Red social de Arqueologos e Historiadores
El historiador húngaro Géza Alföldy murió el domingo a los 76 años. Era Doctor Honoris Causa por la URV y socio de honor de la Reial Societat Arqueològica Tarraconense desde 1971. Fue un estudioso de las epigrafías de la Tarragona romana.
En 2009, el historiador húngaro fue investido Doctor Honoris Causa por la URV. Foto: Ninín Olivé
Vía: Diaridetarragona.com | Raúl Cosano | 8 de noviembre de 2011
«En Tarragona deja muchos amigos», dice Jordi Rovira, presidente de la Reial Societat Arqueològica Tarraconense sobre la figura del historiador Géza Alföldy (Budapest, 1935), uno de los mayores expertos y estudiosos del patrimonio de Tarraco. Un ataque al corazón, mientras paseaba por la Acrópolis de Atenas, acabó con su vida el domingo. Tenía 76 años.
Se considera el personaje más destacado en el terreno de la epigrafía clásica latina y uno de los principales especialistas en el campo de la historia social de Roma. Su currículum es extenso: es miembro del Institut d’Estudis Catalans desde 1996. En 2001 recibió la Creu de Sant Jordi. Era socio de honor de la Reial Societat Arqueològica Tarraconense.
Se va así uno de los mayores expertos del mundo en el pasado romano de Tarraco. Desde que viniera a la ciudad por primera vez a finales de la década de los años 70, estudió las más de 1.500 inscripciones latinas que se conservan en la ciudad. El profesor húngaro analizó la epigrafía más larga del Imperio Romano. Está en el Anfiteatro, mide 150 metros y la hizo el emperador Heliogábalo en el siglo III con motivo de una reforma del recinto.
Aprovechando su estancia en Tarragona para ser investido en 2009 Doctor Honoris Causa por la URV, estudió un pedestal de Marte y una inscripción dedicada a un soldado romano muerto en el siglo III, restos encontrados asidos a las paredes de la Catedral. Era doctor Honoris Causa por nueve universidades y había recorrido numerosos países en busca de inscripciones. Investigó en Albania, Argelia, Austria, Chipre, Francia, Libia, Turquía o Yugoslavia. Tarragona siempre tuvo una presencia clave en toda su extensa producción de libros y artículos. Enamorado de la ciudad, también pasaba largas estancias en nuestras comarcas.
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Una gran pérdida el fallecimiento de Géza Alföldy. Bien que lo sentimos. Nos quedan sus múltiples e interesantes trabajos, que harán que no lo olvidemos. Vaya desde que aquí nuestro más sincero pésame a la familia en nombre de toda la comunidad de Terrae Antiqvae.
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Muchas gracias, don Guillermo, por adelantar en TerraeAntiqvae tan penosa e inesperada noticia, que con seguridad nos ha conmovido a todos los antiguos alumnos de Alföldy y a muchos admiradores de su vasta obra. Lo complemento con el obituario, más generalista y completo, que ha aparecido hoy en El País:
GÉZA ALFÖLDY, ESCRUTADOR DE LOS SECRETOS DE ROMA
El historiador era una eminencia de la epigrafía clásica
JACINTO ANTÓN - 08/11/2011
Foto Juan Martín (El Adelantado de Segovia/El País)
No se le ocurre a uno, dentro de la tragedia, mejor final para un gran historiador, memorable epigrafista e inveterado amante del mundo clásico como Géza Alföldy que fallecer en la Acrópolis de Atenas. Allí, rodeado de la belleza y los testimonios de la antigüedad, murió de un fulminante ataque al corazón el sabio y entrañable profesor húngaro el domingo, a los 76 años. Un mazazo, una conmoción para todos los muchos que le admiraban y apreciaban. Isabel Rodà, directora del Instituto Catalán de Arqueología Clásica (ICAC), de cuyo consejo asesor era miembro Alföldy, le recordaba ayer no solo como el maestro cuya pérdida significa un drama terrible, irreparable, para la historia antigua, sino como el encantador colega que se pirraba por la crema catalana, postre del que era capaz de repetir tres platos.
Número uno indiscutible en la actualidad de la Epigrafía, la ciencia que interpreta las inscripciones, y la Historia romanas, según Rodà, el profesor húngaro podía explicarte la trayectoria militar de todos los legados de las legiones del Imperio Romano o de todos los procuradores de las provincias, así como quien no quiere la cosa, como si fueran viejos -muy viejos- conocidos. Igual te hablaba de Cornelius Nigrinus, el rival de Trajano, como de la inscripción del acueducto de Segovia o la del arco de Medinaceli (temas a los que dedicó las correspondientes monografías). "Es como si se hubiera muerto el campeón de fórmula 1 de la historia clásica", dijo a este diario la arqueóloga en un emocionado símil, aunque uno piensa que hubiera sido mejor compararlo con un as de las cuadrigas del Circo Máximo, más Ben-Hur que Alonso.
Hombre amable y con sentido del humor, atributo que hace más sabio al sabio, estuvo muy vinculado a España y especialmente a Tarragona, la antigua imperial Tarraco, al estudio de cuyas inscripciones romanas dedicó una considerable parte de su tiempo y su talento.
Nacido en Budapest en 1935, estudió en su Universidad y logró el doctorado en 1958. Trabajó en el Museo de la Ciudad de la capital húngara hasta 1960 y en 1965 emigró a Alemania Federal. En 1975 ocupó plaza de profesor de Historia Antigua en la Universidad de Heidelberg, de la que era profesor emérito.
Fue un viajero compulsivo que visitó todas las antiguas provincias romanas para investigar sus inscripciones. Entre sus principales áreas de estudio estaban la historia social de Roma -tema al que dedicó uno de sus libros más populares, titulado precisamente así, Historia social de Roma (Alianza)-, y el ejército romano. Su trabajo como epigrafista se esencializa en el Corpus Inscriptionum Latinarum, la magna obra destinada a recoger todas las inscripciones del mundo romano. Entre sus tareas más curiosas figura haber sido consultor de un filme sobre Augusto protagonizado por Peter O'Toole. Su mirada no se circunscribió a la antigüedad y en 1990 comenzó a trabajar sobre la historia moderna de su país, Hungría.
Alföldy visitó por primera vez Tarragona en los años sesenta para preparar la edición de sus inscripciones romanas (Die römischen Inschriften von Tarraco, Berlín, 1975) y desde entonces se vinculó a la urbe, con cuyos arqueólogos trabó estrechos lazos de amistad. Su obra ha supuesto un impulso para el mejor conocimiento de la urbe romana y para la revalorización de sus restos monumentales. La lista de reconocimientos y premios del fallecido maestro es inabarcable e incluye doctorados honoris causa por universidades de todo el mundo, incluyendo muchas españolas, la Medalla Kuzsinsky de la arqueología húngara (1965), que no se le pudo entregar hasta 1992 por su calidad de emigrado; la insignia Nagy Imre "por su trabajo prominente en apoyo del espíritu de la revolución de 1956" (1977) y la Creu de Sant Jordi de la Generalitat de Cataluña.
Fuente: http://www.elpais.com/articulo/Necrologicas/Geza/Alfoldy/escrutador... (he hecho mínimos retoques, en mayúsculas, cursivas, etc.)
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De hecho, Alföldy, muy recuperado ya después de unos años delicados de salud, estaba en Atenas camino de Corfú, donde ayer mismo le iban a imponer su enésimo doctorado honoris causa, por la joven Universidad Jónica. Descanse en paz.
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