Fuente: INAH

 

En la región del Cabo, en Baja California Sur, arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta) localizaron un sitio con cientos de herramientas rudimentarias hechas por el hombre a finales de la época del Holoceno Temprano (11,000 a 8,000 años). El descubrimiento de estos objetos, que tienen una antigüedad de 9,000 años, refuerza la hipótesis acerca de la migración vía costera de los primeros pobladores del continente americano.

El hallazgo se registró en un sitio que los arqueólogos denominaron El Coyote, el cual se suma a otros similares en la región, que en conjunto plantean que el hombre se desplazó por la costa y llegó a lo que hoy es la península de Baja California, durante los últimos años de dicha era geológica.

Los avances de este estudio realizada en ese lugar desde hace tres años, fueron dados a conocer por los arqueólogos del INAH Isaac Aquino, director de la investigación; y Leticia Barajas, jefa de campo, quienes afirman que por la extensión de El Coyote, la cantidad de artefactos que ahí se conservan y la continuidad cronológica que ofrecen, su estudio y análisis “apoyará de manera sustancial los antecedentes de ocupaciones humanas tempranas y tardías en la península”, que diversos investigadores de la región han venido planteando tiempo atrás.

A partir de análisis de los materiales arqueológicos hallados, los especialistas identificaron una tecnología en el proceso de elaboración y aplicación de las herramientas de piedra y concha, igual a la que se ha encontrado en otros sitios de la región de El Cabo, y que tienen la misma temporalidad, entre los que destaca la Isla de Espíritu Santo, por lo que proponen que se trata del mismo grupo cultural aún no identificado, que bajó por la costa del Golfo de California desde la parte norte de la península hacia el sur, hasta incursionar en islas y ocupar una porción de esa región.

El Coyote abarca alrededor de cien hectáreas, localizadas en la zona costera del Golfo de California o Mar de Cortés, en las cuales se encontraron cientos de herramientas de piedra, conchas y caracoles con huellas de haber sido manipuladas por el humano, como la almeja (Chama buddiana) —cuya dureza sólo permite abrirla al fuego—, de la cual se hallaron ejemplares quemados; restos de animales marinos y terrestres que fueron consumidos, además de artefactos de pesca, de los que destacan tres anzuelos elaborados con conchas de madre perla (Pinctada mazatlánica).

Los milenarios objetos se encontraron en diversos puntos que los arqueólogos conocen como campamentos, algunos a cielo abierto (sin techo) y otros en el interior de cuevas; así como en espacios que eran ocupados como talleres primitivos para fabricar herramientas de piedra y concheros (áreas de desechos y consumo de moluscos), mismos que indican el desarrollo de distintas actividades relacionadas entre sí, como la extracción de riolita (roca) y la fabricación de herramientas para la obtención de recursos terrestres y marinos.

Los materiales descubiertos también indican que los antecesores de los bajacalifornianos ya navegaban para esa época remota, mediante algún tipo de balsa sencilla, con la cual se desplazaba mar adentro para después sumergirse a distintas profundidades, toda vez que los restos de algunas de las especies marinas encontradas sólo se pueden obtener por medio de buceo.

Los análisis de laboratorio practicados a muestras de materiales arqueológicos recolectados revelan presencia humana en esa región desde hace 9,000 años y hasta el siglo XVI. Para el estudio de los materiales fechados, los investigadores del INAH los agruparon en dos periodos históricos: el primer grupo data del periodo Holoceno Temprano o Proto Desierto (11,000 a 8,000 años); y el segundo va de por lo menos del Holoceno Tardío (2,700 años) hasta la llegada de los primeros expedicionarios españoles a la península de Baja California en el siglo XVI.

Debido al distanciamiento de tiempo entre los dos periodos señalados, los arqueólogos refieren que debió existir otra época intermedia durante la cual se conformaron las modificaciones tecnológicas necesarias para la caza de animales terrestres, pero hasta el momento no se han encontrado suficientes evidencias materiales en la región.

Isaac Aquino y Leticia Barajas detallaron que del periodo más antiguo descubrieron cientos de conchas de la especie Dosinia ponderosa, que fueron usadas por hombres primitivos como herramientas; se trata de un objeto recurrente en todos los puntos excavados, por lo cual estiman que dicho molusco fue de suma importancia para estos primeros pobladores.

Junto con las conchas se descubrió gran cantidad de herramientas de piedra para corte y desgaste (tajadores, percutores, cepillos, raspadores y cuchillos) cuya antigüedad es de 8,600 y 9,300 años, y fueron empleadas para trabajar fibras vegetales y madera, así como para abrir conchas y consumir moluscos.

Asimismo, descubrieron gran cantidad de conchas de madre perla (Pinctada mazatlánica), algunas cortadas y pulidas; y tres anzuelos elaborados con este material — iguales a otros hallados por la arqueóloga Harumi Fujita en la Covacha Babisuri, en la Isla Espíritu Santo, fechados para los periodos Holoceno Temprano (11,000-8,000 años) y Holoceno Tardío (2,000-300)—, con lo que Barajas y Aquino corroboran que la elaboración de estos artefactos para pescar en lo que hoy es la península de Baja California, data de hace 8,000 años.

En lo que respecta al segundo lapso histórico, el periodo Holoceno Tardío (2,000 a 300 años), la mayor parte de utensilios fechados corresponde a diferentes tipos de artefactos bifaciales (instrumento de piedra tallado en sus dos caras); para esta época los especialistas observan un incremento en la manufactura tanto de estos utensilios, como de cuchillos y puntas de proyectil.

“El tipo de herramientas del periodo Holoceno Tardío también revela el grado de organización laboral alcanzado por los primeros habitantes de la península de Baja California, que les permitió montar entrampados para la caza de especies más difíciles de atrapar, como el delfín azul (Stenella coeruleoalba) —del cual se encontraron algunos huesos en los contextos arqueológicos de menor antigüedad— y cuya captura marcó un cambio gradual en la explotación de especies marinas, mediante una organización de mayor complejidad”.

Hasta el momento los especialistas del INAH han identificado 51 especies de fauna marina en los puntos explorados en El Coyote, representadas en bivalvos (moluscos con caparazones de dos conchas, como la almeja) y caracoles, además de vértebras de pescado y huesos de mamíferos, como el delfín y el lobo marino, así como restos óseos de fauna terrestre, como el venado, la liebre y diversos tipos de aves.

A decir de los arqueólogos, El Coyote pudo haber sido hace 9,000 años el centro de producción de herramientas de piedra para pesca, caza y consumo de alimentos, el más grande de toda la península de Baja California Sur; “aproximadamente en sus 100 hectáreas, cada 5 o 10 metros se encuentran evidencias de que el hombre trabajó la piedra durante el Holoceno”.

Finalmente, los especialistas señalaron que hasta el momento no se han encontrado esqueletos humanos por lo que es imposible saber a qué grupo étnico pertenecían los habitantes de El Coyote; sin embargo el arqueólogo Isaac Aquino explica que cuando llegaron los primeros exploradores españoles al Cabo, en el siglo XVI, esa región estaba habitada por el grupo pericué, etnia extinta actualmente.

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