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Restos de lo que fue un torreón defensivo romano, documentado ahora por los arqueólogos pese a que siempre ha estado a la vista en el interior de una casa de Zaragoza.
Hasta hace unos años, el único testimonio que se tenía de la Puerta de Valencia –de origen romano–, que servía de entrada a Zaragoza, era una fotografía que databa de 1867, según el arqueólogo Francisco Escudero, un estudioso de la muralla romana que rodeaba la antigua Ceasar Augusta. La ex arquitecta municipal Úrsula Heredia sacó a la luz la existencia de la huella del portal en 2007, antes de que se iniciaran, junto a la plaza de la Magdalena, los trabajos de restauración de un edificio próximo a la desaparecida Puerta de Valencia. El jueves, el Consistorio zaragozano desveló el hallazgo de la parte inferior de la torre sur que hacía de soporte del portal de la muralla, ubicada en el sótano de un establecimiento comercial de titularidad particular en el número 147 del Coso, en el casco histórico de la capital aragonesa.
El tramo descubierto consta de una extensión de 4,75 metros de largo y 2,3 de alto, en el que "se encuentran seis alturas de sillares intactos de la época romana, sin añadidos y sin obras posteriores, conservados en perfecto estado", precisó Escudero, a pesar del habitual desgaste de la arenisca (tipo de piedra de los sillares).
El torreón, datado en la segunda mitad del siglo III o comienzos del IV, "es un gran descubrimiento arqueológico que podemos celebrar gracias al esfuerzo de los trabajadores municipales y estudiosos del tema, que contribuyen a desvelar cómo era nuestra ciudad hace cerca de 2.000 años", apuntó el alcalde de Zaragoza, Pedro Santisteve.
El hallazgo supone ir cerrando el círculo de conocimiento de lo que era la ciudad romana a través de su muralla. Hasta la fecha, los datos que se tenían sobre la Puerta de Valencia eran escasos, recogidos en un documento del siglo XII, pero a partir de ahora, "gracias a la base de la torre se podrá medir, y poner en marcha otras investigaciones que tenemos previstas", dijo Escudero.
Proceso de aseguramiento
El gerente de Urbanismo, Miguel Ángel Abadía, apuntó que las próximas acciones "tendrán que ser dictadas desde los servicios de arqueología". En función de los requerimientos tendrán que iniciar un proceso de aseguramiento en la edificación para poder avanzar en su estudio.
La primera inspección por parte de Urbanismo se realizó hace diez días, aunque los arqueólogos llevan varios meses trabajando en la zona. Abadía indicó que el estado del sótano y del elemento de la muralla es bueno, por lo que "en principio no hará falta hacer ningún tipo de actuación de apuntalamiento". Desde el punto de vista jurídico, el gerente añadió que articularán lo necesario "para reconocer este elemento de nueva aparición y darle la protección jurídica adecuada".
Un elemento visible
Begoña Bolea, propietaria del comercio en el que se han descubierto los vestigios, recordó que "el torreón ha sido siempre visible desde que me hice con el local en 2001", algo compartido por Jesús Ferrero, dueño del bar contiguo, que también guarda restos romanos en su sótano, comunicado con el de Bolea. Ambos desconocían el valor de los sillares y están poniendo todo de su parte para colaborar con los arqueólogos, porque entienden "la necesidad de que se pongan en conocimiento de la ciudadanía".
El hallazgo se contextualiza dentro del plan director de los vestigios romanos –visibles y no visibles– impulsado por el Ayuntamiento de Zaragoza. El Consistorio dio luz verde a un proyecto de investigación para intentar encontrar más restos de las murallas romanas de Caesar Augusta, y "Francisco Escudero, siguiendo sus pistas y estudios, encontró la posibilidad de que en los sótanos del Coso hubiera algo oculto, y ese ‘algo’ es lo que se ha presentado", señaló Fernando Rivarés, consejero de Cultura del Ayuntamiento zaragozano.
La intención es hacer accesibles los hallazgos al público, "aunque tenemos que estudiar cómo –añadió el consejero–, por eso entran en juego muchos sectores como la arqueología, el urbanismo, el campo jurídico...". El siguiente paso, más allá de las investigaciones, consistiría en trazar la unión de los sótanos y lograr un acceso a los mismos independiente al de la tienda y el bar, para que, según concluyó Rivarés, "estén a disposición de zaragozanos y turistas como parte patrimonial imprescindible".
Fuente: heraldo.es | 13 de julio de 2017
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