Aspecto del claustro de la finca Mas del Vent, cerca de Palamós (Girona). /VINCENT LEROUX

José Ángel Montañés / El País

¿Quedan todavía en España joyas artísticas desconocidas, aunque sean del siglo XII? Parece que sí. La última y sorprendente noticia al respecto ha saltado en las proximidades de Palamós (Girona), con el hallazgo (¿o habría que decir redescubrimiento?) de un claustro excepcional, sobre cuyo origen románico los expertos albergan pocas dudas y al que se ha buscado muchas semejanzas con el del monasterio de Santo Domingo de Silos, en Burgos.

El anuncio saltó durante las recientes jornadas que bajo el título Arte fugitivo organizó el grupo EMAC de investigación sobre románico y gótico de la Universidad de Barcelona. Lo presentó Gerardo Boto, profesor de Arte Medieval de la Universidad de Girona, especializado en el análisis de la plástica monumental románica y en la iconografía y la organización del espacio eclesiástico medieval. De pronto, Boto dejó a profesores y estudiosos con la boca abierta cuando explicó que, en el jardín de una finca privada de Palamós, existía desde hacía más de medio siglo un claustro románico. Los asistentes a las jornadas no dieron crédito cuando este experto en historia y arte de la Edad Media desveló que no se conocía su procedencia exacta y que el monumento no estaba inventariado como bien cultural, ni por supuesto, protegido por administración alguna. En definitiva, que era un edificio anónimo, sin nombre ni apellidos.

Gerardo Boto conoció la existencia de esta construcción de forma casual. La edición francesa de la revista de decoración AD publicó, en su número 94 de julio y agosto de 2010, un espectacular reportaje sobre la vivienda del suizo Kurt Englehorn y su mujer Carmen, en Mas del Vent, una inmensa finca de 22 hectáreas localizada en la zona de la Fosca, en el término de Palamós. En el reportaje, el fotógrafo Vincent Leroux no pudo evitar fijar su objetivo en la enorme galería de arcos románicos del claustro que bordeaba la piscina. Pese a las reticencias del propietario, el fotógrafo tomó la imagen de aquel espectacular conjunto de piedra que bordeaba la no menos espectacular piscina entre los pinos: la imagen fue publicada en la revista a doble página.

Desde que tuvo constancia de la existencia de este nuevo edificio, Boto ha intentado sin descanso acceder al interior de la vivienda para estudiarlo, pero los propietarios del mismo no se lo han permitido. “Jamás he podido acceder al interior de la propiedad”, confesó decepcionado el historiador durante su presentación. Pero sí consiguió las fotografías de Leroux, de 80 megas de calidad, algo que le ha permitido buscar en primer plano las características de lo que, según su opinión, es un claustro románico con todas las de la ley.

Según Boto las galerías miden, aproximadamente, 20,8 y los 21,9 metros de largo, unas medidas que determinó a través de las imágenes aportadas por Google Earth. Cada una de ellas presenta diez arcos sobre columnas y capiteles dobles, salvo en el medio, que es cuádruple. De las otras dos galerías que acabarían de cerrar el claustro de 44 capiteles no se conservan columnas ni arcos y los capiteles reposan directamente sobre las basas.

Tras analizar estas imágenes Boto asegura que el claustro de Palamós es comparable, en distintos aspectos, a los de Silos y Las Huelgas, los dos en Burgos, y al de Santa Maria de Ripoll, en Girona, porque en todos ellos, algo infrecuente en los claustros españoles o hispanos, las columnas dobles están esculpidas por separado, mientras que los capiteles que las coronan forman un solo bloque.

Además, en los capiteles de Palamós aparecen representadas figuras humanas y gran número de elementos vegetales y animales, sobre todo aves, leones y jabalíes, y monstruos, como grifos, arpías y dragones... pero no escenas religiosas. El investigador resaltó las grandes dimensiones “insólitas en el panorama del románico hispano” de los arcos: más de tres metros y medio desde la clave de los arcos hasta las bases, independientemente de que algunos de los fustes fueran nuevos para restituir los perdidos.

El profesor Boto explica entusiasmado: “Tanto en el aspecto estilístico como en el temático, la mayor parte de los capiteles de Palamós están enraizados con el repertorio del claustro de Silos, tanto con el llamado Primer Taller, realizadas hacia 1100, como del llamado Segundo Taller, realizados hacia 1165. No hay duda: el operario que realizó estos capiteles conocía las formas y los registros de Silos”.

Boto se cuestionó durante tiempo la autenticidad del conjunto y se planteó la posibilidad de que todo fuera, tan solo, un decorado cinematográfico. Pero ahora, y a falta de que otros expertos confirmen su diagnóstico, no tiene dudas: “Seguí la pista de los posibles reproductores por moldes o por labra directa y en el siglo XX solo un moldeador tomó moldes de los capiteles de Silos, cuyos positivos en yeso se encuentran en el Museo de Reproducciones Artísticas, en el Victoria and Albert de Londres, en el museo de la Real Academia de Bellas Artes y en el propio Silos, pero no son los de Palamós. Tampoco hay constancia que se instalara en el monasterio ningún cantero para reproducir los capiteles”, explica.

Pero la prueba más contundente sobre la autenticidad del conjunto la encontró Boto en el Archivo Municipal de Palamós. Allí ha localizado una serie de imágenes del proceso de montaje de las arcadas que se remonta a 1959. “En ellas se ven la naturaleza pétrea de las piezas, su peso, su erosión de siglos y las marcas de montaje incisas normales en piezas románicas. Las fotos no muestran ningún atisbo de modernidad o falsedad. Si estos arcos no son auténticos, podemos dudar de la autenticidad de todo lo que vemos en fotos y en directo”, concluye tajante.

Según la revista francesa que dio a conocer la existencia del claustro románico, la construcción fue adquirida por el abuelo del actual propietario en Madrid, en los años cincuenta. Boto no duda de la fecha y apunta que quizá llegaron en 1958 a Palamós, pero sí de la procedencia: en su ponencia defendió que procedía de la provincia de Segovia o Burgos. “Seguro que este singularísimo patio porticado conoció estaciones intermedias en su trayecto desde su origen hasta su destino actual junto al Mediterráneo. No sabemos si estos estadios intermedios estuvo montado o empaquetado en cajas”, comenta.

Paralelamente a la acción investigadora de Boto, la Asociación de Amigos del Románico emprendió el año pasado una campaña para conseguir que se inventaríe y proteja la construcción y que sus dueños permitan analizarla. “En febrero de 2011 escribimos a los representantes legales de los dueños exponiéndoles nuestra intención de estudiarlo y conseguir una protección patrimonial acorde con su relevancia histórica artística. No nos han contestado”, se lamenta Juan Antonio Olañeta, presidente de la asociación. “No entendemos por qué no permiten el acceso, si tenemos en cuenta que la vivienda se alquila”, asegura Olañeta. En efecto, en la página web del grupo Rough Luxe , propiedad de Kurt Englehorn, se pone a disposición del cliente 11 fabulosas mansiones repartidas por todo el mundo, entre ellas la de Mas del Vent de Palamós. En la descripción se asegura que es una vivienda del siglo XVIII reformada por el equipo de arquitectos RCR para disfrutar de la naturaleza, pero para nada menciona el claustro, que tampoco aparece en las imágenes promocionales.

La asociación también se ha dirigido a las diferentes administraciones: Ayuntamiento de Palamós, responsables de patrimonio de Castilla y León y de la Generalitat de Cataluña, y Ministerio de Educación y Cultura, pidiendo que inicien los trámites para protegerlo. En septiembre de 2011 recibieron una breve respuesta de la Generalitat asegurando que se está siguiendo el protocolo de actuación que prevé la ley de patrimonio catalán de 1993. La nota aseguraba: “La actuación ha de conducir a la inspección por parte de nuestros técnicos del citado claustro”. Sin embargo, el director general de Patrimonio, Joan Pluma, reconoce que todavía no se ha hecho: “En unos días se enviara al juzgado un requerimiento con la intención de que nuestros técnicos puedan comprobar su existencia y si es auténtico”, asegura Pluma. Desde el Ministerio, tras la consulta realizada por este diario, han respondido a la asociación que “se ha dado traslado a la petición para estudiarla” y que en todo caso será la Generalitat de Cataluña la que tendrá que valorar las medidas a adoptar. Desde Castilla y León están interesados en el tema, pero no manifiestan intención de hacer nada, más allá de contactar con la Generalitat. Por fin, María Gràcia Artigas, concejala de Cultura y Patrimonio de Palamós, admite conocer la existencia del claustro, pero sostiene que “el ayuntamiento no tiene previsto hacer ninguna acción de forma inmediata. Es como si un particular tuviera en casa un Picasso; no nos corresponde a nosotros, porque al parecer es un elemento patrimonial castellano”. Sin embargo, la ley de patrimonio estatal y autonómica no excluye los bienes en manos privadas.

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Comentario por Percha el febrero 15, 2019 a las 8:55am

Hoy ABC recoge la noticia del nuevo estudio sobre el claustro que ya trajo aquí Guillermo. Lo traigo para que conste.

Un nuevo estudio reabre el debate sobre el claustro de Palamós: el ...

Un libro publicado por la Universidad de Salamanca defiende la antigüedad de las arcadas de Mas del Vent y su origen en la catedral de la capital charra

El claustro de Palamós, en 2012 - Inés Baucells.

El claustro de Palamós es tan románico como el de San Pedro el Viejo de Huesca y otros monumentos restaurados de cuya autenticidad nadie duda, ya que 19 de sus 44 capiteles (el 43%) son del siglo XII, así como el 37% de los cimacios (molduras que rematan los capiteles) y gran parte del zócalo. Así se constata en el libro «Salamanca, Ciudad Lineal, Palamós. Las arcadas claustrales de Mas d...», publicado por la Universidad de Salamanca, que el próximo lunes 18 de febrero se presenta en la capital charra y que analiza con rigor académico uno de los casos más polémicos de los últimos años.

Pocas piedras han suscitado tan enconados debates como las arcadas claustrales de Mas del Vent de Palamós, en Gerona. Desde que los propietarios de la finca las dieran a conocer en 2010 en una revista de decoración, se sucedieron los análisis y discusiones sobre la autenticidad o falsedad del claustro. En 2014, el estudio encargado por la Generalitat y dirigido por el catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Gerona, Eduard Carbonell, concluyó que era una recreación de principios del siglo XX, el más extraordinario caso de falsificación de escultura románica en España, y no un valioso monumento, con piezas del siglo XII, como defendía Gerardo Boto Varela, director del departamento de Historia del Arte de la misma universidad.

El informe de Carbonell echaba por tierra también la hipótesis de que las arcadas claustrales procedían en origen del antiguo claustro románico de la catedral de Salamanca. Sus autores concluyeron que no existía ninguna base documental, ni material ni artística, que permitiera reconocer la autenticidad de parte alguna del conjunto y tras su dictamen, la Dirección General de Patrimonio de la Generalitat rechazó la protección y conservación del claustro.

Ahora, una docena de expertos en Historia del Arte, Geología o Arquitectura, coordinados por Boto Varela, aportan nuevos argumentos que defienden la antigüedad de un buen número de piezas del claustro y apuntan a su origen salmantino.

«Si lo conservado procede de algún sitio, este es del claustro catedralicio salmantino», afirma, «sin la menor duda», Antonio Ledesma, investigador postdoctoral en el CSIC-Instituto de Historia.

El claustro románico de la catedral salmantina se desmontó en 1785 y se desconoce el paradero de aquellas piedras. No fueron reutilizadas en otros lugares, ni se ha encontrado ningún elemento de aquella antigua construcción. Los autores de este estudio sostienen que durante más de un siglo se conservaron apiladas en un almacén situado en Salamanca -todo apunta al Colegio de Calatrava como último punto de depósito, aunque los investigadores reconocen que no es posible saberlo con exactitud- hasta que fueron vendidas, con la autorización del obispo Julián de Diego, al anticuario Ignacio Martínez. Éste las trasladó a Ciudad Lineal, en Madrid, donde a partir de este núcleo de piezas originales volvió a montar el claustro completándolo con más piedras, procedente también de Villamayor (Salamanca), pese a que le hubiese sido más fácil y más económico comprarla en Colmenar. Su intención era tener un conjunto fotografiable para vender el claustro a algún magnate americano con ayuda de Arthur Byne, el celebérrimo intermediario que llevó a EE.UU. claustros y monasterios desmontados por piezas y proporcionó a William Randolph Hearst los artesonados antiguos para su residencia californiana. Pero la muerte en accidente de Byne frustró la operación y finalmente, las arcadas fueron compradas por el industrial alemán Hans Engelhorn, que las instaló en 1958 en Mas del Vent.

Arcadas de Mas del Vent - Inés Baucells

Ledesma asegura que «en Salamanca por esas fechas se daban múltiples ventas de bienes culturales y de una envergadura similar a la del claustro (el caso del retablo de Fernando Gallego en la Catedral de Ciudad Rodrigo, los capiteles de su claustro y los del desaparecido de San Juan de Barbalos, ya en Salamanca capital, resultan esclarecedores)».

«Teniendo en cuenta todo el patrimonio salmantino conservado y su entidad, nos podemos hacer a la idea de qué sucedió en la ciudad a orillas del Tormes», señala este experto recordando a Gaya Nuño, maestro de la Historia del Arte, que allá por 1964 dejó escrito que: «precisamente, si el museo de Salamanca, o el de Marsella, o el de Coimbra son tan escasamente llamativos, no es sino porque los fondos que debieran contener son los que han emigrado al estado de Virginia, de Carolina del Sur o de Michigan».

Por aquel entonces, relata Ledesma, se encontraban en Salamanca realizando transacciones Addison Mizner, León Levi y Arthur Byne entre otros destacados protagonistas. Las ventas no solían quedan reflejadas sobre el papel por razones obvias, pero hay constancia en un asiento contable en la catedral de 1917 de que a Ignacio Martínez se le vendieron dos arquetas de madera y piedra. Es posible, como plantean los investigadores, que del antiguo claustro catedralicio.

«Existen suficientes evidencias, y no solo indicios, que permiten establecer la relación entre Salamanca y Mas del Vent», asegura este experto en la «Catedral Vieja» de Salamanca para quien la ausencia de información por parte de especialistas de la época «es una constante del momento y, por tanto, el ‘silencio’ (al que se referían los autores del informe Carbonell) ni confirma ni desmiente nada». Además, subraya, «la corriente neomedievalista en la ciudad es incapaz de reproducir muchos de los capiteles que vemos en Palamós».

Un capitel del claustro de Palamós - Inés Baucells

Ledesma resalta que su trabajo «no se trataba tanto de determinar la filiación Salamanca-Mas del Vent, como de confirmar o desmentir si este proceso pudo acaecer en ese contexto local y si existían elementos suficientes que lo avalasen, y la respuesta, por si queda alguna duda, es afirmativa. Con rotundidad».

Para el historiador del arte Juan Antonio Olañeta, cofundador y expresidente de la asociación de Amigos del Románico, «son muy numerosos los argumentos que se presentan en el libro que apuntan a pensar que podría ser auténtico, al menos una cantidad relevante de las piezas que lo componen». A su juicio, «En este estudio, el más riguroso sobre el tema, se da cumplida y argumentada respuesta a gran parte de las objeciones que se planteaban en los informes oficiales encargados por la Generalitat, entre ellas al argumento 'ad silentio', es decir, a la ausencia de noticias sobre las piedras».

«Si he de decantarme, creo que es más probable que las conclusiones a las que ha llegado el equipo coordinado por Boto sean las correctas», afirma Olañeta, a quien también convencen los argumentos sobre la procedencia de las arcadas de Mas del Vent en el claustro catedralicio salmantino. «La acumulación de todos los indicios de los que se dispone, que coherentes entre sí quedan cerca de ser evidencias, parecen apuntar en esa línea», añade este profesor de la Universidad de Barcelona, que reflexiona en la obra sobre los protagonistas, posicionamientos y opiniones en el debate sobre el claustro de Palamós.

Olañeta lamenta que en estos momentos el claustro carezca de figura de protección patrimonial y los capiteles situados en el suelo se estén deteriorando a un ritmo acelerado. «Si en un futuro se encuentra la prueba definitiva e irrefutable de que se trata del claustro de la catedral de Salamanca, estaremos ante uno de los mayores ridículos de la historia en lo que se refiere a conservación y protección del patrimonio», vaticina.

Las vigas medievales del Museo Catedralicio

En el Museo Catedralicio de Salamanca se conservan cuatro vigas medievales que encajan con las dimensiones del claustro de Palamós. Antonio Ledesma se puso en contacto con Javier de Mingo, discípulo de Enrique Nuere y uno de los principales profesionales en el estudio de la carpintería de lo blanco, y le dio a conocer estas vigas, sin indicarle su procedencia y menos aún su hipotética relación con el claustro de Mas del Vent para no condicionar su respuesta. «Al cruzar sus datos con los míos, llegamos a la conclusión de su origen desde el claustro catedralicio salmantino», reseña este experto para quien «estas vigas son el testimonio fósil que permiten establecer una relación precisa entre lo conservado en la finca del Vent y el claustro catedralicio de Salamanca, como así ha demostrado el profesor Boto Varela».

Fuente: abc.es| 15 de febrero de 2019

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