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El arqueólogo iraquí, Donny George Youkhanna, en el Museo Metropolitan de Nueva York. | Foto: Victoria de la Torre
Vía: EL MUNDO.es |Tana Oshima | Nueva York | 16 de mayo de 2010
"No puedo volver a Irak. Allí soy un hombre buscado". Donny George Youkhanna baja sus ojos grandes de largas pestañas y se pierde en algún pensamiento. Está a punto de empezar su conferencia sobre el legado arqueológico de Irak en el Museo Americano de Historia Natural, en Nueva York, pero su mente parece sumida en algún otro lugar. Lleva en un 'pen-drive' de su bolsillo algunas fotos de los tesoros de Mesopotamia. Son las últimas fotos que sacó antes de abandonar su país.
Donny George Youkhanna, hoy conocido como el hombre que salvó los tesoros de Mesopotamia, era director general del Museo Nacional de Irak, en Bagdad, cuando se produjeron los saqueos de abril de 2003. EEUU acababa de invadir el país y el caos de aquellos días también se cebó sobre el Museo. En unos pocos días, gran parte de la colección desapareció. Piezas de hasta 6.000 años de antigüedad fueron robadas en medio del caos por hombres desesperados, por milicias contrarias al régimen de Saddam, por profesionales que conocían el valor de lo que robaban.
Youkhanna empezó entonces su búsqueda activa de los objetos robados. Conocía como la palma de su mano cada una de las piezas de la colección: su historia, su antigüedad, su valor cultural. Movilizó a la Unesco, a las tropas aliadas, a la policía iraquí y a los países vecinos para confiscar todos los tesoros que estaban saliendo del país de forma ilegal. De las 15.000 piezas robadas, se recuperó la mitad. Fue un gran logro para quienes contribuyeron en el rescate, pero una gran pérdida para la Humanidad.
Paradero desconocido
Tablas de arcilla con inscripciones cuneiformes -las primeras evidencias de escritura en el mundo-, vasijas, estatuillas o joyas de oro y plata de las culturas asirias, sumerias, caldeas, babilonias, cristianas y musulmanas han quedado borradas del circuito oficial. Se desconoce su destino y su estado de conservación. Puede que muchas hayan terminado en manos de coleccionistas privados. Otras son rescatadas, ocasionalmente, en las casas de subastas.
Tener un alto cargo y ser católico, como es Donny George, es un doble riesgo en Irak. El arqueólogo cuenta cómo cada día cambiaba de coche y de ruta para ir a trabajar, y cómo nunca sabía si lograría volver a casa. Una noche de 2006, tras una amenaza directa de muerte, hizo las maletas y huyó con su familia a Damasco. Poco después le daba refugio EEUU con un puesto como profesor de arqueología en la Universidad de Stony Brook, en Nueva York.
Piezas escondidas en Irak
"Saddam Hussein era un dictador y había que complacerle. Pero si no tenías nada que ver con él, vivías tranquilo. Ahora, hay cien Saddam Husseines y no sabes a cuál complacer. Y ni siquiera tienes garantizado que vas a volver vivo a casa", dice a ELMUNDO.es durante una entrevista.
Donny George se siente orgulloso de sus raíces asirias. Durante una sesión de fotos en el Museo Metropolitan de Nueva York, el arqueólogo posa bajo dos enormes 'lamassu', dioses protectores de los asirios (siglo IX a.C.) representados por una criatura con cuerpo de toro (a veces de león), el animal más fuerte sobre la tierra; alas de águila, el animal más poderoso del cielo, y cabeza humana, el ser más sabio. Al concluir, Donny George contempla con tristeza los monumentos que le rodean. "Todos los tesoros de Irak están esparcidos por el mundo", dice. "En Nueva York, en Washington, en Londres, en Berlín…".
¿Pero estarían más seguros hoy en Irak?
Actualmente, algunas de las piezas más valiosas del (diezmado) patrimonio iraquí se hallan escondidas en el Banco Central de Bagdad. Otras permanecen en lugares secretos. Otras, al aire libre, como son los miles de monumentos de la larga lista de lugares arqueológicos que hay en Irak, la "cuna de la civilización occidental": Ur, Warka, Nippur, Babilonia, Nimrud, Ashur, Nínive, Dur-Sharrukin, Hatra, Samarra, Basora, Wasit o Karbala. Ciudades que han vivido el ataque de las bombas y que siguen sumidas en las batallas sin tregua que asolan el país. "Irak está en guerra civil. No se dice en las noticias, pero es así", comenta el arqueólogo.
El Banco Central ya ha sido atacado varias veces, aunque de momento sin éxito. Los monumentos arqueológicos están expuestos al ataque. Nadie sabe por cuánto tiempo aguantará intacto el frágil legado de las antiguas culturas de Irak. "Ese patrimonio no es de los iraquíes, es de la Humanidad entera", dice Donny George con su tono pausado. "Son testimonios de las primeras evidencias de civilización, de nuestra civilización. Y se están perdiendo".
Un patrimonio artístico mutilado
La Mona Lisa de Nimrud, tallada en marfil, es una de las obras maestras de la cultura asiria tardía (siglo IX a. C.). La pieza ha sufrido varias adversidades de las que se tienen noticia. En el siglo VI a. C. fue arrojada a un pozo por los enemigos cuando la ciudadela de Nimrud fue atacada. El busto también sufrió graves daños durante los saqueos que siguieron a la invasión estadounidense en 2003.
Foto: La Mona Lisa de Nimrud. siglo IX a. C.
Entre los objetos recuperados tras el saqueo destaca el famoso Vaso de Warka, del 3.000-3.100 a. C., hecho en alabastro y considerado como una de las primeras evidencias de la religión en la antigua Mesopotamia. Se cree que se utilizaba durante los rituales para rendir culto a la diosa Inanna en los templos de la antigua ciudad de Uruk, hoy Warka, la capital más importante de Mesopotamia durante el cuarto milenio antes de Cristo.
Foto: Vaso de Warka, antes y después de ser recuperado en 2003.
Otra pieza importante rescatada dentro de las fronteras de Irak es la llamada Estatua de Bassetki, una escultura acadia del año 2250 a. C. conocida por su valor tecnológico y artístico.
Estatua de Bassetki. Alrededor de 2.250 a. C. Foto: Anja Niedringhaus / AP
De muchas otras piezas no se han vuelto a tener noticias, como es el caso de La Leona de Nimrud, del siglo IX a.C.; una placa asiria de marfil en la que está representado el ataque de una leona a un nubio.
Foto: La leona de Nimrud. Procede del Palacio de Asurnasirpal II. siglos IX - VIII a. C.
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