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Vía: ABC | EFE | 27 de marzo de 2012
El Instituto de Geomática ha determinado la posición del acueducto subterráneo romano de Tarragona, que data de entre los siglos I y II a. C., mediante tecnología de posicionamiento, informa esta entidad.
Gracias a esta tecnología, el equipo de trabajo ha precisado el mapa del cuniculus -acueducto subterráneo- y ahora intenta localizar las entradas de los diferentes pozos de acceso al acueducto.
El Instituto de Geomática -entidad integrada por la Universidad Politécnica de Cataluña. BarcelonaTech (UPC) y la Generalitat- colabora con la Unidad de Documentación Gráfica del Instituto Catalán de Arqueología Clásica (ICAC) para determinar la posición exacta del acueducto romano subterráneo de Tarragona.
Los responsables del trabajo de campo son los investigadores M. Eulàlia Parés y David Calero (izquierda), miembros del grupo de búsqueda sobre navegación del Instituto de Geomática.
Como resultado del trabajo llevado a cabo hasta ahora, se ha obtenido un mapa más esmerado y preciso del cuniculus romano, mejorando el actual, elaborado por espeleólogos hace unos años.
Actualmente, de este acueducto subterráneo situado en el centro de la ciudad se conoce desde los años 90 del siglo pasado un tramo muy corto de unos 300 metros de longitud, que se encuentra a una profundidad de 12 metros y que tiene un acceso desde la calle Gasòmetre, por debajo de la cuarta planta de un aparcamiento. Según los expertos, el cuniculus podría ser mucho más largo y con otras vías de acceso.
El acueducto subterráneo está datado, según los expertos, entre los siglos I y II a. C., aunque probablemente este "conducto", que servía para transportar agua, atravesaba toda la antigua Tarraco hasta llegar al puerto de la ciudad.
Para poder determinar las coordenadas del túnel se ha efectuado una prueba en el subsuelo tarraconense mediante un sensor inercial (Inertial Measurement Unido, IMU).
Asimismo, los investigadores intentarán localizar las entradas a otros pozos de acceso, ahora cubiertos de tierra, por si alguna vez se quisieran abrir.
El sensor inercial (IMU) va detectando las aceleraciones y los giros, y, de esta manera, a partir de un punto de origen conocido, se puede estimar la posición y la trayectoria.
Esta tecnología es de mucha calidad, se utiliza habitualmente para posicionar aviones, tiene pocos errores y en este caso se prevé una precisión de entre medio metro y un metro.
En el ámbito de las aplicaciones subterráneas es inédito el hecho de utilizar la IMU como única técnica de localización de túneles, sin complementarla con otras de las que se usan habitualmente, como altímetros, odómetros, láser, barómetros o brújulas, descartadas porque el terreno no es lo suficiente plano, porque la presión a lo largo del túnel es cambiante y porque el terreno tiene hierro.
Además, tampoco se pueden usar antenas GPS puesto que, al ser una galería muy sinuosa, no hay señal.
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