El conjunto rupestre de Mogor es, sin duda, uno de los más emblemáticos de la Península Ibérica, tanto que ha servido para denominar uno de los tipo de motivos más característicos del arte rupestre atlántico: el laberinto tipo Mogor, también llamado de tipo cretense por su afinidad con otros mediterráneos. En
Teleno, Señor del Laberinto, del Rayo y de la Muerte(1), recorrimos sus distintas manifestaciones. Su diseño remite a una antigua danza celebrada en el Mediterráneo a primeros de febrero o primeros de mayo que representaba la liberación de la Primavera prisionera en el laberinto del invierno:
«Por analogía con una gran número de mitos, ritos y ceremonias de razas antiguas y modernas, algunos antropólogos han llegado a la conclusión de estas danzas de Troya y laberínticas son sólo expresiones de un muy antiguo y extendido ceremonial relacionado con el despertar de la naturaleza en primavera después de su descanso invernal o la liberación del Sol prisionero después de un largo cautiverio por parte del demonio del invierno. [...] Todo esto puede parecer muy especulativo para el lego, pero nadie que haya prestado un poco de atención a este asunto puede sustraerse a la conclusión de que en cualquier caso tuvo que haber existido en tiempos muy antiguos —posiblemente neolíticos—un ceremonial muy extendido e importante, con sacrificios, en relación con el despertar de la naturaleza. Tan profundamente estaba esta antigua tradición que ha persistido con variadas modificaciones locales, hasta la actualidad»(2).
Estas danzas tienen pervivencias bien curiosas como una danza celebrada en Carnaval en algunas partes del sur de Francia denominada “La danza cretense de los griegos” o “la danse candiote des Grecs”(3), unas danzas secretas celebradas en algunas catedrales francesas durante la Pascua(4) o el el recuerdo de un juego infantil escandinavo conocido como danza de la doncella o Jungfrudans, que consistía en que dos muchachos debían rescatar a una chica que aguardaba en el centro de un laberinto de piedras o trojeborg(5). Creo muy probable que los bailes de cintas que se celebran especialmente a primeros de mayo tengan este mismo origen.
Pero volvamos a Mogor. El conjunto se divide en varias partes: A Pedra do labirinto, a Laxe dos Mouros y, aunque yo no di con ella, a Pedra dos Campiños. Hidalgo, de la Peña Santos y compañía describen la primera así:
«Sobre o lugar preferente do plano levemente inclinado ao Leste dunha rocha alongada, unha magnífica figura de labirinto de modelo cretense preside o conxunto. Varias combinacións de círculos concéntricos, puntos e trazos diversos completan o conxunto de gravados»(6).
Y a Laxe dos Mouros:
«Próximo ao petroglifo anterior aparece un afloramento rochoso de considerábeis dimensións, hoxe mutilado por efecto de antigas labores de extracción de pedra. O plano meridional do penedo, de moderada inclinación, aparece coberto por unha abigarrada masa de gravados de tema xeométrico dominada polas combinacións de círculos concéntricos, que se entrelazan entre si mediante surcos lonxitudinais que en ocasións crean espacios ocupados por agrupacións de puntos. Algunha posible espiral e dous cervos en posición marxinal –un deles prácticamente perdido e do que sobrevive unicamente a súa cornamenta– completan o repertorio figurativo do petroglifo»(7).
Existe alguna aproximación de interpretación astronómica de este conjunto. Me refiero a la Jose Luis Galovart, publicada en su blog(8) y en prensa(9): un alineamiento que une los centros de cinco círculos con acimut 267º que relaciona con la puesta de sol en los equinoccios y otra con acimut 257º definido por la boca del laberinto y que relaciona con un “equinoccio prehistórico”(10). El equinoccio es el punto central de los extremos de declinación solar que varían de manera periódica entre los extremos 22.5º y 24.4º en un ciclo con periodo igual a 41000 años. Sin embargo, su punto medio, el equinoccio, no varía. En cuanto al alineamiento de los círculos de la Roca de los Mouros de Mogor en el equinoccio, este sucede cuando el sol tiene una elevación arbitraria de 3º45’, media hora antes de la puesta del Sol. En realidad, el alineamiento que plantea Galovart con acimut 267º y considerando la elevación correspondiente a la puesta sobre la Isla de Ons, tiene una declinación de -2,35º, demasiado lejos del equinoccio real o incluso del estimado útil para la
construcción del calendario prehistórico.
El diseño de las figuras del panel da Laxe dos Mouros es, para mi, excesivamente complejo: ofrece demasiadas posibilidades de orientaciones.
La figura anterior muestra las orientaciones que se producen por la interconexión de centros de círculos y/o agujeros en rojo, alineamientos que incluyen tres puntos en azul y cuatro o más en rosa. En el primer caso la densidad de líneas es tan grande que cualquier alineamiento que consideremos encontrará representación ahí. Sólo las líneas que unen 4 o más puntos constituyen un número que me atrevo a manejar. A partir del acimut medido a partir del calco y tomando como referencia el alineamiento con acimut 267º calculo las declinaciones correspondientes a cada línea (dos, una en cada sentido), utilizando el Google Earth para estimar la elevación. Soy consciente que esto sólo es una aproximación y que cada acimut debería ser medido sobre el terreno, sirviéndonos de la proyección del Sol a una hora determinada o encontrando un punto en el horizonte que sirva como referencia. Las declinaciones que obtengo son: -2.6º, 8.2º, -21.5º, 27.9º, 47.8º, -38.5º, -0.6º, 4.9º, 44.2º, -34.0º, -5.9º, 10.9, 49.2, -39.6º, 37.8º, -32.5º, -1.6º, 5.5º, -9.32º, 15.6º. De estas sólo una vale para el lunasticio mayor Norte, y otras dos se acercan respectivamente a la de las fiestas de media estación del verano y a la del equinoccio. Las que se aproximan a los 47º podrían relacionarse con la estrella Arturo y las del entorno de -35º con estrellas de la Cruz del Sur, casos para los que ya he estudiado algún referente previo. En definitiva, esta vía todavía no me lleva a ningún resultado plausible aunque no descarto que exista algún patrón. Habrá que estar atentos a otros casos.
No hay accidentes destacados en el horizonte en torno al conjunto rupestre que puedan definir alineamientos con astros, pero sí vamos a exponer una posibilidad de uso astronómico que consideré cuando estudié el lugar y que pude medir convenientemente, y es que ya que existe intervisibilidad entre ambos grupos, a Pedra do Labirinto y a Laxe dos Mouros, es posible que exista también una relación espacial que determine una orientación astronómica de interés entre ambos. Esta intervisibilidad sólo puede considerarse tomando como lugar de observación a Laxe dos Mouros desde donde podemos apreciar el profundo laberinto grabado del primer conjunto. La línea que une ambos, como se observa en la fotografía, señala un punto del horizonte por debajo del cual está como referente reconocible O Castro, arrojando una declinación de 18,04, suficientemente precisa para corresponder a la puesta de la luna en el lunasticio menor Norte. Puedes descargar los cálculos
aquí.
Este alineamiento se consigue tomando como punto de observación el grueso de los motivos grabados de la roca, pero si nos desplazamos dos o tres metros al Norte, dentro de la misma roca, donde aparecen otro motivo aislado, podemos corregir el error de 1,3º que se produce tomando como referencia a Pedra do Labirinto en la puesta del sol en las fiestas de media estación del verano, lo cual podría estar relacionado con el significado del símbolo del laberinto con el que hemos comenzado este artículo.
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(1) GONZÁLEZ GONZÁLEZ, M.A., Teleno, Señor del Laberinto, del Rayo y la Muerte. Un enfoque etnoarqueoastronómico para el estudio de los santuarios antiguos del corazón de la Asturia, Editorial Lobo Sapiens, 2011, pp. 107-109, 137-140
(2) MATTHEWS, W.H., Mazes and Labyriths, Forgotten Books, 1922, pp. 160-161
(3) Anónimo, La Danse canndiote, Magazin pittoresque, 6 (1838), 216, citado en WRIGHT, C. M., The maze and the warrior: symbols in architecture, theology, and music, Cambridge, Mass.., 2001, p. 156-157
(4) MÉNDEZ FILESI, M., El laberinto. Historia y mito, Alba, 2009, pp. 145-147
(5) MÉNDEZ FILESI, M., El laberinto. Historia y mito, Alba, 2009, p. 223
(6) HIDALGO, J. M., DE LA PEÑA SANTOS, A., COSTAS GOBERNA, F.J., SILVA, A. M., BACELAR ALVES, L. Arte Rupestre Prehistórica do Eixo Atlántico, editado Eixo Atlántico en Gráficas Planeta, 2005, p. 137
(7) HIDALGO, J. M., DE LA PEÑA SANTOS, A., COSTAS GOBERNA, F.J., SILVA, A. M., BACELAR ALVES, L. Arte Rupestre Prehistórica do Eixo Atlántico, editado Eixo Atlántico en Gráficas Planeta, 2005, p. 140