Descubren bajo tierra, en Driebes (Guadalajara), una gran ciudad romana que identifican con Caraca

La ciudad romana de Caraca estaría oculta bajo una colina y ocuparía una extensión de 12 hectáreas. Cipriano Pastrano.

Ha sido descubierta la que los arqueólogos identifican con una ciudad romana perdida, de nombre Caraca, en el municipio de Driebes (Guadalajara, cerca del límite de Madrid), en la comarca de la Alcarria Baja. Ya había indicios arqueológicos de la importancia del lugar, puesto que en 1945, durante la construcción del canal de Estremera, fue localizado a los pies de este cerro un tesorillo de plata, con un peso de casi 15 kilos, formado por tortas de pesos, recipientes, lingotes, sortijas, torques, fíbulas, y monedas.

El tesoro, datado a finales del siglo III a.C., se expone actualmente en el Museo Arqueológico Nacional y, pese a su importancia, se desconocía todo sobre su contexto arqueológico en esa zona, que no se había explorado y la mayor parte de los estudiosos tenía como carente de importancia. Posteriormente sólo se habían realizado algunas prospecciones en la década de los ochenta por parte de los profesores Jorge Sánchez-Lafuente y Juan Manuel Abascal.

Pero, desde este pasado otoño, un equipo de arqueólogos dirigido por Emilio Gamo Pazos (profesor-tutor del Centro Asociado de la UNED en Madrid) y Javier Fernández Ortea (gestor del Monasterio de Monsalud) ha desarrollado una prospección arqueológica intensiva y geotécnica del cerro de la Virgen de la Muela, en Driebes, descubriendo un hallazgo de enorme relevancia: toda una ciudad romana, de considerables dimensiones (unas 12 hectáreas), oculta bajo la colina.

Para explorar ésta se formó un equipo multidisciplinar formado por profesionales del CAI de Arqueometría y Análisis Arqueológico en colaboración con el Departamento de Física de la Tierra, Astronomía y Astrofísica I (Sección departamental de Astronomía y Geodesia), de la Facultad de Matemáticas de la Universidad Complutense. Así como por los arqueólogos e historiadores Jerónimo Sánchez Velasco, David Álvarez Jiménez y Saúl Martín González. Las prospecciones fueron financiadas por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, así como por el Ayuntamiento de Driebes y la Asociación de amigos del Museo de Guadalajara, con la inestimable cooperación de los dueños del terreno que permitieron el desarrollo de esta investigación.

Vista aérea del cerro donde se hallan los restos arqueológicos de Caraca, con la ermita que se levanta sobre el templo en el centro.

Georradar 3D

Se ha trabajado con las técnicas y métodos de investigación históricos y arqueológicos más punteros, desde estudios de toponomia, cartografía y fotografía histórica, a un intenso trabajo de campo que incluyó la recogida de materiales arqueológicos en superficie –fundamentalmente cerámica, pero también piezas de estuco con restos de pinturas murales– y el uso de un georradar 3D. Esta técnica actual permite poder «ver» con detalle los restos arqueológicos a una profundidad de hasta 1,5 metros en tres dimensiones, con una recreación fiel por ordenador, sin necesidad de tener que excavar, a fin de saber con qué se van a encontrar los arqueólogos en la zona de la sospechan. Aunque los expertos esperaban resultados alentadores, lo obtenido ha superado con creces todas las expectativas y constituye un hallazgo seguramente revolucionario, como se detallará en las publicaciones científicas del equipo que actualmente se encuentran en prensa.

En efecto, se pudo confirmar en el plano la presencia de una gran ciudad romana con un urbanismo propio y muy desarrollado. A través del georradar se observa con claridad toda una ciudad, con sus espacios públicos, incluido un foro porticado, su cardo y decumanus, es decir, sus avenidas principales, posiblemente un mercado (macellum) y unas termas, además de una tupida malla de manzanas de viviendas que parecen solaparse en diversas fases cronológicas.

Por otro lado, es posible que la ermita de la Virgen de la Muela, patrona de Driebes, erigida en el siglo XVI y que aún pervive en estado ruinoso, se superponga a un antiguo templo de una divinidad pagana en el centro del yacimiento. La identificación con la ciudad romana de Caraca, citada en las fuentes clásicas, pero cuya ubicación era hasta el momento desconocida, es muy probable, según los arqueólogos. Estos apuntan que los restos más antiguos son del final de la Edad de Bronce, es decir, de los comienzos del primer milenio antes de Cristo, y el lugar continuó ocupado por los carpetanos  y luego, con la conquista romana, el lugar albergó esta importante ciudad que podría haber alcanzado, a la vista de los recientes descubrimientos, la categoría de municipium. Además, los arqueólogos han localizado un acueducto de opus caementicium (el hormigón romano) con nada menos que 112 metros de canalización e idénticas características al de Segobriga y con cabecera en el manantial de Lucos, también situado en Driebes. La construcción de este tipo de obras iba en consonancia con la monumentalización de las urbes con estatus municipal.


Imagen de los trabajos en la zona. (Proyecto Arqueológico Driebes)

Un paso necesario

Para cerrar el círculo, el otro hallazgo significativo es la identificación de unos sillares de grandes dimensiones con decoración almohadillada, pertenecientes a edificios públicos, y los restos de la vía romana que uniría a esta ciudad con Segobriga y Complutum, la llamada vía Complutum-Carthago Nova.

Sin embargo, para terminar de confirmar las hipótesis planteadas desde un inicio y los hallazgos constatados con las nuevas tecnologías, resulta necesario dar el siguiente paso. De este modo es la intención de los arqueólogos continuar en este año los trabajos en el lugar con el objeto de desvelar más detalles de este yacimiento excepcional para el conocimiento del interior de la Hispania romana. El espectacular hallazgo de una nueva ciudad romana como la de Caraca supone una oportunidad, no sólo para el conocimiento científico, sino también para el desarrollo sociocultural y económico de la comarca de la Alcarria. Para saber más detalles acerca de este descubrimiento los implicados en las labores de investigación han convocado una conferencia pública en el Museo de Guadalajara el próximo 9 de marzo.

Expertos y autoridades están de acuerdo en la enorme importancia de la ciudad romana encontrada en Driebes, que ha sido posible gracias la colaboración entre universidades, administraciones públicas y particulares.

El alcalde de la localidad, Pedro Rincón, constata «la gran expectación creada por los restos arqueológicos» descubiertos, al tiempo que agradece «la colaboración de los dueños del terreno en el desarrollo del proyecto de investigación». Mientras que María Luisa Cerdeño,  profesora de la Universidad Complutense, resalta «la importancia del descubrimiento de este nuevo yacimiento, casi intacto, porque puede proporcionar una valiosa información sobre el contacto de los romanos con las poblaciones indígenas y sobre su posterior desarrollo cultural».

El interés del yacimiento radica en que «documenta una amplia secuencia cultural que abarca desde los primeros ocupantes del cerro al final de la Edad del Bronce, el desarrollo de los carpetanos en la Edad del Hierro y su proceso de romanización», destacando la importancia de esta «gran ciudad romana que pervivió hasta finales del siglo II», completa. Teresa Sagardoy, arqueóloga de la Junta de Castilla-La Mancha, también se ha posicionado sobre el tema, que lo califica como «uno de los hallazgos arqueológicos más relevantes de los últimos años».

Respecto a los modernos métodos utilizados en la prospección arqueológica, con herramientas como el georradar 3D, Teresa Chapa –catedrática de la Complutense– destaca que ésta ha permitido detectar con gran precisión estructuras enterradas: «Bajo un campo arado casi pueden verse plazas, calles y casas de época romana». Con esta información, afirma la catedrática, «la arqueología puede contribuir decisivamente a la conservación de unos restos que de otro modo correrían el peligro de desaparecer».

Finalmente, Fernando Aguado, director del Museo de Guadalajara, califica como excelente el trabajo del equipo de investigación –con Emilio Gamo y Javier Fernández a la cabeza– que recabó desde el primer momento el apoyo de diversos actores públicos y privados, como la Asociación de Amigos de Guadalajara, y declara que, aun en esta fase inicial de resultados, «los datos que arroja la prospección suponen ya dar un vuelco al conocimiento que se tenía hasta ahora de la presencia romana y viene a completar el mapa de la organización territorial de Hispania». Sólo cabe esperar –continúa– que las excavaciones saquen a la luz restos de entidad para poder ir completando las colecciones de época romana del Museo e ilustrar con ellos esta apasionante etapa cultural.

Fuente: larazon.es | 20 de febrero de 2017

 
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Comentario por José Luis Santos Fernández el febrero 27, 2017 a las 6:11pm
Con respecto a la noticia de los últimos días:

Descubierta en Guadalajara la ciudad romana de Caraca, que puede cambiar los libros de historia....encontrada en Driebes, que ha sido posible gracias la colaboración entre universidades, administraciones pública... 

Tenemos que manifestar en primer lugar que nos alegramos de todo lo que tenga que ver con la promoción de la Arqueología, y si esta noticia sirve para el desarrollo de las investigaciones, más aún. 
Somos conscientes de que los periodistas suelen magnificar con poco criterio, usualmente, las noticias de arqueología, pero también somos científicos y nos debemos a la verdad. Es por ello que creemos obligado puntualizar que este enclave es conocido por la historiografía española desde hace más de un siglo. A modo de ejemplo este enlace de un artículo de hace 35 años: 

http://biblioteca2.uclm.es/biblioteca/CECLM/ARTREVISTAS/Wad/wad09Sa...

Desde entonces se baraja su identificación con la Caracca de los textos. Por desgracia, no contamos actualmente con elementos suficientes para afirmar esa identidad.
La excepcionalidad de su patrón urbano conservado tampoco es una novedad, baste con echar un vistazo a esta fotografía aérea del IGN de 2009 para hacerse una idea clara de lo que se esconde bajo la tierra. Sirva este ejemplo para animar a todos los investigadores a repasar los distintos vuelos publicados por el IGN porque a veces, incluso en este país de secano, la fotografía aérea nos depara agradables sorpresas.

Dionisio Urbina. Doctor en Historia Antigua.
Comentario por Guillermo Caso de los Cobos el febrero 28, 2017 a las 1:08am

En busca de Caraca

La confirmación la ha puesto un georradar 3D, una nueva tecnología al servicio de la ciencia que ha permitido demostrar que a menos de un metro de profundidad hay muros que diseñan el perfil de una ciudad romana (en trazo rojo).

Siempre se ha sabido que cerca de Driebes hubo un asentamiento romano. Había señales por todas partes, restos de cerámica y piedra salían en cuanto se hacían las labores del campo, grandes sillares hablaban de importantes construcciones… Pero todo eran hipótesis. Todo cambió hace unos días. Las nuevas tecnologías han permitido que se confirme lo que desde hace 35 años era la opinión general entre los expertos, Caraca estaba en Driebes. Su presencia en nuestra historia era tan evidente que a ella debemos que uno de los gentilicios empleados para los vecinos de Guadalajara es el de caracense.

Guadalajara siempre ha sido una provincia huérfana de ciudades romanas. Mientras las provincias que la rodean, Cuenca, Madrid, Soria… han podido descubrir el legado dejado por los romanos, Guadalajara se ha mantenido al margen. Sólo pequeños hallazgos. Indicios de algo que nunca se concretaba. Hasta ahora.

El trabajo realizado por un grupo de expertos dirigido por Emilio Gamo y Javier Fernández, ambos profesores de la UNED,  ha permitido confirmar lo que se sospechaba: que en las cercanías de Driebes se hallaba enterrada la ciudad romana de Caraca. Un total de 6.000 euros, conseguidos gracias al apoyo de la Junta de Comunidades, el Ayuntamiento de Driebes y la Asociación de Amigos del Museo de Guadalajara, han dado un giro a la vacía historia romana de la provincia.

Hace 35 años, Juan Manuel Abascal (en la fotografía) actual catedrático de Historia Antigua de la Universidad de Alicante, y Jorge Sánchez-La Fuente ya realizaron algunas publicaciones señalando que en el Cerro de la Virgen de la Muela tenía que estar esa ciudad. En los círculos de historiadores se sospechaba de la existencia de Caraca en Guadalajara. Indicios había por todas partes: grandes sillares, restos de cerámica, restos de hierro… eso y sus conocimientos de historia antigua, les sirvieron para plantear esa hipótesis. 

Primeros indicios

La primera prueba de que era una zona de gran valor arqueológico se obtuvo en 1945. Durante la construcción del canal de Estremera se encontró un tesorillo romano formado por casi 1500 piezas que fue datado a finales del siglo III antes de Cristo y que ahora se expone en el Museo Arqueológico Nacional.

Los textos de Plutarco también dieron pistas. En ellos se menciona una ciudad llamada Caraca, situada entre Alcalá de Henares y Segóbriga. Y Juan Manuel Abascal, y Jorge Sánchez-La Fuente se pusieron a buscarla. Usaron sus conocimientos de historia antigua y echaron cuentas. Sabían que en la época romana la forma de viajar era lenta y se calcula que la distancia habitual que se recorría en una jornada a caballo era de 25 kilómetros. Por eso cada 25 kilómetros aproximadamente existía una zona de descanso, llamada mansión. Sabían también que hubo una zona de descanso llamada Caraca. Eso, unido a lo reflejado en los textos antiguos, llevaron a Juan Manuel Abascal a hacer cálculos. “Yo en el año 80 hice un cálculo de distancias. Había que buscar un emplazamiento en el sur de Guadalajara y de todos los lugares posibles que recorrí en esa época me pareció que éste era el que tenía mejores condiciones físicas, que las distancias encajaban muy bien y que reunía las condiciones para ser esta ciudad - señala el historiador- Pero no pasaba de ser una idea. Es verdad que había materiales en superficie, que había restos arqueológicos suficientes… pero era sólo una propuesta que ahora ha tenido confirmación”.

La confirmación con el Georadar 

La confirmación la ha puesto un georradar 3D, una nueva tecnología al servicio de la ciencia que ha permitido demostrar que a menos de un metro de profundidad hay muros que diseñan el perfil de una ciudad romana. La exploración se ha realizado sólo en una hectárea de terreno pero lo que el georradar muestra es que debajo hay varias manzanas de viviendas, el diseño habitual de las calles principales en Roma y el indicio de importantes edificios como el foro, las termas o el mercado. Incluso es posible que la ermita de la Virgen de la Muela, que se construyó en el siglo XVI, esté levantada sobre los restos de un antiguo templo ubicado en el yacimiento.

Con todo ello ya se ha diseñado un plano que se dará a conocer en tan sólo unos días. Para Juan Manuel Abascal- la noticia no ha podido ser mejor. “Esta es la evidencia física de que la tecnología moderna -afirma- cuando se aplica en el mundo de la arqueología, produce descubrimientos extraordinarios”.

Dos ciudades llamadas Caraca

La búsqueda de la ciudad siempre ha estado rodeada de dudas. En los textos antiguos escritos por Plutarco se pueden encontrar dos referencias importantes a esta ciudad. Una de ellas está en Driebes, pero hay otra Caraca que aún está por descubrir. Y es que según Juan Manuel Abascal, no hay una sino dos ciudades llamadas Caraca. “Que haya dos ciudades con el mismo nombre es corriente en la época romana. Por ejemplo hay dos Segovia, una es la que conocemos mientras que había otra en Andalucía. Era muy habitual”.

Los textos de Plutarco hablan de una población situada en un camino intermedio en la vía romana que unía Cumplutum y Cartago Nova. Se sabe que ahí estaba establecida una de esas mansiones, una parada de descanso para los viandantes donde después de la jornada, se podía cenar, pernoctar y cambiar las caballerías. “Esas mansiones no son hoteles. Son de una austeridad que hoy en día nos parecería escandalosa, era un sitio con un camastro y un pesebre, pero lo habitual es que estos puntos de descanso estuvieran unidos a ciudades, es decir, lo más fácil es que este punto de descanso coincida con un lugar donde se pueda comprar un nuevo caballo o se pueda disponer de comodidades como unas termas para lavarse, un templo… y este sería el caso de Caraca”, explica Juan Manuel Abascal.

Y así alrededor de esa mansión habría ido creciendo la Caraca de Driebes

 

Pero Plutarco habla de Caraca en otro texto y recoge cómo Sertorio consiguió conquistar esa ciudad. Los pobladores de la zona, a los que llama indígenas, vivían en cuevas y los romanos no conseguían doblegarles; finalmente un día que hacía mucho viento, a Sertorio se le ocurrió levantar una nube de polvo con los caballos, el polvo entró en las cuevas y los indígenas se vieron obligados a salir de ellas con lo que conquistaron la población.

Esa descripción es lo que ha estado despistando durante años a los historiadores que buscaban Caraca. “Por ese texto sabíamos- prosigue Juan Manuel Abascal- que sus habitantes vivían en unas cuevas en altura. Por eso al buscar el emplazamiento de Caraca se buscaba un farallón rocoso donde hubiera oquedades donde pudiera vivir gente, pero es evidente que eso no estaba en Driebes… Pero tampoco lo hemos encontrado en las cercanías, y por ello desde hace muchos años pensamos que hubo dos ciudades Caraca, una que está donde se han hecho ahora los descubrimientos, y otra que está mucho más al norte, incluso más allá de Guadalajara, y que sería la que se corresponde con la conquista de Sertorio. Emilio Gamo, cree que podría ubicarse en la muela de Taracena, o en el límite de la provincia entre Guadalajara y Soria,…Hay muchas hipótesis”.

De momento sólo se ha podido explorar una hectárea de terreno pero los investigadores creen que la ciudad podría tener una extensión de 12 hectáreas. Entre los hallazgos se encuentran también los restos de un acueducto, las primeras impresiones es que por su tamaño podría haber abastecido a una ciudad de entre 1800 y 2000 personas. 


¿Similar a Segóbriga?

No es sencillo saber de momento la importancia de la ciudad. “No es fácil establecer comparaciones. Sabemos que es un municipio romano con unas 1.800 personas, y que el acueducto es muy similar al de Segóbriga. Las primeras impresiones son que sería una ciudad similar a las encontradas en ese tramo como Ercávica, Segóbrica o Complutum, pero es algo que hay que confirmar”, afirma Jorge Fernández

Una opinión similar tiene Juan Manuel Abascal: “Hacer comparaciones tiene muchos riesgos hasta que se tienen las evidencias arqueológicas, pero, en principio, los datos que yo conozco apuntan a que se trata de una ciudad muy grande con un urbanismo muy regular y eso, evidentemente, significa que estamos ante una ciudad de un cierto porte. En el mundo antiguo la importancia de una ciudad depende de su actividad económica, de su posición estratégica, de su cercanía a los ríos, en este caso el río Tajo, su posición en vías de comunicación, si tiene materias primas que comercializar…, son circunstancias que no se pueden valorar hasta que se empiece a excavar, pero la superficie en sí misma ya dice que es una ciudad muy importante”.

Un polo de atracción turística

Tras el hallazgo se trabaja con gran interés por lleva a cabo las excavaciones porque los historiadores quieren sacar a la luz lo que el georradar ha esbozado. “Lo deseable es que los restos de la ciudad pudieran ser visitables y que se convirtieran en un polo de atracción turística, pero eso es algo que se conseguirá a medio y largo plazo y estaríamos hablando de 10 ó 20 años”, señala Jorge Fernández. El ayuntamiento de Driebes está muy interesado en el proyecto y responsables de la Junta de Comunidades de Castilla La Mancha, que ya conocen los resultados, quedaron- según Javier Fernández Ortea- muy sorprendidos con el hallazgo. De hecho ya se está preparando un plan de empleo para empezar los trabajos.

Juan Manuel  Abascal también considera vital documentar con una excavación el hallazgo: “Yo creo que es muy interesante. Primero desde el punto de vista arqueológico e histórico porque ayudará a conocer algo de la presencia de los romanos en Guadalajara,  pero también lo es desde el punto de vista cultural y económico. Desde luego la vitalidad económica que puede aportar un proyecto así será de gran trascendencia para la comarca de Driebes”.

Fuente: guadalajaradiario.es| 28 de febrero de 2017

Comentario por José Luis Santos Fernández el marzo 11, 2017 a las 11:44am

Caraca era una ciudad mediana de la época hispanorromana

Esta es una de las principales conclusiones a la que ha llegado el equipo investigador del yacimiento del Alto de la Ermita de la Virgen de la Muela en Driebes, que podría corresponder a la mítica Caraca.

Un momento de la conferencia de ayer en la que participaron los arqueólogos a cargo de los trabajos y el alcalde de Driebes.

Fuente: Guadalajara Diario | La túnica de Neso, 10 de marzo de 2017

El doctor en Historia y arqueólogo Emilio Gamo, director del estudio, y el arqueólogo  Javier Fernández presentaban ayer  en el Palacio del Infantado esta interpretación como la más plausible para definir los usos de las estructuras enterradas.

Un primer mapa de los trazados de la ciudad

En el cerro de la ermita de Driebes se han realizado prospecciones con georradar en un espacio aproximado de 1,3 hectáreas, las cuales han puesto de relieve en los gráficos obtenidos numerosas líneas de construcciones. Estas construcciones han permitido la creación de un primer mapa de los trazados que este yacimiento acoge y que, según los investigadores, coinciden con los tradicionales trazados de un asentamiento de época romana en su modelo de ciudad.

Recordaba el profesor Gamo que las estructuras organizativas romanas clasificaban los asentamientos en ciudades, mansios, y aldeas. De esta manera, en las inmediaciones del edificio de la ermita se han encontrado espacios que podrían corresponder con el foro de una ciudad mediana de la época hispanorromana hasta el siglo II D.C. Las estructuras contiguas tienen características similares a las de los edificios administrativos, religiosos o tabernae, junto con un trazado cuadrangular de las calles y edificios domésticos, todo ello comparativamente similar a las ciudades romanas de la época en España, Italia y Europa meridional en general. Otras estructuras en la zona Este pueden coincidir con unas termas o mercado. De confirmarse este hecho con los restos de cultura material que puedan estar todavía enterrados se calificaría a este yacimiento con la entidad de una ciudad que en su época tenía un carácter jurídico y administrativo superior a un simple asentamiento productivo agropecuario.

A mitad de camino entre Complutum y Segóbriga

Apoyan estos argumentos también en su vertiente historiográfica con los escritos que nos han llegado de tres autores clásicos (Plutarco, Polibio, Estrabón, el geógrafo Ptolomeo y un anónimo de Rávena) de los cuales los investigadores sacan la conclusión de que entre la ciudad de Complutum y la vecina Segóbriga (a 40 kms. al sur en la provincial de Cuenca) existía una población a la que denominan “los caracenses” en la vía de comunicación de la antigua capital alcalaína y Cartago Nova.

Materiales utilizados para construir casas de Driebes

También los resultados de los estudios de la superficie del terreno y entorno permitieron la recogida de grandes cantidades de restos cerámicos y otros materiales que se han catalogado desde la carpetana de la Edad del Hierro II, pasando por los asentamientos romanos de épocas republicana, alto y bajoimperial. Hasta el siglo II D.C. donde una muestra de cerámica negra, característica de ese periodo final han hecho concluir que al parecer hubo un abandono poblacional de restos de sillares dispuestos por toda la zona, así como incluso los elementos arquitectónicos de materiales reutilizados en la construcción de la ermita y de varias casas del pueblos de Driebes.

Un posible foro romano y un acueducto

Concretamente, una casa del pueblo luce en su fachada dos columnas completas y varias basas de columna en otros lugares del pueblo que pueden coincidir con las estructura porticada de un tradicional foro de estilo romano, tan característico de este tipo de ciudades. Teorizan los investigadores que los principales medios de subsistencia de la población de Caraca fueron, aparte de los agropecuarios, los trabajos en yeso cristalizado y la recolección, manipulado y fábrica de objetos de esparto. En cuanto a la primera de las labores, el yeso cristalizado en su uso arquitectónico en ventanas  pasó a un segundo plano en su comercio y uso en el siglo II D.C. por la difusión de la técnica del vidrio, lo que pudo provocar una crisis en la economía y comercio de Caraca.

Otro de los elementos más importantes de este estudio ha sido la catalogación de un acueducto o canalización de aguas de manantiales cercanos hacia la ciudad de Caraca. En el entorno de las laderas se han descubierto hasta 136 fragmentos de construcciones de argamasa, con hendidura cuadrada central, que con un alineamiento con un desnivel de no más de un 4% podría ser la infraestructura de abastecimiento de agua desde un manantial en concreto que los lugareños todavía denominan “Lucus” (bosque sagrado). Este nombre coincide con el de otras poblaciones romanas ya estudiadas de Italia e incluso la Península Ibérica donde se halla parajes de similares características que proveían de agua a las localidades cercanas.

Muchas son todavía las incógnitas que guardan las tierras del cerro de la Ermita de la Virgen de la Muela de Driebes. Su alcalde, Pedro Rincón, se encuentra entusiasmado con esta confirmación y pendiente de los trabajos aqueológicos que se prevén en un futuro que pueden sacar a la luz una importante ciudad romana de los siglos I y II de nuestra era.

Dada la  afluencia de público que copó todo el aforo del salón de actos del Palacio del Infantado, los organizadores han decidido repetir la conferencia presentación este próximo martes 14 de marzo a las 19:30 horas en el mismo lugar.

Subvenciones para estudios arqueológicos

El delegado de la Junta en Guadalajara, Alberto Rojo, aprovechó la ocasión para anunciar que el Gobierno de Castilla-La Mancha publicará “en breve” la orden de subvenciones para la realización de proyectos de investigación del patrimonio arqueológico y paleontológico. Esta orden se publicó en el mes de septiembre de 2016 y este año, el Gobierno regional ha asumido el compromiso de “adelantar, con el objetivo de que los trabajos puedan realizarse en torno al verano”, ha explicado Alberto Rojo. El representante del Gobierno regional en la provincia ha destacado que esta orden de subvenciones ha permitido, entre otras cosas, actuar en el castro celtibérico de Checa y en las investigaciones con Georradar llevadas a cabo en Driebes.

Alberto Rojo, que ha estado acompañado por el director provincial de Educación, Cultura y Deportes, Faustino Lozano, y por el alcalde de Driebes, Pedro Rincón, ha expresado su deseo “de que se confirmen los trabajos iniciales y estemos ante el descubrimiento de la ciudad de Caraca” por la importancia que ello tendría para la provincia desde el punto de vista cultural, histórico, patrimonial y también de impulso para el turismo, la economía y el empleo. Así, ha animado al Ayuntamiento de Driebes a acogerse a la orden de subvenciones para la investigación del patrimonio arqueológico que se publicará en próximas fechas y ha destacado que el Consistorio ha presentado a la convocatoria del Plan Extraordinario por el Empleo un proyecto destinado a este fin.

Comentario por Guillermo Caso de los Cobos el marzo 22, 2017 a las 1:22am

“¡Otra columna romana, aquí no hay quien cultive!”

Los arqueólogos confirman que los restos que los hermanos Zorita se encontraban al arar su terreno en Driebes forman parte de la ciudad perdida de Caraca

Ángel Zorita, copropietario del terreno en el que se encuentra la ciudad romana de Caraca.

En Driebes, un pueblo de 350 habitantes de Guadalajara, los niños jugaban hasta no hace mucho a tirarle piedras a ánforas romanas de dos mil años de antigüedad. “También jugábamos a romper jarrones, vasijas, tejas y piedras. No teníamos ni idea de que estábamos destrozando piezas de un valor incalculable. Éramos solo críos”, explica Mariano Vadillo, 63 años, vecino del pueblo y pastor jubilado.

Lleva Mariano una gorra castiza y fuma tabaco de liar. El sol baña hoy un pueblo en el que los vecinos son como una familia numerosa, donde las casas blancas dibujan calles laberínticas y donde el silencio ofrece un respiro a menos de una hora de Madrid.

“Desde siempre -continúa Mariano en la entrada del bar del pueblo- han aparecido en los campos de alrededor restos de cosas antiguas, pero no hacíamos mucho caso. Nunca nos paramos a pensar en lo que era”. En realidad, lo que era, con lo que jugaban los chavales y lo que ignoraban los mayores, se puede resumir en una frase: el mayor hallazgo arqueológico de los últimos años.

Comienza esta historia en 1945, durante la construcción del canal de Estremera, que discurre entre las provincias de Cuenca, Guadalajara y Madrid, justo donde se encuadra Driebes. En el tramo que atraviesa un cerro pegado al pueblo, apareció ese año un tesoro. Casi 1.500 piezas romanas de plata, en forma de sortijas, monedas y lingotes. El hallazgo, hoy exhibido en el Museo Arqueológico Nacional, puso sobre la pista a los arqueólogos. Años después, en la década de los 80, dos de ellos, Jorge Sánchez-Lafuente y Juan Manuel Abascal, apuntaron por primera vez una jugosa posibilidad: bajo el suelo de Driebes, de donde brotan todos estos restos y tesoros, podría encontrarse la ciudad perdida de Caraca.

La sospecha acercaba la solución a un misterio de siglos. Desde la Antigüedad, investigadores y eruditos llevan buscando la desaparecida Caraca. Los libros de Historia de la Antigua Roma hablan de ella como una ciudad mediana de la provincia de Hispania, de unos 1.500 habitantes y núcleo importante en la ruta Segógriba (Saelices), Complutum (Alcalá de Henares) y Cartagho Nova (Cartagena). Pero no lograban definir dónde estaba exactamente. Mucho menos localizarla.


Mariano Vadillo, vecino de Driebes, muestra una teja romana en el terreno donde se encuentra la antigua ciudad. KIKE PARA

“Hasta las investigaciones de los 80, se creía que había desaparecido, que solo quedaban restos y que, probablemente, habría estado situada cerca de Cuenca. Incluso se creía que Caraca era el actual pueblo de Carabaña”. Lo explica Emilio Gamo, arqueólogo y profesor de la UNED, uno de los directores de la investigación. “Pero las investigaciones de las últimas décadas nos permitieron tener indicios claros de que Caraca existía aún. Y que estaba en Driebes”. En concreto, enterrada en una parcela de cultivo de seis hectáreas y perteneciente a los hermanos Zorita, Pedro y Ángel, vecinos del pueblo.

Comprar una ciudad romana a una monja

“Cada vez que arábamos, nos encontrábamos piedras y tejas. Y cerámica. Y de todo. Coño, aquello era imposible. Cogíamos las piedras y todo lo que encontrábamos y lo tirábamos. Para poder arar”. Lo cuenta en el salón de su casa del pueblo Ángel Zorita. En 1978, junto a su hermano Pedro, le compraron a la familia Roa un terreno de seis hectáreas a las afueras de Driebes. En concreto, se lo compraron a una heredera de la familia que era monja. “No recuerdo el precio, no era mucho”, dice Ángel. “Algunas pesetas”. Y por algunas pesetas, Ángel y Pedro compraron una ciudad romana.

“Era una tierra de baja calidad. Y encima estaba llena de piedras que ellos no tenían ni idea de qué eran”. Lo cuenta el hijo de Ángel, Roberto Zorita. “Se ponían a labrar y sacaban columnas, sillares, piedras talladas y las tiraban a tomar por saco. Y se agarraban un cabreo de la hostia. Claro, no sabían lo que era todo aquello. Lo único que les importaba era que no podían cultivar. Qué van a saber, si son labriegos de toda la vida. No tenían ni puta idea”, cuenta Roberto con una expresión mezcla de resignación y sonrisa. Todavía, alrededor del terreno, se amontonan las piedras, tejas y demás restos romanos tirados por los hermanos Zorita.

Su padre y su tío estaban arando -intentándolo- sobre la ciudad romana de Caraca. “Todos en el pueblo sabíamos que ahí había restos, pero ni idea de que era una ciudad o un yacimiento”. De hecho, hasta no hace mucho, a Driebes se acercaban decenas de cazatesoros en busca de vestigios. “Venían con aparatos, detectores de metales y eso, y se llevaban de todo. Hasta que empezaron a vigilar”, cuenta Mariano, el pastor. La Guardia Civil controla hoy en día el terreno.

“Hasta los vecinos cogieron cosas. Aquí hay casas que tienen ánforas romanas de adorno. Y monedas. Dicen que hay uno que tiene una armadura romana en casa”, cuenta Mariano. “Yo he visto en la tierra monedas de plata y no voy a decir si las cogí o no. Pero las había”.

La cosa cambió de forma radical el pasado mes de noviembre, cuando Pedro, Ángel y los demás vecinos recibieron la visita de los arqueólogos.

“Ya sabemos dónde va a ir el parking”

El arqueólogo Emilio Gamo mantuvo una reunión con Pedro Rincón, alcalde de Driebes, y con Javier Bachiller, concejal de Educación y Deportes. Les explicó que tenían la convicción de que en el terreno de los hermanos Zorita se escondía la ciudad de Caraca. Así que los tres fueron a hablar con los hermanos y les pidieron permiso para hacer una prospección. “Desde el primer momento han mostrado toda su colaboración. Eso, a pesar de que todavía el terreno está cultivado”, cuenta Pedro, el alcalde. En concreto de cebada. Y bajo la cebada miró el georradar y mostró lo que Emilio sospechaba: Caraca.


Uno de los sillares sacados de la tierra por los hermanos Zorita, con el Tajo de fondo. KIKE PARA

“La foto que nos enseñaron del georradar -dice Javier, el concejal- mostraba en rojo un foro romano, un mercado, varias casas, calles, canales… una ciudad completa”. En paralelo, los investigadores hallaron la prueba final de que aquello era más que una villa o un par de casas: un acueducto. “Una obra de ingeniería romana que se llevaba a cabo para abastecer de agua a las ciudades”, explica Emilio Gamo.

Con estos datos, tanto el Gobierno de Castilla-La Mancha como el Ayuntamiento de Driebes no se lo pensaron. Financiaron la primera fase de las excavaciones, que empezarán en unas semanas y prohibieron, por fin, tocar los restos con los que el pueblo llevaba conviviendo décadas. “Estamos hablando de uno de los hallazgos más importantes de los últimos años, un símbolo”, dice Emilio. Y el alcalde añade: “Algo único en Europa. Un bombazo”.

El descubrimiento podría cambiar la vida de Driebes. De toda la comarca, en realidad. El pueblo pierde población desde hace años, debido a la falta de empleo que hace que los jóvenes se larguen. Contener uno de los yacimientos romanos más importantes de España atraería un gran número de visitantes. “Desde que esto ha salido en la prensa, ya hemos recibido cientos de turistas. Y eso que ni siquiera hemos empezado las excavaciones”, dice el alcalde en el terreno del futuro yacimiento. En concreto, mientras habla, está subido a una piedra que, se sospecha, podría ser el techo de una de las casas.

La idea es que los restos de Caraca se puedan visitar desde las primeras fases de la excavación, que sea posible ser testigo directo de los avances y descubrimientos. Además, Caraca está en un enclave de postal. Se aúpa sobre un pequeño cerro desde el que se puede ver la campiña de la Alcarria Baja y el paso del río Tajo. Alrededor del cultivo se ven restos de muralla y cientos de piedras talladas acumuladas que los hermanos Ángel y Pedro tiraban cuando les interrumpían en cultivo.

Pedro, el alcalde, señala con la cabeza, soñando despierto. “Allí podría ir el parking y allá el acceso al yacimiento a través de una pasarela”. Es como si ya pudiera ver a cientos de familias visitando el pueblo. “Mi sueño es que este descubrimiento nos ayude a dejar de perder población. Solo pido eso”, dice Pedro.

Javier, el concejal, añade: “El empleo es importante, pero siempre se habla de lo mismo. Hay otro asunto y para nosotros es igual de importante: el orgullo y el impulso cultural que esto supone para el pueblo. Ahora, los vecinos, son expertos en la Antigua Roma”, dice sonriendo.

Sospechan los expertos que Caraca fue abandonada porque se agotaron las minas de las que vivía. Otra teoría señala la peste como causante del abandono del enclave. Sea como sea, a Caraca le ha surgido ahora una segunda oportunidad, una resurrección. “Todo va a depender de la financiación”, dice Emilio, el arqueólogo jefe. “Si logramos que se mantenga, podremos revivir Caraca”. La ciudad perdida que los vecinos de Driebes han encontrado.

Fuente: elpais.com | 19 de marzo de 2017

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