Red social de Arqueologos e Historiadores
El delito no existe en el Código Penal
Fuente: El País, 29 de diciembre de 2013
El hombre yacía en el suelo haciéndose el muerto. Un infarto lo había fulminado. O eso gritó antes de desmayarse. Al llegar la ambulancia, cambió el diagnóstico: “Lo que usted tiene es a la Guardia Civil en casa”. La anécdota la recuerda un agente del Grupo de Patrimonio Histórico de la UCO (Unidad Central Operativa) que registró el hogar del señor, cuyo problema era otro: ¿cómo justificar las monedas antiguas, el detector de metales y los demás objetos sospechosos que abarrotaban la vivienda?
Más de 9.000 fueron las piezas arqueológicas que los agentes requisaron entonces en la llamada operación Necrópolis, que provocó 12 detenciones por presunto expolio. La Guardia Civil llegó a fotografiarlos mientras, sentados en un bar, se jactaban de su botín. ¿Qué castigo judicial recibieron? Ninguno.
Tampoco, de momento, ha pagado por su crimen arqueológico el jubilado detenido en marzo en la llamada Operación Helmet por ll.... Ni siquiera acaban en sentencia, en realidad, la mayoría de las entre 300 y 500 denuncias por expolio que cada año remite el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) a la Guardia Civil (que en 2012 recibió un total de 3.305). A falta de cerrar las estadísticas de 2013, la impresión es que ha sido uno de los peores años que se recuerdan en la materia, coronado el viernes con la detención de dos personas acusadas de saquear el yacimiento de Tiermes, en Soria.
“Sentencias hay pocas, muy pocas. Lo que hay es un gran sobreseimiento”, explica Ana María Yañez, jurista especializada en Patrimonio y profesora de la Complutense. Tanto que, a veces, se ha llegado a devolver las piezas al supuesto expoliador.
Una de las claves está en las exigencias de los jueces: el patrimonio arqueológico no es como el Cluedo; no basta con encontrar el arma del delito y su culpable. O se demuestran procedencia y momento del expolio de cada objeto o la puerta hacia la conclusión del caso permanece cerrada. “Es imposible hoy por hoy, con los medios que tenemos, lograrlo. Hemos controlado a mucha gente y la hemos dejado. Son malos, pero no podemos demostrarlo”, explica el guardia civil de la anécdota. Los malos fichados son unos 1.500. Entre ellos, unos 200 son auténticos reincidentes.
La Guardia Civil presenta las piezas recuperadas en la operación denominada 'Helmet', desarrollada en la provincia de Zaragoza, donde ha recuperado más de 4.000 piezas arqueológicas pertenecientes a diversas culturas. / Uly Martin
Mientras el agente habla, por su ordenador van pasando fotos y vídeos de hombres con detectores de metales, volcados en la caza ilícita del patrimonio. Es el fruto de horas y horas de espiar el trabajo de los expoliadores. Y la cosa da para un largo historial de anécdotas. Como los dibujos chapuceros de un sepulcro que un museo extranjero recibió en 1990. “I have a tomb tartesica. For sale. I am sorry. My inglis is very beed[SIC]”, agregaba el hombre que había en un torpe intento de vender su botín.
Cuanto los sospechosos terminan su trabajo, la Guardia Civil lleva a cabo una inspección ocular. Y vuelve con un arqueólogo para determinar si se trata de un yacimiento y el alcance de los daños. Cosa distinta, obviamente, es saber qué se han llevado los expoliadores. “El patrimonio arqueológico normalmente está oculto. Y su desaparición pasa inadvertida", asegura Yáñez. “Jurídicamente, es más complejo de defender. Muchas veces el juez entiende que el expoliador no conocía el valor de lo que se llevaba”, añade Carmen Acedo, abogada del Estado. Más aún si, como puede suceder, el yacimiento era un enigma incluso para las autoridades.
Conocido de sobra en cambio es el perfil del enemigo, como detalla un comandante de la Guardia Civil: “Siempre son los mismos. El aficionado, el seudocientífico y el profesional, el más peligroso. Va a destrozar el yacimiento y conseguir lo que para él tiene valor. Se mueven en grupos, lejos de su casa, a menudo entre semana”. Todo ello, con georradares y tecnologías dignas de un Indiana Jones contemporáneo. Los agentes tienen bien definido el kit del buen expoliador: mapas repletos de x, manuales de historia, monedas, artículos. Y el omnipresente detector.
El instrumento se puede adquirir online o en un centro comercial por pocos cientos de euros. ¿No lo tendrán los expoliadores demasiado fácil? "No se puede comparar con un arma. Pero algunas regiones exigen una licencia para usarlo en un yacimiento. Sería interesante plantearlo a nivel nacional”, defiende Yañez.
Además de ello, la Guardia Civil agradecería la creación de un delito de expolio, que integre las sanciones administrativas. De momento, deben conformarse con una definición genérica en la ley 16/85, que reformó la Protección del Patrimonio Histórico. El delito no existe en el Código Penal. De ahí que la Guardia Civil se agarre a otros crímenes: daños, contrabando, etc. “Ayudaría mucho”, reconoce Ignacio Rodríguez Temiño, director del conjunto arqueológico de Carmona y autor del libro Indiana Jones sin futuro. La lucha contra el expolio del patrimonio.... [Resumen y reseña del libro en Spal 22, 2013] “Es un bien no renovable”, añade. Rodríguez aclara que no hacen falta alarmismos, aunque sí define otro problema: “La ley ofrece un marco para intervenir. Pero la lucha contra el expolio nunca ha sido una prioridad. No ha habido ni medios técnicos ni voluntad política”.
Desde luego no la hubo, por ejemplo, ante las alarmas de museos y fiscales alemanes ya en 2008 sobre dos decenas de cascos celtíberos que se iban a subastar en su país. Durante años, el Ministerio de Cultura hizo oídos sordos, y el tesoro acabó vendido, entre Múnich y Londres. “El problema es que ni la cúpula ni el pueblo están sensibilizados”, remata Rodríguez.
Casco celtíbero subastado en Alemania. / EL PAÍS
Precisamente allí se halla, según los expertos, el otro aliado del expolio. “Tenemos que ver el patrimonio como algo que nos pertenece a todos”, sugiere Carmen Marcos, subdirectora del —todavía— cerrado Museo Arquéológico Nacional. Y Elisa de Cabo de la Vega, subdirectora general de Patrimonio Histórico, remata: “El gran reto es la sensibilización, la mejor arma preventiva”. Traducido: más educación, más denuncias, más atención de autoridades y ciudadanos. Dicho así, suena fácil. Y podría ser una solución.
¿Bastará? Quién sabe, la vida no funciona como el Cluedo.
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A esta última pregunta podemos contestar ya: No, no bastará. La "sensibilización" social, y la educación, están muy bien, pero son desideratas a largo plazo, y se necesita ya algo más eficaz y rápido. En realidad se necesitaba "para antes de ayer".
No es extraño que 2013 haya sido el peor año: con la crisis, más yacimientos sin proteger, en zonas aisladas, eran un muy fácil objeto de depredación. La falta de respeto por lo que es de todos, sea viejo o nuevo, está demasiado extendida en España, y ésta del patrimonio arqueológico es otra forma de robar del común.
Una verdadera voluntad política de detener esta sangría no ha existido nunca en el periodo democrático. No hay más que ver que, a estas alturas, "El delito no existe en el Código Penal", y que aún se valora si haría falta a nivel nacional una licencia para usar un detector en un yacimiento (¡!). Ya lo dice Yáñez: "Lo que hay es un gran sobreseimiento". Qué vergüenza. Los jueces podrían actuar más contundentemente, claro, pero el poder legislativo tiene que darles motivaciones y obligaciones legales claras, y los preceptos necesarios para que los puedan aplicar.
Y es que, como bien dice el refranero popular, "obras son amores...", y, sobre todo, "el movimiento se demuestra andando".
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Más: El patrimonio desprotegido (Andalucía, 3-8-2013):
“No me denuncien, deténganme”, les dijo el infractor a los agentes. Por sorprendente que parezca, el expoliador sabía muy bien lo que decía. La impunidad penal con la que casi siempre se despachan los ataques al patrimonio histórico es uno de los factores que ha alentado el resurgir de grupos y bandas especializadas. Y Andalucía, con más de 3.000 yacimientos arqueológicos catalogados, es uno de los lugares favoritos para los cacos, a los que anima un mercado negro que mueve millones de euros.
Pie de la foto inicial: Dos estatuas de bronce del Alto Imperio Romano, en Jaén. / José Manuel Pedrosa
- El expolio es "la principal causa externa que afecta a la conservac... (entrevista en Qué a I. Rodríguez Temiño, 14-6-2012)
Es leer esto (y tantas otras noticias de actualidad) y sentir automáticamente lo que decía Unamuno: "Me duele España".
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