Prometeo
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EL PAIS
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ABC.es / EFE/Londres. 08/07/2009
El óleo sobre lienzo "Prometeo", del pintor tenebrista español
José de Ribera (1591-1652), batió hoy un récord al venderse por 3,84 millones de libras (4,45 millones de euros) en una subasta de Sotheby's celebrada en Londres. "Es un nuevo récord para el artista", confirmó a EFE un portavoz de la casa de subastas.
El óleo se convirtió en la obra más cara de Ribera al pulverizar la anterior marca, que ostentaba "El martirio de San Bartolomé", por el que se pagaron 2,75 millones de libras (3,19 millones de euros) también en la sede londinense de Sotheby's en julio de 1990.
Según informaron después los subastadores en un comunicado, el récord supone "un importante hito para la obra de José de Ribera", pintor conocido como El Españoleto.
"Un total de ocho interesados en la sala y por teléfono pujaron animadamente, fulminando la estimación anterior a la venta de 800.000 a 1.200.000 libras (900.000-1.350.000 euros)", agregó la nota.
El cuadro de Ribera, de gran tamaño (193,5 por 155,5 centímetros), aborda un tema mitológico y es una representación de Prometeo, el titán que se atrajo las iras de Júpiter al robar el fuego para dárselo a los hombres.
El óleo pertenecía a Barbara Piasecka Johnson, viuda de J. Seward Johnson, uno de los fundadores de la firma de productos médicos y farmacéuticos Johnson&Johnson, que se ha desprendido de parte de su rica colección de arte del Renacimiento y el Barroco.
El "Prometeo" vendido hoy en la capital británica constituye "una de las obras más dramáticas y violentas" del pintor valenciano en cuanto a la composición, según el catálogo de la subasta.
En el óleo, el titán amigo de los mortales aparece de perfil, completamente desnudo, encadenado a una roca, gritando de dolor y con una gran herida en el costado causada por los picotazos del águila que bajaba diariamente a comerle el hígado.
Según Sotheby's, el cuadro es el primero de un grupo de obras inspiradas en los titanes que Ribera pintó en la década de los treinta del siglo XVII, de los que sólo se conservan tres originales: los otros dos están en el madrileño Museo del Prado.
Ribera es uno de los pintores destacados de la escuela española, pese a que realizó prácticamente toda su obra en Italia, donde le apodaron "Lo Spagnoletto" ("El españolito"), por su baja estatura y por reivindicar sus orígenes al firmar sus cuadros.
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Una verdadera lástima que el Estado español no haya pujado por esta magnífica obra (o si pujó no pudiera hacerse con ella). Ciertamente, el elevado precio que ha alacanzado no parece que pueda ser asumido en estos tiempos de crisis económica (y, por lo que se comprueba, tal crisis no existe para algunos cuando se trata de este tipo de inversiones).
En cualquier caso, esta subasta ha dado la oportunidad de volver a apreciar esta espléndida pintura de Ribera (muy olvidada en las representaciones de su obra), el cual, parece estar muy en alza en el mercado del arte, máxime cuando se ofrece la oportunidad de adquirir un cuadro de esta categoría.
Por lo que respecta a la información periodística ofrecida más arriba, hay que precisar lo siguiente:
Este
Prometeo no corresponde a la serie de los dos gigantes que se conservan en el Museo del Prado,
Ixión y
Ticio, cuyos cuadros o imágenes podemos ver aquí debajo:
Ixión
Ticio
En 1632 José Ribera pintó para el comerciante holandés -establecido en Nápoles-, Lucas van Uffel, una serie de cuatro cuadros representando a los gigantes que Zeus sometió a suplicio eterno:
Tántalo, Sísifo, Ixión y
Ticio. Esta serie se extravió en el curso del tiempo, siendo los dos cuadros que vemos los sobrevivientes de otra serie similar que Ribera pintó en 1634 para el palacio del Buen Retiro.
El
Prometeo subastado en Sotheby´s pertenece con toda probabilidad, según los expertos, a otra serie.
No obstante, existen otras obras similares de José Ribera, tal como
Apolo desollando a Marsias (1637):
Foto
En todas ellas podemos apreciar la genial destreza en la elaboración de los tremendos escorzos, su perfecto naturalismo y tenebrismo, así como la escasa disposición del autor en ahorrarnos el más mínimo horror del suplicio, aspectos que, por otra parte, tampoco ha desdeñado en muchas de sus representaciones sobre mártires.