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Hasta hace poco estaban vigentes una serie de creencias y mitos sobre la cultura maya (Foto Prensa Libre: Servicios).
Cuando investigadores y arqueólogos utilizaron la tecnología LIDAR para explorar (por centésima vez) el territorio que ocupó la civilización maya, no imaginaron que descubrirían facetas desconocidas. Tampoco pensaron que quedarían con más dudas que respuestas.
De hecho, pensaban tener un conocimiento amplio y detallado de cómo fue la vida de los mayas en el territorio de Guatemala y parte de México. Pensaban también que, tras años de investigación y exploración de campo, no encontrarían historias que no conocieran o de las cuales no tuvieran alguna noción.
“Quedamos impresionados, pensábamos que habíamos estudiado muy bien el territorio. Los arqueólogos estábamos orgullosos de los mapas que teníamos porque pensábamos que eran muy completos”, cuenta Edwin Román (izquierda), arqueólogo e investigador.
Sin embargo, la información fue reveladora y generó una serie de hallazgos que dejaron impresionados a los expertos involucrados y que pronto también asombrarán a guatemaltecos y al resto del mundo.
Desde hace 14 años, la Fundación Patrimonio Cultural y Natural Maya (Pacunam) se ha dedicado a promover proyectos de protección, preservación y rescate del patrimonio cultural y natural de Guatemala, en especial de la Reserva de la Biosfera Maya.
“Nos dimos cuenta de que había muchos proyectos de investigación que no llegaban a ningún lado, había necesidad de una planificación más completa y de investigaciones más amplias”, explica Marianne Hernández, presidenta de la Fundación.
Una de las principales dificultades de investigaciones pasadas, sobre el territorio de la civilización maya, era la riqueza de la selva, que cubre muchos de los espacios. Con la idea de empezar un proyecto grande que permitiera explorar el lugar en el que se asentaron los mayas, sin obstáculos, un consorcio de investigadores optó por un método nuevo.
En junio y julio de 2016; y también en marzo de 2017, un avión sobrevoló varios sitios arqueológicos. Mientras volaba, disparaba billones de puntos láser desde el cielo. El 8 por ciento de estos rebotó al tener contacto con alguna superficie. De eso se trata la tecnología de LIDAR (un acrónimo del inglés, Light Detection and Ranging) que tuvo como resultado una serie de imágenes nuevas y reveladoras de la vida maya.
Hasta hace poco, había una noción sobre cómo vivieron los mayas, qué tipo de civilización fueron y cuáles eran sus habilidades. Ese concepto se quedó corto, a juzgar por los hallazgos científicos que se revelarán este año.
En términos generales, la idea de la vida maya era muy limitada. Se sabía, por ejemplo, sobre sus capacidades como científicos, el uso de la cerámica, su organización política, su inclinación por el arte, algunos métodos de construcción, entre otros.
Sin embargo, el tamaño de los asentamientos, la relación entre ciudades mayas, sistemas de intercambio comercial, métodos de guerra, el tamaño de las ciudades más importantes, como Tikal, habían sido un misterio.
Ahora los expertos tienen la convicción de que, a diferencia de lo que creían, la cultura maya no tuvo nada que envidiar a otras civilizaciones como la egipcia, romana o mesopotámica.
Un consorcio conformado por ocho grupos de investigadores unificó una metodología y, con base en las imágenes obtenidas a través de LIDAR, procesó, analizó y verificó los hallazgos. Estos son los proyectos arqueológicos que participaron: La Corona, Waka, El Tintal, Holmul, Naachtun y El Zotz.
Cada agrupación analizó las mismas imágenes, pero desde distintos puntos de vista y el resultado fue un escenario más claro y amplio de esta cultura, aunque también muchas respuestas por resolver.
Por la dificultad de vivir en medio de una selva y las condiciones poco amigables para la vida humana que caracterizan a los sitios de la Biosfera Maya, los expertos tenían la idea de que la población maya no era tan numerosa.
Y esta idea se basaba en el supuesto de que una civilización muy poblada no habría podido sobrevivir en esas condiciones. Los hallazgos indican que la población de la civilización era de alrededor de 11 millones de habitantes.
El cálculo se hizo a partir de la cantidad de estructuras que identificaron en los lugares explorados. LIDAR reveló 60 mil estructuras (casas, templos, calzadas y murallas) en un área de 2 mil 114 kilómetros cuadrados, es decir, un espacio cuatro veces mayor a la ciudad de Guatemala.
Varios proyectos de investigación arrojaron resultados sorprendentes sobre la manera en que los mayas utilizaron conocimientos de ingeniería para montar sistemas de cultivo en los alrededores de las ciudades. Especialmente, porque vivían en un sitio sumamente difícil para la agricultura y muy poco amigable.
A eso se sumaba la falta de fuentes de agua cercanas a las ciudades y la gran población que debía ser alimentada en esas condiciones. Los investigadores siempre se habían preguntado ¿a qué opciones recurrían para alimentarse?
El misterio quedó resuelto luego de analizar imágenes en donde se observan kilómetros de manejo de terracería para la implementación de áreas de cultivo. En lugares como Naachtun se identificaron 19 mil terrazas agrícolas situadas en pendientes de colinas. Esto corresponde a un sistema agrario de más de 500 km de largo.
Asimismo, identificaron más de 5 mil vestigios asociados a sistemas de canales de drenaje y campos elevados que dan una idea del esfuerzo que hacían para cultivar. Prácticamente, cultivaban sobre el nivel del suelo.
Uno de los directores del proyecto en esa área, Philippe Nondédéo, explicó que esto es una pequeña muestra del fuerte impacto que el humano pudo tener sobre sus entorno y también del aprovechamiento de recursos naturales.
También en Uaxactún hay evidencia de que los mayas cultivaban sobre terrazas, de la misma forma que lo hacían los miembros de la civilización china. Era un mecanismo necesario para lograr sostenibilidad.
El hallazgo anterior lleva a este siguiente descubrimiento: los mayas manejaban un conocimiento elevado sobre sistemas hidráulicos, eran expertos en el manejo del agua.
Una de las grandes preguntas que atormentaba a los investigadores era cómo resolvieron los mayas el problema del agua, es decir, la falta de fuentes cercanas de agua a sus comunidades. El Tintal fue uno de los proyectos que identificó las complejas capacidades de esta civilización para el manejo de agua para evitar adversidades como inundaciones o sequía.
La exploración llevó a encontrar un canal aéreo y subterráneo para trasladar agua. Y es que ante retos topográficos, encontraron como solución los canales de manera aérea y subterránea.
“Ellos manipularon el medioambiente para optimizar su productividad y abastecer a grandes poblaciones. Era un sistema mucho más sostenible de lo que pensábamos”, indica Francisco Estrada Belli, codirector de la iniciativa. Según el experto, esto demuestra que tenían la posibilidad de enfrentar grandes cambios climáticos.
Según las investigaciones realizadas en la ciudad vecina de El Perú Waka, a orillas del río en las afueras de esa ciudad, se encuentra una estructura desconocida que habría sido una torre de vigilancia o punto de control. Los expertos sugieren que esta estructura habría cumplido una función de control del paso de mercancías dentro y fuera de esa ciudad.
Este lugar podría asemejarse a una “aduana” o al Castillo de San Felipe, una fortaleza ubicada en el lago de Izabal que funcionaba como centro aduanero.
Arqueólogos identificaron una fortaleza maya grande, ubicada entre El Zotz y Tikal, llamada La Cuernavilla. Lo impresionante de este hallazgo es que es uno de los primeros ejemplos de una estructura militar en la civilización maya y que desmiente la creencia de que la guerra en esa época se limitaba a rituales, capturas y sacrificios.
Al parecer, los mayas contaban con sofisticadas estrategias de guerra, al punto que alteraban los terrenos de sus paisajes para elaborar sistemas de defensa.
En ese mismo lugar, también encontraron depósitos de municiones y proyectiles (piedras rodeadas para hondas). Todo esto refuerza la idea de que la guerra a gran escala fue importante en la sociedad maya. Pero también despierta dudas sobre los motivos que provocaban esos encuentros entre regiones.
En la verificación en el área de Tikal hubo una serie de hallazgos. Entre estos, llamó la atención el descubrimiento de dos grandes pirámides cerca del centro de esa ciudad. Aunque por su tamaño, estas son estructuras bastante evidentes y ya habían sido visualizadas, se pensaba que eran cerros.
Sin embargo, las imágenes confirmaron que son estructuras construidas por el hombre y que posiblemente cumplían una función funeraria. Este hallazgo da la pauta para pensar que en los próximos años, el mundo conocerá nuevas estructuras creadas por los mayas e igual de asombrosas que las que todos conocen hasta ahora.
A lo largo de la exploración del terreno se encontraron distintos vestigios que permiten llegar a la conclusión de que hubo personajes de la élite maya que aún no son conocidos pero que ostentaban cargos importantes y que pudieron tener influencia en las alianzas generadas entre ciudades.
Hay restos de una reina, un niño sacrificado y otros personajes de la nobleza, así como cámaras funerarias que podrían conducir a nuevos hallazgos. En Holmul, las excavaciones revelaron actividades rituales. Había un cráneo y varios dientes que pertenecían a un niño sacrificado.
Estrada Belli indicó que a partir de este hallazgo se puede extraer mucha más información e indagar en su identidad, las relaciones políticas y familiares del propietario e incluso el momento de su muerte.
A pesar de que muchos de estos descubrimientos derriban mitos y creencias populares sobre la vida de los mayas, también dejan una serie de dudas y preguntas. Los expertos involucrados reconocen que hay mucha información que aún no tienen clara pero este es el primer paso para indagar en esas interrogantes.
En palabras de Román: “Hemos entendido que es una lección de humildad, hay muchas preguntas que tenemos que responder todavía”.
Guatemala y el resto del mundo tendrá la oportunidad de ver el recorrido que los arqueólogos hicieron en los sitios arqueológicos, para llegar a estos hallazgos. National Geographic estrenará la serie de cuatro episodios, llamada Secretos de los mayas, a las 20 horas. Se transmitirá uno, cada domingo, a partir del 17 de marzo, a las 20 horas.
La serie revelará el trabajo realizado por los expertos, en su afán por corroborar todos los datos nuevos que fueron revelados a través del sistema LIDAR.
Fuente: prensalibre.com | 12 de marzo de 2019
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