Ancestros de hace 3 millones de años tenían manos parecidas a las humanas

Los investigadores han encontrado que nuestros primeros ancestros podrían haber tenido la capacidad de utilizar herramientas de piedra más de medio millón de años antes de lo que se pensaba. La foto es ejemplo de un agarre de precisión humana de un pulgar fósil de 'Australopithecus africanus' del que se estima tiene de dos a tres millones de años de antigüedad.

Fuente: elcomercio.com | 22 de enero de 2015

La estructura de la mano de ancestros humanos tempranos que vivieron hace 3,2 millones de años sugiere que tenían la habilidad de sujetar y usar herramientas, aunque no las habían inventado aún, dijeron antropólogos el pasado jueves, 22 de enero.

Hasta ahora, no se creía que el Australopithecus africanus, que vivió hace dos o tres millones de años en lo que ahora es Sudáfrica, fuera capaz de hacer herramientas. La primera evidencia de ellas data de 2,6 millones de años atrás, pero sus manos sugieren lo contrario, según un estudio publicado en la revista especializada Science.

El Australopithecus africanus, una criatura con un aspecto de simio y largos brazos, con un cerebro grande y que caminaba erguido en dos patas, parece haber descendido de los árboles, adquirido destreza en las manos y haber sido capaz de realizar movimientos motores finos.

Los nuevos descubrimientos están basados en un nuevo estudio de la estructura esponjosa del hueso, llamado trabeculae, que puede revelar cómo se utilizaron los huesos mientras el individuo estaba con vida.

Lejos de ser criaturas torpes, un vistazo a los fósiles de 'Australopithecus africanus' revela que sus distintas especies tenían manos de apariencia humana, capaces de agarrar y 'exprimir'. En la foto, puede apreciarse un patrón de distribución de hueso trabecular -la parte esponjosa de la mano- en los 'Australopithecus africanus' (izquierda), los Neandertales (centro) y los 'Homo sapiens' (derecha).


Por ejemplo, los huesos trabeculares son muy distintos en humanos y chimpancés, que no pueden imitar la forma en que una mano humana agarra con fuerza algo usando los pulgares y los dedos.

No obstante, los fósiles de los Neandertales se asemejan más a las manos de seres humanos modernos en este sentido. Los neandertales tenían la habilidad de usar herramientas. Los Australopithecus, también, "tenían un patrón de hueso trabecular tipo humano en el pulgar y la palma (los metacarpianos) consistente con la oposición del pulgar y dedos típicamente adoptado cuando se manipulan herramientas", dijo en un comunicado la Universidad de Kent.

Los investigadores han encontrado diferencias claras entre los seres humanos, que tienen la capacidad de precisión de agarre entre el pulgar y los dedos, y los chimpancés, que no son capaces de hacer esto. El análisis de los fósiles de 'Australopithecus africanus' revela (segundo a la izquierda) que también tenía un patrón de hueso trabecular similar a los humanos.


"Estos resultados apoyan la evidencia arqueológica previamente publicada sobre el uso de herramientas de piedra en los 'Australopithecus' y aporta pruebas esqueléticas que revelan que nuestros ancestros tempranos tenían gestos parecidos a los humanos desde mucho antes, y más frecuentemente de lo que se había considerado previamente".

El estudio incluyó a investigadores de la University College de Londres, el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de Leipzig, Alemania y la Universidad de Tecnología de Viena, en Austria.


El 'Australopithecus africanus' fue una de las especies homínidas primitivas más longevas (sobrevivieron durante más de 900.000 años). Hasta ahora, los paleontólogos han descubierto restos de más de 300 individuos en el este de África. En la foto, impresión de un artista.


Artículos relacionados:

* Early human ancestors used their hands like modern humans (Science Daily)

* Early ancestors used their hands like modern humans (Mail Online)

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¿Utilizaban herramientas los homínidos hace más de tres millones de... (15/08/2010)

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Comentario por Guillermo Caso de los Cobos el enero 23, 2015 a las 10:39am

Hace más de tres millones de años ya había manos humanas

Fuente: EL PAIS.com | Daniel Mediavilla | 22 de enero de 2015

Hay un tópico manoseado y falso que afirma que crisis en chino se escribe con dos rasgos: uno significa peligro y el otro, oportunidad. Este bulo tan extendido, convertido en viral tras el discurso del presidente de EE UU John F. Kennedy cuando anunció el fin de la crisis de los misiles de Cuba, quizá deba su éxito a su verosimilitud. Una muestra es lo que, probablemente, sucedió hace unos tres millones de años en África, en el plácido jardín del Edén donde se sitúa el origen de la humanidad.

Allí, vivían especies como los Australopithecus, unos homínidos bajitos (rondaban el metro treinta), que caminaban erguidos y tenían un pequeño cerebro, poco mayor que el de un chimpancé y una tercera parte del humano. Estos simios sofisticados se tuvieron que enfrentar a cambios medioambientales que transformaron su mundo de bosques tropicales en uno más árido en el que la sabana ganó terreno. En ese nuevo entorno, cambiaron las plantas y animales disponibles para saciar el hambre y, posiblemente, la habilidad para manejar herramientas e incluso producirlas se convirtió en un valor que favorecía la supervivencia.

Hasta ahora, los utensilios artificiales más antiguos que se han encontrado tienen dos millones y medio de años y su autoría se atribuye a los Homo habilis. Aquel hito supone un cambio radical respecto a la manera en que hasta ese momento se habían relacionado los animales con su entorno: es el nacimiento de la tecnología y con ella, de la humanidad.

Esta tarde, en un artículo publicado en la revista Science, un grupo internacional de científicos aporta información que puede adelantar en más de medio millón de años ese momento estelar de la prehistoria. Con técnicas de tomografía, los científicos analizaron la estructura del interior de la mano de los Australopithecus africanus, una especie que vivió en el sur de África hasta hace dos millones y medio de años. En concreto, se fijaron en la trabécula, una parte de hueso esponjoso cuya morfología varía a lo largo de la vida dependiendo del uso que se hace de cada parte del cuerpo. En una comparación de estas estructuras en A. africanus y en neandertales europeos, comprobaron que tenían una similitud mucho mayor con estos últimos, usuarios habituales de la tecnología, que con los chimpancés.

Estos resultados refuerzan la idea de que las manos de los A. africanus y de otras especies de la época habían cedido capacidad para trepar a los árboles y estaban habituadas a manejar frecuentemente herramientas con la precisión y sutileza que caracteriza a las especies más humanas. La aparición de un pulgar enfrentado al resto de los dedos, que puede tocarlos uno a uno y acariciarlos de abajo arriba, se considera un paso fundamental en el proceso de humanización. Ese rasgo anatómico, que permite utilizar un bolígrafo para realizar una traqueotomía o un pincel con el que pintar mamuts en una cueva, es clave para la aparición de la tecnología.

Los autores plantean también que su trabajo fortalece la credibilidad de algunos descubrimientos que atribuyen el uso y la elaboración de herramientas para procesar la carne de animales a especies tan antiguas como Australopithecus afarensis hace 3,4 millones de años.

“Esperamos que nuestra investigación animará a los arqueólogos a mirar con más atención a los sedimentos de este periodo en África en busca de usos más antiguos de herramientas”, afirma Matthew Skinner (izquierda), investigador de la Universidad de Kent (Reino Unido) y uno de los autores del estudio.

Faltan pruebas

Esta hipótesis, a falta de que alguien encuentre herramientas de piedra que la sustente, despierta dudas en algunos investigadores. Salvador Moyà-Solà (derecha), investigador ICREA y director del Instituto Catalán de Paleontología Miquel Crusafont de Sabadell (Barcelona), participó en trabajos hace más de una década que ya mostraban la cercanía a la humanidad, al menos en la forma, de las manos de los A. africanus.

Sin embargo, considera que hay que establecer una diferencia clara entre emplear herramientas y crearlas. “Coger un palo para cazar termitas o pelar una rama para hacer un instrumento de madera es algo que también hacen los chimpancés, y hay pájaros que utilizan espinas para cazar insectos”, explica. “Las manos y los dedos cortos y el pulgar largo tienen una función, esencialmente, de manipulación, que sería muy útil para actividades muy diversas, como recolectar frutos o tubérculos o hurgar en el tronco de un árbol para atrapar gusanos”, añade.

Pero igual que tener unas manos como las de Picasso no implica ser capaz de pintar como él, tener capacidad para manejar herramientas no lleva consigo la habilidad para fabricarlas. “Lo importante es que el cerebro genere el concepto de industria lítica y luego la mano la pueda desarrollar, y me resulta muy difícil imaginar que una australopiteco, con una capacidad craneal no muy distinta de la de un chimpancé, pudiese hacerlo”, concluye.

Carlos Lorenzo (izquierda), un investigador de la Universidad Rovira i Virgili de Tarragona que ha estudiado con detalle las manos de los homínidos de Atapuerca (Burgos), considera en primer lugar que la aplicación de la tecnología para observar el interior de los fósiles es un logro que ayudará a conocer mejor nuestro pasado. De hecho, plantea aplicar técnicas similares a los fósiles burgaleses. No obstante, también considera que hace falta más información para poder unir una anatomía que permitiría el uso de herramientas, con la capacidad de creación e incluso de manipulación de esos utensilios. “Si un humano actual pierde una mano y le ponen un garfio, puede seguir construyendo instrumentos, porque tenemos la capacidad psicomotriz y cerebral para mover ese gancho como es necesario”, señala Lorenzo. “Un chimpancé, aunque tenga las dos manos, no puede, porque le falta la capacidad de control muscular y precisión para golpear los objetos”, indica.

Sobre la falta de herramientas de piedra de la época de los australopitecos, el paleoantropólogo de la Rovira i Virgili reconoce que es un problema para asegurar que aquellos homínidos produjeron tecnología. Sin embargo, plantea que antes de la etapa en que se empezaron a fabricar toscos cuchillos de piedra, pudo existir una “etapa cero” en la que se empezase a aprovechar objetos de la naturaleza como herramientas como paso intermedio hacia el amanecer de la tecnología producida por los Homo habilis. “Esta etapa cero es muy difícil de demostrar. Esta anatomía interna de las manos que se muestra en este estudio es una pista, pero solo una pista”, concluye.

Skinner recalca que las pruebas que presentan “no es evidencia directa de que los australopitecos hiciesen y utilizasen herramientas de piedra”. Pero también propone una posibilidad para explicar por qué pueden no haberse encontrado estos vestigios aunque existan. Los lugares en los que se han encontrado los restos petrificados de los A. afarensis “son depósitos en cuevas a los que los fósiles mismos llegaron por causas naturales como torrentes de agua o llevados por depredadores”. Por eso, “los lugares en los que los australopitecos utilizaban las herramientas no es el mismo donde encontramos sus fósiles”, añade el investigador. Además, añade, “es improbable que las herramientas de hueso y madera de este periodo se preserven, y la simpleza de las herramientas de piedra que podrían haber utilizado no son fáciles de reconocer para los arqueólogos”.

Comentario por María José Grech el enero 23, 2015 a las 10:55pm

Siguiendo el razonamiento de que la evolución es un proceso largo y continuado en el tiempo, para que se pudiera alcanzar la habilidad de fabricar instrumentos de piedra seria necesaria la coexistencia de la capacidad cerebral y de las manos adecuadas para ello. Si los chimpancés y sus ancestros ya usaben elementos naturales para ayudarse en la supervivencia, es de suponer que los primitivos homo también lo hicieran, hasta que su mayor capacidad cerebral les ayudara a dar el salto cualitativo de fabricarlos por ellos mismos. Otra cosa es averiguar cuando se produjo ese hecho.

Comentario por Guillermo Caso de los Cobos el febrero 5, 2015 a las 12:43am

¿Qué especie humana inició la era de la tecnología?

27 enero, 2015

Por el momento, las herramientas de piedra más antiguas conocidas se han obtenido en los yacimientos de Gona, Hadar y Omo (Etiopía) o Turkana (Kenia). La cronología del yacimiento de Gona llega hasta los 2,6 millones de años, y no puede descartarse que algún día se encuentren herramientas de mayor antigüedad. Este hecho se asocia a una cierta capacidad mental y a la posibilidad de fabricar instrumentos, que requiere una anatomía de las manos muy particular. La capacidad de oponer el dedo pulgar a los demás dedos y en particular al dedo índice, nos permite realizar la llamada “pinza de precisión”, juntando con fuerza las yemas de los dedos. Con ese gesto manipulamos objetos de manera muy precisa. Los simios antropoideos son cuadrúpedos y la anatomía de sus extremidades es acorde con su forma de locomoción. El dedo pulgar es pequeño, no se puede oponer con precisión a los demás dedos y la musculatura que lo mueve está muy poco desarrollada en comparación con la nuestra. Los gorilas y los chimpancés son capaces de caminar apoyando los nudillos en el suelo y de agarrarse con mucha fuerza a las ramas de los árboles. Realizan una “pinza de presión”, que nosotros no podemos igualar. No obstante, tanto unos como otros (pero en particular los chimpancés) son también capaces de utilizar ciertos objetos con las extremidades superiores. Por ejemplo, los chimpancés consiguen romper nueces o sacar termitas usando con una vara.

La tecnología se define por la posibilidad de transformar la materia prima en objetos con una función determinada. Los chimpancés usan la materia prima, pero no la transforman. Mientras no se demuestre lo contrario, nuestros ancestros más remotos (como Ardipithecus ramidus o Australopithecus afarensis) tampoco fabricaban instrumentos. La morfología de los huesos fósiles de sus manos sugieren una gran capacidad para trepar, pero en ningún caso ha podido demostrarse la existencia de pinza de precisión en estas especies.

Las evidencias arqueológicas nos dicen que los miembros de alguna especie de nuestra genealogía fabricó instrumentos hace al menos 2,6 millones de años. Al mismo tiempo, esas evidencias implican la capacidad anatómica (pinza de precisión) y mental para transformar la materia prima. Como hipótesis de trabajo hemos asociado la tecnología al género Homo. Bajo esa premisa hemos de admitir que hace casi tres millones de años existía una especie del género Homo en el este de África. Sin embargo y hasta la fecha, las evidencias del registro fósil son muy escasas y algunos dirían que poco convincentes. Si pudieran aportarse pruebas empíricas de que alguna especie de australopiteco tuvo pinza de precisión habría que reflexionar seriamente sobre el paradigma actual.

Los fósiles de mano y pie de individuos de las especies más recientes del género Australopithecus (A. africanus y A. garhi) también son muy escasos, casi anecdóticos, y corresponden a algunos metacarpianos. Lo mismo se puede decir del registro fósil del género Paranthropus. No hay fósiles suficientes como para estudiar su morfología y afirmar o rechazar la posibilidad de la existencia de la pinza de precisión en estas especies. En consecuencia, no se puede plantear con datos morfológicos empíricos la posibilidad de que los miembros de alguna de las especies de Australopithecus y Paranthropus pudieran haber fabricado los instrumentos de Gona, Hadar o Turkana. Sin embargo, las cosas pueden cambiar utilizando información, que hace unos años era impensable. Matthew Skinner y otros paleoantropólogos acaban de publicar en la revista Nature un artículo que promete un intenso debate y tal vez una inflexión muy importante en el paradigma de las investigaciones arqueológicas del Plioceno.

Las técnicas no destructivas de micro-CT (microtomografía computerizada) se han ido perfeccionando en los últimos años y han proporcionado datos, impensables hace tan solo una década. Skinner y sus colegas han estudiado la densidad y distribución de la trabécula ósea de los pocos metacarpos conservados de Australopithecus africanus y Paranthropus robustus y han comparado los resultados con los de Homo sapiens y Pan troglodytes. Las investigaciones de Mat Skinner parten de varios hechos bien conocidos. El hueso sufre cambios importantes durante su crecimiento y a lo largo de la vida. Esos cambios tienen una base genética, pero también un fuerte componente ambiental. El trabajo al que se someten los huesos determina en parte su aspecto externo e interno. Los huesos responden al ejercicio físico y a la función que se realice con asiduidad. La trabécula ósea interna no es ajena a estas cuestiones y puede estudiarse con enorme detalle gracias al micro-CT. La radiografía convencional es muy útil, por supuesto, pero sus prestaciones han quedado superadas por las imágenes digitalizadas que pueden obtenerse con la microtomografía y con su análisis mediante potentes ordenadores.

Skinner y sus colegas han observado que la densidad de la trabécula ósea de los metacarpos de australopitecos y parántropos es similar a la de los chimpancés. Estos datos confirman lo que nos dice la morfología. Nuestros ancestros eran capaces de trepar, agarrándose a las ramas con una fuerza enorme. Pero la distribución de la trabécula ósea de los metacarpos en australopitecos y parántropos es muy similar a la nuestra y diferente a la de los chimpancés. Puesto que la orientación de las trabéculas está condicionada por la dirección de la fuerza que se ejerce sobre ellas, cabe la posibilidad de inferir la función que realizaban los huesos de las manos de nuestros antepasados. Del estudio de Skinner y sus colegas se desprende que tanto los australopitecos como los parántropos fueron capaces de fabricar instrumentos. La conclusión de Skinner podría explicar la presencia de herramientas en épocas tan remotas, en ausencia de especies confirmadas del género Homo. Por supuesto, los resultados piden a gritos el hallazgo de más huesos fósiles de las manos del período comprendido entre tres y dos millones de años para confirmar esta hipótesis. Pero mientras llegan esos hallazgos nuestra mente se prepara para asumir una conclusión, que sin duda será difícil de digerir para muchos colegas. Los australopitecos pudieron ser los primeros en iniciar la era de la tecnología.

Comentario por María José Grech el febrero 5, 2015 a las 5:21am

Interesantísima información. De este ancestro evolucionaron no solo nuestras manos, también nuestro cerebro, nuestros instintos, y están mucho mas presentes en nuestra vida diaria de lo que muchos están dispuestos a admitir. Muchas gracias.

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