Descubren bajo tierra, en Driebes (Guadalajara), una gran ciudad romana que identifican con Caraca

La ciudad romana de Caraca estaría oculta bajo una colina y ocuparía una extensión de 12 hectáreas. Cipriano Pastrano.

Ha sido descubierta la que los arqueólogos identifican con una ciudad romana perdida, de nombre Caraca, en el municipio de Driebes (Guadalajara, cerca del límite de Madrid), en la comarca de la Alcarria Baja. Ya había indicios arqueológicos de la importancia del lugar, puesto que en 1945, durante la construcción del canal de Estremera, fue localizado a los pies de este cerro un tesorillo de plata, con un peso de casi 15 kilos, formado por tortas de pesos, recipientes, lingotes, sortijas, torques, fíbulas, y monedas.

El tesoro, datado a finales del siglo III a.C., se expone actualmente en el Museo Arqueológico Nacional y, pese a su importancia, se desconocía todo sobre su contexto arqueológico en esa zona, que no se había explorado y la mayor parte de los estudiosos tenía como carente de importancia. Posteriormente sólo se habían realizado algunas prospecciones en la década de los ochenta por parte de los profesores Jorge Sánchez-Lafuente y Juan Manuel Abascal.

Pero, desde este pasado otoño, un equipo de arqueólogos dirigido por Emilio Gamo Pazos (profesor-tutor del Centro Asociado de la UNED en Madrid) y Javier Fernández Ortea (gestor del Monasterio de Monsalud) ha desarrollado una prospección arqueológica intensiva y geotécnica del cerro de la Virgen de la Muela, en Driebes, descubriendo un hallazgo de enorme relevancia: toda una ciudad romana, de considerables dimensiones (unas 12 hectáreas), oculta bajo la colina.

Para explorar ésta se formó un equipo multidisciplinar formado por profesionales del CAI de Arqueometría y Análisis Arqueológico en colaboración con el Departamento de Física de la Tierra, Astronomía y Astrofísica I (Sección departamental de Astronomía y Geodesia), de la Facultad de Matemáticas de la Universidad Complutense. Así como por los arqueólogos e historiadores Jerónimo Sánchez Velasco, David Álvarez Jiménez y Saúl Martín González. Las prospecciones fueron financiadas por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, así como por el Ayuntamiento de Driebes y la Asociación de amigos del Museo de Guadalajara, con la inestimable cooperación de los dueños del terreno que permitieron el desarrollo de esta investigación.

Vista aérea del cerro donde se hallan los restos arqueológicos de Caraca, con la ermita que se levanta sobre el templo en el centro.

Georradar 3D

Se ha trabajado con las técnicas y métodos de investigación históricos y arqueológicos más punteros, desde estudios de toponomia, cartografía y fotografía histórica, a un intenso trabajo de campo que incluyó la recogida de materiales arqueológicos en superficie –fundamentalmente cerámica, pero también piezas de estuco con restos de pinturas murales– y el uso de un georradar 3D. Esta técnica actual permite poder «ver» con detalle los restos arqueológicos a una profundidad de hasta 1,5 metros en tres dimensiones, con una recreación fiel por ordenador, sin necesidad de tener que excavar, a fin de saber con qué se van a encontrar los arqueólogos en la zona de la sospechan. Aunque los expertos esperaban resultados alentadores, lo obtenido ha superado con creces todas las expectativas y constituye un hallazgo seguramente revolucionario, como se detallará en las publicaciones científicas del equipo que actualmente se encuentran en prensa.

En efecto, se pudo confirmar en el plano la presencia de una gran ciudad romana con un urbanismo propio y muy desarrollado. A través del georradar se observa con claridad toda una ciudad, con sus espacios públicos, incluido un foro porticado, su cardo y decumanus, es decir, sus avenidas principales, posiblemente un mercado (macellum) y unas termas, además de una tupida malla de manzanas de viviendas que parecen solaparse en diversas fases cronológicas.

Por otro lado, es posible que la ermita de la Virgen de la Muela, patrona de Driebes, erigida en el siglo XVI y que aún pervive en estado ruinoso, se superponga a un antiguo templo de una divinidad pagana en el centro del yacimiento. La identificación con la ciudad romana de Caraca, citada en las fuentes clásicas, pero cuya ubicación era hasta el momento desconocida, es muy probable, según los arqueólogos. Estos apuntan que los restos más antiguos son del final de la Edad de Bronce, es decir, de los comienzos del primer milenio antes de Cristo, y el lugar continuó ocupado por los carpetanos  y luego, con la conquista romana, el lugar albergó esta importante ciudad que podría haber alcanzado, a la vista de los recientes descubrimientos, la categoría de municipium. Además, los arqueólogos han localizado un acueducto de opus caementicium (el hormigón romano) con nada menos que 112 metros de canalización e idénticas características al de Segobriga y con cabecera en el manantial de Lucos, también situado en Driebes. La construcción de este tipo de obras iba en consonancia con la monumentalización de las urbes con estatus municipal.


Imagen de los trabajos en la zona. (Proyecto Arqueológico Driebes)

Un paso necesario

Para cerrar el círculo, el otro hallazgo significativo es la identificación de unos sillares de grandes dimensiones con decoración almohadillada, pertenecientes a edificios públicos, y los restos de la vía romana que uniría a esta ciudad con Segobriga y Complutum, la llamada vía Complutum-Carthago Nova.

Sin embargo, para terminar de confirmar las hipótesis planteadas desde un inicio y los hallazgos constatados con las nuevas tecnologías, resulta necesario dar el siguiente paso. De este modo es la intención de los arqueólogos continuar en este año los trabajos en el lugar con el objeto de desvelar más detalles de este yacimiento excepcional para el conocimiento del interior de la Hispania romana. El espectacular hallazgo de una nueva ciudad romana como la de Caraca supone una oportunidad, no sólo para el conocimiento científico, sino también para el desarrollo sociocultural y económico de la comarca de la Alcarria. Para saber más detalles acerca de este descubrimiento los implicados en las labores de investigación han convocado una conferencia pública en el Museo de Guadalajara el próximo 9 de marzo.

Expertos y autoridades están de acuerdo en la enorme importancia de la ciudad romana encontrada en Driebes, que ha sido posible gracias la colaboración entre universidades, administraciones públicas y particulares.

El alcalde de la localidad, Pedro Rincón, constata «la gran expectación creada por los restos arqueológicos» descubiertos, al tiempo que agradece «la colaboración de los dueños del terreno en el desarrollo del proyecto de investigación». Mientras que María Luisa Cerdeño,  profesora de la Universidad Complutense, resalta «la importancia del descubrimiento de este nuevo yacimiento, casi intacto, porque puede proporcionar una valiosa información sobre el contacto de los romanos con las poblaciones indígenas y sobre su posterior desarrollo cultural».

El interés del yacimiento radica en que «documenta una amplia secuencia cultural que abarca desde los primeros ocupantes del cerro al final de la Edad del Bronce, el desarrollo de los carpetanos en la Edad del Hierro y su proceso de romanización», destacando la importancia de esta «gran ciudad romana que pervivió hasta finales del siglo II», completa. Teresa Sagardoy, arqueóloga de la Junta de Castilla-La Mancha, también se ha posicionado sobre el tema, que lo califica como «uno de los hallazgos arqueológicos más relevantes de los últimos años».

Respecto a los modernos métodos utilizados en la prospección arqueológica, con herramientas como el georradar 3D, Teresa Chapa –catedrática de la Complutense– destaca que ésta ha permitido detectar con gran precisión estructuras enterradas: «Bajo un campo arado casi pueden verse plazas, calles y casas de época romana». Con esta información, afirma la catedrática, «la arqueología puede contribuir decisivamente a la conservación de unos restos que de otro modo correrían el peligro de desaparecer».

Finalmente, Fernando Aguado, director del Museo de Guadalajara, califica como excelente el trabajo del equipo de investigación –con Emilio Gamo y Javier Fernández a la cabeza– que recabó desde el primer momento el apoyo de diversos actores públicos y privados, como la Asociación de Amigos de Guadalajara, y declara que, aun en esta fase inicial de resultados, «los datos que arroja la prospección suponen ya dar un vuelco al conocimiento que se tenía hasta ahora de la presencia romana y viene a completar el mapa de la organización territorial de Hispania». Sólo cabe esperar –continúa– que las excavaciones saquen a la luz restos de entidad para poder ir completando las colecciones de época romana del Museo e ilustrar con ellos esta apasionante etapa cultural.

Fuente: larazon.es | 20 de febrero de 2017

 
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Comentario por Alicia M. Canto el febrero 21, 2017 a las 9:56am

Como por desgracia es frecuente en España, en la noticia se citan de pasada y sin darle apenas importancia ("sólo... algunas prospecciones") los estudios de hace ya casi 40 años de Juan Manuel Abascal (Univ. Alicante) y J. Sánchez-Lafuente (Univ. León) sobre el Cerro de la Muela de Driebes.

Pero ocurre que Abascal ya dijo desde su tesina sobre la red viaria (1980) y después (1982, 1984) que aquí debía de estar la antigua Caraca, y que su ubicación tenía que ver con las calzadas, véase por ejemplo su libro Presencia romana en las tierras de Guadalajara (1984), págs. 6, 10 y 26. Y Sánchez Lafuente registró y recogió bastantes materiales de superficie del yacimiento en este otro estudio de 1982: "Nuevos yacimientos romanos en la provincia de Guadalajara", en especial p. 114, donde cita restos muy significativos de una ciudad, y comparte la hipótesis de Abascal:

Ambos, pues, dieron ya esta localización para Caraca hace 37 y 35 años, que se dice pronto... No cuesta mucho ser justo a la hora de dar a conocer un "descubrimiento" que no lo es tanto (en lo material sí, claro, pero no en la identificación de la ciudad), y reconocer a otros forma parte de la ética de un buen investigador. Claro que no es lo mismo descubrir algo ex novo del todo, que confirmar lo que ya otros habían propuesto, pero se actúa en conciencia y se queda mucho mejor. Espero que en las publicaciones posteriores este equipo, que sin duda va a poder estudiar a fondo y bien el yacimiento, dé a cada uno el lugar que realmente se merezca.

Comentario por ignacio el febrero 21, 2017 a las 11:50am

Muchas gracias por la aclaración, doña Alicia. Ya me extrañaba a mi que un hallazgo de tal relevancia estuviera oculto a todos. Espero lo empiecen a excavar y creen un centro de interpretación cerca, con los planos y hallazgos.

Comentario por Guillermo Caso de los Cobos el febrero 21, 2017 a las 1:19pm

Me uno al comentario del amigo Ignacio. Se agradece las información y las precisiones, Dra. Alicia.

Lo que también llama la atención es que habiendo aparecido tantos restos arqueológicos previamente, y teniendo constancia de que eran extensas las ruinas en el lugar, se haya tardado tanto tiempo en volver a estudiar el terreno. Está visto que la voluntad de destinar dineros para subvencionar campañas arqueológicas en España es muy, pero que muy a cuentagotas. A pesar incluso de que se sepa a buen seguro de la riqueza arqueológica que anida en nuestro solar hispano.

Saludos

 
Comentario por Alicia M. Canto el febrero 21, 2017 a las 4:47pm

De nada a ambos. Es que Abascal y Sánchez Lafuente en 1980-1982 ya defendieron esta identificación, y el segundo ya encontró y citó el acueducto, los sillares, el estuco pintado, mucha cerámica..., todo lo cual se presenta ahora como gran novedad, y no me pareció justo dejarlo así.

Máxime porque ahora se dispone de unos adelantos tecnológicos que facilitan mucho más cualquier investigación hasta sin tocar la tierra. El "manantial de Lucos" (con un nombre que ya lo dice todo...) del acueducto (unido por un carril hasta Driebes) está incluso señalado en Google Earth.

Se sabía tanto de la probable ubicación de Caraca que en 2010, en el blog de "Argantonios" (que es bastante conocido), apareció este post: "El cerro de la Virgen de la Muela y el Tesorillo de Driebes", transcribiendo un fragmento de un libro de divulgación del mismo año (pp. 24 y 25, con foto de una tumba de la necrópolis) que empieza: "Junto al río Tajo, donde se juntan las provincias de Madrid y Guadalajara, se encuentra un cerro conocido como La Virgen de la Muela. En su cima están, dispersos entre la destrucción producida por arados y tractores, los restos de la vieja ciudad celtíbera de Caraca..." Naturalmente, la idea no era tampoco del autor del libro, que la tomaría a su vez de los autores que antes cité, de los años 80.

Por ello, si hace 7 años, en un libro de divulgación de misterios variados y "lugares de poder", se decía ya que Caraca estaba en Driebes, cuesta un poco aceptar que la identificación que se anuncia así en 2017 sea un hallazgo tan "revolucionario" como se dice.

Bien sabemos que los periodistas exageran, y que muchas veces los arqueólogos se ven obligados a hacerlo también para conseguir seducir un poco a los políticos, que, como bien dice el Sr. Caso, son muy tacaños con el dinero que dan a la cultura (en España la cultura suele dar pocos votos, lo mismo que todo deporte que no sea fútbol...). Pero, en fin, dentro de estas "necesidades estratégicas", es bueno mantener cierto respeto a los descubrimientos de cada cual.

Dejo por último una preciosa fíbula de plata, de hacia IV-III a.C., del "Tesoro de Drieves" (así en 1945), ahora "de Driebes", en el MAN. Que en realidad no era un tesorillo, sino dos, que fueron revueltos en el momento del hallazgo, y eran unos 14 kg de plata probablemente ya desechada, para ser fundida por alguien que fue sorprendido y tuvo que esconderlo todo, sin poder volver luego a por ello.

Lo importante es que se conozca mejor (si lo es...) la ciudad romana de los "incivilizados" Caracitani de Sertorio, 17, "sobre el río Tajuña", en cuya época (77 a.C.) todavía vivían en un monte de numerosas cuevas, "sin ciudad y sin aldeas" (todo ello al decir de Plutarco, claro), y que haya dinero suficiente para excavarla bien.

Saludos a todos, y confío en no haber molestado a nadie con estas puntualizaciones.

(Foto M.A.N. de 1964, en Europeana)

Comentario por Alicia M. Canto el febrero 22, 2017 a las 7:39am

Ayer olvidé decir que, como es la norma habitual (recordemos el caso en debate de Baecula (aquí, p. 52, condición nº 6), será un descubrimiento epigráfico en el que aparezca el nombre de la ciudad el que diga definitivamente si podemos llamar con garantías Caraca a las ruinas de esta ciudad. Hasta entonces se debe mantener cierta provisionalidad.

Por ahora Driebes se destaca por su casi nula existencia de epigrafía, ya que (hasta donde sé) sólo se conocen de ella dos pequeños grafitos sobre cerámica, con dos o tres letras cada uno (recogidos aquí en 2012). Naturalmente, las prospecciones y las futuras excavaciones podrán encontrar sin duda inscripciones más significativas. Que así sea.

Comentario por Antonio el febrero 22, 2017 a las 12:07pm

Buenos días Alicia.

En las Vidas de Sertonio y Pompeyo se nombra el rio Tagonio; si asumimos, como así parece ser, que este rio es el actual Tajuña, estaría localizado geográficamente más al norte de Driebes.

¿No podría ser la Caracca del Risco de las Cuevas en el municipio madrileño de Perales de Tajuña? (Diego Salvador en "Tierras Carpetovetónicas")

Comentario por Jesús López-Maestre el febrero 22, 2017 a las 10:10pm

Simplemente añadir que en TIR Hoja K-30: Madrid, (en el 1993) se dice que todo apunta a que Caracca se pueda ubicar en el despoblado de Santiago de Vilillas (nombre con el que también se conoce la zona en donde se encuentra la ermita derruida y también muy esclarecedor), citando parte de la bibliografía que aduce la profesora Canto.

Y sí, esperemos que la epigrafía sea benévola con Castilla-La Mancha y por ende con el conocimiento de la Historia antigua de la Hispania romana.

Comentario por Alicia M. Canto el febrero 23, 2017 a las 9:30am

Gracias a ambos. Sí, la ubicación de Caraca en Carabaña o en Perales, con su tan llamativo y troglodita "Risco de las Cuevas", ha contado siempre con muchos adeptos. A mí particularmente me gustaría más, por ellas y por estar junto al Tagonius/Tajuña, como bien dice Antonio, mientras Driebes no lo está, pero otros varios datos la dificultan.

Por eso digo, recordando una frase de mi añorado amigo, gran filólogo y gran pescador de truchas, Juan José Moralejo, que en este caso de Caraca todavía "la información y la prudencia tienen mucho qué decir". Y la Epigrafía, claro.

Comentario por Guillermo Caso de los Cobos el febrero 23, 2017 a las 10:27pm

"Me pasé la vida arando sobre la ciudad romana de Caraca y sacando pedruscos"

Ángel Zorita, junto a una de las columnas que sacaron de Caraca. (Á. V.)

Corría el año 79 cuando los hermanos Ángel y Pedro Zorita les compraron a las monjas unos terrenos en el cerro de la Muela, coronados por una vieja ermita donde, dicen, se apareció un día la Virgen. La primera mañana que metieron el arado se dieron cuenta de que habían hecho un trato desastroso. "Era tierra muy mala, llena de vasijas y pedruscos. Empezamos a arar con vertederas y salían unos adoquines como esta mesa. Los teníamos que tirar por los costados del cerro para poder trabajar. Después ya decidimos meter el cultivador, que entra a menos profundidad".

Sembraron allí durante décadas, sobre todo cebada, hasta que se jubilaron y arrendaron al precio habitual de hoy en la zona: 30 euros anuales la hectárea. "Yo me acuerdo como volvían maldiciendo cada vez que se encontraban un pedrusco gordo. No les hacía ninguna gracia porque tenían que moverlo”, recuerda su hijo Roberto. De vez en cuando salía también alguna pieza aprovechable, como dos columnas que arrastraron hasta el pueblo y que hoy adornan la entrada de la llamada 'casa grande', en la calle principal junto a la vivienda familiar de los Zorita.

Las piedras que se iban encontrando eran, en realidad, trozos de vasijas, estuco y mosaicos romanos. Los más duros estaban formados por la escoria de hierro de una pequeña fundición. Los enormes bloques que los campesinos acumularon en las laderas del monte eran sillares, quizá del macellum (mercado), de las termas, el acueducto, o de las casas más nobles. Y las columnas seguramente formaron parte del Foro o los templos de Caraca, una ciudad de tamaño medio que aparece en las crónicas romanas, que pudo llegar a tener cerca de 1.800 habitantes y que durante décadas se estuvo intentando ubicar sin fortuna.

El alcalde de Driebes muestra un trozo de estuco decorado. (Á. V.)

Su localización exacta y sus dimensiones aproximadas han sido reveladas esta semana al público por un equipo liderado por dos jóvenes arqueólogos, Emilio Gamo y Javier Fernández, profesores de la UNED. Aunque quizá no cambie la historia de España como se ha llegado a decir, se trata de uno de los hallazgos arqueológicos en territorio español más importantes de los últimos años, un descubrimiento que da continuidad al trazado de la vía romana que comunicaba Complutum (actual Alcalá) y Carthago Nova (Cartagena). Y que ayuda a entender la estructura del Imperio Romano en el interior de la Península. Los resultados de la prospección geotécnica hacen presagiar, además, un magnífico estado de conservación.

El sembrado bajo el que se encuentra Caraca (cuya planta urbana se extiende, se cree, entre ocho y 12 hectáreas) es hoy un terreno irregular repleto de fragmentos de cerámica romana, algunos de terra sigilata, su versión noble. Tampoco es difícil plantar la bota sobre trocitos de estuco o tropezar con estructuras rectangulares que despuntan en el suelo. Según el estudio arqueológico, los restos estructurales de la ciudad empiezan a aparecer a menos de 40 centímetros bajo la superficie.

La Guardia Civil y el Seprona hacen estos días turnos de vigilancia por la zona por si la atención mediática de los últimos días atrae la atención de cazadores de tesoros, ya sean profesionales o espontáneos, un temor que también espanta a los arqueólogos. "Tenemos que ver cómo proteger esto de manera eficaz. Por ahora son operativos provisionales", comentan dos agentes mientras inspeccionan el terreno. Los delitos de patrimonio, recuerdan desde el ayuntamiento, pueden acarrear en la actualidad hasta penas de cárcel.

Bachiller muestra los restos de Caraca sacados por los agricultores. (Á. V.)

"Yo conozco a uno que encontró un casco de romano, le dieron un millón de pesetas y se compró un Lada Niva".

En la Plaza Mayor de Driebes se habla estos días mucho de Julio César, Marco Aurelio e historia romana. Y se hacen grandes planes para insuflar vida a un municipio que languidece y pierde población, como casi todos en el extremo sur de la provincia de Guadalajara, a pocos kilómetros de Madrid y Cuenca. Se discute dónde colocar el parking, el merendero y si tendría sentido habilitar un paseo turístico hasta las excavaciones por la vieja calzada romana o, quizá, por el lado donde se cree que se esconde el acueducto. Algunos fantasean ya con el diseño que tendrán las piezas de merchandising.

Los vecinos más ancianos, como Jesús Galisteo, dicen que el hallazgo no les coge por sorpresa. “Se ha sabido siempre que aquí había algo, aunque no estaba claro qué era porque salen cosas de muchas épocas. Durante muchos años venía aquí gente con detectores de metales. Yo conozco a uno que encontró un casco de romano, le dieron un millón y se compró un Lada Niva”, comenta.

Los mayores del pueblo aseguran que sus padres y abuelos hablaban de una cueva que acabó hundiéndose, que empezaba bajo el cerro y daba acceso a estructuras "con forma de casas". Hubo, incluso, una fiebre pequeña arqueológica que se desató sobre todo en la ribera del Tajo, alrededor del cerro. “Se llegó a montar un campamento de cazadores de tesoros y creo que alguno acabó detenido. Se llevaron de todo, pero en el pueblo no se le daba importancia”, dicen los vecinos.

Entre los coleccionistas e historiadores españoles, es conocida la riqueza arqueológica de la comarca desde que en 1945 apareció el llamado "tesorillo de Driebes"  (derecha) durante la construcción de un canal: 13,8 kilogramos de lingotes, sortijas, torques, pesos… en su mayoría de plata, hoy en el Museo Arqueológico Nacional.

Aunque la mayoría de los saqueadores vienen de fuera, los vecinos del pueblo también se fueron encontrando objetos a lo largo de los años, sin caer en la cuenta de que estaban ante algo extraordinario. Es un secreto a voces que algunos aún conservan en sus casas monedas, vasijas, pendientes, e incluso una coraza romana. El concejal de Cultura, Javier Bachiller, dice que ahora todo el pueblo se ha volcado con el descubrimiento y que la mayoría están hoy dispuestos a poner lo que tienen a disposición de la causa.

Los vecinos de Driebes, comentando el hallazgo. (Á. V.)

Grandes planes para el pueblo

“Hay mucho entusiasmo porque, si al final se financian las excavaciones, traerán trabajo a la zona y se nos pondrá en el mapa. La gente que venga comerá y se alojará en el pueblo. ¡Estamos a una hora de Madrid y mira qué paraje! La única casa rural que hay la van a reformar y ya hay otras dos en proceso de abrirse”, dice. El alcalde, Pedro Rincón, tiene también las expectativas altas. “Queremos que vengan 15 o 20 personas a excavar”. Por el momento, ya han llamado al ayuntamiento una decena de estudiantes y amantes de la arqueología para prestarse voluntarios.

El estudio que ha permitido localizar Caraca fue costeado por una subvención de la Junta de Castilla-La Mancha, por el Ayuntamiento de Driebes y por donativos de la Asociación de Amigos del Museo de GuadalajaraSe gastaron 6.000 euros en total, dietas incluidas. Para la siguiente fase, para las excavaciones, hará falta bastante más dinero y todavía no está claro que vaya a conseguirse, a pesar de las expectativas que se han levantado. "Para confirmar las hipótesis planteadas, resulta necesario dar el siguiente paso. Nuestra intención es continuar este año los trabajos arqueológicos para conocer más detalles de este yacimiento excepcional para el conocimiento de la presencia romana en el interior de Hispania", subraya Gamo.

Imagen de los trabajos en la zona. (Proyecto Arqueológico Driebes).

La búsqueda de Caraca no siempre levantó tantas pasiones. Cuando los dos arqueólogos empezaron a aparecer por el pueblo a finales del año pasado, hubo quien miraba con desconfianza sus idas y venidas. Consiguieron sacar adelante el proyecto con el apoyo incondicional de Bachiller y la colaboración de arqueólogos, físicos y matemáticos que formaron parte del equipo multidisciplinar. Hoy llevan con pudor la fama repentina y piden a los medios de comunicación que no les enfoquen o fotografíen. También se preocupan por reivindicar a quienes vinieron antes que ellos, sobre todo los profesores Jorge Sánchez-Lafuente y Juan Manuel Abascal, que en los años ochenta ya hicieron prospecciones pero aún no contaban con la tecnología que ha permitido verificar el hallazgo.

Fuente: elconfidencial.com| 23 de febrero de 2017

Comentario por Alicia M. Canto el febrero 24, 2017 a las 1:14pm

"También se preocupan por reivindicar a quienes vinieron antes que ellos, sobre todo los profesores Jorge Sánchez-Lafuente y Juan Manuel Abascal, que en los años ochenta ya hicieron prospecciones pero aún no contaban con la tecnología que ha permitido verificar el hallazgo".

¡Vaya diferencia! Dado lo que esta nueva declaración compensa lo que el martes pasado critiqué, al echar de menos un reconocimiento más generoso y explícito de los que "vinieron antes que ellos", por la suerte de los actuales de "disponer de unos adelantos tecnológicos que facilitan mucho más cualquier investigación, hasta sin tocar la tierra", y que en realidad era más "verificar" que "descubrir ex novo", sólo cabe felicitarse por este cambio para mejor.

Igualmente han bajado un poco el listón de la trascendencia: "Aunque quizá no cambie la historia de España como se ha llegado a decir...", porque más o menos ése fue (pero a partir de ciertas declaraciones), el bastante exagerado titular de "La Razón" del pasado día 20, que se complementaba con otro artículo, éste de opinión: "La historia antigua ya no se escribirá igual".

La nueva actitud parece más justa, y suena bastante mejor.

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