Aspecto del claustro de la finca Mas del Vent, cerca de Palamós (Girona). /VINCENT LEROUX

José Ángel Montañés / El País

¿Quedan todavía en España joyas artísticas desconocidas, aunque sean del siglo XII? Parece que sí. La última y sorprendente noticia al respecto ha saltado en las proximidades de Palamós (Girona), con el hallazgo (¿o habría que decir redescubrimiento?) de un claustro excepcional, sobre cuyo origen románico los expertos albergan pocas dudas y al que se ha buscado muchas semejanzas con el del monasterio de Santo Domingo de Silos, en Burgos.

El anuncio saltó durante las recientes jornadas que bajo el título Arte fugitivo organizó el grupo EMAC de investigación sobre románico y gótico de la Universidad de Barcelona. Lo presentó Gerardo Boto, profesor de Arte Medieval de la Universidad de Girona, especializado en el análisis de la plástica monumental románica y en la iconografía y la organización del espacio eclesiástico medieval. De pronto, Boto dejó a profesores y estudiosos con la boca abierta cuando explicó que, en el jardín de una finca privada de Palamós, existía desde hacía más de medio siglo un claustro románico. Los asistentes a las jornadas no dieron crédito cuando este experto en historia y arte de la Edad Media desveló que no se conocía su procedencia exacta y que el monumento no estaba inventariado como bien cultural, ni por supuesto, protegido por administración alguna. En definitiva, que era un edificio anónimo, sin nombre ni apellidos.

Gerardo Boto conoció la existencia de esta construcción de forma casual. La edición francesa de la revista de decoración AD publicó, en su número 94 de julio y agosto de 2010, un espectacular reportaje sobre la vivienda del suizo Kurt Englehorn y su mujer Carmen, en Mas del Vent, una inmensa finca de 22 hectáreas localizada en la zona de la Fosca, en el término de Palamós. En el reportaje, el fotógrafo Vincent Leroux no pudo evitar fijar su objetivo en la enorme galería de arcos románicos del claustro que bordeaba la piscina. Pese a las reticencias del propietario, el fotógrafo tomó la imagen de aquel espectacular conjunto de piedra que bordeaba la no menos espectacular piscina entre los pinos: la imagen fue publicada en la revista a doble página.

Desde que tuvo constancia de la existencia de este nuevo edificio, Boto ha intentado sin descanso acceder al interior de la vivienda para estudiarlo, pero los propietarios del mismo no se lo han permitido. “Jamás he podido acceder al interior de la propiedad”, confesó decepcionado el historiador durante su presentación. Pero sí consiguió las fotografías de Leroux, de 80 megas de calidad, algo que le ha permitido buscar en primer plano las características de lo que, según su opinión, es un claustro románico con todas las de la ley.

Según Boto las galerías miden, aproximadamente, 20,8 y los 21,9 metros de largo, unas medidas que determinó a través de las imágenes aportadas por Google Earth. Cada una de ellas presenta diez arcos sobre columnas y capiteles dobles, salvo en el medio, que es cuádruple. De las otras dos galerías que acabarían de cerrar el claustro de 44 capiteles no se conservan columnas ni arcos y los capiteles reposan directamente sobre las basas.

Tras analizar estas imágenes Boto asegura que el claustro de Palamós es comparable, en distintos aspectos, a los de Silos y Las Huelgas, los dos en Burgos, y al de Santa Maria de Ripoll, en Girona, porque en todos ellos, algo infrecuente en los claustros españoles o hispanos, las columnas dobles están esculpidas por separado, mientras que los capiteles que las coronan forman un solo bloque.

Además, en los capiteles de Palamós aparecen representadas figuras humanas y gran número de elementos vegetales y animales, sobre todo aves, leones y jabalíes, y monstruos, como grifos, arpías y dragones... pero no escenas religiosas. El investigador resaltó las grandes dimensiones “insólitas en el panorama del románico hispano” de los arcos: más de tres metros y medio desde la clave de los arcos hasta las bases, independientemente de que algunos de los fustes fueran nuevos para restituir los perdidos.

El profesor Boto explica entusiasmado: “Tanto en el aspecto estilístico como en el temático, la mayor parte de los capiteles de Palamós están enraizados con el repertorio del claustro de Silos, tanto con el llamado Primer Taller, realizadas hacia 1100, como del llamado Segundo Taller, realizados hacia 1165. No hay duda: el operario que realizó estos capiteles conocía las formas y los registros de Silos”.

Boto se cuestionó durante tiempo la autenticidad del conjunto y se planteó la posibilidad de que todo fuera, tan solo, un decorado cinematográfico. Pero ahora, y a falta de que otros expertos confirmen su diagnóstico, no tiene dudas: “Seguí la pista de los posibles reproductores por moldes o por labra directa y en el siglo XX solo un moldeador tomó moldes de los capiteles de Silos, cuyos positivos en yeso se encuentran en el Museo de Reproducciones Artísticas, en el Victoria and Albert de Londres, en el museo de la Real Academia de Bellas Artes y en el propio Silos, pero no son los de Palamós. Tampoco hay constancia que se instalara en el monasterio ningún cantero para reproducir los capiteles”, explica.

Pero la prueba más contundente sobre la autenticidad del conjunto la encontró Boto en el Archivo Municipal de Palamós. Allí ha localizado una serie de imágenes del proceso de montaje de las arcadas que se remonta a 1959. “En ellas se ven la naturaleza pétrea de las piezas, su peso, su erosión de siglos y las marcas de montaje incisas normales en piezas románicas. Las fotos no muestran ningún atisbo de modernidad o falsedad. Si estos arcos no son auténticos, podemos dudar de la autenticidad de todo lo que vemos en fotos y en directo”, concluye tajante.

Según la revista francesa que dio a conocer la existencia del claustro románico, la construcción fue adquirida por el abuelo del actual propietario en Madrid, en los años cincuenta. Boto no duda de la fecha y apunta que quizá llegaron en 1958 a Palamós, pero sí de la procedencia: en su ponencia defendió que procedía de la provincia de Segovia o Burgos. “Seguro que este singularísimo patio porticado conoció estaciones intermedias en su trayecto desde su origen hasta su destino actual junto al Mediterráneo. No sabemos si estos estadios intermedios estuvo montado o empaquetado en cajas”, comenta.

Paralelamente a la acción investigadora de Boto, la Asociación de Amigos del Románico emprendió el año pasado una campaña para conseguir que se inventaríe y proteja la construcción y que sus dueños permitan analizarla. “En febrero de 2011 escribimos a los representantes legales de los dueños exponiéndoles nuestra intención de estudiarlo y conseguir una protección patrimonial acorde con su relevancia histórica artística. No nos han contestado”, se lamenta Juan Antonio Olañeta, presidente de la asociación. “No entendemos por qué no permiten el acceso, si tenemos en cuenta que la vivienda se alquila”, asegura Olañeta. En efecto, en la página web del grupo Rough Luxe , propiedad de Kurt Englehorn, se pone a disposición del cliente 11 fabulosas mansiones repartidas por todo el mundo, entre ellas la de Mas del Vent de Palamós. En la descripción se asegura que es una vivienda del siglo XVIII reformada por el equipo de arquitectos RCR para disfrutar de la naturaleza, pero para nada menciona el claustro, que tampoco aparece en las imágenes promocionales.

La asociación también se ha dirigido a las diferentes administraciones: Ayuntamiento de Palamós, responsables de patrimonio de Castilla y León y de la Generalitat de Cataluña, y Ministerio de Educación y Cultura, pidiendo que inicien los trámites para protegerlo. En septiembre de 2011 recibieron una breve respuesta de la Generalitat asegurando que se está siguiendo el protocolo de actuación que prevé la ley de patrimonio catalán de 1993. La nota aseguraba: “La actuación ha de conducir a la inspección por parte de nuestros técnicos del citado claustro”. Sin embargo, el director general de Patrimonio, Joan Pluma, reconoce que todavía no se ha hecho: “En unos días se enviara al juzgado un requerimiento con la intención de que nuestros técnicos puedan comprobar su existencia y si es auténtico”, asegura Pluma. Desde el Ministerio, tras la consulta realizada por este diario, han respondido a la asociación que “se ha dado traslado a la petición para estudiarla” y que en todo caso será la Generalitat de Cataluña la que tendrá que valorar las medidas a adoptar. Desde Castilla y León están interesados en el tema, pero no manifiestan intención de hacer nada, más allá de contactar con la Generalitat. Por fin, María Gràcia Artigas, concejala de Cultura y Patrimonio de Palamós, admite conocer la existencia del claustro, pero sostiene que “el ayuntamiento no tiene previsto hacer ninguna acción de forma inmediata. Es como si un particular tuviera en casa un Picasso; no nos corresponde a nosotros, porque al parecer es un elemento patrimonial castellano”. Sin embargo, la ley de patrimonio estatal y autonómica no excluye los bienes en manos privadas.

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Comentario por Alicia M. Canto el noviembre 19, 2014 a las 7:55pm

Bueno, parece que el largo informe y el encuentro que se celebra pueden cerrar definitivamente la rocambolesca historia de este "claustro en la piscina". Quizá procede ahora recordar lo que comenté aquí en junio de 2012, cuando saltó la historia, y, sobre todo, lo que venía en aquel "reportaje en El Punt Avui: "Claustre d'imitació?. Una carta d'una curadora del Metropolitan Museum of Art de Nova York, en poder de la propietat del Mas del Vent, posa en dubte l'autenticitat del monument".

"El informe que se citaba, favorable a la falsificación (o mejor diríamos copia) es de 1966, y se debe nada menos que a Carmen Gómez Moreno y dos colegas del Metropolitan Museum de N.Y...." La foto capturada que en su día puse llevaba más a la idea de que no era un original. Así que la hija de don Manuel Gómez Moreno y sus compañeros del MET de Nueva York, muy familiarizados con obras parecidas, no tuvieron dudas entonces, y por eso no las tenía tampoco el dueño de la finca donde está.

Pero es grave la acusación que ahora hace la Generalitat, y Carbonell en su representación, contra Boto y su propuesta desde 2013 de que todo esto sería parte del claustro de la Catedral Vieja de Salamanca: "...Carbonell dio a entender que se trata de un trabajo hecho a medida  de los investigadores “en el que no se ha explicado toda la verdad y no se han aportado todos los datos que proporcionan las actas capitulares, entre otras”.

Más allá de qué sea el claustro, es una lástima que al final una investigación que interesó y convenció a mucha gente termine así, trufada también de cierta falsedad, porque la sociedad expectante hacia la cultura eso no se lo merece.

Comentario por Percha el noviembre 19, 2014 a las 8:00pm

En El Periódico se dan algunos razonamientos más que probarían la falsedad del conjunto:

El informe final sobre el claustro de Palamós sentencia que fue con...

Ernest Alós

"No es románico, es homogéneo y está construido a principios del siglo XX". Así de concluyente se ha mostrado el catedrático de historia del arte medieval de la Universitat de Girona Eduard Carbonell, al presentar su dictamen sobre el claustro de la finca del Mas del Vent en Palamós. Para la Conselleria de Cultura, con este pronunciamiento, y la exposición de los estudios en que se fundamente durante unas jornadas técnicas que se desarrollan hoy y mañana en el Palau Moja, se cierra una polémica que empezó hace dos años. A partir de esta información se decidirá finalmente cuál es el nivel de protección necesario.

Fue en junio del 2012 cuando el profesor de la Universitat de Girona Gerardo Boto dio a conocer la existencia de un claustro aparentemente románico en la finca del Mas del Vent de Palamós, del que tuvo conocimiento a través de las fotografía de una revista de decoración. ¿Una obra maestra de la arquitectura leonesa del siglo XII desconocida para los historiadores del arte y trasladada piedra a piedra a Catalunya, o una recreación encargada por un traficante de arte sin demasiados escrúpulos y vendida a un incauto millonario alemán?

Un primer informe de los técnicos de la Generalitat, al cabo de dos meses, indicó que se trataba de una recreación, quizá con elementos originales. Boto, convencido de su genuicidad, acabó por reunir argumentos que indicaban que se podría tratar del viejo claustro románico de la catedral de Salamanca, desmontado tras el terremoto de Lisboa en el siglo XVIII, entre ellas la procedencia de la piedra utilizada, las canteras de Villamayor con las que se construyeron todos los monumentos salmantinos. Ante la duda, el 'conseller' de Cultura, Ferran Mascarell, encargó un informe al catedrático de la Universitat de Girona Eduard Carbonell, que ha dispuesto más de un año para elaborarlo, ha contactado con informantes tan diversos como las empresas que aún explotan las canteras de piedra de Villamayor, el hijo del paleta de Palamós que trabajó en el montaje del claustro o la asociación de anticuarios de Madrid y ha encargado y recopilado informes de expertos del Instituto del Patrimonio Cultural de España, del Museu Nacional d'Art de Catalunya, de la Universidad Politécnica de Madrid, la Universitat Autònoma de Barcelona, el Institut Català de Recerca en Patrimoni Cultural, la Universidad de Valladolid, la Universidad de Salamanca y la Universidad de Nueva Jersey.

¿La conclusión? El anticuario Ignacio Martínez, "a principios de la tercera década del siglo XX", en un momento en que la arquitectura historicista que replica conjuntos románicos o góticos aún está vigente, "hace construir el claustro" en su finca de Ciudad Lineal, en Madrid, enteramente de nuevo y sin aprovechar para él ni una sola pieza auténtica. Se trata de una construcción "destinada a ser vendida en el mercado de las antigüedades y el coleccionismo de los Estados Unidos". A principios de los años 30, recuerda el informe, se empiezan a tomar medidas restrictivas sobre el expolio del patrimonio español genuino.

El principal candidato a ser responsable de su diseño y montaje es el arquitecto Ricardo García Guereta, aunque su muerte en 1936 y la desaparición de su archivo hacen que no puedan localizarse pruebas definitivas de ello. Sin embargo, su biografía explicaría casi todo. Discípulo de Ricardo Magdalena, el restaurador de San Juan de la Peña, claustro del que el de Palamós copia características; restaurador de la catedral de Salamanca entre 1918 y 1927 (con canteros locales que utilizaban la piedra de Villamayor) y vecino del anticuario Martínez en Ciudad Lineal.

Según el informe, el material con que se construyó el claustro fue extraído de las canteras de Villamayor con técnicas de principios del siglo XIX o inicio del XX, sería tallado en Salamanca o en Madrid, o en ambos lugares, y montado en Madrid "con una manera de construcción moderna", siguiendo un proyecto previo, hasta que, en la posguerra y cegados los canales de comercio internacional, sería vendido en 1958 al propietario del Mas del Vent, Hans Engelhorn, por Eutiquiano García Calles, muy bien relacionado con el régimen.

Los argumentos que hacen llegar a esta conclusión general son numerosos: solo en el resumen de su dictamen, Carbonell enumera 19 conclusiones en lo relativo a los materiales del claustro y su talla, 11 en lo que respecta al estudio arquitectónico y 18 desde el punto de vista de la historia del arte.

Algunos de ellos son los siguientes:

--Las técnicas de talla del gres de Villamayor y las marcas que dejaron en ella las herramientas utilizadas se corresponden a las utilizadas entre el siglo XIX y XX, "como se trabaja la piedra en las restauraciones de la catedral de Salamanca que lleva a término el arquitecto Ricardo García Guereta desde los años 1918 a 1927". No hay marcas de picapedreros.

--Las pátinas que cubren la piedra corresponden a materiales utilizados a partir del siglo XIX, o no dan información fiable. "No se ha identificado ningún elemento o dato que se pueda atribuir claramente al periodo medieval".

--Las figuras muestran, en las fotografías que se conservan de su montaje en Ciudad Lineal, una integridad sorprendente para piezas de siete siglos de antiguedad. En cambio, sí hay numerosas muestras de desgaste posterior. Si el claustro hubiese estado instalado desde los siglos XII a XVIII, la parte abierta al jardín del claustro estaría más desgastada por los elementos que la interior, orientada a las galerías cubiertas. Sin embargo, el estado del conjunto es uniforme. Las marcas que se interpretaron como muestras de un desmontaje del claustro original se corresponden a las técnicas de trabajo de las canteras de Salamanca.

--El banco en que se apoyan las columnas es demasiado bajo y sin ninguna apertura para acceder al jardín del claustro.

--Los arcos y las bases de las columnas reproducen a mayor escala los de San Juan de la Peña; pero también las bases de las columnas, que corresponden a la restauración del siglo XIX del claustro aragonés.

--Las medidas (en esto discrepa Gerardo Boto) se corresponden a múltiplos de unidades del sistema métrico decimal.

--Los motivos de los capiteles se inspiran al primer periodo de Santo Domingo de Silos, ejecutados con el estilo del segundo periodo de Silos y mezclados con influencias de la escuela hispano-tolosana, de la Auvernia y del Pórtico de la Gloria de Santiago, pero a veces sin que el copista entiendiese bien el motivo reproducido, reproduciendo alas o miembros del cuerpos de animales como si fuesen motivos ornamentales para rellenar huecos. Son, dice Granados, "versiones torpes de una copia". 

--El claustro es "homogéneo e uniforme", construido de golpe, con los capiteles esculpidos a partir de bloques con las medidas estándar utilizadas modernamente en la cantera de Villamayor, 40x50x95 centímetros o 50x95x95 centímetros, y sillares de medidas totalmente uniformes, algo inverosímil en los sistemas de construcción del siglo XII.

--Unas incisiones en forma de embudo podrían servir para introducir entre bloques mortero líquido moderno, pero no la argamasa más espesa que se utilizaba en el románico.

--Unas columnitas que en San Juan de la Peña sostienen un arco con motivos ajedrezados aquí reaparecen pero sin ninguna función real, ya que estos arcos están tallados en el mismo bloque que los sillares, y no es necesario sostenerlos.

Comentario por Percha el noviembre 19, 2014 a las 8:53pm
Comentario por Percha el noviembre 20, 2014 a las 10:05am

En La Opinión de Zamora se aportan, hoy, algunas novedades:

La Generalitat, sobre el claustro de Palamós: ´No hay elementos med...

De izquierda a derecha, Eduard Carbonell, el consejero Ferrán Mascarell y Joan Pluma. Foto O. C.

C. N. 

La Generalitat de Cataluña zanjó ayer el debate sobre la autenticidad del claustro impulsado por el anticuario zamorano Ignacio Martínez, que hoy se erige en una finca privada en Palamós, tras hacer públicas sus conclusiones sobre el estudio elaborado por el catedrático de Historia del Arte, Eduard Carbonell, quien comunicó que las arcadas son "una recreación historicista" realizada en el siglo XX. El veredicto contradice la argumentación del historiador Gerardo Boto, quien sacó a la luz el claustro hace dos años y medio y sostiene que es auténtico, medieval y procedente de la Catedral Vieja de Salamanca. La "homogeneidad" y "uniformidad" tanto de la piedra como de la arquitectura llevan a la Generalitat a concluir que "no hay elementos antiguos" en la construcción. El informe final, cuyas conclusiones se exponen en un centenar de páginas, ha requerido de la participación de cincuenta expertos, según comunicó ayer el consejero de Cultura de la Generalitat, Ferran Mascarell. 

Tal y como avanzó Eduard Carbonell en el inicio de las jornadas que hoy continúan en el Palacio Moja de Barcelona, el peso de la investigación está depositado en el estudio pormenorizado de la piedra, con una estrecha colaboración con el Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE). Descartada su antigüedad, Carbonell ha buscado posibles edificios del siglo XX, construcciones inacabadas o incluso escenarios cinematográficos, para verificar la procedencia sin hallarlos. Por lo tanto, el informe se dirige a una única posibilidad: el claustro se hizo para su venta en un contexto de principios del siglo XX donde predominaba el furor por las obras de arte medievales. 

Miembros del Instituto del Patrimonio Cultural.

Los miembros del IPCE incidieron en el análisis de la piedra para concluir que no hay materiales, rastros ni sistemas constructivos medievales. La experta Ana Laborde, que dirigió la restauración del Pórtico de la Gloria en Santiago de Compostela, expuso la "sorpresa" de la investigación al hallar una completa uniformidad en la técnica de construcción, que descartaría que las arcadas tengan piezas antiguas y modernas. "No hay diferencia entre la piedra", apuntaron los expertos del Instituto. Igualmente, la "erosión es muy regular" y no han apreciado "la labra medieval", sino "marcas burdas que recuerdan las obras del siglo XX en la restauración de la Catedral de Salamanca". Los miembros del equipo de investigación afirmaron que la superficie entronca directamente con la manipulación que se efectúa en las canteras de Villamayor en época moderna, como en la fábrica de la familia Zarzoso. Conclusión: "los acabados de Palamós no son coherentes con los de tipo histórico". 

Quizá lo más llamativo de la primera jornada llegó cuando el experto José Vicente Navarro hizo referencia a "siete muestras" tomadas de la zona del claustro de la Catedral Vieja de Salamanca -con la que el profesor Gerardo Boto enlaza las galerías impulsadas por el zamorano Ignacio Martínez- y cuyo análisis no presentan relación con "la estructura, los aceites y los contenidos proteicos" hallados en Palamós. 

El Instituto de Patrimonio concluye, de esta forma, que no aprecian diferencias entre diferentes periodos, existe "uniformidad" en materiales, talla, deterioro y sistema constructivo, "no hay una película" que justifique la antigüedad y "no hay relación morfológica" con Salamanca. 

El conservador del Museo Nacional de Cataluña (MNAC) Alex Masalles, el arquitecto José Miguel Merino de Cáceres y el historiador Manuel Antonio Castiñeiras cerraron la primera de las jornadas técnicas en el edificio junto a La Rambla en una serie de ponencias presididas por el director del Instituto del Patrimonio Cultural Español, Alfonso Muñoz.

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Entrevista con José Miguel Merino de Cáceres en Onda Cero hablando del informe:

Más audios en Onda Cero

Comentario por Percha el noviembre 20, 2014 a las 4:44pm

También en La Opinión de Zamora:

José María Sadia revela hoy nuevos datos sobre la familia zamorana ...

C. N. En la segunda jornada del congreso programado por la Generalitat de Cataluña para ofrecer los resultados de la investigación llevada a cabo por Eduard Carbonell, catedrático de Historia del Arte de la Univeridad de Girona, se abordarán temas como el claustros de Mas del Vent y su entorno, el coleccionismo de obras de arte o la ubicación del claustro en el barrio madrileño de Ciudad Lineal. En este último apartado, intervendrá Isabel Argerich, conservadora de fotografía histórica del Instituto de Patrimonio Cultural de España (IPCE), junto al redactor de esta casa, José María Sadia, quien ofrecerá en su conferencia numerosos datos que completan la investigación que LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA ha realizado en los dos últimos años, en particular, sobre el anticuario zamorano que promovió el singular negocio, Ignacio Martínez. 

Después de haber participado en el trabajo de investigación aportando informes sobre la familia Martínez, la finca de Ciudad Lineal y las canteras de Villamayor de la que procede el material del claustro, el redactor de este periódico fue invitado por el historiador Eduard Carbornell para hablar en la Ciudad Condal de aspectos relacionados con los Martínez y la otra familia clave en la operación, los Ortiz. 

Después de publicar decenas de artículos sobre la familia Martínez y el negocio de Palamós, José María Sadia añadirá hoy nuevos datos que completan la historia vital de Ignacio Martínez, quien tuvo que renunciar al claustro de Ciudad Lineal con el estallido de la Guerra Civil. Entre 1936 y 1939, Ignacio, su mujer María Ángela y su hijo Federico partieron para Barcelona, donde el anticuario recaló en una cárcel y fue torturado. El periodista reconstruirá en estas jornadas técnicas aquella peripecia, apoyado en datos complementarios aportados por los herederos de los Martínez. Igualmente, el redactor de LA OPINIÓN-EL CORREO, diario que ha contado en exclusiva capítulos clave de la operación de Palamós, hablará de la etapa de los Martínez después de la contienda civil y hasta el fallecimiento del anticuario, en diciembre de 1956. 

En la segunda jornada del congreso intervienen también la profesora María José Martínez Ruiz, el historiador Mariano Casas Hernández y el director de la investigación, Eduard Carbonell. Presenta las jornadas Joaquim Nadal y las clausura Joan Pluma, director general de Archivos, Bibliotecas, Museos y Patrimonio de la Generalitat de Cataluña.

Comentario por Percha el noviembre 20, 2014 a las 4:54pm

Aquí puede verse el programa de las jornadas organizadas para presentar este informe:

Dimecres, 19 de novembre
 
16:00h Inauguració
 
16:15h Introducció
-       Eduard Carbonell Esteller - Catedràtic d’Història de l’Art de la Universitat de Girona
 
16:30h Exposició dels treballs de recerca
-       Presideix i modera: Alfonso Muñoz Cosme - Director del Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE)
 
16:40h Estudis de la pedra: procedència, alteracions i talla
-       Ana Laborde Marqueze - Conservadora restauradora del Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE)
-       José Vicente Navarro Gascón - Geòleg del Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE)
-       Àlex Masalles Rivera - Conservador i restaurador del Museu Nacional d’Art de Catalunya (MNAC)
 
17:40h Estudi de l’arquitectura del claustre
-       José Miguel Merino de Cáceres - Catedràtic d’Història de l’Arquitectura de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM)
 
18:10h Estudis d’història de l’art
-       Manuel Antonio Castiñeiras González - Professor i Director del Departament d’Art i Musicologia de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB)
 
19:00h Pausa - cafè
 
19:20h Debat
 
 
Dijous, 20 de novembre
 
09:30h Cafè - Benvinguda
-       Presideix i modera: Joaquim Nadal i Farreras - Director de l’Institut Català de Recerca en Patrimoni Cultural (ICRPC)
 
9:50h El claustre del Mas del Vent i el seu entorn
-       Eduard Carbonell Esteller - Catedràtic d’Història de l’Art de la Universitat de Girona (UdG)
 
10:20h El col·leccionisme i el trànsit d’obres d’art a Espanya
-       Maria José Martínez Ruiz - Professora de la Facultat de Filosofia i Lletres de la Universidad de Valladolid (UVA)
 
10:50h La ubicació del claustre a Ciudad Lineal, Madrid
-       José María Sadia Pérez - Periodista
-       Isabel Argerich Fernández - Conservadora de fotografia històrica del Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE)
 
11:30h Adquisició del claustre. La instal·lació al Mas del Vent a Palamós
-       Eduard Carbonell Esteller - Catedràtic d’Història de l’Art de la Universitat de Girona (UdG)
-       Àlex Masalles Rivera - Conservador i restaurador del Museu Nacional d’Art de Catalunya (MNAC)
 
12:00h La hipòtesi del claustre de Salamanca
-       Mariano Casas Hernández - Arxiver, professor de la Universidad de Salamanca (USAL)
-       Eduard Carbonell Esteller - Catedràtic d’Història de l’Art de la Universitat de Girona (UdG)
 
12:30h Cloenda
-       Joan Pluma i Vilanova - Director General d’Arxius, Biblioteques, Museus i Patrimoni del Departament de Cultura. Generalitat de Catalunya
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Esperemos que se presenten de una manera más extensa tanto las conclusiones del informe, como el desarrollo de las jornadas.
Comentario por Percha el noviembre 21, 2014 a las 9:34am

La Opinión de Zamora de nuevo:

´Hay motivos para recordar a los Martínez entre los mejores anticua...

C. N. "Una madrugada de diciembre de 1956 todo cambió para la familia Martínez. El patriarca, el líder de la saga familiar, la persona que había marcado el camino se había ido". Así inició el periodista José María Sadia su intervención en las jornadas técnicas organizadas por la Generalitat de Cataluña en el Palau Moja para ayudar a esclarecer la historia completa del claustro impulsado por el anticuario Ignacio Martínez. A continuación, ante miembros del Instituto del Patrimonio Cultural de España, historiadores y participantes en el congreso, el redactor de "LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA" trazó la historia completa de la saga de los Martínez, desde finales del siglo XIX hasta mediados del XX. El relato, elogiado por el catedrático Eduard Carbonell -que ha dirigido el último trabajo de investigación de la Consellería de Cultura-, narró detalles de las familias Martínez y Ortiz y ayudó a entender las motivaciones de los principales actores de este complejo caso. Anteayer, la Generalitat concluyó que "no hay elementos medievales" en las arcadas que hoy se erigen en el claustro Mas del Vent de Palamós. 

Así, el periodista, que publicará una biografía sobre la familia, recopiló los principales datos de los artículos ofrecidos en este diario sobre Fernando Martínez Pardo, quien vendió al Museo Metropolitano de Nueva York el Relieve del León de San Leonardo, como "iniciador" de la saga de anticuarios para establecer el nacimiento de Ignacio Martínez en 1888 en Zamora. El promotor del claustro de Ciudad Lineal (después de Palamós) lideró la familia al morir su padre y, rebasada la treintena, decidió "dar la batalla" en Madrid. 

Aquí, el investigador de LA OPINIÓN apuntó a la clave de la posible financiación del claustro en Madrid: la herencia recibida de la marquesa Águeda de Martorell. "Propiedades, joyas y dinero", enfatizó el periodista. 

Así, el relato fue avanzando sobre la peripecia del anticuario zamorano y la frustración de la operación con el estallido de la Guerra Civil. "En un momento entre los años 1936 y 1939 que hoy no podemos asegurar, Ignacio Martínez y su familia huyeron a Barcelona, donde el patriarca fue encarcelado y torturado", apuntó el informador. José María Sadia se preguntó "si alguna vez Ignacio habría vuelto a Madrid para reclamar sus propiedades". Hace poco, "hemos podido comprobar que lo hizo en, al menos, una ocasión. Cuando llegó, recibió una dura respuesta: Don Ignacio, todo lo suyo está repartido. Quédese en Barcelona y nadie lo molestará. Si no lo hace, ya sabe. Así están las cosas", reveló el periodista gracias a un nuevo testimonio familiar. Es decir, que el franquismo requisó los bienes a Ignacio para, finalmente, entregarlos a la orden religiosa establecida en la parcela contigua de Ciudad Lineal y al popular anticuario, cercano al régimen, Eutiquiano García Calles, quien vendería el claustro al millonario alemán Hans Engelhorn en 1958. 

Asimismo, el ponente en las Jornadas en torno al claustro de Mas del Vent, que se celebraron en el palacio junto a La Rambla, narró algunos episodios de la última parte de la vida de Ignacio, como su establecimiento en la Ciudad Condal en los años cuarenta y la apertura de un taller de antigüedades y artesanía en la calle Santo Domingo del Call. Martínez, narró el periodista, "acabó viviendo en una casa de Santa Coloma de Gramenet, en la que había comenzado a veranear". El informador advirtió en el cierre de su intervención que "hoy la familia Martínez nos pide que recordemos a Ignacio, a su padre Fernando y a su hijo Federico como reconocidos anticuarios y restauradores de la España de la época. Motivos hay para ello", aseveró. 

El moderador del debate, el director del Instituto Catalán de Investigación del Patrimonio, Joaquim Nadal, destacó de la ponencia del periodista de LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA la "documentación" y el "lenguaje literario" empleado durante la intervención, la tercera de la mañana. 

Antes había iniciado la segunda de las jornadas técnicas su director, Eduard Carbonell, seguido de la profesora de la Universidad de Valladolid, María José Martínez Ruiz, quien trazó el panorama de la venta de bienes artísticos en la España de principios del siglo XX. 

Al redactor de LA OPINIÓN-EL CORREO le siguió Isabel Argerich, conservadora de fotografía histórica del Instituto del Patrimonio Cultural de España, y Alex Masalles, conservador y restaurador del Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC). El catedrático Carbonell, Joaquín Nadal y el director de Archivos, Bibliotecas, Museos y Patrimonio, Joan Pluma, pusieron el cierre a las jornadas y, con ello, al informe definitivo sobre el claustro de Palamós.

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Por otro lado primeras reacciones al informe. En este vídeo concretamente comentarios de Marius Vendrell:

http://www.tv3.cat/videos/5356331/Informe-polemic-del-claustre-de-P...

Comentario por Percha el noviembre 22, 2014 a las 10:14am

El Norte de Castilla:

La Catedral apoya la tesis de la falsedad del claustro de Palamós

Un imprevisto problema de salud impidió a Mariano Casas, archivero de la Catedral de Salamanca, participar en las jornadas sobre el denominado claustro de Palamós que se han desarrollado esta semana en Barcelona. Aun así, su informe, preparado minuciosamente durante varios meses en base a los documentos que se custodian en la seo salmantina, llegó y se hizo público en la ciudad condal, dentro de una investigación más amplia encabezada por el catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Girona, Eduard Carbonell. 

Las conclusiones finales parecen desmontar la teoría de Gerardo Boto, profesor de Historia del Arte de esa misma universidad. El claustro de Palamós no fue en tiempos el claustro románico de la Catedral Vieja de Salamanca, sino que se trata de una recreación historicista de principios del siglo XX. La aportación de los archivos catedralicios de Salamanca se ocupa de seguir el rastro al proceso de cambio de un claustro por otro. «Hay que hacer hablar a los documentos», explica Mariano Casas, que emprende con ánimo el relato de la «novela». 

Es conocido que el claustro románico llegó hasta el siglo XVIII, pero ya muy intervenido porque, como señala el archivero, «se habían ido cambiando piezas desde 1507». Hay que tener en cuenta que el claustro para los responsables de la Catedral de Salamanca era «un bien en uso», sobre el que, por tanto, no se aplicaban otro tipo de consideraciones alejadas de la práctica. Así, en aquellos años se decide, por ejemplo, tapiar la arquería para «abrigar las crujías y facilitar el desarrollo de las procesiones claustrales». Es decir, hasta el final, el claustro románico sufrió modificaciones y cambios. Un final que, por otro lado, llegó marcado por el terremoto de Lisboa de 1755, cuando su estructura colapsó. 

Sin embargo, ese terremoto causó daños mayores en otras zonas de la Catedral y el Cabildo tuvo que emplearse a fondo primero en solucionar esos problemas.

Informe de Quiñones

«Así llegamos a 1783 que es cuando empieza de verdad la novela», apunta Casas. Fue en ese año cuando los responsables del colegio de San Bartolomé, encargados de la capilla de Anaya, avisan al Cabildo de que el tejado de la vecina capilla de Santa Catalina está desplomado encima de la bóveda. Ante esta situación, la Catedral encarga un informe al arquitecto Jerónimo García de Quiñones, en el que se señala que es «innecesario» derribar el claustro, y que la autoridad eclesiástica decide contrastar con otro informe encargado a Eustaquio Román. «Segundo informe que utiliza Gerardo Boto para iniciar sus pesquisas, ya que en él Román solicita ‘desmontar el claustro para reparar todo lo necesario’». Es decir, continúa Mariano Casas, en 1783 el Cabildo piensa «en reparar, no en construir nada nuevo» y habla de desmontar, en vez de derribar. La matización a los planteamientos del profesor Boto aparece, no obstante, cuando se descubre que las afirmaciones de Román se referían, sólo, al lienzo occidental del claustro, el que da a la calle Tentenecio, no a la estructura en su totalidad. El maestro de obras sugiere desmontar esa parte para reconstruirla. Sólo esa parte. 

Así las cosas, poco después el arcediano de Monleón, Nicolás Martín, expone al Cabildo la necesidad de que la Catedral cuente con oficinas para la contaduría y el archivo, necesidad que, a su vez, el Cabildo traslada a Quiñones y Román, quienes, pocos días después, comunican a los responsables catedralicios que están de acuerdo en realizar la obra –reparación del claustro más nuevas oficinas- pero que no podían asegurar que no hubiera «más problemas escondidos en la estructura». Se plantea, entonces, la posible construcción de un claustro nuevo, pero los problemas económicos del Cabildo paralizan los trámites durante un par de años. En ese tiempo la única decisión es apuntalar la estructura románica mientras buscan fuentes de financiación. «Hay que tener claro que el Cabildo no tiene ninguna consideración por el arte románico ni apuesta por un arte más acorde con la época. Siempre, por el contrario, imperan los problemas económicos y el bien en uso», añade Mariano Casas. 

Finalmente, las obras de nueva planta, de un nuevo claustro, comienzan en 1785. Durante el periodo de obras se toman medidas como el emparedamiento de las sepulturas que estaban en el claustro románico, «como un modo de perpetuar la memoria y la antigüedad de la iglesia», y se dejan señales en los documentos catedralicios de los diferentes derribos de los lienzos de esa estructura. «Se habla de demoler, no de desmontar», matiza de nuevo Casas. Puntualización importante porque, a partir de este momento, comienza el rastreo de los restos del claustro románico. 

Restos que no aparecen mencionados en los documentos de la época, ni en los posteriores. Pese a que Gerardo Boto insiste en que esas piedras permanecieron almacenadas en el vergel del claustro, los documentos catedralicios no se refieren a ellos en ningún momento, tal y como señala Mariano Casas. 

Inventario

«En 1899 se realiza un inventario de objetos de obrería mayor para desocupar el claustro, ya que comenzaba a despuntar el turismo», explica el archivero que añade que ni ahí ni en noticias posteriores se encuentra testimonio de esas piedras. «Por ejemplo, en 1902 adquiere gran fama el descubrimiento realizado por el Padre Cámara de esas sepulturas emparedadas a finales del XVIII, pero nada se dice de esas piedras del vergel que serían tan valiosas como lo descubierto». 

Años después, el 16 de agosto de 1923 el Cabildo autoriza la venta de «restos extraídos del claustro» -la medida que desveló Gerardo Boto y sobre la que sostiene buena parte de su tesis, pero, afirma Casas, esa operación nunca llegó a producirse «porque pagaban poco por la piedra, y se decidió utilizarla para reparaciones en la Catedral»

Asimismo, si regresamos unos años atrás, a mediados del XIX, nos encontramos con la Expedición Artística Salamanca de la Escuela Especial de Arquitectos de Madrid, alumnos que pasaron un mes estudiando la Catedral de Salamanca. «Resulta curioso que si se conservaban los capiteles románicos, no los hubieran al menos mencionado». Lo mismo sucede con el catálogo monumental de Manuel Gómez Moreno y con los testimonios de la prensa de finales del siglo XIX y principios del XX. En ningún momento, en ningún lugar, se hace mención de un claustro románico desmontado ocupando sitio en el vergel del claustro neoclásico. 

El informe de Mariano Casas concluye mencionando una cata descubierta en 2008 en la sala de los archivos que contiene las obras musicales. Allí aparecieron unos restos escultóricos, «probablemente procedentes del claustro antiguo». Es decir, es «muy probable» que restos de la estructura románica derribada en el siglo XVIII acabaran convirtiéndose en material de relleno para la construcción del claustro neoclásico. «Ignoramos el alcance, pero existe esa prueba», concluye Mariano Casas, que se remite a las demás partes del informe presentado esta semana, entre la que destaca la que corresponde al Instituto del Patrimonio Cultural de España, cuyos expertos tomaron muestras tanto en la Catedral, como en las arcadas de Santa María de la Vega y en Palamós.

Comentario por David Montero el noviembre 23, 2014 a las 7:54am

Parece que el caso está bastante cerrado.

Comentario por Percha el noviembre 23, 2014 a las 10:04am

Sí, David, eso parece. Ahora bien, entre algunos partidarios de su autenticidad se acrecientan las insinuaciones conspiranoicas. ¡Qué déjà vu!

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