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Se trata de la tumba de Anj ef Jonsu, escriba de la ofrendas del dios Amón Ra en el templo de Karnak, de unos 3.000 años de antigüedad.
Fuente: ABC.es | 26 de noviembre de 2015
La tumba de un sacerdote del dios Amón Ra, de hace unos 3.000 años, salió hoy a la luz intacta en la antigua Tebas (actual Luxor) gracias a las excavaciones de una misión española, que permitirán desentrañar los misterios sobre las prácticas funerarias de la época. Se trata de «un hallazgo digno de los inicios de la arqueología», aseguró el director de la misión, Francisco Martín Valentín (izquierda) tras la apertura oficial del enterramiento en la ciudad meridional egipcia de Luxor.
Las numerosas excavaciones realizadas en Tebas desde el siglo XIX hacen que cada vez sea más complicado encontrar un enterramiento intacto y es frecuente que el sarcófago esté vacío, sin la momia. No es el caso de la tumba del sacerdote Anj ef Jonsu, escriba de la ofrendas del dios Amón Ra en el emblemático templo de Karnak, cuyo descubrimiento transportó a los expertos españoles por un tiempo a los albores de la arqueología. «Es difícil encontrar tumbas y sarcófagos intactos. Son acontecimientos históricos, muy relevantes», subrayó Valentín.
El sarcófago de Anj ef Jonsu se encuentra en un excelente estado de conservación y posee una rica policromía, que representa escenas del sacerdote adorando a diferentes dioses como Osiris, Anubis, Nefertum o la diosa Vaca Hat Hor. «Es magnífico», dijo un emocionado Valentín, que al mando de la misión del Instituto de Estudios del Antiguo Egipto realiza su séptima campaña arqueológica en Luxor.
Un total de 28 profesionales, entre ellos egiptólogos, arqueólogos, restauradores, antropólogos, arquitectos y epigrafistas, trabajan este año en la tumba del visir Amenhotep Huy, la más grande de la necrópolis tebana. Fue durante unas excavaciones en la zona noroccidental del patio de este enterramiento donde el pasado día 18 los expertos españoles dieron con el sarcófago de Anj ef Jonsu. «Hacia las 11,30 descubrimos que había un hueco de unos dos metros de longitud y encontramos que en la roca madre de la tumba del visir habían excavado un enterramiento antropomorfo», relata Valentín.
Levantaron las losas de piedra y hallaron el sarcófago, que ahora debe ser estudiado y restaurado por el equipo español para posteriormente ser exhibido en un museo. En la apertura, hoy, de la tumba estuvo presente el ministro egipcio de Antigüedades, Mamduh al Damati, quien destacó las «buenas condiciones y estado de conservación» del sarcófago. Por su parte, el presidente de la Dirección Suprema de Antigüedades, Sultan Eid, explicó en un comunicado que el ataúd de madera está decorado con escritura jeroglífica y representa al sacerdote con una barba trenzada, los brazos cruzados sobre el pecho y en cada mano una flor de papiro.
Francisco Martín Valentín y el ministro egipcio de Antigüedades, Mamduh al Damatim, entre otras personas, en el momento de la apertura del sarcófago- EFEEscriba de la Dinastía XXII.
Anj ef Jonsu vivió en la ciudad de Tebas durante la dinastía XXII, hacia el año 900 a. C. y, como escriba y miembro del clero del dios Amón Ra en el templo de Karnak, se dedicaba a contabilizar las ofrendas divinas, explica el arqueólogo español. En aquella época, Tebas era un Estado teocrático que controlaba Egipto en colaboración con los faraones libios, que tenían su capital y residencia en el norte del país.
«Hubo un incremento del número de sacerdotes, que normalmente eran de origen libio», según Valentín, quien apunta que estos religiosos se enterraban de «forma distinta», cubriendo, por ejemplo, la tumba con losas de piedra. Buscaban un sitio de prestigio, como la tumba del visir Amenhotep Huy, y un rincón para que el sarcófago estuviera cerca de un muro del templo o de otro enterramiento de importancia. Gracias tanto a que el enterramiento está intacto como a la particularidades de este sarcófago, su descubrimiento va a proporcionar «muchas informaciones sobre las prácticas funerarias de la época», agregó el experto español.
Mientras tanto, continuarán las excavaciones en el patio de la tumba del visir Amen Hotep Huy, que fue gobernador de Egipto durante los reinados de Amenhotep III y Amenhotep IV (Akenatón). El patio de este enterramiento, ubicado en el área de Al Asasif en la ciudad de Luxor, es tan grande que fue usado como necrópolis durante unos 200 años. En él, la misión española encabezada por Valentín y Teresa Bedman, hallaron en 2014 el sarcófago y la momia de una cantora (sacerdotisa) del dios Amón, de hace unos 3.000 años.
La misión comenzó este año el 7 de octubre y se prolongará hasta mediados de diciembre, centrada en excavar junto a la fachada de la capilla, en un área de unos 18 por 50 metros. Los expertos españoles no dudan del potencial de esta zona y vaticinan que antes del fin de la misión puede haber «más resultados y sorpresas».
Ministry of Antiquities
Press Office
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A 22nd Dynasty Coffin Discovered in Luxor
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Antiquities Minister Dr. Eldamaty announced today the discovery of the intact burial place with a coffin of a (Priest) of Amun-Re, King of the Gods who carried the name " Ankhef in Khunsu", inside the tomb of the Vizier Amenhotep, Huy number 28 in Asasif (Luxor). The announcement was made during the Antiquities Minister visit to Luxor to start the scanning works inside the tomb of Tutankhamun in search of a hidden tomb behind its walls.
Eldamaty clarified that the well preserved coffin was found inside a rock cut pit covered with stones. The discovery was made by the Spanish Archaeological Mission of Institute of Ancient Egypt "The Vizier Amen-Hotep, Huy Project" in collaboration with the Egyptian MoA Mission.
According to the Mission's report, the coffin is a typical example for the XXI Dynasty (Circa 900 BC). The coffin which represents a man wearing a tripartite wig with stripes and floral crown is made of wood and covered with gesso. The man carries a braided beard and a broad collar "Usekh" protects his neck and shoulders. Three columns of text are distinguished in the center ranging from under arms up to the feet. The box of the coffin is decorated with several records with the deceased making offerings to the gods Osiris, Nefertem, Anubis, the goddess Hathor as a cow, and the Lady of the West, with hieroglyphic texts.
© Ministry of Antiquities, Press Office
Based on the Mission's Report
Expedición española descubre la momia de un alto sacerdote del dios Amón Ra dentro de un sarcófago intacto
Fuente: eleconomista.com.mx| 27 de diciembre de 2015
Llevan siete temporadas arqueológicas intentando desentrañar los secretos milenarios de la tumba más grande de la necrópolis tebana de Asasif, en Luxor, la AT N°28, correspondiente al visir Amenhotep-Huy, quien gobernó bajo el reinado del faraón Amenhotep III, hace 3.375 años, y aún no dan con ella. Sin embargo, el trabajo sistemático y persistente de los integrantes del Instituto de Estudios del Antiguo Egipto (IEAE) les ha conducido a otros sorprendentes descubrimientos: el más reciente, la momia y el sarcófago de un sacerdote servidor del dios Amón Ra, que vivió alrededor del año 900 antes de Cristo.
Francisco Martín-Valentín y Teresa Bedman (izquierda), egiptólogos de primera línea, encabezan la Misión Arqueológica Española del IEAE en Egipto desde el 2009, hoy por hoy, la más numerosa en aquel país, integrada por 32 españoles y una mexicana, Paloma Corona Aguilar, restauradora en jefe, que forma parte del núcleo duro del equipo que apenas hace un par de semanas sorprendió con este singular hallazgo: una tumba intacta, cerrada hace 3.000 años, que guarda en su interior un sarcófago con la momia de un alto sacerdote de origen libio, Anj-ef-Jonsu, guardián de las ofrendas del dios Amón Ra.
Francisco Martín-Valentín está convencido que un personaje de este rango, enterrado en la antigua Tebas, con un contexto intacto, no había sido hallado y exhumado desde 1923, cuando Howard Carter descubrió la tumba de Tutankamón. “Es como volver a los comienzos de la arqueología en el siglo XIX”, dice.
“Porque sarcófagos hay muchos repartidos por el mundo, pero en ningún caso se ha conservado el contexto. Porque hubo un tiempo en que no importaba donde había estado y muy poco importaba la momia, lo que importaba era el sarcófago, y se perdía mucha información valiosa”, comenta el egiptólogo.
“Hoy estamos teniendo nuevamente la oportunidad que no se tuvo o que no se apreció en el siglo XIX, porque lo que importaba entonces era llevarse la pieza, de poder estudiar a profundidad el contexto y obtener datos interesantes de una época compleja y convulsa del antiguo Egipto, que corresponde con el fin del Imperio Nuevo y el comienzo de una época de crisis que en egiptología se ha denominado Tercer Periodo Intermedio (1070-650 a.C.)”, añade.
La Misión Arqueológica Española del IEAE trabaja desde hace siete años en la necrópolis de Asasif, en la antigua Tebas, explorando la tumba del visir Amenhotep-Huy, desplegada en un área de más de 1.000 metros cuadrados. Han terminado de excavar la capilla y ahora trabajan en el patio del mausoleo, donde fue encontrada la tumba sacerdotal. Teresa Bedman nos revela que pese a que las campañas arqueológicas son cortas, sólo tres meses por año, han sido muy productivas y se han podido encontrar más de 10.000 objetos diversos que están depositados en el Almacén Carter de Egipto.
Hace exactamente un año, diciembre del 2014, Teresa Bedman y el arqueólogo José Antonio Suárez encontraron en el patio de la capilla del visir Amenhotep-Huy el cuerpo momificado de una mujer dentro de un sarcófago que tenía inscripciones en su exterior que la indicaban como miembro del clero tebano dedicada al canto al dios Amón Ra y que fue enterrada hace 3.100 años.
El féretro de madera y yeso hallado en Luxor contiene la momia intacta de una sacerdotisa de Amón-Ra.PROYECTO VISIR AMENHOTEP HUY
De acuerdo con Martín-Valentín el rostro de la cantora de Amón Ra aparece “perfectamente retratado en el sarcófago, es decir, no es cualquier rostro común, es el retrato de la persona que está depositada dentro, una mujer bellísima, con unos ojos rasgados preciosos, una nariz muy fina, unos rasgos muy delicados...”
“Lo que más me sobrecogió fue mirar el ramo que alguien dejó con todo amor para esta mujer y allí permanecía 3.000 años después”, revela emocionada la egiptóloga Teresa Bedman, quien ahora, después de encontrar la tumba del sacerdote Anj-ef- Jonsu un año después, no cabe de felicidad y afirma que “es como sacarse la lotería dos veces”.
Para el equipo multidisciplinario compuesto por egiptólogos, arqueólogos, restauradores, antropólogos, arquitectos, fotógrafos y epigrafistas, hallar una tumba intacta con sarcófago y momia en buen estado y perteneciente a un alto miembro del clero egipcio es un acontecimiento que ha marcado un hito en sus vidas.
“Parece común encontrar un sarcófago en Egipto, pero con los saqueos que han sido frecuentes es muy difícil llegar a zonas vírgenes; nosotros hemos llegado a un nivel en la roca madre del patio de la tumba del visir, donde no había habido intervención humana desde el año 1.000 antes de Cristo, por eso digo que estamos como en el comienzo de la arqueología del siglo XIX”, dice el doctor Francisco Martín-Valentín.
Teresa Bedman, codirectora de la misión que explora la tumba del Visir Amenhotep-Huy, compara la experiencia de este hallazgo con un parto: “Eran las 11:35 de la mañana —del 18 de noviembre en Luxor— nos encontrábamos limpiando para llegar a la roca madre, y de pronto descubrimos una oquedad; llamé a Francisco, él miró, me miró a mí, yo volví a mirar, y entonces lo vimos, allí estaban los pies; simplemente nos callamos y esperamos la hora de salida de los trabajadores, para no causar mucho alboroto; estuve casi una hora como una gata trepando por las paredes; luego llamamos al Consejo de Antigüedades para solicitar permiso de extraerlo, y ya, allí estaban ante nuestros ojos 3.000 años de historia en un segundo. La sorpresa fue increíble. Es una emoción tan grande, sólo comparada con la primera vez que una madre ve a su hijo”.
Paloma Corona Aguilar (izquierda), la jefa de restauración del equipo, nos cuenta en directo su experiencia ante el sarcófago sacerdotal: “Cuando me acerqué a ver los pies del sarcófago, vi la policromía como si la hubieran pintado el día anterior, con sus brillos, y no puedes creer que hayan pasado 3.000 años y que ese personaje tenga su ofrenda floral completa... Se salen las lágrimas y se eriza la piel. Profesionalmente, es lo mejor que me ha pasado en la vida”.
El sarcófago y la momia fueron localizados en una tumba intacta, en el patio de la del visir Amenhotep-Huy, la más grande de la necrópolis tebana, a unos 6 metros de profundidad. Mide 1,92 m de largo por 54 cm de ancho, y una altura diferenciada de 32 a 39 cm de los pies a la cabeza.
Paloma Corona, la mexicana integrante del equipo, explica que debido al excelente estado de conservación de sarcófago sólo se ha realizado un trabajo de estabilización, que consiste en un una limpieza superficial muy delicada, con brochas muy finas, con aire, y algunas veces con alcohol o acetona sin afectar la policromía, pero que no ha sido necesaria una intervención mayor.
Paloma Corona Aguilar tiene licenciatura en Filosofía por la UNAM y maestría en Historia del Arte por la Universidad Autónoma del Estado de México. Sin embargo, su vida profesional ha tomado el rumbo de la restauración, y para ello ha realizado diversos cursos de especialización en instituciones de México y el extranjero. Su trayectoria incluye su paso por la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía, por el Instituto Nacional de Antropología e Historia, en los estados de Morelos y Yucatán, por la Universidad Complutense de Madrid, y los últimos cinco años por el Instituto de Estudios del Antiguo Egipto, como jefa de restauración de la Misión Arqueológica Española en Egipto en el proyecto visir Amenhotep-Huy.
Paloma detalla que las técnicas de manufactura y decoración del sarcófago son muy similares a las que podemos encontrar en los retablos o en las tallas estofadas del periodo virreinal en México. En este caso, “el ataúd está labrado en madera de sicomoro, un árbol sagrado para los egipcios, curtido con una mezcla de carbonato de calcio y un aglutinante que se aplicaba a la madera como impermeabilizante, muy similar a la cola de conejo que se usa en México. Luego viene la decoración, muchas veces dibujada previamente con pigmento rojo o pigmento negro mineral; laminado en oro, y finalmente recubierto con un barniz vegetal. Es impresionante cómo a tantos años de distancia seguimos teniendo las mismas técnicas de manufactura que tenían los antiguos egipcios”, detalla.
Francisco Martín-Valentín, también epigrafista del equipo, describe que el exterior del sarcófago presenta unas inscripciones en jeroglíficos que indican que su ocupante, Anj-ef-Jonsu, fue un sacerdote uab (puro) de Amón Ra, y que su función administrativa era la de “Escriba de las ofrendas del dios en su templo de Karnak”, en la ribera del río Nilo.
Anj-ef-Jonsu vivió en la ciudad de Tebas hacia el año 900 a.C., probablemente bajo el reinado de Osorcón El Viejo, primer faraón de origen libio, y fue un alto miembro del clero del dios Amón Ra en Karnak, según se puede constatar por un par de estolas cruzadas que porta en el exterior del sarcófago y que simbolizan su nivel jerárquico, correspondiente a personajes muy cercanos a las altas esferas del poder, detalla el especialista.
Aunque no se le han realizado estudios a la momia, por las medidas del sarcófago se sabe que pudo ser un hombre con una estatura por arriba del promedio de la población egipcia de la época, 1,80 metros quizá. El antropólogo físico Ángel Serrano infiere, por la estatura y su complexión delgada, que pudo tener ascendencia libia, y creen que su rango de edad oscila entre los 30 o 35 años, que en aquella época era una edad venerable, en la cual podían alcanzarse los puestos más altos.
Como es de esperarse según la tradición, los egiptólogos esperan encontrar más datos sobre la vida de este sacerdote y de su estatus una vez que puedan tener acceso y estudiar el rollo de papiro (Libro de los Muertos) que comúnmente era depositado con el difunto para facilitar su viaje al más allá.
Por lo pronto, este enterramiento puede aportar muchos datos sobre las prácticas funerarias de la época libia, “como por ejemplo qué tipo de ofrendas se hacían, por qué ponían la cabeza apuntando al Sur y los pies al norte, qué sustancias aromáticas están presentes en los cuencos encontrados en la tumba”, precisa Francisco Martín-Valentín.
Misión arqueológica española en Luxor (Egipto).
A Auguste Mariette, un egiptólogo francés muy reconocido del siglo XIX, fundador del Museo de El Cairo, o de su antecedente, solían llamarlo “el dinamitero”, por su peculiar método de hacer excavaciones, cuenta Francisco. “¿Te lo puedes imaginar?, yo no usaría dinamita ni aunque viviera en el siglo XVIII, pero eran otros tiempos, otras técnicas, la arqueología era muy rudimentaria”, añade.
El doctor Martín-Valentín hace esta referencia histórica para destacar la importancia que tiene hoy para la arqueología conservar el contexto y trabajar responsablemente un yacimiento con vestigios milenarios. “Importa mucho la conservación inmediata de todo lo que se encuentra”, enfatiza.
Y para ejemplificar la frase, Teresa Bedman tercia en la conversación y dice: “Hoy, por ejemplo, podríamos saber más o menos en qué mes murió el sacerdote a partir del ramo de flores que tenía el sarcófago encima, porque son unas flores azules muy pequeñas que normalmente se crían junto a los trigos, y un estudio paleobotánico podría decirnos exactamente de qué año y de qué época del año son esas flores”.
Pero eso quedará para después, el tiempo y los recursos se agotan y la séptima temporada llega a su fin. Todos volverán a casa, pero anhelando volver el próximo octubre.
UNA EXPERTA ALAVESA EN EL EQUIPO QUE HALLÓ EL SARCÓFAGO DE UN ESCRIBA DE AMON-RA, EL MAYOR DESCUBRIMIENTO ARQUEOLÓGICO DE 2015
En la imagen principal, Guerrini en una excavación en Egipto.
Fuente: noticiasdealava.com | 9 de febrero de 2016
Sólo tiene 35 años, pero puede decirse sin riesgo a equivocarse que no sólo ha hecho realidad el sueño de su vida, sino que se ha visto superado con creces, al formar parte de la misión española que, a finales del año pasado, descubrió un sarcófago intacto en Luxor (antigua Tebas) perteneciente a un escriba del todopoderoso dios Amon-Ra. Hablamos de Sonia Guerrini. Una joven arqueóloga del municipio de Llodio que, viendo que los años pasaban y aún no había pisado la sagrada arena del Valle de los Reyes, decidió probar suerte en Internet.
“Llevo toda la vida soñando con ello y lo he logrado. Mi familia me dice que, desde los dos años, era ver una foto de las pirámides en cualquier libro y que yo las señalaba emocionada. Supongo que estaba predestinada a vivir esta maravilla que no puedo describir con palabras, aunque no se me escapa el casi milagro de lo conseguido. Hay egiptólogos que no dan en toda su vida con una tumba intacta, es decir, con la momia dentro, y yo he tenido la suerte de hacerlo en diez días”, confiesa aún ilusionada.
Pero para alcanzar un sueño hay que perseguirlo, y de ello dan fe los años que Sonia ha dedicado, primero a licenciarse en Historia en la Universidad de Deusto, segundo a iniciar un doctorado de Arqueología en Granada, y tercero a atreverse a enviar su currículo al Instituto de Estudios del Antiguo Egipto en Madrid que, según descubrió buceando en Internet, ofrecía la oportunidad de ir a excavar a Egipto. “Nos presentamos 2.000 aspirantes y seleccionaron a doce. Un arqueólogo no puede vivir aquí de esto, así que fue un puntazo abrir el mensaje y ver que me admitían. Por fin me iba a Egipto. Al revivirlo aún se me ponen los pelos de punta, aunque a mi ama no le hizo ninguna gracia por lo que se oía de la zona”, recuerda Guerrini, en relación a los ataques terroristas a turistas.
Y es que, pese a su admisión, fueron ocho meses de nervios a flor de piel pendientes de las noticias, ante la más que posible suspensión de la excavación para la que con tanto esfuerzo había logrado billete. “Justo la semana antes del viaje pasó lo del avión de Rusia, yo ya me veía deshaciendo las maletas, pero no ocurrió. Mi ama perdió siete kilos de la preocupación, pero ahora que he vuelto y me ha visto está más tranquila”, apunta la arqueóloga.
Guerrini ha sido parte integrante del equipo de 28 profesionales que, entre arqueólogos, restauradores, antropólogos, arquitectos y epigrafistas, dirigen los reputados egiptólogos Teresa Bedman y Francisco Martín Valentín. “El Instituto español de Estudios del Antiguo Egipto lleva ya quince años excavando en Egipto, aunque yo he tomado parte en su séptima campaña arqueológica en Luxor. Exactamente, en la necrópolis de El-Assasif, junto al templo de Hatshepsut y el Valle de los Reyes, en pleno meollo del mayor centro arqueológico del mundo”, puntualiza Guerrini. También en eso tuvo suerte, pues “se trata del sitio y el periodo histórico, el del Imperio Nuevo de en torno a 1.400 años antes de Cristo, que más me atraía”.
Para ser más exactos, el hallazgo de este enterramiento de hace 3.000 años se dio el 18 de octubre de 2015, cuando la misión española estaba trabajando en la tumba del visir Amen Hotep Huy del faraón Amen Hotep III, “uno de los más grandes de Egipto, padre de Akhenaton”, informa la laudioarra. El caso es que, mientras parte del grupo andaba restaurando la capilla, a ella le correspondió excavar en el inmenso patio de unos 18 por 50 metros. “Desde el primer día, nada más ponerte en contacto con la tierra encuentras fragmentos de momia, y amuletos de fayenza, que es una cerámica vidriada azul muy típica de la zona, entre muchas otras cerámicas o maderas. Llevaba ocho meses bromeando con que iba a encontrar un sarcófago, y a los diez días de llegar topamos con las losas de piedra que lo protegían”, cuenta.
Primero levantaron las de los pies, hasta seguir por el torso y dar con la barba. “¡Es un hombre!, exclamamos. Me tuve que quitar la mascarilla y todo de la llorera que me entró de la emoción. Era precioso, con una policromía de colores vivos muy bien conservada, y ya cuando procedieron a abrirlo y comprobaron que la momia seguía en su interior, se desató una locura de abrazos y enormes sonrisas de felicidad entre todos los integrantes del equipo y trabajadores nativos”, rememora embelesada Guerrini.
No es para menos, ya que el hallazgo del sarcófago de Anj ef Jonsu (escriba y sacerdote del dios Amon-Ra en el templo de Karnak que, durante la dinastía XXII, hacia el año 900 antes de Cristo, contabilizó las ofrendas divinas) fue el descubrimiento arqueológico de 2015. “Era el sueño de toda mi vida y tenía miedo por si no se cumplían las expectativas de no ser tan bonito como me lo había imaginado, pero lo superó todo y ya no puedo dejarlo”, confiesa la joven, que volverá a este yacimiento en octubre. “Me lo acaban de confirmar, pero me han pedido que me forme en jeroglíficos y egiptología, y a ello me he lanzado de cabeza. A finales de febrero acudiré a unos cursos que imparte el propio Instituto de Estudios del Antiguo Egipto en Málaga”, adelanta, mirando de reojo un libro de gramática de iniciación a la lengua egipcia clásica escrita en sistema jeroglífico, que la acompaña a donde quiera que vaya.
CICLO DE CHARLAS
Antes, concretamente del 15 al 18 de febrero, a las 19.00 horas y en la casa de cultura de Llodio, Guerrini va a ofrecer un ciclo de conferencias sobre la historia del Antiguo Egipto y su vida cotidiana a través de las tumbas. También hará un hueco para hablar de su increíble experiencia como arqueóloga en el país de los faraones. “Voy a tener que concentrar miles de años en cuatro horas, pero prometo que no va a ser ni denso ni aburrido, y que quien acuda saldrá con una idea general bastante completa del antiguo Egipto”, asegura. Para ello, Sonia se apoyará en imágenes que tomó de su estancia en el país. “Tomando de base tumbas del Imperio Antiguo cerca de El Cairo y del Nuevo en Luxor, iré desgranando cómo cuidaban del ganado, cómo elaboraban cerveza… Y ambientando su modo de vida e historia, que no es tan estática como la gente cree. Hay muchos cambios”, avanza.
Guerrini tampoco se dejará en el tintero la oportunidad de hablar del día a día de un arqueólogo en Egipto y su trabajo. “Se te va la luz, te quedas sin agua, tienes que levantar pedruscos… Todo no es encontrar sarcófagos. Primero hay que quitar seis metros de tierra con el calor del desierto y los mosquitos, y aún así me ha encantado”, afirma la joven, que este mes de julio, a la espera de su vuelta a la tierra de los faraones, colaborará en la intervención arqueológica que se está llevando a cabo en el entorno del Santuario de Santa María del Yermo, en el barrio de Santa Lucía en Llodio.
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