2) SAN AGUSTÍN Y SU “ENCICLOPEDISMO” MEDIEVAL: . La obra que vamos a analizar está escrita al comienzo de la Edad Media, durante unos años en los que el Imperio Romano se veía asediado por hordas bár…

2) SAN AGUSTÍN Y SU “ENCICLOPEDISMO” MEDIEVAL:

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La obra que vamos a analizar está escrita al comienzo de la Edad Media, durante unos años en los que el Imperio Romano se veía asediado por hordas bárbaras y por guerras intestinas. Un momento en que la duda intelectual, la decadencia ciudadana y el desorden social, hacían profunda mella en lo que fue el gran mundo latino. Etapa de inicio del medioevo en toda su expresión y esplendor; lo que generó entre algunos ciudadanos romanos una mentalidad “enciclopedista”, al ver cómo peligraba su cultura y al observar el modo en que su civilización se situaba al borde del abismo (económico y militar). San Agustín es un caso de ese talante “enciclopédico”, tipicamente medieval y que más tarde veremos en santos como Isidoro de Sevilla. La razón de aquellas “obras colosales”, pero escritas por un solo hombre; estriba -a mi entender- en la paulatina desaparición de civilizaciones como las de Grecia y Roma. Sociedades que habían permitido a los sabios trabajar juntos, durante siglos; tanto como para compilar todos los conocimientos escritos, en bibliotecas -siguiendo el ejemplo de la alejandrina-. Un mundo que da fin en época de San Agustín; provocando un estado en que los hombres cultos ya no pueden llevar a cabo aquella labor de grupo, ni de escuela -como la realizada por Pitágoras y los pitagóticos; o Sócrates y Platón, con los socráticos y los neoplatónicos-. Habida cuenta que en el tiempo que vivió el autor que tratamos (entre el 354 y el 430) hubo tal crisis social y de pensamiento, que los ciudadanos habían dejado de creer en su pasado cultural -por cuanto, sintiéndose obligados a tomar un rumbo social distinto; su única solución era la nueva religión que abrazaban-.

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Debido a cuanto narro, en los tiempos que tratamos ya no se abrían enormes bibliotecas, ni se realizarían labores compilatorias a cargo del Estado -tal como fueron antes encargadas a Ptolomeo o al mismo Aristóteles (a quienes se asignaba hasta la educación de los más importantes nobles y reyes)-. Quedando así los individuos cultos en una enorme soledad intelectual, ante la decadencia y el desorden que vivían (afrontando el hecho de que cualquier tiempo pasado fuera mejor). Por lo demás, la conversión de los emperadores al cristianismo sirvió para que el poder se hiciera con la exclusividad de esta religión; llegando a utilizarla para oprimir y perseguir al pueblo. Prohibiendo desde Constantino la celebración de ciertos cultos y ritos paganos; algunos, que por su crueldad parecía lógico erradicar, pero no del modo en que se llegó a hacer. Una circunstancia que más tarde fue aprovechada por los siguientes que gobernaron Roma, para anular toda idea que no les complaciera. De tal manera, en tiempos de San Agustín, se promulgaron edictos para la persecución de herejes y exterminio de cultos paganos; llevados a cabo con crueldad por gobernantes como el hispano Teodosio. Quien astutamente aprovechó la nueva religión -cristiana- como un sistema de control social; logrando de algún modo utilizarla, para que las dos Romas no se separasen. Gracias a esta argucia y al uso de la nueva fe para mantener unido y fuerte el Imperio; muchos aceptaron bautizarse, como fórmula de integración y de fidelidad a la corona -o al imperio-. Algo que de nuevo generó enormes dudas acerca de la palabra de Cristo, que hasta entonces había sido promulgada para los pobres y los proscritos. Siendo así, aparecieron nuevas voces (como la agustiniana) con la intención de hacer ver que aquella nueva fe nacía del amor fraterno y no como una fórmula de poder. Para todo lo que debían estos nuevos filósofos del catolicismo, reconstruir el pensamiento cristiano y generar unas bases sólidas de cultura. Debido a ello, y a la soledad en la que vivía el hombre de letras o de ciencia en la Roma del siglo IV(envuelta en continuas convulsiones y desorden); se formaron aquellos increíbles compiladores de sabiduría. Filósofos que como San Agustín o San Isidoro (más tarde), irían sincretizando el mundo grecorromano con el cristiano. 
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Cuanto narramos, provocó esa mentalidad “enciclopédica” nacida del estudio en solitario; pero que mucho distará del conocimiento compartido y abierto anterior (el de los filósofos griegos y romanos). Pues mientras el “enciclopedista” se encierra a escribir, intentando olvidarse y retirarse del Mundo; los sabios en tiempos de bonanza intelectual, se unen e intercambian ideas. Promoviendo un progreso muy distinto y que poco o nada tiene que ver con el que logra un hombre solo y aislado (como lo fue San Agustín). La obra a la que nos enfrentamos (Sobre la Música) está redactada en la situación antes descrita: Un momento de gran incertidumbre intelectual y de enorme crisis social. Como hemos dicho, a mi juicio, el autor intenta en ella realizar una síncresis entre el cristianismo y las escuelas neoplatónicas -o pitagóricas-; mostrando reiteradamente los conocimientos que este tenía sobre poesía. De ello, para valorarla en su justa medida, hemos de tener en cuenta estos parámetros descritos, a la vez que la finalidad del santo; que es la de atraer hacia el cristianismo a los neoplatónicos y a los pitagóricos. Cuanto decimos nos ayudará a entender “Sobre la Música”, donde la repetición reticente de ideas expuestas, en ocasiones impide que veamos su intención sincrética; haciéndose a veces ilegible el contenido debido a su carácter pedagógico. Por este motivo, San Agustín redacta la obra con la fórmula platónica (socrática) del “diálogo”; siendo los seis libros una conversación entre un alumno y su profesor -que se corresponden con su figura y la de un supuesto discípulo-. Pupilo al que da una verdadera lección de gramática poética y al que explicará el modo en que la belleza de los versos (la música poética), tiene su base en la beldad de la Creación y en el amor del Creador. Un Dios que por amor entrega el número al hombre, como un código alfabético en el que deberemos comprender la Armonía Universal.

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IMAGEN, ARRIBA: Disco de Teodosio, realizado para celebrar su aniversario como emperador -hacia el año 388, o en el 393-. La placa conmemorativa fue creada en Constantinopla para el décimo -o decimoquinto- aniversario de su entronización. Fundida en plata y con unos 74 cmts. de diámetro, se descubrió 1847 en Almendralejo y actualmente se expone solo en réplica (en el Museo Romano de Mérida -al que agradecemos nos permita divulgar nuestra fotografía-). El emperador Teodosio declaró la fe cristiana ortodoxa como única de su reino (en el 380), justamente en los tiempos de conversión de San Agustín, que se bautizó siete años más tarde del referido edicto. Tal como decimos, la gran astucia de este gobernante hispano-romano, le lleva a utilizar la nueva fe como un instrumento aglutinante de Roma.Aprovechando la situación de desorden para promover la persecución de todo ajeno a sus ideas; algo que en gran parte realizó en nombre de esa religión que promulgó como oficial desde el 380.

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IMAGEN ABAJO: Otra pieza del Museo romano de Mérida (al que agradecemos nos permita divulgarla); en este caso se trata de un fragmento de lápida, con crismones, dedicada a “PROLECTUS”; hallada en la muralla emeritense y se fecha en tiempos de Teodosio (a fines del siglo IV d.C.). La llegada del cristianismo a La Península Ibérica está ligada a tierras de San Agustín de Hippona; pues muchos de los santos que primeramente vinieron a predicar a nuestras tierras, procedían de Argelia o Túnez. Este era el caso de los hermanos San Cugat y San Félix; que arribaron a Cataluña desde Cartago, posiblemente en tiempos de Diocleciano (a finales del III o comienzos del siglo IV) y que fueron martirizados por divulgar la nueva fe.

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3) SOBRE LA MÚSICA (introducción a un texto que a mi juicio no es pitagórico sino sincrético):

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Muchas han sido las traducciones al castellano de la obra, aunque nosotros vamos a basarnos en las dos últimas publicadas: La realizada por Alfonso Ortega -en Biblioteca de Autores Cristianos (2) - ; y la magnífica edición de Gredos, que vio la luz apenas hace dos lústros, con traducción y notas de los profesores Luque Moreno y López Eisman (3) Asimismo, ampliaremos datos valiéndonos de las últimas tesis escritas acerca de este libro agustiniano; entre las que hemos de destacar la presentada por Guillermo León Correa -en Salamanca, 2009-. Un “paper” que bajo el título “Numeros Proportio...” analiza dos de sus libros (el I y el VI) (4) . Habiendo de anotarse que Guillermo Correa Pabón sigue las traducciones antes mencionadas (la editada por BAC y por Gredos); tanto que basó gran parte su tesis en la obra de Luque Moreno y López Eisman. Libro impecablemente editado por Gredos, cuyas citas a pie de página son tan valiosas, que han permitido desarrollar la primera parte de su trabajo doctoral a Correa Pabón.

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Internándonos ya en la obra, la gran mayoría de los que analizaron “Sobre la música”, afirman que se trata de un texto neoplatónico. Pero en nuestra opinión no es así, pues el santo nunca “toca” realmente la teoría pitagórica del número; sino más bien pretende crear una propia. Promulgando una idea agustiniana acerca de la armonía, que solo comprendería la música como verso (o la música sacro-poética); generando una filosofía propia, sincrética, y sin mencionar en los seis libros que analizaremos el dogma pitagórico. Misterio” que consiste en el secreto de la afinación (los temperamentos) y su relación con la Armonía Universal; una idea que igualmente encontraremos entre los neoplatónicos y que une las medidas o equilibrios del Cosmos, con los de la escala musical. Pese a ello, todos los autores que tratan acerca de la concepción armónica de San Agustín, hablan de pitagorismo en los seis libros de “Sobre la Música”. Una obra que yo solo me atrevería a calificar de “sincrética” o reformista. Generando una transformación de las ideas neoplatónicas en nuevas leyes agustinianas, que tan solo analizan el verso y los ritmos musicales con relación a la poesía (a la gramática).

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Consecuentemente con lo expuesto, los analistas de “Sobre la Música” escribirán frases como las siguientes que recojo -de Gillermo L. Correa-:

Desde Pitágoras hasta nuestros días ha persistido este connubio que relaciona el universo de los sonidos con los números (...) sonus y numerus. El filósofo de Hipona no fue ajeno (...) De musica es la expresión de ese asombro, y la puesta en escena que exhibe, en uso, un cuadrante de estos lenguajes de signos abstractos. Para san Agustín la realidad entera es numerosa, como también lo son el mundo corpóreo y la acción pensante. El universo está constituido por numeri, y a su vez, es un universo proporcionado y bello que se expresa como sinfonía cósmica y cántico del universo (…) Bien sabemos que la música en el pitagorismo constituye el eje de la especulación filosófica. Este singular universo de soni et numeri se modula desde conceptos claves”(5) En Roma, heredera de la tradición griega, el conocimiento de la armonía musical representó un instrumento educativo de primer orden (...) Posteriormente, los primeros Padres de la Iglesia, y con ellos el canto litúrgico, adoptaron una postura eminentemente pedagógica ligada siempre a los postulados del pitagorismo-neoplatónico que soporta los aspectos éticos y metafísicos de la música (…) Este programa alcanza su sistematización más original con san Agustín, quien armoniza los principios neoplatónicos..... De musica es la muestra paradigmática de esta síntesis” (6).

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Unas ideas que podríamos admitir como ciertas, si en en alguno de los libros de “Sobre la Música” el autor definiera los temperamentos musicales y su relación con el Cosmos; o al menos decidiera realizar una comparación entre las distancias, rotación o giros de los astros, y las medidas de la escala musical. Ya que San Agustín únicamente nos dice que la música se ajusta a una armonía y “belleza universal”, con arreglo a unos ritmos y metros nacidos desde el amor y belleza de Dios. Pero sin mencionar el santo las reglas o dogmas pitagóricos, que aunaban las medidas del Cosmos con los intervalos de las Octavas. Además, siquiera nos va a hablar de sonidos y de los valores de las notas musicales, sino todo lo ensambla y ajusta con una teoría nacida desde la gramática y la metrología de los versos. Es decir, que a mi juicio, el santo readapta la teoría pitagórica, a su mundo (el de la gramática); para así crear una nueva filosofía, más sencilla y casi ajena a la matemática. Unas ideas distintas a los difíciles paradigmas de Pitágoras y donde San Agustín simplemente une la métrica de la poesía y el ritmo, con la “idea” del Número.Teoría numérica totalmente diferente a las de los pitagóricos; quienes se  dividían en acústicos y matemáticos y que generaron en su filosofía complejos sistemas de afinación de escalas (promoviendo algoritmos de difícil solución lógica y aritmética). Por todo ello, los de Pitágoras o los neoplatónicos, unían el valor de los intervalos entre notas, con las distancias entre los planetas; y los ritmos de giros del Cosmos, con la rítmica musical. Teorías que en ningún momento mencionará San Agustín; que se limita a la métrica del verso y a expresar algunas relaciones numéricas muy básicas (afirmando -por ejemplo-, que 1, 2 y 3 son el principio de todo; explicándolo de forma muy simple al escribir que: 1+1 = 2 ; y 2+1 = 3).

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SOBRE Y BAJO ESTAS LINEAS: Dos fotografías de la antigua basílica visigoda de Santa Eulalia de Mérida, bajo los cimientos de la iglesia renacentista dedicada a igual culto (agradecemos a esta institución nos permita divulgar nuestras imágenes). La llegada a España del Cristianismo está muy ligada a la tierra de origen de San Agustín, aunque la venida de esos primeros predicadores desde Cartago, se fecha en tiempos de la persecución de Diocleciano (al final del siglo III y comienzos del IV). Fue ese el momento en que el emperador romano ordenó acabar con los militares romanos que profesaran esta fe, martirizando al famoso centurión de la Legio VII Gémina de Hispania, llamado Marcelo. Tras la muerte de San Marcelo, el cristianismo ascendió por la Ruta de la Plata, divulgándose a través de los soldados romanos que viajaban desde Andalucía, hasta León (la Legio VII). De ello, algunas de las primeras diócesis fueron Sevilla y Mérida o Astorga; donde por aquel tiempo sufrieron martirio santas como Eulalia (emeritense) o Justa y Rufina (hispalenses). El monasterio que vemos en fotografías es incluso unos diez años anterior a la conversión de Recaredo, que oficializó el catolicismo como única religión del reino hispano-visigodo.

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(1): Acerca del dogma pitagórico aconsejamos consultar nuestros artículos que más abajo referimos, con un ellace para llegar hasta ellos. En definitiva tal “dogma” o secreto del pitagorismo y del platonismo (o neoplatonismo) se basa en el conocimiento del modo de templar (hallar) las notas de la escala musical, y su relación con el Cosmos. Afirmando los pitagóricos que existía una relación entre la Armonía del Cosmos (la distancia y movimientos de los astros) y estas proporciones de la escala musical. Explicando así la razón de una “música o armonía” Universal, procedente de la Creación del Universo y del mismo Dios.

ARTÍCULOS DONDE PODEMOS COMPRENDER LO QUE ES PROPIAMENTE EL DOGMA PITAGÓRICO:

- Hipótesis arquelógica sobre las primeras temperaciónes y escalas musicaleshttp://decnossosatartessos.blogspot.com.es/2013/07/hipotesis-arquelogica-sobre-las.html

-PLATÓN Y LA PRIMERA DESCRIPCIÓN DE UNA TEMPERACIÓN* EN NUESTRA CULTURA (hipótesis para su exposición): Hipótesis arqueológica sobre las primeras temperaciones y escalas musicales (capítulo 3)

http://decnossosatartessos.blogspot.com.es/2013/08/platon-y-la-primera-descripcion-de-una.html

- EL PROBLEMA DE LOS TEMPERAMENTOS Y SU RESOLUCIÓN EN FILOLAO Y PLATÓN. Capítulo 5 de "Hipótesis arquelógica sobre las primeras temperaciónes y escalas musicales".

http://decnossosatartessos.blogspot.com.es/2013/12/el-problema-de-los-temperamentos-y-su.html

TEMPERAMENTOS Y AFINACIONES ANTIGUAS -una explicación para todos- (capítulo intermedio entre el 12º y el 13º: HISTORIA DE LOS TEMPERAMENTOS)http://decnossosatartessos.blogspot.com.es/2014/08/temperamentos-y-afinaciones-antiguas.html

(2): ALFONSO ORTEGA traducción de Sobre la Música (San Agustín)

Biblioteca de Autores Cristianos (BAC, vol. 39 ) Madrid 1988

(3): SAN AGUSTÍN; SOBRE LA MÚSICA seis libros

Introducción, traducción y notas JESÚS LUQUE MORENO Y ANTONIO LÓPEZ EISMAN

ed. Gredos Madrid 2007

(4): NUMERUS-PROPORTIO EN EL DE MUSICA DE SAN AGUSTÍN (Libros I y VI)

LA TRADICIÓN PITAGÓRICO-PLATÓNICA // GUILLERMO LEÓN CORREA PABÓN // UNIVERSIDAD DE SALAMANCA DEPARTAMENTO DE FILOSOFÍA Y LÓGICA Y FILOSOFÍA DE LA CIENCIA FACULTAD DE FILOSOFÍA Salamanca, España Mayo de 2009

(5): Op cit. (4) Pags 12 a 14.

Desde Pitágoras hasta nuestros días ha persistido este connubio que relaciona el universo de los sonidos con los números, armoni a y ariqmosonus numerus. El filósofo de Hipona no fue ajeno (...) De musica es la expresión de ese asombro, y la puesta en escena que exhibe, en uso, un cuadrante de estos lenguajes de signos abstractos. Para san Agustín la realidad entera es numerosa, como también lo son el mundo corpóreo y la acción pensante. El universo está constituido por numeri, y a su vez, es un universo proporcionado y bello que se expresa como sinfonía cósmica y cántico del universo. (12)

Parte de la definición de música, realiza su exposición sobre el ritmo y el metro latino, despliega su teoría de la percepción, y llega a Dios como fuente eterna de todas las armonías (12).

Bien sabemos que la música en el pitagorismo constituye el eje de la especulación filosófica. Este singular universo de soni et numeri se modula desde conceptos claves (13).

San Agustín no se detiene a definirlo, apenas precisa los términos que enunciamos y por los que despliega su significado. El numerus está diseminado en la extensión del texto (...) desde el sonus físico acústico y sus valores de duración temporal [numeri finiti], hasta el canto armónico del universo [carmen universitatis] y su expresión en números eternos e infinitos [numeri aeterni et infiniti] (14).

(6): Op cit. (4) Pags 23 y 24.

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