Laboratorio de Espectroscopia Raman-Laser en el Campus Norte de la Universidad Politécnica de Cataluña.
Foto: GIANLUCA BATTISTA
Vía:
Portafolio.com | 05 de junio de 2010
Un nuevo metodo para detectar si una obra es falsa o no se está trabajando en la Universidad Politécnica de Cataluña. Se trata de la
espectroscopia Raman.
Homónimo del físico indio que la descubrió, aporta información molecular sobre los materiales analizados.
Las falsificaciones de obras de arte se han convertido en una práctica habitual entre la maraña de un oscuro mundo que mueve cantidades ingentes de dinero.
La dificultad por revelar la verdadera autoría de un cuadro ha sido hasta ahora el salvoconducto para el fraude. Un nuevo método científico aporta la posibilidad de conocer la verdad. El mercado del arte se ha convertido, desde el siglo XX, en uno de los negocios más rentables.
En el mercado negro se trafica con obras procedentes de expolios, robos o falsificaciones que se venden a precios astronómicos, pero hasta en los museos o en las grandes colecciones particulares, es difícil asegurar a ciencia cierta que en la pared no cuelga un cuadro falsificado.
La falsificación de las obras de arte es una práctica muy antigua, ya los romanos, fascinados por el arte griego, instalaron en Roma innumerables piezas de imitación.
Sin embargo, no fue hasta los siglos XVI y XVII cuando el comercio del arte tuvo su primer apogeo, y es cuándo se consolida el término de propiedad artística y se extiende el coleccionismo entre las clases preponderantes de la Europa de la época.
En el siglo XVII, el pintor barroco
Luca Giordano, sorprendido por este comercio con el arte, quiso gastar una pequeña broma para sonrojar a los comerciantes.
El pintor napolitano, imitando a
Durero, realizó la obra
'Cristo y el tullido' y lo firmó como Durero, pero también con su propia firma. El engaño podía haber prosperado si no hubiera sido por ese pequeño detalle.
Pero, en la actualidad, la falsificación, desde el siglo XX, ni siquiera es artesanal como antes porque ya nadie se molesta en pintar a la manera de los grandes artistas para engañar a los coleccionistas. En la actualidad, las falsificaciones tienen su origen en la firma.
Sergio Ruiz, uno de los pioneros en la utilización de una técnica innovadora para la detección de falsificaciones, y profesor de Ingeniería de Telecomunicaciones de la Universidad Politécnica de Cataluña, lo explica:
"Antes era práctica habitual firmar un cuadro sólo cuando se vendía, por lo que muchos de ellos quedaron sin firmar. En los casos de los pintores que trabajaban para un rey, como fueron los casos de Velázquez o Goya, ni siquiera tenían que firmar sus obras. Esos grandes artistas no sólo tenían alumnos, sobre todo tenían seguidores que admiraban a los maestros y se dejaban influenciar por ellos".
Una tarea interdisciplinar
Para llegar a conocer la compleja realidad de un cuadro se tienen que compartir los conocimientos de distintas disciplinas a partir de un procedimiento científico, porque
"un cuadro es una realidad físico química. Por tanto, los materiales tienen que ser consecuentes con la teórica atribución", explica Sergio Ruiz.
Ese es el trabajo de científicos, a los que cada día acuden más coleccionistas, particulares o pinacotecas, interesados en garantizar el valor de la obra adquirida.
"Nosotros investigamos los materiales y comprobamos si realmente pertenecen a la época coetánea al autor", dice Ruiz.
Foto: Imagen y esquema del cabezal óptico del equipo de Raman de UPC
La búsqueda de la molécula de 'la verdad'
La espectroscopia Raman, homónimo del físico indio que la descubrió y que aporta información molecular sobre los materiales que se están analizando.
Se trata de una metodología fotónica no invasiva, en la que
"el láser incide con una frecuencia determinada y la pieza dispersa la misma frecuencia del láser, más otras frecuencias que son propias de las moléculas del pigmento. Cada pigmento tiene su espectro Raman y es inequívoco".
Después, el espectro obtenido se compara con los almacenados en una base de datos de espectros de diferentes materiales pictóricos.
Para Ruiz,
"el láser es una tecnología no destructiva porque trabaja con una potencia muy baja que no afecta a la composición química ni al estado de conservación del objeto artístico, mientras que en las metodologías tradicionales, para investigar sobre las obras se arrancaban muestras o se empleaban reactivos, con los que éstas sufrían un deterioro".
"Es una información muy completa porque cada pigmento corresponde a una molécula química. Si se extrae el espectro de esa molécula ya sabes qué pigmento es. Por ejemplo, el sulfato cálcico se empleaba mucho en Italia pero no se empleaba en Alemania, por lo que resultaría extraño que una obra que lo contuviera fuera del pintor alemán Durero", explica Ruiz.
Una labor científica que no sólo es de gran ayuda para identificar la autoría de una obra, sino que además aporta a la historia del arte las herramientas adecuadas para conocer más a fondo su trayectoria.
Según Sergio Ruiz,
"descartar una autoría es muy sencillo, pero además una datación correcta de la época en la que la obra se ejecutó ayuda a los historiadores y a los documentalistas. Se puede decir, por ejemplo, que un cuadro, para pertenecer a la época del Renacimiento, tendría que tener lapislázuli y cinabrio, que es la paleta típica de esa época. Nosotros lo único que hacemos es aportar ese tipo de información".
Efe / Reportajes