimoine, DRASSM. Département des Recherches Archéologiques Subaquatiques et Sous-Marines. Ministère de la Culture et de la Communication. France
-César Antonio Molina. Exministro de Cultura.
-Xavier Nieto Prieto, arqueólogo subacuático. Coordinador de arqueología náutica y subacuática. Universidad de Cádiz – Campus de excelencia internacional del mar. España
-Flor Trejo Rivera, Historiadora / Instituto Nacional de Antropología e Historia – Subdirección de Arqueología Subacuatica. México.
-Ana Crespo Solana Científica Titular del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Directora del Proyecto ForSEAdiscovery (ITN Marie Curie Unión Europea). Instituto de Historia. CCHS-CSIC
-Dolores Elkin. Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas – CONICET. Directora, Programa de Arqueología Subacuática. Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano. Argentina
-Filipe Vieira de Castro. Ship Reconstruction Laboratory. Texas A & M University
-Peter Campbell, Albanian Center for Marine Research, Archaeology, Archaeological Director. CAIRN, Underwater Unit, Staff Archaeologist .University of Southampton, Centre for Maritime Archaeology, Graduate Student
-José María Lancho, abogado especializado en patrimonio subacuático.
-Javier Noriega. Arqueólogo subacuático en Nerea Arqueología Subacuática. Presidente del Clúster Marítimo de Andalucía
-Salvador Amaya Sanchez, escultor profesional dedicado a dar a conocer la Historia de España a través del arte
-Carlos de Juan, arqueólogo subacuático, Investigador de la Universidad de Valencia e investigador asociado al Centre Camille Jullian-Centre National de la Recherche Scientifique. Aix-en-Provence. Francia.
-María Cruz Berrocal, investigadora, Zukunftskolleg, Universität Konstanz.
-Nicholas C. Budsberg, Nautical Archaeology, Ph.D. Student. Nautical Archaeology Program, Texas A&M University. Texas, U.S.A.
-José Manuel Espinosa Fernández, Doctor en Historia. Profesor e investigador de la Universidad del Norte. Barranquilla, Colombia.
-Miguel San Claudio Santa Cruz Arqueólogo subacuático, Archeonauta SL. Investigador asociado en la Universidad de Texas A&M, Investigador asociado en la Universidade Nova de Lisboa. Director del Área de Patrimonio Subacuático de la Real Liga Naval Española
-Juan Guillermo Martín, arqueólogo, profesor/investigador Universidad del Norte, Colombia.
-Alexandre Monteiro, arqueologo, Universidade Nova de Lisboa, Portugal
- Mariano Aznar Gómez. Catedrático de Derecho Internacional Público y Relaciones Internacionales. Universidad Jaume I. Valencia
-Diego Carabias Amor, Arqueólogo ARQMAR – Centro de Investigación en Arqueología Marítima de Pacífico Sur Oriental. Valparaíso, CHILE
-Roberto Junco Arqueólogo. Subdirección de Arqueologia Subacuática, INAH. MEXICO
-David Munuera Navarro, Doctor en Historia y arqueólogo subacuático.
Arqueólogo subacuático del Museo Nacional de Arqueología Subacuática (personal laboral, nivel 1. 2002-1015)
-Jeremy Green. Head Department of Maritime Archaeology. Western Australian Museum
-Daniel Florido Esteban. Zio proteccion y difusion del patrimonio cultural subacuatico se une al manifiesto por la proteccopmndel patrimonio cultural submarino.
-John Tracey Arqueólogo subacuático. Irlanda
-Felipe Cerezo Andreo – Investigador en Arqueología Subacuática – Universidad de Murcia / Universidad de Cádiz
-Connie Kelleher, Arqueólogo subacuático. Irlanda
-María Molina Intxaustegi, arqueóloga subacuática, Universidad del País Vasco
-Milagros del Corral, ex subdirectora gral de Unesco, ex dtora BNE
-José Antonio González Carrión, almirante, exdirector del Museo Naval Madrid
-Juan Méndez, empresario. Panamá
-Agustín Ramón Rodríguez González, Doctor en Historia. Académico correspondiente de la Real Academia de la Historia
-Francisco Javier López Martín, Investigador independiente / INAH-SAS. España
-Guadalupe Pinzón Ríos, Dra. en Historia. Universidad Nacional Autónoma de México
-Gabriela Ammirati, Especialista en Conservación arqueológica. Instituto Nacional de Antropología y Museo Etnográfico, Universidad de Buenos Aires, Argentina
-Koldo Trapaga Monchet. Investigador. Marie Curie ITN-Fellow. Instituto de Arqueología y Paleociencias de la Universidade Nova de Lisboa
-Francisco Fernández-González Gabinete de Historia de la Ciencia y la Tecnología Navales. E.T.S.I.Navales – Univ. Politécnica de Madrid Museo Naval, Madrid
-José Luis Orella, Prof. De Historia Contemporánea de la Universidad CEU San Pablo (España). Dr. En Historia por la Universidad de Deusto. Dr. En Derecho Político por la UNED
-Tomás Mendizábal, arqueólogo consultor independiente. Panamá
-Chloe Ireton, PhD Candidate, History Department, The University of Texas at Austin (USA)
-Xabier Armendáriz.Historiador marítimo. / Arqueofoto (ESPAÑA)
-José María Blanco Núñez. Historiador. Capitán de navío retirado. De la fundación Real Academia de la Mar
-Enrique García-Torralba Pérez. Historiador naval
-Damian Vainstub. Arqueólogo Marítimo. Argentina
-José Ponce Millán. Licenciado en Historia por la UNED. Administrador del blog de divulgación histórica. http://atravesdeclio.blogspot.com.es
-Christopher Begley. Profesor de Antropología. Universidad de Transylvania Lexington, Kentucky, USA
-Ainhoa López Formadela. Profesora de conservación y Restauración de Bienes Culturales. Escuela Superior de Arte del Principado de Asturias. Presidenta de la Asociación Amigos del Galeón de Ribadeo.
-Maria Isabel Palma Revez , Técnica Superior do Sector de Património Histórico e Cultural do Município de Grândola – Portugal,
-Purificação Maria Pinela Pereira, sou técnica superior da área de História, na Câmara Municipal de Grândola
-Carlos Gómez, arqueólogo de Panamá, investigador independiente.
-Vera Moya Sordo. Arqueóloga marítima e Historiadora naval .Seminario de Historiografía Militar y Naval (Proyecto PAPIIT IN404115. Universidad Nacional Autónoma de México)
-Laura Carrillo Márquez. Investigadora de la Subdirección de Arqueología Subacuática del Instituto Nacional de Antropología e Historia. Arqueóloga Subacuática México
Kelley Helmstutler Di Dio, Ph.D. Professor of Art History. University of Vermont
-Cristian Murray. Arquitecto, especialista en gestión del patrimonio cultural
-James B. Tueller. Profesor de Historia. Brigham Young University – Hawaii
-Guillermo Gutiérrez. Licenciado en Ciencias Antropológicas con orientación en Arqueología, de la Universidad de Buenos Aires, Argentina. Programa de Arqueología Subacuática del Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano.
-Teresa Valcarce Graciani. Embajadora para E.E.U.U. de la Asociación Bernardo de Gálvez. Washington D.C.
-Chet van Duzer. Investigador independiente . Board Member of the Lazarus Project at the University of Mississippi
-Verónica Walker-Vadillo. Oxford University. School of Archaeology
-Sean Perrone, Ph.D. History Department. Saint Anselm College. Manchester, NH. USA
-Jesse Cromwell, Ph.D. Assistant Professor of Colonial Latin American History. Arch Dalrymple III Department of History. The University of Mississippi. USA
-Mónica Grosso. Arqueóloga. Programa de Arqueología Subacuática, Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano. Argentina
-Stephen Webre, Ph.D. Garnie W. McGinty Professor of History. Associate Dean, College of Liberal Arts. Louisiana Tech University
-Flavio António C. Biscaia, Piloto de Linha Aérea / Comandante Airbus A 320, trabalho na Azores Airlines, Portugal. Tenho a Pós-Graduação em Arqueologia Subaquática e subscrevo a petição.
- Jodi Campbell. Chair and Associate Professor, Department of History. Texas Christian University. USA
-Ana María Silva Candidata doctoral en historia en la Universidad de Michigan. Trabajo sobre Cartagena de Indias durante el siglo XVII.
-José Manuel Matés Luque. Arqueólogo marítimo e investigador de Patrimonio Cultural.
-José María Moncasi de Alvear. Director de Comunicación de la Facultad de Comunicación (Universidad San Jorge, Villanueva de Gállego, Zaragoza) y director académico del Máster Universitario en Marketing y Comunicación Corporativa de dicha Universidad. Descendiente director de Diego de Alvear y Ponce de León, Brigadier de la Armada Española, segundo comandante de la fragata “Las Mercedes” y héroe de la Defensa de la Isla de León y Cádiz.
-Mª del Carmen Martín Rubio. Doctora en Historia de América Universidad Complutense
-Nicomedes Gallardo Benítez. Profesor de Geografía e historia en ESO. Licenciado en Antropología Americana por la U. Complutense
-José Antonio Moya. Periodista Científico.Profesor de Comunicación de la Universidad de Alicante
-Luis Español, escritor.
El secretario de Estado de Cultura anuncia que se ha ofrecido a Juan Manuel Santos cooperación científica para el proyecto de investigación y la salvaguarda del galeón hallado en Cartagena.
Acaba de regresar de Cuba, donde le sorprendió el polémco anuncio delhallazgo del San José en Colombia. Una semana después, se muestra optimista sobre la capacidad de España y de la comunidad científica para hacer entrar en razón a las autoridades colombianas con el fin de que el patrimonio del galeón hundido en Cartagena en 1708 sea valorado y preservado como lo que es, cultura e historia y no puro oro. «Hay que seguir manteniendo la presión porque es evidente que hay buena disposición en el gobierno colombiano».
Asegura José María Lassalle que ya se ha enviado una propuesta de cooperación científica para investigar el pecio y que el Gobierno de Colombia está reflexionando porque se juega mucho de su buena imagen internacional en lograr que la historia termine bien y no en otro cuento de subastas y especulación propio de cazatesoros. Marca las líneas rojas en una comercialización que califica de tráfico ilícito. Político y corredor de fondo, nos recibe en su despacho de la Secretaría de Estado de Cultura, en el sprint final de la campaña electoral de resultado incierto. Los balances y los proyectos orbitan de manera extraña sobre esta inminencia de cambios.
—¿No se veía esta buena disposición en Colombia al principio?
—Es palpable sobre todo en la Cancillería. Hay que trabajar esa voluntad de colaboración. Creo que no calcularon bien las implicaciones que un paso como ese supondrían para España ni los problemas que le va a generar entre la comunidad científica.
—¿Qué problemas concretos?
—No es tanto el problema de la titularidad, que también, porque España no va a renunciar a sus derechos sobre un buque de Estado, sino sobre todo las consecuencias que la propia imagen de Colombia puede tener en un ámbito como el tráfico ilegal de obras. Es un país muy dañado por ese tráfico. Hace poco les devolvimos casi 700 piezas de gran valor. Puede que la comunidad científica de allí, que se opuso públicamente a la ley de 2013, avive el debate y que le resulte incómodo a un país que busca proyectar una imagen seria.
—Pero la ley que permite la comercialización se ha aprobado. ¿Qué se puede hacer?
—Hubo fuerte debate político e intelectual y puede reformarse.
—¿Tiene esperanzas reales de que se reforme a tiempo de salvar el San José?
—No deberíamos entrar en ese punto, porque eso es competencia del gobierno colombiano, pero sí sabemos que puede modularse la ley en su aplicación. Debe primar el interés de Colombia por mantener su buena relación con España y la seguridad de que el desarrollo de un proyecto de investigación vinculado al San José requeriría cooperación en el que España sería una parte necesaria.
—¿Y si Santos ya tiene obligaciones contractualescon los cazatesoros?
—Los pasos de moderación de su planteamiento ponen de manifiesto que primará la sensatez. Aun no habiendo suscrito el convenio Unesco se observarán los protocolos y la preservación del pecio, para que las intervenciones no dañen al patrimonio cultural subacuático (PCS) ni su interés cultural.
—¿La comercialización es línea roja?
—La comercialización es lo que dio pie a la victoria legal que tuvimos con Odyssey. España no va a permitir que se comercialicen bienes procedentes del galeón San José.
—Es posible que el San José marque un futuro para otros galeones. Aunque en el terreno judicial España ha mostrado resolución está pendiente pasar a la acción en el terreno arqueológico, excavar un galéón. ¿Es el Gobierno consciente de esta realidad?
—España ya tiene iniciativas de cooperación con Panamá, Cuba y México en patrimonio subacuático. En Cuba hemos hablado durante mi reciente visita sobre los pecios de la flota de Cervera, en Santiago de Cuba. Ese proyecto va a seguir adelante. Para España tiene un significado especial no solo por lo que tiene de cercano en el tiempo sino porque fue una gesta heroica de nuestra Armada. Sobre la base de esos proyectos en los que ejercemos un liderazgo internacional por la experiencia acumulada, Colombia tendría una oportunidad de primer nivel para incorporarse a la primera liga en el reconocimiento internacional de la protección del patrimonio subacuático.
—¿Se ha hecho algún ofrecimiento concreto a Colombia?
—Hay una oferta en firme para participar en el diseño del proyecto del San José, basado en la preservación «in situ» del pecio, con el fin de que si se tiene que hacer cualquier tipo de intervención, se vincule a un centro de interpretación y salvaguarde el carácter público del patrimonio. El Arqua y las universidades españolas estarían encantadas de participar en un proyecto así.
—Hay que poner el foco en la historia y no en el oro
—El oro es parte de los bienes culturales, no un recurso natural extraíble como mineral. Son bienes en el marco de las convenciones de tráfico ilegal de obras de arte. Cualquier intento de comercialización sería objeto de una actuación judicial de España ante los tribunales internacionales. Además hablamos de un cementerio militar español. No solo son 600 caídos españoles de la península, sino cartageneros y limeños que formaban parte de las tripulaciones. Españoles de América. En un país con el concepto patriótico tan marcado como Colombia debería tenerse en consideración. Consideran patriota colombiano a Blas de Lezo. A él le gustaría sentir que los caídos del otro lado tienen el mismo respeto que él tiene en la consideración de los colombianos.
—El patrocinio presidencial de Santos a la ley ha tenido mucho peso en los últimos años, incluso en el debate interno sobre este tema en Colombia.
—Colombia es una democracia, una sociedad que garantiza la separación de poderes y reconoce a la sociedad civil su propio protagonismo. De ahí el debate cuando se promulgó la ley. A mí me corresponde actuar en defensa de la titularidad de derechos y sobre todo la preservación del PCS, un patrimonio no solo español, sino internacional. Un bien de la humanidad.
—¿En la época en la que se gestaba la ley en Colombia se actuó de algún modo?
—Se expresó nuestra preocupación y yo personalmente tuve en Cartagena de Indias una reunión con la ministra de Cultura, Mariana Garcés. Le expresé la preocupación por el alto número de los pecios españoles que existen en el Caribe. Le explique la legislación española, la actuación judicial de España en el caso de Odyssey y cuál iba a ser la actitud de España si Colombia actuaba aplicando esa ley sobre un pecio español. Todo dentro de un clima de buen entendimiento. ¡Es que entre Colombia y España no puede haber una mala relación!
—¿Qué encontraremos españoles y colombianos en el PCS ?
—Precisamente un punto de encuentro de la memoria compartida de lo que fue el flujo que marcaba la identidad de la Monarquía Hispánica. Un proyecto de cooperación que contribuiría a construir una identidad arqueológicamente identificable, a través del depósito submarino de lo que representaba el ir y venir permanente. Todos nos lo agradecerían, no solo la comunidad científica, sino también el conjunto de la comunidad política iberoamericana.
—¿Y cuál es el modelo que España puede ofrecer a Iberoamérica sobre el PCS?
—España tiene muy claro que el PCS es arqueológicamente un escenario de protección de primer nivel. Hemos desarrollado desde los años ochenta infinitud de proyectos en el campo del patrimonio histórico material, en tierra, con Iberoamérica, tratando de restaurar la memoria material de la España virreinal: infinidad de iglesias, monasterios y palacios han sido restaurados gracias a la cooperación internacional española. Lo mismo debería producirse en el PCS. España no tiene interés en llevarse de allí el patrimonio, no lo ha tenido con las iglesias y palacio ni con sus bienes, no queremos enriquecernos singularmente sino incrementar el acervo cultural común que compartimos. Lo hemos hecho en el ámbito patrimonial y universitario. Deberíamos hacerlo en el de la preservación del PCS.
—¿Habrá que tranquilizar a quienes creen que España está buscando traer aquí el oro?
—¡Que no nos ciegue el resplandor de los lingotes de oro! Preservemos la belleza histórica asociada a la arqueología del PCS, que tiene interés general. Igual que iglesias y monasterios no han sido objeto de especulación inmobiliaria, ni en términos de explotación comercial pura, esto merece tanto respeto como lo otro, aunque se trate de oro y plata acuñados en forma de monedas o lingotes. Su valor es cultural y numismático.
—¿La narrativa de los cazatesoros nos lleva ventaja?
—Es una visión muy norteamericana. No podemos dejarnos arrastrar por la visión de que los cazatesoros son aventureros románticos. Respetamos la figura de Indiana Jones en la historia de la cinematografía, pero los cazatesoros son unos sinvergüenzas dedicados a la especulación y comercialización con obras de arte que merecen ser salvadas en todo momento en su titularidad pública. Si se salva la titularidad pública, para España sería una cuestión menor la propiedad.
—¿Cuánto tiempo esperará el Gobierno la señal de un cambio en el asunto del San José antes de tomar una decisión?
—El hecho de que no se haya acelerado el proceso y no haya movimientos en superficie que denoten que se lleva a cabo una actuación sobre el pecio pone en evidencia que Colombia está reflexionando de momento y que está calculando qué consecuencias puede tener el hecho de llevar a cabo una actuación lesiva para Unesco y para España.
—De los programas políticos de los partidos para las elecciones del domingo, solo el del PP hace una mención al PCS
—Eso es fruto del trabajo de los últimos años. Para nosotros es esencial. Lo que resulta sorprendente es que el PSOE, que tanto luchó por el PCS y al que hay que agradecer que pusiera en marcha, bajo mandato de César Antonio Molina, las acciones judiciales contra Odyssey Marine exploration, no haya encontrado un reconocimiento expreso en el programa.
—¿El PCS tiene futuro en España? Aún no se ha excavado ni un galeón
—España tiene por delante un relato cada vez más importante en el desarrollo de una política cultural y de protección para el PCS y otra en el ámbito de nuestros archivos. Ambos están conectados directamente. No somos conscientes de que, probablemente, el nuestro es el país con los mejores archivos del mundo, con un nivel de preservación de nuestra memoria fundamental. En un mundo que se desmaterializa por el desarrollo de identidades digitales y por una interpretación virtual de la realidad, es fabuloso que seamos capaces de salvaguardar nuestra memoria a través de algo tan romántico como es el papel. Lo que representa el archivo como depósito de papel preservado lo podemos comprobar en el archivo de Simancas, el Corona de Aragón, el de Indias, el Histórico Nacional, el de Ultramar... Y además representa una oferta cultural para desarrollar como activo turístico, patrimonial y de investigación inacabable. Puede ponerse en relación con el mundo de los museos, las bibliotecas, con todo el ámbito expositivo de las artes plásticas.
—¿Qué no le ha dado tiempo a terminar en el cargo?
—El desarrollo de una red cultural de museos de titularidad estatal y gestión trasferida. Juntar el Prado con el de Bellas Artes de Sevilla y el de Málaga e integrarlos en una red que permita la circulación expositiva. La presencia del Estado en la gestión mejora las oportunidades de estos museos, y ya tenemos los primeros apoyos de los gobiernos de la Comunidad Valenciana, Andalucía y Castilla La-Mancha. La oferta turística se podría mejorar con el AVE. Ese diseño en red de nuestra oferta cultural con el liderazgo cooperativo del Estado, sería para mí el proyecto más importante, pero no lo hemos conseguido materializar en parte por las dificultades presupuestarias. Es hacer más España a través de la cultura y vertebrarla con las instituciones de cabecera del Estado.
—Necesitaríamos volver a tener un Ministerio de cultura, ¿no?
—Siempre he considerado que la cultura española es merecedora de un ministerio. Creo que debería tenerlo solo por el hecho simbólico que guarda mantener ese nivel institucional. Pero las razones que han explicado el hecho de insertar la secretaría de Estado en el Ministerio de Educación en 1996 y 2011 son razonables, por las crisis económicas que había en ambos momentos. Eso sí, me parece necesario que España tenga un Ministerio con más capacidad de coordinación en la proyección exterior de nuestra cultura, con el fin de articular una imagen de marca. La Marca España no está en el IBEX 35 sino en la cultura. Con todo el cariño del mundo al Santander, BBVA o Telefónica, dentro de 200 años a lo mejor nadie se acuerda –ojalá que sí– de esas empresas. Pero de Miguel de Cervantes sí. Se le seguirá considerando el escritor más importante que ha aportado a la humanidad las luces de cómo interpretar la vida de manera optimista, ilusionada, esperanzada y caballerosa. La marca está en su cultura, no el IBEX.
Fuente: JESÚS GARCÍA CALERO - caleroje | ABC.es, 17 de diciembre de 2015
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