En la Casona de Puerta Castillo una cripta encierra restos de los que fueran los campamentos de las legiones VI Victrix y VII Gémina, de la primitiva Iglesia de Santa Marina y de la muralla. Aquí aparecieron a finales de los años 90 los primeros restos que permitieron probar la existencia de la Legio VI. El descubrimiento fue calificado como un auténtico «hito científico».

Fuente: Diario de León | Verónica Viñas| 6 de julio de 2013

Son las catacumbas de León. Cinco criptas que encierran algunos de los secretos de las legiones romanas que acamparon en la ciudad hace 2.000 años. Únicamente están abiertas al público actualmente la de Puerta Obispo y una de las dos que existen en la calle Cascalerías. La cripta de Puerta Castillo, en la llamada Casona de Víctor de los Ríos, preserva, entre otros restos, la muralla de ‘tapines’ de la Legio VI -la primera de las cuatro fortificaciones que construyeron los romanos-. El Ayuntamiento aún no ha aclarado el destino final del edificio, cuyas obras concluirán en agosto, y si mantendrá aquí el Aula de Interpretación del León Romano. En cualquier caso, el inmueble en algún momento abrirá al público y mostrará también el gran solar en la trasera de la Casona, donde hay parte de los barracones donde se alojaba la guarnición romana.

Puerta Obispo, con restos de las termas y de la Porta Principalis Sinistra, que daba acceso al campamento romano desde el Este, abría al público en marzo, 17 años después de su construcción. Todo este tiempo el ‘mausoleo’ ha mantenido ocultos los restos que aparecieron durante las obras de peatonalización de la plaza de la Catedral. El hecho de que sólo abra tres horas los viernes y domingos, seis horas los sábados y permanezca cerrada el resto de la semana ha frenado las visitas, a pesar de que la entrada es gratuita.

Restos del anfiteatro romano, cuyo tamaño superaría ampliamente el de la Plaza Mayor. El anfiteatro estaría situado a escasos pasos del campamento, pero en la zona de la cannaba, donde se asentaría también la población civil. Se comenzó a levantar en el siglo I, prolongándose las obras un siglo más.

La más antigua de las dos criptas de Cascalerías (arriba), situada en el número 7 de esta calle, conserva vestigios del único anfiteatro romano del Noroeste de España. Unos 60 metros de muro, por tres de alto y uno y medio de ancho. La cripta ha podido ser visitada de forma esporádica en fechas en las que el Ayuntamiento «contrató» como guías a alumnos de la Escuela de Turismo.

A pocos metros, al otro lado de la calle, la construcción de un edificio de viviendas en los números 4, 6 y 8 sacó a la luz en el 2003 otro tramo del anfiteatro (arriba). La cripta abre este mes, gracias a la iniciativa del poeta y músico Víctor M. Díez, para acoger conciertos, espectáculos de danza y monólogos. El próximo lunes actúa Ángel Simón, que ofrecerá un monólogo sobre el tabaco, con texto de Anton Chéjov.

A los pies de la Torre Norte de la Catedral, hay una cripta que no se enseña (arriba). Fue construida por el arquitecto Luis Menéndez Pidal en 1961 cuando localizó restos de las termas. Desde entonces, estos vestigios ni se e han tocado ni estudiado.