Lindsey Davis: “Soy escritora porque en mi primer trabajo vi que las mujeres no ascendían como los hombres”

Lindsey Davis (Foto: Lindseydavis.co.uk)

Fuente: 20minutos.es | 23 de junio de 2016

Lindsey Davis (Birmingham en 1949), la gran dama del suspense o policíaco histórico. La creadora del detective romano Marco Didio Falco y de su hija adoptiva, y sucesora, Flavia Albia. Llevo leyendo sus novelas desde los 14 años y a los 34, la tengo por fin delante. Una mujer de aspecto afable, con un brillo divertido en la mirada cuyas palabras rezuman, como sus novelas, sentido del humor. Está en España presentando Mater familias (Ediciones B, 2016, traducción de Gema Moral Bartolomé), tercera novela de Flavia Albia.

En esta nueva historia, Albia se ve envuelta en una trama deliciosa que mezcla las subastas, el negocio de su familia, con una campaña política. Davis vuelve a brillar con su cóctel favorito (suspense, historia, humor y personajes muy humanos) para trasladarnos a la antigua Roma y sentir su vida diaria, sus gentes, sus olores y sabores. Y todo ello, marcado por un punto de vista femenino (en esta novela en concreto, en muchos sentidos) y a medio camino entre lo propio y lo extranjero, la de una ciudadana romana de origen britano como Albia.

Hoy se vota en Reino Unido el ‘brexit’, ¿Esa visión que tiene Albia de Roma es la que tienen los británicos de la Unión Europea?

Puede que sea la de algunos británicos. En estas novelas quiero remarcar que para los romanos Britania era un lugar muy lejano, con un tiempo muy lluvioso -bueno, llovía torrencialmente cuando salí ayer-, mucha niebla… Para ellos Albia es muy exótica porque es de allí, aunque ella dejó Britania y vive en un lugar soleado que le encanta… En cuanto al ‘brexit’, creo en el voto secreto, así que nunca he dicho lo que pienso. Ya he emitido mi voto; puedo olvidarme del asunto hasta que regrese y vea el resultado. Pero estoy aquí en España y escribo historias ambientadas en Italia, así que sospecho que puedes adivinar mi posición.

Hace unas semanas, la historiadora especialista en la Antigua Roma, Mary Beard recibió el premio Princesa de Asturias de Humanidades. A ella le he oído decir que “es importante no admirar a los romanos”. ¿Coincides con esa opinión?

No estoy del todo de acuerdo. Creo que hay mucho que admirar de los romanos: sus habilidades técnicas, nos han legado sus sistema político que no está funcionado del todo, pero ahí está… Pero también hay que ser críticos. Hay dos cosas que principalmente nos diferencian de los romanos: la esclavitud, que teóricamente no existe aunque persiste en algunos lugares; y su amor por la violencia y los juegos de gladiadores… Aunque viendo lo que está ocurriendo estos días con el fútbol, parece que hay cosas que nunca cambian.

Conozco a Mary Beard y nos llevamos bien. En lo que sí estamos de acuerdo es que ambas, con nuestros respectivos trabajos, mostramos una Roma que no es sólo de la clase senatorial, de las élites.

Hablas del sistema político que nos han legado y en Mater Familias, el eje argumental son unas elecciones donde da igual quién salga, porque por encima está un auténtico tirano como Domiciano. En cierto sentido y pensando que en España estamos en un eterno proceso electoral, ¿no ha cambiado tanto la política desde entonces?

Me crié en una familia de izquierdas y, por supuesto, creo en la democracia. La situación que narro en el libro es curiosa: en teoría en Roma había una democracia y vivían las emociones de unas elecciones, aunque al final fuera el emperador quien elegía a sus hombres. Eso es, extrañamente, algo muy romano. En el mundo occidental, les debemos, evidentemente a ellos, nuestro sistema político, incluso me atrevería a decir que en EE UU también (se ríe). Durante la investigación me topé con un texto escrito por el supuesto hermano de Cicerón, que no se sabe si lo era pero debería haber sido, que aconseja a Cicerón cómo puedes salir elegido en una campaña: ¡es tan corrupto y cínico! En una parte recomienda hacer promesas aunque no se tenga intención de cumplirlas, porque a la gente les gustan, hablan de la compra de votos… Era algo muy interesante sobre lo que escribir hoy en día.

Otra cosa sobre la que me interesaba escribir era sobre por qué la gente se mete en política. Antes, como ahora, mucha gente entraba porque querían ser políticos, porque creían que lo podían hacer bien. El reciente asesinato de Jo Cox nos ha mostrado que todavía hay gente que entra en política porque lo quiere hacer bien, tristemente en su caso. Antes y ahora había muchos ambiciosos, claro, pero también otros que no lo son.

Después de 20 novelas sobre Marco Didio Falco, te he escuchado decir que tenías muchas ganas de una protagonista femenina como Albia. ¿Has volcado mucho de ti en ella?

Evidentemente, hay algo de mí en ella. Como también había mucho de mi en Falco y en su mujer. La gente me preguntaba cómo podía escribir  como hombre y respondía que era mi trabajo: tengo capacidad de observación, conozco a algunos hombres… Pero era hacer el mismo trabajo durante 20 años ¡quién hace el mismo trabajo durante tanto tiempo! Quería un cambio y resulta muy agradable escribir sobre una mujer. Me siento bien.

Y colocar a una mujer en un mundo tan masculino, violento… ¿Tiene algo de reivindicativo?

Es una nueva perspectiva. Con Flavia puedo mostrar el mundo y las tradiciones romanas, pero también hablar sobre la posición de la mujer en ese mundo masculino donde estaban sujetas a su marido o a su padre, no tenían posición legal, etc. Quería mostrar que en los estratos más bajos de la sociedad romana, incluso en las clases altas, las mujeres podían jugar un papel importante, por ejemplo, en el caso de los negocios familiares.

Partiendo de aquella situación y viendo cómo estamos hoy… ¿Todavía queda mucho por hacer?

Me convertí en escritora porque en mi primer trabajo, que dejé, vi que a las mujeres no se las ascendía al mismo ritmo que a los hombres. Desde que dejé ese trabajo, algo se ha cambiado, pero no demasiado. A veces pienso que no se ha avanzado nada, pero desde mi época sí que se han hecho progresos. Cuando buscaba mi primer trabajo, mi madre me dijo: “Hagas lo que hagas, no aprendas mecanografía, porque si lo haces acabarás siendo toda la vida una secretaria y un hombre alcanzará la posición más alta”. Las mujeres saben de qué hablo.

Pero hay que ser realistas cuando nos comparamos con la Antigua Roma. Es verdad que Flavia es un personaje independiente y fuerte. Con todo eso, la gente me pregunta si me gustaría vivir en esa época. Y debo responder que no, porque, entre otras cosas, entonces no podría haber sido una escritora profesional.

Hablando de escritores profesionales, de mujeres y la Antigua Roma. ¿No crees que el subgénero de romanos está muy copado, a pesar de las grandes damas que ha dado, por autores hombres y por temáticas muy masculinas como los legionarios y los gladiadores?

Cuando empecé a escribir la serie de Falco, no había ficción sobre los romanos, no era popular. Los editores no querían historias de ese tipo, porque pensaban que no había público. Ahora vas a una librería y hay toneladas de ellas, la mayoría protagonizada por legionarios y gladiadores. Creo que es algo que te limita, porque se fijan solo en la lucha y la violencia, apenas hay personajes femeninos… Y creo que es algo tonto porque la mitad de la sociedad y de los lectores son mujeres. Cada soldado y cada gladiador tenía una madre, les gustase o no.

Precisamente, el humor ha sido, desde el principio, uno de los elementos más reconocibles de tus novelas, en un género, el histórico, que tiene un aura de seriedad bastante considerable…

El humor en la ficción histórica es tan raro que siempre se ha puesto demasiado énfasis en este aspecto de mis novelas. Pero también trato temas serios. En mis novelas hay un cadáver -de vez en cuando hay varios porque a mi editor le encanta que haya muchos- y mis personajes y yo tratamos esos temas de forma seria: por qué la gente llega a matar, cómo afecta a las personas que dejan atrás… Cuido las consideraciones morales en mis libros y es algo que creo que se pasa por alto. En cualquier caso, creo que la ficción debe ser algo que alegre al lector, aunque por el camino le haga pensar.

¿Te consideras más una escritora de novelas de misterio o históricas?

En primer lugar soy, y siempre he sido, una escritora de novela histórica. He escrito libros de otros temas, no muchos, porque no me dejan. Siempre me han gustado las novelas de detectives, así que me he convertido también en una escritora de novela de misterio sin planearlo.

Sobre tus otros libros, recuerdo tu monumental novela Rebeldes y traidores, sobre la guerra civil inglesa… ¿No te gustaría escribir sobre otras épocas históricas?

Me encantaría. También he escrito recientemente un libro muy fino sobre la guerra civil británica. Y ese es mi auténtico periodo, lo de escribir sobre los romanos fue algo que surgió para pagar las facturas, cuando no podía pagar el gas. En realidad, me encantaría escribir sobre otros periodos, como por ejemplo el siglo XVIII.

¿Y por qué no lo haces? ¿Ni una escritora de éxito como tú puede escapara de la tiranía del editor?

No, no es fácil. Creo que si le pusiera mucho empeño me dejarían. Pero acabo de empezar una nueva serie, la estoy disfrutando y quiero llevarla hacia adelante antes de que me entre el gusanillo de otras cosas. Precisamente, 'Rebeldes y traidores' la escribí mientras realizaba tres novelas de Falco para contentar al editor y fue duro.

Soy una escritora profesional comercial. Escribo para ganarme la vida y, al fin y al cabo, eso es como fabricar cualquier cosa. Tienes que pensar en el mercado. Los editores quieren algo que puedan vender y los lectores quieren algo que les resulte familiar. Incluso me costó cambiar de personaje de Falco a su hija adoptiva, Flavia Albia,… había lectores que sospechaban mucho de este personaje y se los ha tenido que ganar.

Esta pregunta te la hacemos los periodistas españoles siempre que vienes. Ya vinieron Falco y Helena a Hispania, ¿vendrá también Albia?

De momento, Flavia Albia va a trabajar solo en Roma y en un futuro cercano no tengo planeado sacarla de ahí. Sus libros están situados cada uno en una de las colinas de Roma y había más de siete, podían ser diez o doce. Así que este es mi principal objetivo en este momento. Creo que no va a volver a Britania, donde tuvo una horrible infancia, pero su familia tiene conexiones con Hispania, su tío está casado con una hispana, su hermana tiene un hombre barcelonés,… ¡qué más incentivos necesita para ir!

En Mater familias se describen varias subastas y siempre ocurre algo inesperado en ellas ¿has participado en alguna?

No, porque sería muy peligroso, compraría demasiado. Pero sí me meto en Internet a menudo a comprar cosas y sé que comprando en la red puedes adquirir falsificaciones… ¡como con los políticos!

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